Melatonina, galanina y células beta
La secreción
pancreática, exocrina y endocrina, es
parcialmente controlada por proyecciones neuronales del nervio vago, así como
también por muchas hormonas producidas en tejidos periféricos incluyendo el
tracto gastrointestinal. La liberación de insulina por las células β del
páncreas es también controlada por señales no hormonales, como proteínas
pequeñas, aminoácidos, lípidos y citoquinas. Más aún, estudios recientes indican que diferentes neuropéptidos están implicados
en la regulación de la homeostasis de la glucosa y la función de las células β,
proporcionando un enlace entre el cerebro y el páncreas endocrino. En este
contexto, es conocido que la melatonina
y la galanina exhiben funciones inhibitorias sobre la secreción de
insulina.
La melatonina, una hormona producida
principalmente por la glándula pineal, es sintetizada y secretada en la
circulación de manera circadiana en la
noche y funciona como agente cronobiótico, regulando ritmos circadianos y estacionales.
Por lo tanto, es un “dador de tiempo” en el entrenamiento del ritmo circadiano
e indica el tiempo del día a varios órganos y tejidos en el cuerpo. La
melatonina, además de la glándula pineal, es producida por células neuroendocrinas
en retina, tracto gastrointestinal, páncreas, células inmunes y piel. En
efecto, debido a su amplia producción, la melatonina actúa de manera endocrina
y autocrina/paracrina. Más aún, sus efectos han sido identificados en el sistema
cardiovascular, el sistema inmune y en la regulación de funciones metabólicas. A nivel celular, la
melatonina a través de receptores MT1 y MT2,
activa la proteína G inhibitoria (Gi), lo cual resulta en inhibición de
la producción de AMP cíclico (AMPc) y GMP cíclico (GMPc), respectivamente. Los
receptores MT están ampliamente distribuidos en el cerebro y los tejidos
periféricos, incluyendo el páncreas. La melatonina también tiene sitios de
unión en el núcleo como el receptor orfan relacionado con retinoides, el cual media los efectos genómicos de la hormona.
Adicionalmente, la melatonina interactúa con proteínas citoplasmáticas,
incluyendo a la calmodulina y la calreticulina, implicadas en la regulación del
citoesqueleto y el control de receptores nucleares.
Una variante
del gen del receptor de melatonina 1b (MTRB1) ha sido asociada con altos
niveles de glucosa plasmática, reducción
de la respuesta de la insulina a la glucosa e incremento en el riesgo de diabetes tipo 2. Sin embargo, el rol de la
melatonina sobre la secreción de insulina no ha sido claramente dilucidado y
hay reportes de acciones inhibidoras y
estimuladoras. Muchos estudios sugieren que la melatonina inhibe la secreción
de insulina, mientras hay reportes que
demuestran que carece de efecto. En las células β del páncreas, el receptor
MT1 activa diferentes rutas de
señalización con efectos opuestos sobre
la secreción de insulina. Los islotes pancreáticos humanos expresan MT1 y MT2 y
la melatonina promueve la secreción de insulina en claro contraste con los efectos sobre células β e islotes de
roedores, posiblemente a través de una acción indirecta que involucra la
estimulación de la secreción de glucagón.
Con relación a la homeostasis de la glucosa,
altos niveles de melatonina resultan en un incremento de los niveles de glucosa
sanguínea. Más aún, los niveles de glucosa disminuyen y los niveles de insulina
aumentan después de la pinealectomía. Sin embargo, la mayoría de estudios
sugieren que la glándula pineal tiene un efecto inhibitorio sobre la función de
las células β del páncreas y la melatonina reduce los niveles de insulina y la
tolerancia a la glucosa en animales y humanos. Por otra parte, la elevación de
insulina inhibe la síntesis de melatonina en la glándula pineal.
Colectivamente, estos hallazgos sugieren un antagonismo entre las funciones de
la insulina y la melatonina. Esto es sostenido por el hecho que en el hombre
los niveles de insulina son elevados durante el día y bajos en la noche,
mientras lo opuesto ocurre con la melatonina. Más aún, la reducción de la
liberación de insulina en la noche, mediada por los altos niveles de
melatonina, cuando las demandas metabólicas son bajas debido a la disminución
de la ingesta de alimentos, puede ser un mecanismo fisiológico protector para
prevenir la hipoglucemia nocturna. Los pacientes diabéticos presentan un ritmo
circadiano de melatonina anormal. Adicionalmente, la melatonina promueve la
liberación de hormona de crecimiento y prolactina a través de receptores MT1 en
primates hembras y la secreción de prolactina en humanos. Por lo tanto, algunas
de las acciones de la melatonina sobre
el metabolismo de la glucosa pueden ser mediadas por sus efectos sobre la
secreción de hormonas hipofisarias.
