Acciones fisiológicas del FGF23
El factor de
crecimiento fibroblástico-23 (FGF23) es
un glucoproteína de 23 kDa producida principalmente en el hueso por
osteoblastos y osteocitos bajo circunstancias fisiológicas. El FGF23 es
inactivado por clivaje en el sitio 176RXXR179, el cual es
mutado en los pacientes con raquitismo hipofosfatémico autosómico dominante
(ADHR). El FGF23, junto FGF19 y FGF21, pertenece al grupo de FGF endocrinos.
Todos los FGF endocrinos requieren los
co-receptores α y β kloto para unirse con alta afinidad a los receptores FGF
(FGFR1-4) en sus células blanco. El co-receptor
necesario para la unión de FGF23 al FGFR es la proteína αkloto
transmembrana o soluble. De los cuatro diferentes FGFR, el FGFR1c es
probablemente el más importante para la señal FGF23, al menos bajo condiciones
fisiológicas. La proteína αkloto aumenta la afinidad de unión del FGF23 al
FGFR1c aproximadamente 20 veces. La “c” en el FGFR1 se refiere a la variante
por “spilicing” alternativo que ocurre en los FGFR 1, 2 y 3.
La principal acción del FGF23 sobre el metabolismo mineral es el efecto supresor de la reabsorción de fosfato
en el riñón. Adicionalmente, el FGF23 suprime la síntesis de 1,25
dihidroxivitamina D3 (1,25 (OH)2D3) en el riñón. Es bien
conocido que las enfermedades que se caracterizan por excesiva
concentración sanguínea de FGF23 presentan niveles elevados de fosfato en
orina y bajos niveles circulantes de
1,25(OH)2D3 en pacientes con riñones normales. Ejemplos
de desórdenes asociados con niveles elevados de FGF23 en humanos son el ADHR
con defecto en el sito de clivaje del FGF23, el raquitismo hipofosfatémico ligado al cromosoma X (XLH) y el raquitismo
hipofosfatémico autosómico recesivo 1 (ARHR1) causados por la sobre producción de FGF23
en el hueso, y la osteomalacia inducida por tumor causada por tumores
que producen FGF23. Los niveles circulantes de FGF23 también están elevados en
los pacientes con enfermedad renal crónica (ERC) y pueden alcanzar valores
hasta 1000 veces el rango normal. Aunque los niveles elevados de FGF23 pueden
ayudar a mantener la normofosfatemia en los estadios tempranos de la ERC, los niveles circulantes de fosfato
aumentan en los estadios finales de la enfermedad a pesar de los altos niveles de
FGF23. Por lo tanto, cuando la función renal está alterada, la acción
fosfatúrica del FGF23 no es capaz de
corregir la hiperfosfatemia de los estadios más avanzados de la ERC.
¿Cuál es el rol del FGF23 en la fisiología
normal? Los experimentos en ratones “knockout” han revelado que la principal
acción fisiológica del FGF23 no es su función fosfatúrica, sino su rol supresor en el control de la transcripción renal de la
1α-hidroxilasa (CYP27B1), la enzima clave para la síntesis de 1,25(OH)2D3.
La principal función de la 1,25(OH)2D3 en el metabolismo
mineral es la estimulación de la absorción intestinal de calcio y fósforo. En
ausencia de FGF23 o αkloto, falla el control endocrino de la transcripción de
1α-hidroxilasa, provocando alta expresión y actividad de esta enzima. Las
consecuencias de la sobre expresión de 1α-hidroxilasa son: niveles elevados de
1,25(OH)2D3, hipercalcemia, hiperfosfatemia,
calcificaciones ectópicas y mineralización ósea alterada.
A pesar de la importancia fisiológica de la
supresión de la transcripción de la
1α-hidroxilasa mediada por el FGF23, el conocimiento de la ruta de señalización
intracelular involucrada en esta regulación es solo parcialmente conocida. La
expresión de la 1α-hidroxilasa está localizada principalmente en los túbulos
proximales del riñón. Los túbulos proximal y distal expresan el co-receptor
αkloto y los receptores FGFR1, 3 y 4 y poco FGFR2. Todos los FGFR son
receptores tirosina quinasa que inician cascadas de fosforilación
intracelulares después de la dimerización inducida por el ligando. El
FGFR1c es el FGFR predominante en el
efecto supresor del FGF23 sobre la síntesis de 1,25(OH)2D3 y, en menor
extensión, FGFR3 y 4 también están involucrados. La supresión de la
transcripción dela 1α-hidroxilasa mediada por el FGF23 involucra la activación
de las quinasas reguladas por señal extracelular 1 y 2 (ERK1/2).
La hormona paratiroidea (PTH) y el FGF23
regulan la expresión de 1α y 24 hidroxilasa (CYP24A1) recíprocamente. El FGF23
suprime la 1α-hidroxilasa, pero induce la expresión de la 24-hidroxilasa,
mientras la PTH tiene el efecto opuesto. La 1α-hidroxilación representa la conversión metabólica del
precursor 25-hidroxivitamina D en la hormona biológicamente activa, mientras la
24-hidroxilación es una ruta de inactivación. La 1,25(OH)2D3 es un fuerte inductor de la 24 hidroxilasa, estimulando su propia
degradación. La regulación de la expresión de la 24-hidroxilasa mediada por el
FGF23 y la PTH ocurre de manera indirecta
a través de la alteración de la síntesis de 1,25(OH)2D3 y los subsiguientes cambio en la actividad
del promotor de 24-hidroxilasa regulada
por el receptor de vitamina D (VDR).
El FGF23 promueve la excreción renal de
fosfato inhibiendo su captación en el
túbulo proximal renal. A través de una cascada de señalización que involucra al
complejo αkloto/FGFR1c, las proteínas ERK1/2 y la quinasa regulada por glucocorticoides-1
(SGK1), el FGF23 induce la fosforilación del cofactor regulador del
intercambiador Na+/H+ (NHERF)-1, el cual a su vez provoca la
internalización y degradación de los
cotransportadores de sodio-fosfato NaPi-2a y Na-Pi-2c. El efecto fosfatúrico del FGF23 es fisiológicamente menos esencial que el
efecto supresor sobre la 1α-hidroxilasa, al menos en ratones. Tanto el efecto
fosfatúrico como la disminución de 1,25(OH)2D3 protegen
contra la hiperfosfatemia, el primer efecto directamente a través del incremento en la eliminación de
fosfato y el segundo efecto indirectamente a través de la reducción de la
absorción intestinal de fosfato. Adicionalmente, dado que la 1,25(OH)2D3
y el fosfato estimulan la secreción de FGF23 en el hueso, los dos efectos del
FGF23 forman un asa de retroalimentación negativa entre el hueso y el riñón.
Por otra parte, en los últimos años ha quedado claro que el FGF23 no sólo es un
regulador del metabolismo de vitamina D y fosfato, sino que también influye en
el manejo de calcio y sodio en el nefrón distal del riñón. En el epitelio del
túbulo distal, el FGF23 regula la expresión del canal potencial receptor
transitorio vanilloid-5 (TRPV5) y el cotransportador sodio-cloruro (NCC) a
través de una cascada de señalización que involucra a ERK1/2 y SGK1. Las
funciones del FGF23 en el túbulo distal para la conservación de calcio y sodio
son de relevancia fisiológica. La conservación renal de calcio puede ayudar a
mantener la calcemia a pesar de la supresión de la síntesis de 1,25(OH)2D3
inducida por la secreción de FGF23.
La PTH y el FGF23 tienen funciones en los
túbulos renales que se superponen parcialmente. Las dos hormonas inhiben la
reabsorción de fosfato en los túbulos proximales y distales a través de la
fosforilación de NHERF-1 e incrementan la reabsorción de calcio en los túbulos
distales estimulando la expresión de TRPV5. El FGF23 y la PTH interactúan y una
importante función del FGF23 puede ser
permitir una respuesta normal a la señal PTH en el riñón y también en el hueso.
El FGF23 también tiene funciones
fisiológicas relevantes en la mineralización ósea y la hematopoyesis. Trabajos
recientes reportan que el FGF23 es un poderoso supresor de la transcripción de la fosfatasa alcalina
no específica de tejido (TNAP) en las células óseas de una manera independiente
de kloto. La TNAP es esencial para la
regulación de la mineralización ósea a través del clivaje de la pirofosfatasa
inhibidora de la mineralización secretada por los osteoblatos para prevenir la
mineralización prematura del osteoide. La expresión de kloto en el hueso es muy
baja y no es suficiente para aumentar la unión de FGF23 al FGFR en osteoblastos
y osteocitos. Sin embargo, debido a la producción local de FGF23 en los
osteocitos, la concentración de FGF23 en el sistema canalicular es alta para la
señal auto/paracrina independiente de kloto en el hueso. Por otra parte, el
FGF23 puede ser un regulador fisiológico del linaje eritroide en el
microambiente óseo. Los mecanismos de señalización que subyacen a este efecto
no son conocidos.
La primera descripción del FGF23 fue en
núcleos talámicos de cerebro murino. Sin embargo, los datos acerca de las
posibles funciones del FGF23 en el cerebro
son escasos. Algunos estudios sugieren que altas concentraciones de FGF23 pueden interferir con la ramificación neuronal
e incrementar la densidad sináptica en cultivos de neuronas de hipocampo, pero
muy poco se conoce acerca de las
potenciales funciones fisiológicas. Las glándulas paratiroides expresan
abundantemente la proteína αkloto, lo que las convierte en un potencial
blanco para el FGF23. Sin embargo,
ratones con una lesión específica de αkloto en las glándulas paratiroides
muestran niveles normales de la PTH circulante. Por lo tanto, aunque las altas
concentraciones sanguíneas de FGF23 pueden suprimir la secreción de PTH de una
manera independiente de αkloto, es posible que la señal FGF23 no tenga un rol
importante en la regulación fisiológica
de la secreción de PTH. Por otra parte, aunque el corazón puede ser un blanco importante del FGF23 en
concentraciones suprafisiológicas, promoviendo hipertrofia de cardiomiocitos
por una ruta de señalización
independiente de αkloto, el FGF23 no es expresado en el corazón normal y la función cardiaca es
normal en ratones con mutaciones
Fgf23/VDR. Estos hallazgos sugieren que el FGF23 no tiene un rol funcional bajo circunstancias fisiológicas.
En conclusión, los niveles excesivos de
FGF23 circulante resultan en la excreción renal de fosfato en un riñón con
función normal. Sin embargo, modelos de
ratón knockout han demostrado que el
efecto fosfatúrico no es la función fisiológica más importante del FGF23, sino
el efecto supresor de la expresión renal
de 1α-hidroxilasa y la producción de 1,25 (OH)2D3,
lo cual no puede ser compensado por otros sistemas endocrinos. El FGF23 tiene
varias funciones fisiológicas adicionales, incluyendo la inhibición de la
reabsorción renal de fosfato, el incremento de la conservación de calcio y
sodio en el riñón, apoyar la respuesta normal del riñón a la PTH y la
regulación de la mineralización ósea. Actualmente, hay poca evidencia de un rol
del FGF23 en la fisiología normal de órganos distintos al riñón y el hueso.
Fuente: Erben RG
(2018). Physiological actions of fibroblast growth factor-23. Frontiers in
Endocrinology 9:267.
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