Ácidos biliares, microbiota intestinal y control
metabólico
Los ácidos
biliares son moléculas esteroides sintetizadas en el hígado. Estas moléculas
anfipáticas afectan la homeostasis de la glucosa y los lípidos y el gasto de
energía a través de la activación de receptores de ácidos biliares en hígado,
intestino y otros tejidos periféricos. Los ácidos biliares primarios son
sintetizados en el hígado a partir del
colesterol y son conjugados con glicina o taurina antes de su excreción. La microbiota
intestinal desconjuga los ácidos biliares primarios y los transforma en ácidos
biliares secundarios. Aproximadamente 95% de los ácidos biliares son reabsorbidos en el intestino, regresan al hígado por la
circulación porta y son re-secretados en un proceso conocido como circulación
enterohepática de ácidos biliares. Los dos principales receptores de ácidos
biliares que regulan el metabolismo del huésped son el receptor nuclear
farnesoide X (FXR) y el receptor Takeda acoplado a proteína G (TGR) 5, unido a
la membrana celular, los cuales tienen un gran impacto en el desarrollo de
desórdenes metabólicos. La síntesis, el
metabolismo y la distribución de ácidos biliares en el cuerpo son
regulados a través de una intrincada
interacción entre los ácidos biliares, sus receptores FXR y TGR5 y la
microbiota intestinal. FXR y TGR5 son expresados en varios tejidos, pero sus
roles en la señal de los ácidos biliares han sido estudiados principalmente en
hígado e intestino donde el FXR es expresado en hepatocitos y enterocitos del
intestino delgado distal y el colon, mientras el TGR5 es expresado por la vesícula biliar, células epiteliales de las
vías biliares y células enteroendocrinas. Los ácidos biliares conjugados con
taurina de los dos mayores ácidos biliares de ratones, ácidos α y β muricólico,
ausentes en humanos adultos, funcionan como antagonistas de FXR, mientras el
ácido litocólico no conjugado y conjugado con taurina son los más potentes activadores de TGR5.
Los ácidos biliares impactan la regulación
del gasto de energía y por consiguiente el desarrollo de obesidad por su acción
sobre el TGR5. A su vez, el TGR5 puede tener un rol en la homeostasis de los
ácidos biliares, aunque el mecanismo no está claro. Un estudio en roedores
demostró que la obesidad inducida por dieta rica en grasas y la acumulación de
grasa en el tejido adiposo marrón fueron completamente revertidas por la suplementación de la dieta con ácido
cólico (AC), debido a la actividad de hormona tiroidea mediada por el TGR5 y el
consiguiente incremento de la termogénesis en el tejido adiposo marrón. El
análisis de ácidos biliares reveló que el AC, débil agonista de TGR5, es metabolizado a ácido deoxicólico (ADC), el
cual es un agonista más fuerte del TGR5. Estudios posteriores confirmaron que el
TGR5 regula la homeostasis de la glucosa
a través de un aumento en el gasto de energía en músculo y tejido
adiposo marrón y el incremento en la liberación de péptido glucagonoide 1
(GLP-1) por las células L del intestino. El FXR es expresado por las células L
donde inhibe la síntesis de GLP-1. Entonces, TGR5 y FXR tienen efectos opuestos
sobre sobre la señal GLP-1.
En general, los estudios en animales indican
que los ácidos biliares afectan el metabolismo y el gasto de energía.
Paradójicamente, la mayoría de estudios en humanos reportan niveles de ácidos
biliares aumentados en sujetos obesos.
Sin embargo, los humanos obesos que pierden peso y mejoran el control
metabólico a través de modificaciones del estilo de vida, cambian la
composición de los ácidos biliares hacia un incremento de la relación
12α/no-12α a pesar de la disminución de los niveles de ácidos biliares y GLP-1. La depleción más que el enriquecimiento del
pool de ácidos biliares puede mejorar el
control glucémico. Por otra parte, los cambios en la comunidad microbiana del
intestino pueden provocar cambios en el perfil de ácidos biliares.
Los ácidos biliares son mediadores de los
efectos metabólicos beneficiosos de la cirugía bariátrica. Esta afirmación se basa en el hallazgo
consistente de un incremento en los
ácidos biliares en condiciones de ayuno y postprandial después de un bypass
gástrico en Y de Roux (RGYB). Los niveles de ácidos biliares también
incrementan después de la diversión bilio-pancréatica. Los datos con otros
procedimientos de cirugía bariátrica son menos consistentes. Por lo tanto, el
incremento significativo de ácidos biliares depende del tipo de cirugía. Por
otra parte, los estudios sobre medición de factor de crecimiento fibroblástico
19 (FGF19) y ácidos biliares reportan incrementos paralelos después de la RYGB.
La elevación paradójica de ácidos biliares a pesar de la regulación a la baja
que ejerce el FGF19 sobre la síntesis de ácidos biliares, puede estar
relacionada con cambios inducidos por la microbiota intestinal en la relación de ácidos biliares primarios y
secundarios así como también en la relación de ácidos biliares no conjugados y conjugados
con glicina o taurina que tienen diferentes tasas de absorción vía
transportadores hepáticos e intestinales dependientes de sodio SLC1OA1 y SLC1OA2, respectivamente.
Después de la RYGB, los ácidos biliares se correlacionan positivamente con otros
péptidos metabólicamente activos, incluyendo adiponectina, péptido YY y
particularmente GLP-1, lo cual puede ser atribuido a un incremento en la
activación de TGR5 mediada por ácidos biliares secundarios.
