Rol de la TSH en la fisiología del esqueleto
El hueso secreta
una variedad de hormonas: osteocalcina, osteoprotegerina, factor inhibidor de
la osteoclastogénesis, esclerostina y factor de crecimiento fibroblástico 23
(FGF23). Adicionalmente, recientemente se ha descubierto que el
microambiente de la médula ósea actúa
como un circuito endocrino con los macrófagos residentes capaces de
producir una variante de la subunidad β
de la hormona estimulante de la tiroides (TSH-βv), la cual puede modular la
fisiología del esqueleto. El balance durante el remodelado óseo entre la
formación de hueso inducida por los osteoblastos y la resorción ósea inducida
por los osteoclastos es crucial para la maduración y preservación de la integridad ósea. Sin embargo, el
esqueleto puede ser alterado estructuralmente y funcionalmente por
enfermedades, drogas, hormonas extra-óseas, factores de crecimiento y
citoquinas. En este contexto, la glándula tiroides hiperactiva está asociada una
significativa pérdida ósea y la osteoporosis puede acompañar al estado
hipertiroideo. En modelos animales se ha observado que el recambio óseo aumenta
y la masa ósea disminuye cuando los niveles de hormonas tiroideas son altos y
los niveles de TSH son bajos. En estas condiciones, los niveles circulantes de
TSH caen a niveles insignificantes pero los niveles de hormonas tiroideas (T3 y
T4) pueden ser altos o normales, lo cual sugiere un rol de la TSH en la
prevención de la pérdida ósea.
La hormona liberadora de tirotropina (TRH), también conocida como tiroliberina, es
sintetizada en el núcleo paraventricular del hipotálamo y regula la síntesis y
liberación de TSH por la hipófisis
anterior. La producción de la subunidad
β en la hipófisis es regulada por
factores de transcripción que se unen a CREB
y el factor de transcripción especifico de la hipófisis-1, mientras los
niveles de hormonas tiroideas ejercen
retroalimentación negativa. La TSH a su vez actúa a través del receptor TSHR para inducir la síntesis y liberación por la glándula tiroides de T4 y
una pequeña cantidad de T3. La mayor parte de T3 deriva de la desyodación
periférica de la T4. Las hormonas tiroideas ejercen acciones a través de receptores TR para inhibir la
síntesis y secreción de TRH y TSH. Por lo tanto, cuando los niveles de hormonas
tiroideas son altos, los niveles de TSH son bajos.
La TSH es una proteína heterodimérica con una cadena α y una cadena β. En el ratón
y el humano, la subunidad β de la TSH exhibe
una significativa homología. En estas
especies, la TSH-β contiene 138 aminoácidos,
de los cuales 20 representan al péptido señal y los otros 118
corresponden a la proteína madura. La subunidad α contiene 92 aminoácidos. El
gen de la subunidad α tiene un patrón de expresión general mientras la
expresión del gen de la subunidad β está restringida a la hipófisis
anterior. Aunque las subunidades TSH-α y
TSH-β son transcriptas por genes diferentes, es entendido que la interacción
molecular de las dos subunidades
confiere especificidad a la molécula. La
TSH interactúa con el TSHR acoplado a
proteína G en el control de la función tiroidea y también tiene actividad
extratiroidea a través de la expresión
de TSHR en una variedad de sitios.
Los estudios en ratones, demuestran
claramente una actividad osteoprotectora asociada con el TSHR, aun cuando la
TSH hipofisaria sea suprimida por el
exceso de hormonas tiroidea. Estos datos indican que la actividad intrínseca,
constitutiva del TSHR es capaz de
proporcionar la protección ósea en ausencia de TSH hipofisaria. Esta
posibilidad sugiere otra (s) isoforma (s)
de la molécula TSH en el hueso. En efecto, es conocido desde hace mucho
tiempo la existencia de fuentes extra-hipofisarias de TSH. En paralelo con el
circuito endocrino hipófisis-tiroides, hay circuitos adicionales relacionados
con la TSH que involucran al sistema inmune.
Las células inmunes son capaces de producir TSH y la variante TSH-βv es producida por células de la médula ósea,
principalmente macrófagos. En el humano,
el gen TSH contiene tres secuencias exónicas, pero el exón-2 desaparece en la
TSH-βv. Los estudios moleculares y experimentales sugieren que TSH-β y TSH-βv son capaces de unirse al TSHR y la
afinidad de unión de la TSH-βv es comparable con la de la subunidad TSH-β. En
el humano, la TSH-βv es expresada en hipófisis, médula ósea y macrófagos de
sangre periférica. Estos datos apoyan el concepto de una molécula similar a TSH
en tejidos extra-hipofisarios, la cual puede unirse al TSHR en osteoblastos y
osteoclastos para iniciar la proliferación y diferenciación de estas células.
El gen TSHR humano, clonado en 1989, se localiza en el cromosoma 14q-3 y codifica
a un receptor transmembrana acoplado a proteína G. El TSHR es el más grande de
los receptores glucoproteicos y es descrito como un receptor acoplado a
proteína G con Gαs y Gαq como efectores primarios y con
actividad constitutiva, la cual es aumentada por la TSH. El promotor 5´es
necesario para conferir expresión especifica en la glándula tiroides y autorregulación por cAMP. Es bien
conocido que además de la cascada de señalización GαscAMP/proteína
quinasa A/ERK, la TSH activa redes de señalización Gαq AKT/proteína
quinasa C/Ca2+ principalmente en altas concentraciones. Aunque el
TSHR es importante para el crecimiento y la función de la glándula tiroides, tiene un perfil de
expresión que incluye linfocitos, macrófagos, corazón, tejido adiposo,
fibroblastos y hueso.
