Propiedades bioquímicas y celulares de la señal del receptor de insulina
Después del
descubrimiento de la insulina por
Banting y Col. en 1921, su mecanismo de acción permaneció poco claro
durante aproximadamente 30 años. En 1950, Rachmiel Levine demostró que la
insulina incrementa la permeabilidad de la membrana a la glucosa, como parte de
su efecto para disminuir la glucemia, poniendo fin a la especulación que la
insulina se unía directamente a las enzimas glucolíticas para modificar su
acción. En 1971, Jessse Roth y sus colegas
demostraron la existencia de un receptor de membrana para insulina. Sin
embargo, el mecanismo de señalización intracelular que desencadena la unión de
la insulina a su receptor (IR) era poco conocido hasta que Kasuga y Kahn en
1982, usando anticuerpos aislados de pacientes con síndromes autoinmunes de
resistencia a la insulina, demostraron que el IR es fosforilado en los residuos
tirosina en respuesta a la unión de la
insulina. El IR fue clonado por los grupos de Ulrich y Rutter en 1985. La
noción de la fosforilación de tirosinas como base de la señal insulina es actualmente
ampliamente aceptada, desviando la atención de la superficie celular hacia las rutas intracelulares que median las
diversas acciones del IR. En 1991, White y Kahn clonaron la primera de cuatro
proteínas sustrato de IR (IRS), una familia de proteínas adaptadoras cuyo
principal rol es convertir la fosforilación de tirosinas en una señal quinasa
reclutando la subunidad catalítica de la enzima PI3K. Esto genera el PI3
requerido para activar a la serina/treonina quinasa AKT. La AKT proporciona el
enlace con las etapas distales de la señal insulina, como la modulación de la
captación de glucosa por transportadores de glucosa tipo 4 (GLUT4), la síntesis
de glucógeno por la glucógeno sintetasa 3 (GSK3), la síntesis de proteínas y
lípidos por mTOR y la expresión de genes por FOXO.
La insulina tiene efectos complejos sobre el
metabolismo, el crecimiento celular y la diferenciación celular. Virtualmente
todas las células poseen IR y por lo tanto responden a la insulina. Los principales tejidos blancos para los
efectos de la insulina sobre el metabolismo incluyen al músculo esquelético
donde la insulina promueve la utilización de glucosa y la síntesis de proteínas;
el tejido adiposo, donde la insulina promueve la captación de glucosa y ácidos
grasos e inhibe la lipólisis; el hígado, donde la insulina promueve la
utilización de glucosa, suprime la producción de glucosa y promueve la síntesis
de triglicéridos; y las neuronas donde promueve señales anorexigénicas y
locomotoras. Otros blancos de la insulina con funciones metabólicas son los
macrófagos, las células endoteliales y las células β del páncreas productoras
de insulina. Más aún, algunos de los mediadores claves de la señal insulina
como PI3K y AKT son activados por receptores de factores de crecimiento. Cada
etapa en la cascada de señalización de la insulina es una reacción enzimática reversible. Para cada
quinasa activada por la insulina, a menudo hay múltiples fosfatasas que suprimen la acción de las
quinasas activadas por insulina. Por otra parte, diferentes modificaciones
postraslacionales de una misma proteína blanco a menudo resultan en diferentes
efectos biológicos.
La insulina es el más importante regulador
negativo de su propia señal. El IR, similar a otros receptores tirosina
quinasa, exhibe internalización inducida
por ligando y degradación lisosomal o reciclaje para regresar a la superficie
celular. Este evento requiere un dominio de doce aminoácidos localizado en la
parte intracelular del dominio
yuxtamembrana del IR. El pH ácido de los lisosomas favorece la liberación de la
insulina unida al IR. En la medida que los niveles de insulina aumentan, el IR
es regulado a la baja en la superficie celular y disminuye la señal insulina,
contribuyendo a su finalización. Esto es la base de la observación que la
resistencia a la insulina está asociada con hiperinsulinemia. Sin embargo,
debido a que este fenómeno es estrictamente dependiente de las concentraciones
plasmáticas de insulina es revertido rápidamente cuando los niveles de insulina disminuyen,
sobre todo en el ayuno en humanos.
Como regla general, la fosforilación de
tirosina activa -y la fosforilación de
serina/treonina inactiva- al IR y las proteínas IRS. En un nivel más granular,
los efectos son sitio-dependiente, pero la fosforilación de serina/treonina es
un mecanismo mayor por el cual la señal del IR es afinada, antagonizada o
finalizada. Un ejemplo de fosforilación inhibidora de IRS es la iniciada por citoquinas
inflamatorias. Esta ruta puede ser
disparada por la infiltración de macrófagos en el tejido adiposo durante la
obesidad. Estos macrófagos secretan citoquinas pro-inflamatorias, incluyendo
TNFα, IL-1βe IL-6, las cuales actúan de manera paracrina para activar serina
quinasas en los adipocitos, incluyendo IκB quinasa β (IKKβ), c-Jun-terminal
quinasa (JNK), S6K y mTOR. Estas quinasas llevan a cabo la fosforilación
inhibidora de IRS1, causando resistencia
a la insulina en los adipocitos. Consistente con esto, la activación de rutas
inflamatorias puede alterar el metabolismo de la glucosa y causar resistencia a
la insulina sistémica. La evidencia reciente demuestra que la activación de células
inmunes en hígado, músculo, páncreas y cerebro también puede alterar la señal
insulina local y provocar disfunción metabólica. Otro mecanismo de antagonismo
de IR es causado por la lipotoxicidad. La activación dependiente de
diacilglicerol de la proteína quinasa Cε (PKCε) altera la autofosforilación del
IR a través de la fosforilación de treonina
1160 en el asa de activación de IR. Además del diacilglicerol, la acumulación
de ceramidas también puede alterar la función
de la AKT a través de la estimulación de la actividad de la PKCζ, la
cual altera la localización en la
membrana de la AKT y la proteína fosfatasa
2A (PP2A).
Las concentraciones en la membrana
plasmática del segundo mensajero lípido
PtdIns (3,4,5) P3 son controladas por la PI3K no solo a nivel de síntesis sino
también a nivel de localización y degradación. Dos fosfatasas de lípidos son conocidas por
desfosforilar PtdIns (3,4,5)P3 y por lo tanto atenuar la señal insulina: PTEN
Y SHIP2 (Src homology 2 (SH2)-containing inositol 5´-phosphatase 2). La PTEN es
una 3´-fosfatasa que convierte PtdIns
(3,4,5)P3 en su precursor PtdIns(4,5)P2 y finaliza la
señal insulina. La inhibición de la PTEN incrementa la actividad de la AKT y
por consiguiente amplifica los efectos de la insulina sobre el metabolismo de
la glucosa y las rutas de crecimiento y supervivencia celular. La SHIP2 es una
5´-fosfatasa que convierte PtdIns (3,4,5)P3 en PtdIns (3,4)P2. Los estudios in
vitro reportan que la SHIP2 regula negativamente la fosforilación de AKT
estimulada por la insulina y los estudios in vivo han demostrado que la
carencia de SHIP2 en ratones protege contra
la obesidad y la resistencia a la insulina.
La proteína tirosina fosfatasa 1B (PTP1B)
regula negativamente la señal insulina
desfosforilando residuos tirosina
en el IR y las proteínas IRS. Esta fosfatasa tiene un efecto primario en el
sistema nervioso central, aunque incrementos en la fosforilación de IR e
IRS en respuesta a la depleción de
PTP1B han sido detectados en tejidos
periféricos. La PTP1B también regula negativamente la señal leptina a través de
su acción sobre la Janus quinasa 2 (JAK2). Debido a que las funciones de leptina e insulina se traslapan
parcialmente, la PTP1B tiene el potencial para ser un nodo de integración en la
transducción de la señal que subyace a
los efectos biológicos de las dos hormonas. Las fosfatasas 1α (PHLPP1α),
PHLPP1β y PHLPP2 constituyen una familia distinta proteínas fosfatasas serina/treonina. Ellas
fueron primero descubiertas como fosfatasas de la Ser473 de la AKT, pero
también actúan sobre otros sustratos como PKC y S6K. Las PHLPP están involucradas
en dos asas de retroalimentación negativa separadas en la señal insulina.
Primero, la señal insulina promueve la translación de la proteína PHLPP vía activación de S6K dependiente de mTOR. Segundo, la señal insulina
estabiliza proteínas PHLPP. Esto ocurre debido a la fosforilación de AKT y la
inhibición de GSK3β, la cual normalmente
fosforila PHLPP, causando su degradación. La proteína fosfatasa 2A
(PP2A) es otra serina/treonina fosfatasa que desfosforila a la AKT. La enzima comprende tres subunidades:
estructural, reguladora y catalítica. Cada subunidad tiene múltiples isoformas
y se estima que pueden existir 75 diferentes holoenzimas. Ciertos componentes
han sido relacionados específicamente con la regulación negativa de la señal
insulina. Además de la AKT, hay numerosos blancos para desfosforilación mediada
por PP2A.
Otros inhibidores de la señal IR son las
proteínas adaptadoras GRB10 y GRB14. Estas proteínas contienen
dos dominios diferentes que pueden unirse al IR (y al receptor del factor
de crecimiento similar a insulina 1 (IGF1R)). Un dominio es una región referida
como BPS que se une a la hendidura de unión a sustrato del IR. El segundo
dominio es una región SH2 que se une
residuos tirosina fosforilados del IR. Las proteínas GRB actúan como
pseudosustratos y obstruyen la unión y activación del IR. La señal insulina a
través de la AKT y el complejo mTORC1
causa la fosforilación directa de la GRB10. Esto estabiliza a la GRB10,
perpetuando su efecto inhibidor sobre el IR. La importancia fisiológica de
estas proteínas consiste en mejorar la sensibilidad a la insulina.
Las proteínas SOCS actúan como
inhibidoras del IR. Cuatro miembros de
esta familia (SOC1, SOCS3, SOCS6 y SOCS7) atenúan la señal insulina. La mayoría
de estudios indican un rol para las proteínas SOCS en la terminación de la señal insulina. Hay dos mecanismos para
esta inhibición: uno es que una proteína SOCS, a través de su dominio SH2, se
une y ocupa el sitio fosfotirosina del IR, y el segundo es que una proteína
SOCS, a través de su dominio SOCS, recluta una ubiquitina ligasa para la
degradación proteosomal de proteínas IRS. Consistente con estos mecanismos
moleculares, la evidencia sugiere que reducir o inhibir proteínas SOCS podría
beneficiar la sensibilidad a la insulina.
Los estudios en humanos y roedores indican que las isoformas individuales de las
proteínas involucradas en la señal –y terminación de la señal- insulina
funcionan de manera distinta. Estos hallazgos apoyan un modelo combinado de la señal insulina, donde una simple
hormona puede provocar un espectro de
consecuencias. El IR tiene dos isoformas, A y B. La isoforma B es generada por
“splicing” alternativo y contiene un exón adicional que codifica 11
aminoácidos. El IR-A tiene afinidades comparables por la insulina y el IGF-II.
Hay una pequeña diferencia en las propiedades de señalización de las dos
isoformas, el IR-A es más fuerte que el
IR-B en sus efectos metabólicos y en la promoción de la síntesis de glucógeno.
En general, el IR-A funciona primariamente
como una isoforma que promueve el crecimiento durante la vida fetal,
mientras el IR-B es la isoforma predomínante en el hígado adulto y reduce la
sensibilidad del hepatocito a la insulina en vista que las células hepáticas
son expuestas a las altas
concentraciones de insulina de la vena porta. En mamíferos, hay cuatro
isoformas de IRS, aunque los humanos carecen de IRS3. Las isoformas IRS
difieren con respecto a la distribución tisular
y la capacidad para comprometer sustratos celulares. Entonces, la acción
de la insulina puede ser explicada por
la capacidad de estas proteínas
adaptadoras para comprometer diferentes
rutas celulares. IRS1 e IRS2 son las principales isoformas involucradas
en la homeostasis metabólica, pero IRS1 es ligeramente más valiosa para el
mantenimiento del metabolismo hepático. Mientras
IRS1 es expresada en un nivel relativamente consistente, IRS2 es más abundante
durante el ayuno –debido a la activación
transcripcional de FOXO6- y sus niveles son disminuidos por la insulina. Los
estudios in vivo demuestran que la IRS2
lleva acabo la señal insulina principalmente
durante el ayuno e inmediatamente después de ingerir alimento, mientras la IRS1
actúa principalmente en el estado alimentado. Con relación a la AKT, hay tres
isoformas (AKT1-3) y cada una puede
tener efectos distintos. Aunque las dos
formas principales de AKT (1 y 2) no son redundantes en células que expresan
ambas isoformas, hay dos factores que determinan la especificidad de la señal
insulina: su abundancia relativa y su localización intracelular. La evidencia
sugiere que la AKT2 es la isoforma más importante para la homeostasis de la
glucosa, mientras la AKT1 es importante
para el crecimiento y la AKT3 para el desarrollo cerebral.
Los efectos celulares individuales de la
insulina ocurren con distinta dinámica temporal. Estas diferentes dinámicas
dependen de la cinética de la secreción de
insulina, la expresión dinámica de las proteínas de la señal insulina, la
cinética de las actividades quinasas del IR y la sensibilidad de los mediadores
transcripcionales a la señal insulina. Por lo tanto, los diferentes efectos
biológicos de la señal IR ocurren en diferentes tiempos después del inicio de
la señal insulina. El análisis fosfoproteómico demuestra que la fosforilación
de las tirosinas de IR e IRS ocurren en el primer minuto del tratamiento con
insulina. Muchos sitios se mantienen fosforilados por largos períodos, mientras
otros son transitorios.
La estimulación de la captación de glucosa
es una de las primeras actividades biológicas reconocidas de la insulina.
Aunque la insulina estimula la captación de glucosa en muchos tipos de células,
el efecto es más pronunciado en adipocitos y células musculares, aumentando la
captación de glucosa aproximadamente diez y cinco veces, respectivamente. El
fenómeno fue descrito por primera vez en adipocitos de rata. Según los datos de
este estudio, la insulina estimula la captación de glucosa, alcanzando un
plateau aproximadamente diez veces mayor
que los niveles no estimulados, en 15 minutos. El incremento de la tasa de
captación de glucosa se mantiene con la presencia continua de insulina y
retorna rápidamente a los niveles de pre-estimulación cuando la insulina es
removida. Una vez identificados los transportadores de glucosa, se demostró que
la insulina controla la captación de glucosa a través de la densidad de
transportadores en la membrana plasmática más que disparando la actividad de
los transportadores. Adipocitos y miotubos expresan GLUT4, un miembro de la
familia GLUT de transportadores de glucosa y la regulación del tráfico de GLUT4
hacia –y desde- la membrana plasmática subyace a la regulación de la captación
de glucosa por la insulina en estas células.
Los efectos de la insulina son mediados por varios
factores de transcripción, incluyendo FOXO, SREBP1c, co-activador de
transcripción regulado por CREB 2 (CRTC2) y
transactivador interactuante con proteína de unión a CREB (CBP)/p300 2
(CITED2). La evidencia de un rol de FOXO y SREBP1c es apoyada por varios
estudios. Durante el ayuno, FOXO estimula en el hígado la expresión de la
glucosa-6-fosfatasa y suprime la expresión de la glucokinasa, promoviendo por
lo tanto la salida de glucosa. La inactivación de FOXO por la insulina revierte
estos efectos. Adicionalmente, FOXO media los efectos de la insulina sobre la
diferenciación de adipocitos, la transcripción y procesamiento de neuropéptidos y la salud de las células β
del páncreas. El SREBP1c promueve la
expresión de las enzimas involucradas en la síntesis de ácidos grasos. A
diferencia de FOXO, el SREBP1c es activado
por la insulina transcripcionalmente y post-transcripcionalmente, donde el
SREBP1c es procesado a su forma madura y trasladado al núcleo. Las rutas de la
señal insulina que regulan a FOXO y SREBP1c son diferentes, pues la regulación
de SREBP1c es a través de mTOR, mientras FOXO es un blanco directo de la AKT. Hay también sustanciales
diferencias temporales en los efectos de la insulina sobre FOXO y SREBP1c. FOXO
es muy sensible a la insulina y alcanza la máxima fosforilación en el hígado a
los 30 segundos de la administración de insulina. Por el contrario, la
activación de SREBP1c ocurre más tarde y requiere mayor dosis de insulina.
El descubrimiento que la insulina causa la
exclusión nuclear de FOXO dependiente de AKT desvió la atención sobre la señal
insulina de la membrana al núcleo. Este
mecanismo no es único de FOXO ni unidireccional. La translocación del SREBP1c
maduro al núcleo es un ejemplo. Otro ejemplo es el CRTC2, el cual es
fosforilado por la SIKC2, un sustrato de
la AKT. La localización subcelular de FOXO es regulada por otras rutas de
señalización que funcionan en conjunto con la insulina para promover la
exclusión nuclear de FOXO, o contrarrestarlo. El ayuno, el glucagón y otras
rutas activadas por el estrés promueven la importación de FOXO en el núcleo a
partir del citoplama. El estrés oxidativo causa la desacetilación de FOXO, lo cual promueve la su retención
nuclear y activación, pero también promueve su degradación. Por otra parte, la
acetilación sensibiliza al FOXO a la fosforilación inducida por insulina
mientras incrementa la estabilidad. Estas modificaciones influyen en la
actividad de FOXO en múltiples tipos de células incluyendo células β,
hepatocitos, macrófagos y células endoteliales.
El lisosoma, donde el mTORC1 es activado, ha
emergido como un importante sitio de la señal insulina. El mTORC1 es
translocado a los lisosomas en respuesta a aminoácidos, un proceso que es
mediado por un complejo de proteínas llamado Ragulator. En la membrana del
lisosoma, la activación de mTORC1 por RHEB solo procede si la señal insulina
también es activada. La coordinación espacial de múltiples proteínas de
señalización en el lisosoma es un mecanismo para controlar la activación
de mTORC1 en respuesta a factores
hormonales (insulina) y nutricionales (aminoácidos).
Las membranas de retículo endoplásmico
asociadas a mitocondrias (MAM) interactúan físicamente con la mitocondria. Esta
yuxtaposición facilita la transferencia de calcio y lípidos entre los dos
organelos y es considerada como un sitio
donde rutas de señalización, particularmente las relacionadas con el flujo de
calcio, interactúan con rutas del metabolismo
energético y de lípidos. La evidencia reciente sugiere que las MAM son
un blanco importante para la señal insulina. AKT y mTORC2, el complejo quinasa
responsable de fosforilación de Ser473 de la AKT, están localizados en las MAM y esta localización es
aumentada con la señal insulina al tiempo que contribuye a la regulación de la
función de las MAM y el flujo de calcio. La integridad de las MAM contribuye a
la señal insulina, pero la sobre abundancia de MAM empeora la señal insulina y
el metabolismo de la glucosa. Por otra parte, la acción de la insulina en una
célula puede ser influenciada por su posición espacial en el tejido, vía
efectos paracrinos o diferencias en el acceso a hormonas y/o nutrientes. Por
ejemplo, la infiltración de macrófagos en el tejido adiposo durante la
adiposidad, la cual puede iniciar rutas inflamatorias que alteran la señal
insulina. O los hepatocitos que están
arreglados en zonas descritas por su proximidad a la vena porta (rica en
nutrientes y oxígeno) o la vena central (relativamente privada de nutrientes y
oxígeno). Un trabajo reciente reporta que mientras IR, IRS2 y AKT son
igualmente distribuidas, el IRS1 es dos veces más abundante en los hepatocitos
pericentrales. Esto puede causar que la IRS1 se involucre preferencialmente en
rutas glucolíticas y lipogénicas, proporcionando otra capa de especificidad
para la regulación coordinada de rutas
metabólicas.
En conclusión, el mecanismo de acción de la
insulina es un tema central de la biología y la medicina. Además de los efectos
directos de la insulina sobre las proteínas quinasas y las enzimas metabólicas, el descubrimiento
de mecanismos de transcripción de genes
regulados por insulina, ha provocado una revisión de los principios
generales de la acción de la insulina.
Fuente: Haeusler
RA et al. (2018) Biochemical and celular properties of insulin receptor
signalling. Nature Reviews Molecular Cell Biology 19: 31-44.
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