Insulina y metabolismo cardiaco
En comparación
con otros tejidos, el corazón es único en el sentido que consume
aproximadamente 10% del gasto energético del cuerpo para la contracción cardiaca y es capaz de utilizar toda clase de
sustratos como fuentes de energía,
incluyendo carbohidratos, lípidos, aminoácidos y cuerpos cetónicos. Los
cardiomiocitos pueden generar ATP a
través de la fosforilación de sustratos en el citoplasma, lo cual tiene un rol
clave en el corazón bajo isquemia. Sin embargo, los cardiomiocitos generan la
mayor cantidad de ATP vía fosforilación oxidativa en la mitocondria que
mantiene la función cardiaca en presencia de oxígeno. El corazón humano produce
y consume 3,5-6 kg de ATP cada día con un proceso miocárdico dependiente de
fosforilación oxidativa en las mitocondrias.
La insulina es un regulador de la energética
celular y el metabolismo en los cardiomiocitos. Durante el estado postprandial,
la secreción de insulina estimula la captación
y utilización de glucosa y la síntesis de macromoléculas en el corazón.
La glucosa genera 60-70% de ATP,
mientras la oxidación de ácidos grasos proporciona solamente 20% de ATP en el corazón. Durante el estado de
ayuno cuando los niveles de insulina disminuyen, hormonas como el glucagón
aumentan y activan el metabolismo catabólico, incluyendo aumento de la
lipólisis en el tejido adiposo y la entrada de ácidos grasos en el corazón. En
estas condiciones, la oxidación de ácidos grasos actúa como un sustrato para la
producción de ATP generando 60-70% de ATP en el corazón por arriba de la
glucosa (20%) y el lactato (10%). En condiciones de ayuno prolongado, los
cuerpos cetónicos y los aminoácidos contribuyen a la generación de ATP a través de su conversión en intermediarios
del ciclo de Krebs y acetil-CoA. Las preferencias de sustratos para la
producción de ATP durante la transición entre el estado postprandial y el ayuno
son controladas por la disponibilidad de nutrientes y las hormonas. De acuerdo con el ciclo de Randle, la
utilización de glucosa suprime la oxidación de ácidos grasos y viceversa, un
proceso mediado por la presencia de insulina y su sensibilidad para aumentar la
utilización de glucosa y suprimir la
oxidación de ácidos grasos. Entonces, la tasa de oxidación de ácidos grasos
aumenta en el ayuno cuando los niveles de insulina son bajos. Sin embargo, esta
flexibilidad metabólica o transición adaptativa en condiciones normales es
alterada cuando el corazón es expuesto a estrés metabólico y mecánico,
particularmente en condiciones como resistencia a la insulina y diabetes tipo
2.
El control metabólico por insulina esta
acoplado a su cascada de señalización. Los ratones que carecen de receptor de
insulina (IR) en el corazón nacen con reducción de tamaño del corazón y disfunción mitocondrial, lo cual refleja el
rol clave de la señal insulina en la regulación del tamaño cardíaco postnatal y
la utilización de sustratos. La insulina activa las cascadas de señalización
Raf-MAPK y PI3K-Akt similar a lo que ocurre con el IGF-1 y su receptor
(IGF-1R), el cual exhibe alta homología con el IR. El IR (o el IGF-1R) activado
fosforila directamente residuos tirosina
de varios sustratos incluyendo IRS-1.-2, -3, -4, Shc, proteína asociada
a Grb-2, Dock1, Cb1 y proteínas adaptadoras APS, proporcionando sitios de
alojamiento específicos para otras proteínas en la activación de proteínas
quinasas. Los ratones que carecen de IR
e IGF-1R en el corazón no tienen
actividad PI3K y Akt en los
cardiomiocitos, lo cual contribuye a la
insuficiencia cardiaca y a la muerte del animal. Estos hallazgos revelan un
mecanismo fundamental para la activación de PI3K y Akt que es dependiente de las proteínas sustratos
del receptor de insulina 1 y 2 (IRS-1, IRS-2) o insulina e IGF-1 en el
corazón. Otros factores de crecimiento, como VEGF y PDGE son capaces de activar
PI3K y Akt en las células. Por ejemplo, el PDGF activa la Akt de una manera
independiente de IRS en fibroblastos de
embrión de ratón. Los cardiomiocitos son más dependientes de IRS-1 e IRS-2 que
los hepatocitos en función mitocondrial, captación y utilización de glucosa
estimulada por insulina y mantenimiento estructural para homeostasis cardiaca.
La proteína Akt tiene varios efectores,
incluyendo el complejo mTOR1 (mTORC1) para síntesis de proteínas y supresión de
la autofagia, el transportador de glucosa tipo 4 (Glut-4) para la captación de
glucosa y la proteína Foxo1 para el control
de transcripción de genes. La ruta Akt-TORC1 gobierna el crecimiento, el
metabolismo y la supervivencia cardiaca. La activación de Akt no solo estimula
la síntesis de proteínas y el crecimiento, también integra señales intracelulares en el
metabolismo de nutrientes, como oxidación de glucosa y síntesis de ácidos
grasos, a través de la promoción de la translocación a la membrana de Glut-4 y
la expresión de los genes de glucoquinasa y sintetasa de ácidos grasos. En los
cardiomiocitos, el IGF-1aumenta la función contráctil en una ruta dependiente de PI3K/Akt que
promueve la expresión del gen Serca 2a y el manejo de Ca2+. La Akt
tiene un rol importante en la supervivencia porque promueve el metabolismo
anabólico y suprime la autofagia y la
apoptosis. Sin embargo, una activación constitutivamente prolongada de la Akt es perjudicial para la remodelación
cardiaca. El metabolismo catabólico y su contra regulación por insulina y Akt
son requeridos para el mantenimiento de la función y homeostasis cardiacas. A
nivel fisiológico, los metabolismos anabólico y catabólico son controlados por condiciones de
alimentación y ayuno, respectivamente, por regulación nutricional y hormonal.
El desbalance entre anabolismo y catabolismo promueve enfermedades como
hipertrofia cardiaca o caquexia.
La regulación del metabolismo y la
supervivencia por la Akt puede depender parcialmente de la programación transcripcional de genes
mediada por Foxo1. La proteína Foxo1 actúa como regulador de la supresión de la expresión del gen de la glucoquinasa, limitando la oxidación y
utilización de la glucosa en el corazón
e incrementando la autofagia. Por otra parte, Foxo1 estimula la apoptosis celular promoviendo la
expresión de genes de miembros de la familia Bcl2, como Blm1
para la activación de caspasas. La sobre expresión de Foxo1 en el corazón
resulta en muerte prematura en animales y la expresión aberrante de Foxo1 está asociada con insuficiencia cardiaca en
humanos. La disminución de la actividad de Akt en el corazón de animales con diabetes mellitus tipo 2 puede aumentar
la expresión dependiente de Foxo1 de genes
responsables de atrofia, autofagia y apoptosis en muchas células, lo
cual contribuye a organopatías, mientras la apropiada expresión de Foxo1
promueve la autofagia y la expresión de genes
de antioxidantes, lo cual es beneficioso para el corazón. Sin embargo,
la hiperactivación de Foxo1 bajo condiciones patológicas es perjudicial para la
salud debido a la estimulación de la apoptosis celular. IRS-1 e IRS-2 son
críticos para la homeostasis y función del corazón adulto, a través de la
supresión de Foxo1 o la activación de mTORC1. En este contexto, la evidencia
acumulada sugiere que las señales IRS y Foxo1 son mecanismos claves para el
metabolismo energético y la supervivencia en corazones adultos y son reguladas por nutrientes y hormonas
como insulina e IGF-1.
El músculo cardiaco requiere IRS-1 o IRS-2 para el
mantenimiento de la activación de Akt y
la inactivación de Foxo1. El estrés metabólico -y mecánico- activa proteínas quinasas intracelulares que disparan la fosforilación de residuos
serina o treonina de las proteínas IRS,
lo cual está acoplado con la ubiquitinización
y degradación de IRS. Por ejemplo, la activación de mTORC1 dispara y promueve
la ubiquitinización y degradación de
IRS-2 en fibroblastos. La p38α es otra proteína quinasa capaz de promover la
degradación de IRS-1 y la ubiquitinización de IRS-2 en cardiomiocitos. En
condiciones de estrés metabólico inducido por hiperinsulinemia, la activación
de la p38α es necesaria y suficiente para la inducción de resistencia a la
insulina a través de la supresión de IRS-1 e IRS-2 en los cardiomiocitos. La
p38α es una enzima responsable de la señal del factor proinflamatorio TNFα y el
estiramiento mecánico. Por lo tanto, la p38α puede servir como un enlace
molecular entre resistencia a la insulina e inflamación y/o estiramiento
mecánico.
La insulina protege al corazón y reduce la
presión arterial a través de la supresión de la expresión, mediada por Foxo1,
del gen de angiotensinógeno y la producción de angiotensina II. El
angiotensinógeno es ampliamente expresado en el hígado y en el tejido adiposo,
particularmente en personas obesas. Los componentes de la señal
renina-angiotensina también son expresados en el corazón y son aumentados por
la hiperglucemia, lo cual promueve la cardiomiopatía diabética. Por otra parte, la insulina a través de IRS-1 e IRS-2 suprime la elevación de AMP cíclico (cAMP) y la
activación de PKA inducidas por catecolaminas en los cardiomiocitos. La
insulina también inhibe la contractilidad cardiaca. Más aún, la insulina
promueve la degradación de cAMP induciendo la expresión del gen que codifica a
la fosfodiesterasa 4D (PDE-4D), un proceso que requiere la activación de la
MAPK e involucra la estimulación de la quinasa receptor 2 acoplada a proteína G
(GRK-2) y la interacción del receptor
adrenérgico β2 (β2AR) y la arrestina 2, la cual es activa en el corazón con
resistencia a la insulina inducida por dieta rica en grasa. Estudios recientes
demuestran que la diabetes tratada con insulina está asociada con un marcado
incremento en mortalidad en pacientes con insuficiencia cardiaca avanzada, en
quienes la hiperinsulinemia puede promover disfunción cardiaca e insuficiencia.
El exceso de insulina desensibiliza la señal insulina para activación de
Akt a través de la supresión de IRS-1 e
IRS-2, lo cual comúnmente ocurre en el
corazón con resistencia a la insulina
inducida por dieta rica en grasa vía activación de p38.
Los estudios en humanos y modelos animales
revelan que la insuficiencia cardiaca está altamente asociada con resistencia
generalizada a la insulina. Sin embargo, estudios recientes reportan un
incremento significativo en la tasa de supervivencia de individuos obesos en el
contexto de insuficiencia cardiaca,
provocando el fenómeno conocido como “paradoja de la obesidad”. Una razón subyacente involucra a la caquexia
cardiaca con insuficiencia cardiaca de pobre pronóstico y la promoción del
metabolismo catabólico. Esta condición es contrarrestada por el efecto de la
obesidad que podría afectar adversamente
la caquexia y promover el
metabolismo anabólico y la supervivencia a pesar del rol del corazón en el estrés metabólico. Más aún,
hormonas y citoquinas secretadas por la expansión del tejido adiposo en
individuos obesos pueden ofrecer acciones cardio-protectoras. En condiciones de
resistencia a la insulina, la hiperinsulinemia
activa la ruta MAPK que suprime la señal cAMP y PKA promoviendo un rol
dual en el control de la contractilidad cardiaca y la apoptosis, en alguna extensión,
dependiendo del contexto celular, explicando por tanto la paradoja de
hiperinsulinemia y obesidad sobre la función cardiaca. La insuficiencia
cardiaca ocurre a través de la supresión
gradual de la señal Akt y el incremento de
la producción de cAMP y la activación de PKA para inducción de apoptosis durante el desarrollo de la insuficiencia
cardiaca. Eventualmente, la activación de PKA inducida por el cAMP puede ser
grandemente suprimida en la fase tardía
de la insuficiencia cardiaca, indicativa de una disfunción contráctil
cardiaca y desensibilización de la función
del βAR.
En conclusión, el corazón es un órgano
dependiente de insulina y consumidor de energía en el cual la insulina y la
señal nutricional se integran para la regulación del metabolismo, el crecimiento
y la supervivencia del corazón. La
insuficiencia cardiaca está altamente asociada
con resistencia a la insulina y los pacientes con insuficiencia cardiaca
sufren de una deficiencia energética en el corazón y disfunción estructural y funcional.
Condiciones patológicas crónicas como obesidad y diabetes tipo 2, involucran
varios mecanismos en la promoción de insuficiencia cardiaca a través de rutas
metabólicas que modulan la energética cardiaca y el mejoramiento de la
contractilidad cardiaca. IRS-1 e IRS-2 son mediadores de las señales insulina e
IGF-1 responsables de la energética, estructura, función y supervivencia del
corazón. Las proteínas IRS juegan un rol
importante en la activación de la PI3K
que controla las cascadas de señalización Akt y Foxo1, regulando la función
miocárdica, el metabolismo energético cardiaco y el sistema
renina-angiotensina. La desregulación de esta rama en las cascadas de
señalización por la resistencia la
insulina en el corazón a través del sistema endocrino promueve la insuficiencia
cardiaca, proporcionando un novedoso mecanismo para la cardiomiopatía
diabética. La inactivación de Akt y la activación de Foxo1 después de la
supresión de IRS-1 e IRS-2 proporcionan un mecanismo fundamental para la resistencia
cardiaca a la insulina, la activación de AMPK y la elevación de la cascada de
señalización renina-angiotensina, las cuales están presentes en muchas condiciones patológicas.
Fuente: Guo CA,
Guo S (2017). Insulin receptor substrate signaling controls cardiac metabolism
and heart failure. Journal of Endocrinology 233: R131-R143.
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