Los osteoblastos llevan a cabo varias
funciones incluyendo formación de hueso, soporte para la adherencia de músculos
y reservorio para minerales como fósforo
y calcio. Los osteoblastos contribuyen al nicho de la médula ósea y también
están involucrados en la acción de la insulina. Adicionalmente, los osteocitos
derivados de los osteoblastos producen FGF23. La formación de osteoblastos requiere una serie de etapas
secuenciales a partir de los
precursores. Una vez formado el hueso, los osteoblastos se diferencian en
osteocitos. La TSH induce genes
involucrados en la regulación y diferenciación
de stem cells mesenquimales en la médula ósea. La inhibición del mRNA de la proteína
relacionada con el receptor de lipoproteína de baja densidad 5 por la TSH sugiere un rol de la TSH en la
osteoblastogénesis. La TSH activa la
señal Wnt-5a en la diferenciación de osteoblastos. La TSH también estimula la
proliferación y diferenciación de osteoblastos. Recientemente, se ha demostrado
que la TSH estimula a la arrestina I, lo
cual provoca la activación de moléculas
de señalización intracelular como ERK, p38, MAPK y AKT.
Los osteoclastos se diferencian a través de
colonias de stem cells hematopoyéticas. El factor estimulante de colonias (CSF)
también estimula la expresión del receptor activado por NF-κB (RANK). El
ligando de RANK (RANKL) es esencial para la formación, función y supervivencia
de los osteoclastos. Más aún, la señal RANKL/RANK induce al factor nuclear κB
(NF-κB) y al factor nuclear de células T activadas 1, los cuales provocan la diferenciación de osteoclastos. Los osteoclastos
reabsorben matriz ósea y mineral. Ellos se adhieren al hueso a través de
integrinas αVβ3 e interactúan con proteínas de la matriz ósea. Estas
interacciones forman extensiones
citoplasmáticas con procesos similares a dedos conocidos como bordes fruncidos,
los cuales incrementan el área de superficie cuando contacta con el hueso y a
través de ellos, los osteoclastos secretan HCl a partir de vacuolas acídicas.
El HCl disuelve el mineral óseo y también activa hidrolasas ácidas como la catepsina K para
degradar la matriz ósea. Estudios recientes indican que la TSH reduce la
osteoclastogénesis. Estudios en animales reportan que los ratones que
carecen de TSHR exhiben
osteoporosis debido a un incremento en
la formación de osteoclastos. Por otra parte, el RANKL estimula la expresión
endógena de factor de necrosis tumoral α (TNFα) que incrementa la formación de
osteoclastos. La TSH regula a la baja la transcripción de TNFα inducida por RANKL.
Los osteocitos representan 90-95% de las
células óseas y se permanecen embebidos en la matriz ósea por décadas. En la
matriz mineralizada, los osteocitos residen en lagunas y extienden sus procesos
dendríticos a través de canalículos para
formar una red que conecta con células en la superficie ósea y vasos sanguíneos.
Sin embargo, es pobremente entendido cómo los osteoblastos quedan embebidos en
la matriz ósea y comienzan a convertirse
en osteocitos. Los osteocitos son reconocidos como el mayor orquestador de la actividad ósea, particularmente porque
secretan una glucoproteína de 190
aminoácidos que disminuye la formación de hueso
a través de la inhibición de la diferenciación terminal de osteoblastos al tiempo que promueve la
apoptosis. Los osteocitos también regulan la fisiología de los osteoblastos controlando
la actividad de osteoblastos y osteoclastos durante el remodelado óseo. El
estrés mecánico y el microdaño estimulan
a los osteocitos para que liberen citoquinas, señales quimiotácticas o para
inducir su apoptosis. Un incremento en el estrés mecánico estimula la formación
de hueso a través de la actividad de los
osteoblastos, mientras el microdaño resulta en resorción ósea inducida por
actividad de osteoclastos. Esta capacidad mecano-sensora de los osteocitos les permite controlar el
remodelado óseo a través de la regulación de osteoblastos y osteoclastos vía
ruta RANKL/RANK y modulación de la señal Wnt. Los efectos de la TSH sobre los
osteocitos son pobremente conocidos.
En estudios con humanos, los bajos niveles
de TSH se correlacionan con baja densidad mineral ósea, especialmente en
mujeres postmenopausicas, y con un incremento en el riesgo de fractura de
cadera en mujeres eutiroideas. Estos estudios también demuestran que la
duración de la supresión de TSH es un predictor de fracturas osteoporóticas.
Por otra parte, la TSH se correlaciona inversamente con marcadores de recambio
óseo.
En conclusión, las subunidades TSH-β y
TSH-βv son producidas a través de circuitos neurales centrales en las células
tirotropas de la hipófisis y son
reguladas negativamente por la T3 producida por la glándula tiroides. Sin
embargo, en el sistema inmune periférico, solamente es producida la TSH-βv por
macrófagos de la médula ósea y aparentemente es regulada positivamente por la
T3, y en presencia de sobre actividad tiroidea se acentúa la regulación. La TSH
intacta ejerce efectos anabólicos y osteoprotectores sobre el hueso a través de
la estimulación de la diferenciación de osteoblastos y la inhibición de la formación de
osteoclastos. Dado que el TSHR es ampliamente distribuido en las células óseas,
la producción de TSH-βv por los macrófagos sugiere la existencia de un circuito
TSH-TSHR local que regula la fisiología
ósea.
Fuente: Baliram
R et al (2017). Expanding the role of thyroid-stimulating hormone in skeletal
physiology. Frontiers in Endocrinology 6:252.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario