ROS y hormonas reproductivas masculinas
Las especies
reactivas de oxígeno (ROS), producidas por factores exógenos y endógenos, son derivados inestables del oxígeno
altamente reactivos que contiene al menos un átomo de oxígeno y tienen una
vida media en el rango de nanosegundos a milisegundos. Estas
moléculas juegan un rol clave en la
alteración de las funciones reproductivas masculinas. Las modificaciones en el estilo de vida, los
avances tecnológicos, los niveles de contaminación ambiental, el consumo de
alcohol, el tabaquismo y el estrés físico están entre las principales cusas
exógenas de producción de ROS. Los múltiples mecanismos del metabolismo que
involucran a la membrana celular, mitocondrias, peroxisomas y retículo
endoplásmico pueden producir ROS endógenas. Los antioxidantes defienden contra
los excesivos niveles de ROS a través de
mecanismos enzimáticos (superóxido dismutasa, catalasas y peroxidasas) y no
enzimáticos (vitaminas, esteroides, etc). En los casos donde se presenta un
desbalance entre oxidantes (ROS) y antioxidantes con predominio de oxidantes,
ocurre estrés oxidativo (EO), el cual pone a las células y el cuerpo bajo
estrés. Como resultado, los elevados niveles de ROS pueden inducir peroxidación
de lípidos, disrupción de ADN, ARN y proteínas en los espermatozoides y otras
células testiculares.
Los altos niveles de ROS pueden incrementar
la posibilidad de infertilidad no solo directamente a través de la inducción de
EO, sino también indirectamente por acciones sobre la liberación de hormonas en
el eje hipotálamo-hipófisis-gónada (HHG). Las ROS reducen los niveles de
hormonas sexuales masculinas y provocan disrupción del balance hormonal que regula las funciones
reproductivas masculinas, causando infertilidad. Estos “disruptores endocrinos”
no solo interfieren en la comunicación entre el testículo y la unidad
hipotálamo-hipófisis, sino que también provocan disrupción de las relaciones
del eje HHG con otros ejes hormonales. El testículo, como órgano sexual
masculino primario, no solo está relacionado con la espermatogénesis sino
también con la secreción de varias hormonas, las cuales son requeridas para la
regulación de la secreción de gonadotropinas, la formación del fenotipo
masculino durante la diferenciación sexual y la conducta sexual normal. Por
tanto, las ROS, al interferir con la liberación hormonal normal, causan
disrupción de las funciones reproductivas esenciales.
La hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH) secretada por el
hipotálamo regula la liberación y secreción por la hipófisis anterior de las
gonadotropinas, hormona luteinizante (LH) y hormona estimulante del folículo
(FSH), que a su vez regulan las
funciones testiculares. Por otra parte, los esteroides gonadales ejercen
mecanismos reguladores de retroalimentación sobre la unidad
hipotálamo-hipófisis para el establecimiento de la homeostasis fisiológica y el mantenimiento de las funciones
reproductivas normales. Los receptores de FSH están localizados en la membrana
de las células de Sertoli, mientras los receptores de LH están localizados en
las células de Leydig. Las gonadotropinas coordinan la síntesis de
testosterona, mantienen la espermatogénesis normal y la densidad y salud de los
espermatozoides. Otras hormonas como el estradiol (E2) y la prolactina (PRL)
también intervienen en el mantenimiento de la función reproductiva masculina. El
E2 producido por el testículo y por conversión periférica de precursores
androgénicos, es un potente inhibidor de las gonadotropinas. La PRL inhibe la
liberación de GnRH y por consiguiente reduce la secreción de
gonadotropinas. Adicionalmente, las
inhibinas A y B, hormonas diméricas producidas por las células de Sertoli,
exhiben retroalimentación negativa sobre la secreción de FSH. La hormona
anti-mülleriana (AMH), una glucoproteína dimérica estructuralmente relacionada
con las inhibinas, es producida por las células de Sertoli embrionarias y
es responsable de la regresión de los
conductos de Müller durante las primeras ochos semanas de la embriogénesis. La dehidroepiandrosterona
(DHEA), hormona esteroide secretada por la corteza adrenal, también interviene
en la función reproductiva masculina. Más aun, la melatonina producida por la
glándula pineal, regula positivamente la secreción de gonadotropinas y testosterona.
Las interacciones entre el eje hipotálamo-hipófisis-tiroides (HHT) y el eje HHG
potencialmente influyen en el desarrollo en el desarrollo testicular,
principalmente por la participación de las hormonas tiroideas y la FSH.
Entonces, además del control central a través del eje HHG, las principales
hormonas reproductivas masculinas actúan individualmente o a través de
diferentes ejes endocrinos para influir en las funciones reproductivas
masculinas. En consecuencia, cualquier disrupción de estas redes puede afectar
adversamente la fertilidad masculina.
Las ROS son capaces de arrebatar electrones
a otras moléculas para activar un estado electrónicamente estable. En este proceso, la otra molécula
pierde un electrón, lo cual da lugar a la formación de un nuevo radical. A
continuación, este radical reacciona con otra molécula vecina, la cual pasa al
estatus de radical a través de una reacción llamada “reacción de radicales en
cadena” hasta que dos radicales reaccionan uno con otro formando un enlace estable.
Estas reacciones amplifican el grado de alteraciones en las estructuras
celulares. El humano contiene abundantes mitocondrias particularmente en la
pieza media del flagelo. Una oxidoreductasa dependiente de NADH (en la membrana
interna mitocondrial) y una NAD (P) H-oxidasa (en la membrana plasmática) son
las dos principales fuentes de superóxido (O2*-). La
mayor parte de ROS generada en el espermatozoide humano es O2*-
el cual es un producto de fosforilación oxidativa por adición de un electrón al
oxígeno intracelular y es creado entre los complejos I y III de la cadena
transportadora de electrones. El H2O2 es una molécula no
cargada, membrana-permeable, considerado el mayor iniciador del daño
peroxidativo de la membrana plasmática de las células germinales. En presencia
de metales de transición como hierro o cobre, O2*- y H2O2
pueden generar el extremadamente reactivo radical hidroxil OH* a través de la
reacción de Haber-Weiss, la cual consiste en una reducción del ion férrico (Fe3+)
a ion ferroso (Fe2+). En una segunda etapa, llamada reacción de
Fenton, el Fe2+ es oxidado a Fe3+ por H2O2
con la generación de radicales hidróxido (OH-) y OH*. El radical O2*-
tiene la capacidad para interactuar con óxido nítrico (NO) para formar
peroxinitrito (ONOO-), el cual puede provocar apoptosis o muerte
celular necrótica.
Para producir la energía necesaria para la
motilidad, el espermatozoide utiliza las mitocondrias. En la mitocondria, la
disrupción del potencial de membrana provoca la fuga de electrones en la cadena
transportadora de electrones y por consiguiente forma ROS. La NADPH oxidasa
dependiente de Ca2+, llamada NOX5, está presente en la región
acrosomal y en la pieza media del espermatozoide humano. La NOX5 es uno de los
mayores generadores de ROS y puede
inducir EO. Esta enzima es activada cuando el Ca2+ se une a su N
terminal citoplasmático y causa cambios
conformacionales a la célula a través del EO. Durante la espermatogénesis, el
espermatozoide en desarrollo expulsa su citoplasma. Cuando ocurre disrupción de
la espermiogénesis y/o el exceso de
citoplasma no es completamente expulsado (exceso de citoplasma residual), el
exceso de citoplasma será retenido alrededor de la pieza media. Como el
citoplasma contiene la maquinaria enzimática para producir ROS, cualquier
impedimento en la eliminación del exceso de citoplasma podría disparar la
producción de cantidades intrínsecas de
ROS en exceso, lo cual, a su vez, podría provocar daño oxidativo de la membrana
plasmática y el ADN del espermatozoide.
La próstata y la vesícula seminal son las
mayores fuentes de leucocitos peroxidasa-positivos (leucocitos
polimorfonucleares) y macrófagos. Las respuestas inflamatorias disparan la
generación de ROS en estas células aproximadamente 100 veces más que la cantidad producida en
condiciones normales. Esta elevada producción de ROS es parte de los mecanismos
naturales de defensa de estas células, donde la producción de NADPH a través de
la ruta de hexosa monofosfato es elevada.
La participación de leucocitos en la inflamación está estrechamente
conectada con la leucocitoespermia acompañante, una condición definida por la Organización Mundial de la
Salud como muestras de semen que contienen más de un millón de leucocitos
peroxidasa positivos por ml de semen. El varicocele, una condición causada por una dilatación anormal de las
venas en el plexo pampiniforme alrededor del cordón espermático, también está
asociado con los elevados niveles seminales de ROS.
El estrés psicológico es una causa de
infertilidad masculina idiopática y
varios estudios han descrito una correlación entre estrés y alteración de los
parámetros del semen. El estrés psicológico puede incrementar los niveles
circulantes de cortisol y noradrenalina.
Estas hormonas tienen un impacto significativo en el incremento de los niveles
intracelulares de ROS/especies reactivas de nitrógeno (RNS) que tienen efectos
perjudiciales sobre las microestructuras celulares y la activación de los
sistemas inmune e inflamatorio. El estrés psicológico inhibe las funciones
reproductivas masculinas afectando directamente la acción de los
glucocorticoides sobre las células de Leydig. Como resultado, disminuyen los
niveles circulantes de testosterona a través de la supresión de la síntesis de
andrógenos y la inducción de apoptosis de las células de Leydig. Las
elevaciones de glucocorticoides inducida por el estrés pueden disminuir
directamente los niveles de testosterona sin alterar los niveles de LH. Sin
embargo, en caso de estrés crónico, se vuelve aparente una disminución en los
niveles de LH y GnRH.
En hombres, los testículos están suspendidos
en el escroto fuera del cuerpo para tener una temperatura 2 a 4 ºC más baja que
la temperatura corporal. Esto es un requerimiento para la espermatogénesis
normal. Sin embargo, el estrés de calor en los testículos disminuye la calidad
del semen. El estrés de calor es responsable de aumentar la producción de ROS y
disminuir la actividad de las enzimas antioxidantes, incrementando la actividad
de la NADPH oxidasa y causando disrupción de la homeostasis mitocondrial.
Varios estudios reportan que condiciones clínicas como criptorquidia,
varicocele y enfermedades febriles agudas pueden incrementan la temperatura
testicular y suprimir la espermatogénesis. La activación del eje
hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA) y el consecuente incremento en las
concentraciones plasmáticas de glucocorticoides son dos de las más importantes
respuestas al estrés de calor. El estrés de calor testicular provoca una
disminución en los niveles circulantes de testosterona y LH pero incrementa los
niveles de cortisol, también provoca apoptosis de células de Leydig y reducción
de la síntesis de testosterona. Más aún, el incremento de la temperatura
testicular afecta adversamente la función de las células de Sertoli, la
producción de la proteína ligadora de andrógenos, la espermatogénesis y los
parámetros del semen. Entonces, el estrés de calor eleva la generación de ROS
en el tracto reproductivo masculino afectando el metabolismo celular
directamente y a través de los niveles de las hormonas del estrés. El incremento en la producción de ROS
resultante, a su vez, daña las células germinales testiculares y otras células endocrinas para
causar disrupción del balance hormonal y por consiguiente alterando la
fertilidad masculina.
La exposición a contaminantes ambientales
afecta adversamente el potencial reproductivo masculino. La infertilidad
masculina causada por la exposición a contaminantes ambientales como cadmio, mercurio, bisfenol A y dioxina es un
problema mundial. Estos contaminantes deterioran los parámetros del semen, la
integridad del ADN a través de la
disrupción de la función de las células de Leydig y Sertoli, la biosíntesis de
hormonas, la expresión de genes y las modificaciones epigenéticas. Los
contaminantes ambientales comúnmente actúan como “disruptores endocrinos
químicos” (EDC) que interfieren con las funciones hormonales normales, aumentan
el nivel circulante de cortisol por inducción de EO y reducen los niveles
circulantes de testosterona. El incremento en los niveles de cortisol disminuye
la secreción de gonadotropinas a través de la interacción entre los ejes HHG e
HHA. Por lo tanto, La LH falla en estimular las células de Leydig, lo cual
resulta en disminución de la producción de testosterona, mientras la
disminución de FSH afecta la función normal de las células de Sertoli. Estos
tóxicos también interfieren con las comunicaciones y adhesiones celulares entre
célula de Sertoli-célula de Sertoli y célula de Sertoli-célula germinal a
través de la ruta de señalización fosfatidlinositol-3 quinasa
(PI3K)/cSrc/quinasa de adhesión focal (FAK), la cual provoca disfunción
reproductiva y disrupción de la secreción hormonal.
La exposición de larga duración a
radiaciones electromagnéticas puede generar ROS en los órganos reproductivos,
lo cual no solo disminuye la motilidad, viabilidad y morfología normal de los
espermatozoides sino que también altera los perfiles de las hormonas
reproductivas. Los teléfonos celulares, el modem de internet y otras
radiaciones ambientales u ocupacionales aumentan la generación de ROS en los
órganos reproductivos masculinos. Las radiaciones electromagnéticas afectan el
eje HHA e incrementan la secreción de hormona adrenocorticotrópica (ACTH) por
la hipófisis anterior y por consiguiente aumentan la producción de cortisol por
las adrenales. Estas radiaciones también pueden disminuir la secreción de
testosterona por las células de Leydig a través de la disrupción del eje
hormonal reproductivo masculino. Las radiaciones electromagnéticas afectan
significativamente los niveles circulantes de LH, peo no los de FSH y PRL. Por
otra parte, las ondas electromagnéticas afectan directamente la glándula
pineal, deteriorando el efecto biológico de la melatonina sobre el pulso de
GnRH en el hipotálamo, lo cual influye en la secreción de LH y FSH y afecta
negativamente la síntesis de testosterona en el testículo.
El ejercicio esporádico y exhaustivo,
contrario al ejercicio regular que aumenta las defensas antioxidantes, puede
provocar la generación de excesivas ROS. Aunque los mecanismos redox exactos se
mantienen elusivos, se ha visto que las mitocondrias, la NADPH oxidasa y la
xantina oxidasa son las mayores fuentes endógenas de ROS en el músculo
esquelético. Algunos estudios demuestran que la actividad física moderada puede
incrementar los niveles de LH, FSH y testosterona, lo cual está asociado con el
incremento de energía y fuerza en el músculo. A pesar del impacto del ejercicio
moderado, los datos sugieren que el ejercicio vigoroso puede disminuir los
niveles de LH, FSH y testosterona así como los parámetros del semen.
La obesidad es un desorden de salud complejo
que afecta severamente el balance hormonal.
La obesidad causa disrupción de los niveles circulantes de leptina,
grelina, adiponectina, orexinas, obestatina y otras hormonas metabólicas. En
este contexto, la generación de ROS inducida por leptina en células
endoteliales humanas resulta del aumento de la oxidación de ácidos grasos
mitocondrial. La leptina podría aumentar la activación del eje HHG y por
consiguiente incrementar la liberación de GnRH, FSH y LH. Más aún, la leptina
puede afectar directamente las gónadas directamente debido a la expresión de su
receptor en el tejido gonadal. El
aumento en los niveles de ROS parece causar un
incremento en los niveles de grelina, lo cual puede, a su vez, resultar
en obesidad y mayor producción de ROS. Los
niveles circulantes de adiponectina se correlacionan negativamente con la
producción de testosterona y ROS. Las orexinas (hipocretinas) estimulan la
producción de testosterona porque estimulan la actividad de las enzimas
esteroidogénicas en las células de Leydig y también atenúan el daño celular
inducido por ROS.
Hay una relación inversa entre la ingesta de
alimentos ricos en antioxidantes y la
incidencia de enfermedades. Muchos compuestos antioxidantes de las plantas han
sido identificados como radicales libres o atrapadores de oxígeno. Los estudios
demuestran que los hombres que consumen dietas ricas en pescado, frutas,
vegetales, legumbres, granos y ácidos grasos omega-3 y omega-6 tienen mejores
parámetros del semen en comparación con los hombres que consumen grasas, cafeína (>800 mg/día), carne roja,
carne procesada, pizza, bebidas azucaradas y dulces en su dieta. Es bien
conocido que las dietas ricas en grasas y proteínas provocan un incremento en
la generación de ROS y por consiguiente EO. Esto a su vez impacta
negativamente en la calidad del semen a través de la alteración de los niveles
de hormonas. Las terapias antioxidantes pueden tener un impacto beneficioso
sobre los parámetros del semen, probablemente
protegiendo al semen de las ROS, reduciendo el EO y mejorando los parámetros
básicos de la esperma. Esta mejoría puede ser establecida por la estimulación
de la síntesis de testosterona y la secreción de FSH y LH.
El consumo de alcohol promueve la generación
de ROS a través de su ruta metabólica en el hígado estimulando la actividad de
enzimas citocromo p450, alteración de los niveles de ciertos metales
(particularmente hierro libre o cobre) en el cuerpo y reducción de los niveles
de antioxidantes. Debido a la contribución crítica del hierro y el cobre en la
producción de OH*, el incremento de los niveles de estos metales promueve la
generación de ROS y EO. Las evidencias en animales y humanos demuestran que el
alcohol está asociado con altos niveles de estradiol, el cual aumenta la liberación
de beta-endorfina que está relacionada con los efectos del consumo de alcohol.
El consumo crónico de alcohol reduce los niveles de testosterona, LH y FSH.
Entre las células testiculares, las
células de Sertoli son las más afectadas por el consumo crónico de alcohol. Dado
que las células de Sertoli contribuyen al tamaño testicular, el consumo crónico
de alcohol eventualmente causa atrofia testicular, degeneración de células germinales, disminución del tamaño de la luz
de los túbulos seminíferos, abundancia de vacuolas de lípidos, dilatación de vasos sanguíneos y apoptosis de
células de Sertoli.
La administración de opioides está asociada
con producción de ROS, disrupción de la espermatogénesis y reducción del
rendimiento sexual. La producción de Ros provoca inflamación y daño del ADN. Los
opioides endógenos y exógenos inhiben la secreción de GnRH debido a la disrupción
de las funciones del eje HHG. Por tanto, los niveles de testosterona son
subnormales en los consumidores de opioides. La pérdida de integridad del eje
HHG puede provocar hipogonadismo clínico. Por otra parte, el tabaquismo es una
causa bien conocida de subfertilidad/infertilidad masculina. Un mecanismo mayor
para este efecto es la producción de ROS por interferencia con el manejo de
oxígeno por el testículo, lo cual compromete los requerimientos metabólicos de
la espermatogénesis. El tabaquismo puede aumentar el EO directamente a través
de la producción de radicales de oxígeno en el humo del cigarro e
indirectamente a través del debilitamiento de las defensas antioxidantes. Los
estudios indican que la exposición al humo del cigarro puede cambiar los
niveles plasmáticos de testosterona, LH y FSH así como también alterar la
calidad del semen.
En hombres viejos, las células de Leydig son
dañadas oxidativamente debido a la excesiva generación de ROS y a la
disminución de la concentración y actividad de las enzimas antioxidantes. La
sobre producción de ROS está asociada con infertilidad masculina porque reduce
la actividad de varias enzimas de la biosíntesis de testosterona. Por otra parte, las infecciones del tracto
reproductivo masculino son una causa importante de disrupción de la función
reproductiva e infertilidad. Estas infecciones pueden incrementar los niveles
de ROS en el tracto genital masculino que afectan la próstata, la vesícula
seminal y el epidídimo. Las infecciones del tracto reproductivo indirectamente
causan degeneración de células germinales y disrupción de la espermatogénesis.
El EO puede causar peroxidación de lípidos
en las células de Leydig y células germinales, daño a las lipoproteínas,
agregación y fragmentación de proteínas e inhibición de las enzimas de la
esteroidogénesis. El EO causa una reducción en la producción de testosterona
como resultado del daño a las células de Leydig u otras estructuras endocrinas
como la hipófisis anterior. El EO está asociado con un incremento en el número
de espermatozoides inmaduros a través de un efecto indirecto sobre la
producción de hormonas relacionadas con la espermatogénesis. Durante el EO, el
E2 y la inhibina testiculares son producidos intensamente. La exposición a las
ROS incrementa la actividad de la enzima aromatasa, lo cual resulta en más
producción de E2.
En conclusión, los reguladores hormonales de
las funciones reproductivas masculinas pueden ser afectados por la disrupción
del balance entre la producción de ROS y el mecanismo de defensa antioxidante
en el sistema reproductivo masculino. La generación descontrolada de ROS puede
dañar directamente los tejidos reproductivos o puede interferir con los
mecanismos reguladores del eje HHG y sus interacciones con otros ejes endocrinos,
para afectar adversamente la función reproductiva masculina y por consiguiente
inducir infertilidad masculina.
Fuente: Darbandi M
et al (2018). Reactive oxygen species and male reproductive hormones.
Reproductive Biology and Endocrinology 16:87.
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