Los resultados de RYGB en modelos de
roedores han confirmado que hay un incremento de ácidos biliares circulantes
asociado con una mejoría de las variables metabólicas como adiposidad y
sensibilidad a la insulina. La mejoría metabólica mediada por ácidos biliares
después de la cirugía bariátrica debe
ser vista en el contexto de la microbiota intestinal y su profundo
efecto sobre la composición de los ácidos biliares. Varios estudios reportan
que el cambio en la composición y la función microbiana están presentes a los
tres meses después de la cirugía bariátrica y se mantienen hasta nueve años
después de la cirugía. Los cambios en la microbiota intestinal no solo afectan
los niveles postprandiales de ácidos biliares sino que también son responsables
de reducir la ganancia de grasa, lo cual apoya el rol de la microbiota
intestinal en el efecto metabólico beneficioso de la cirugía bariátrica.
La interacción huésped-microbiota
intestinal-ácidos biliares es clave para el efecto metabólico del tratamiento
quirúrgico. En este contexto, el FXR surge como un blanco molecular de la
cirugía bariátrica. Los ratones que carecen
de FXR tienen menos pérdida peso
y solo una leve mejoría en la tolerancia a la glucosa después de la
cirugía bariatrica en comparación con los controles, lo cual sugiere que la
señal FXR es importante para la mejoría
metabólica después de la cirugía bariátrica. Por otra parte, los datos de
varios estudios demuestran que el TGR5
es fundamental para el efecto beneficioso de la cirugía bariátrica en términos del
metabolismo de la glucosa, la señal de la insulina y la acumulación de grasas
en el hígado.
El interés por el rol de los ácidos biliares
en la enfermedad hepática grasa no alcohólica (NAFLD)/esteatosis hepática no
alcohólica (NASH) ha aumentado considerablemente en los últimos años. Pacientes adultos y pediátricos con
NAFLD/NASH presentan niveles aumentados de ácidos biliares en condiciones de
ayuno y postprandial que se correlacionan con la severidad de la NASH. El riesgo de una fibrosis avanzada aumenta con los
niveles altos de AC conjugado y
disminuye con una mayor relación de ácidos biliares secundarios/primarios. Por
el contrario, una mayor relación de ácidos biliares primarios/secundarios fecales
ha sido reportada en pacientes con NASH, con cambios en la microbiota
fecal. El incremento en la síntesis de ácidos biliares puede ser explicado por
un cambio de ácido quenodeoxicólico (AQDC), un fuerte agonista FXR, a ácido
deoxicólico (ADC), un débil agonista FXR, lo cual proporciona un soporte al rol
de la microbiota intestinal en el
desarrollo de la NAFLD. Los pacientes con NAFLD tienen menor expresión de FXR y
mayores niveles circulantes de triglicéridos. La modulación de la microbiota
intestinal y, a su vez, el perfil de ácidos biliares, surge como una opción en
el tratamiento de NAFLD y NASH.
La inhibición de la señal FXR intestinal
puede ser activada con la administración de inhibidores de transportadores de
ácidos biliares en el ileum que disminuyen el pool de ácidos biliares al
incrementar su excreción fecal, lo cual no puede ser compensado completamente
por un aumento de la síntesis hepática de ácidos biliares. Un estudio con ratones tratados con una dieta
rica en grasas demostró que la administración
de inhibidores de transportadores de ácidos biliares protege contra la
NAFLD. Por otra parte, el ácido biliar semisintético ácido obeticólico (AOC) es un ligando de FXR 100 veces más
potente que el AQDC. Un estudio reciente
indica que el tratamiento con AOC por seis semanas en pacientes con NASH y diabetes mellitus
tipo 2 mejora la sensibilidad a la insulina. Un resultado similar ha sido
reportado con la administración de AOC a humanos sanos. Más aún, un
estudio con pacientes con NASH, demostró
una reducción de los factores inflamatorios y fibróticos después del
tratamiento con AOC. Sin embargo, en estos pacientes también aumentó la
secreción de Apoproteína (Apo) B, lo cual sugiere un potencial efecto adverso
sobre el metabolismo de lipoproteínas del tratamiento con AOC. Dos mecanismos
son responsables de estos cambios. (i) La inhibición de la síntesis de ácidos
biliares a partir de colesterol incrementa el contenido de colesterol en el
hígado, lo cual a su vez disminuye la expresión de receptor de LDL, y la
activación de FXR resulta en niveles aumentados de LDL colesterol. (ii) La
disminución de ApoA1 y la expresión de la proteína que transfiere colesteril
esteres resulta en disminución de los niveles circulantes de HDL colesterol.
En conclusión, los ácidos biliares son
moléculas endocrinas que además de
facilitar la absorción de nutrientes solubles en grasas regulan numerosos
procesos metabólicos incluyendo la homeostasis de glucosa, lípidos y energía.
Las acciones de los ácidos biliares son mediadas por los receptores FXR y TGR5. Estos
receptores no solo son expresados en tejidos de la circulación enterohepática
como hígado e intestino, sino que también son expresados en otros órganos donde
los ácidos biliares llevan a cabo sus acciones sistémicas. La microbiota
intestinal es responsable de la modificación de la composición de los ácidos
biliares y de la regulación de varias enzimas hepáticas involucradas en la
síntesis de ácidos biliares. Las interacciones
de los ácidos biliares con la microbiota intestinal a través de FXR y
TGR5 son fundamentales para el metabolismo del huésped. La modulación de la microbiota intestinal y por
consiguiente del perfil de ácidos biliares puede afectar el tratamiento de
enfermedades metabólicas y el resultado
de la cirugía bariatrica.
Fuente: Molinaro
A et al (2018). Role of bile acids in metabolic control. Trends in
Endocrinology & Metabolism 29: 31-41.
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