La galanina, un neuropéptido de 29 a 30
aminoácidos descubierto en intestino porcino, es expresada en los sistemas
nerviosos central y periférico y en el sistema neuroendocrino intestinal. La
galanina se colocaliza y coexpresa con varios neurotransmisores y exhibe un
fuerte efecto inhibitorio sobre la trasmisión sináptica. Dada su amplia
expresión, la galanina regula muchas
funciones neuronales, como memoria, aprendizaje, dolor neuropático, neuroprotección
y actividad neuroendocrina. Tres receptores acoplados a proteína G (GalR1,
GalR2 y GalR3) están involucrados en los efectos del neuropéptido. GalR1 y
GalR3 están acoplados a la proteína G
inhibidora Gi, mientras el GalR2 está asociado con Gi o Gq/11, exhibiendo
respuesta inhibidora o estimuladora. Fibras nerviosas que expresan galanina han
sido identificadas en el páncreas de diferentes especies, incluyendo rata,
ratón y humanos. Más aún, numerosos estudios en animales indican que la
galanina exhibe fuertes efectos inhibidores sobre la secreción de insulina. En
efecto, la administración de galanina
reduce los niveles de insulina en muchas especies. Más aún, la infusión de
galanina en animales a través de la arteria pancreática, en una concentración
similar a la liberada por los terminales nerviosos del páncreas, resulta en
inhibición de la secreción de insulina. Sin embargo, en humanos, varios
estudios reportan resultados conflictivos. En algunos de esos estudios, la
galanina suprime los niveles de insulina o no tienen ningún efecto. Por otra
parte, un estudio reciente indica que los niveles de galanina se correlacionan
inversamente con los niveles plasmáticos
de insulina en mujeres postmenopáusicas.
La galanina y los análogos de galanina reducen la secreción de insulina inducida por
glucosa en islotes pancreáticos aislados de rata y cerdo. La acción inhibidora
sobre la secreción de insulina involucra a la proteína Gαi a través
de la regulación de canales de Ca2+ y KATP. En línea con
estos efectos inhibidores, la infusión de galanina incrementa los niveles de
glucosa sanguínea en perros pero no en humanos. Más aún, los niveles de
glucagón son regulados al alta por la galanina, lo cual sugiere que el glucagón
podría mediar los efectos de la galanina
en el incremento de glucosa. Por otra parte, ratones transgénicos que
sobre-expresan galanina exhiben
adiposidad visceral, incremento en el peso corporal, incremento en los niveles
plasmáticos de triglicéridos y colesterol, hiperinsulinemia y tolerancia a la
glucosa alterada, lo cual indica que los elevados niveles circulantes de
galanina contribuyen al desarrollo de síndrome metabólico. El fenotipo obeso ha
sido observado en estos ratones en
ausencia de incremento en la ingesta de alimentos, lo que sugiere defectos en
el gasto de energía. Sorprendentemente, los ratones con mutación en el gen
galanina mostraron reducción de la secreción de insulina en respuesta a la glucosa y las células β
mostraron reducción de la sensibilidad a la glucosa. Colectivamente, estos
hallazgos sugieren que la galanina, además de regular el gasto energético,
puede estar involucrada en la regulación de la función de las células β. Por el
contrario, la infusión de galanina no afecta la tolerancia a la glucosa en
humanos y no influye en el incremento postprandial de los niveles plasmáticos
de glucosa.
En ratones obesos hiperinsulinémicos
disminuyen los niveles pancreáticos de galanina y las células que expresan
galanina se encuentran significativamente disminuidas en islotes de ratas
diabéticas. En los islotes pancreáticos de rata y bovino, la galanina se
co-localiza con insulina, lo cual sugiere que la galanina puede influir en la
secreción de insulina de una manera autocrina/paracrina. Sin embargo, un
estudio con modelos animales de diabetes reporta un efecto beneficioso de la galanina. Por otra parte, la
administración intranasal de péptido similar a galanina (GALP), cuya secuencia
de aminoácidos 9-21 es idéntica a la secuencia 1-13 de la galanina, reduce el
peso corporal, la ingesta de alimentos, la ingesta de agua y la actividad
locomotora en ratones ob/ob deficiente en leptina y en ratones con obesidad
inducida por dieta. La disminución en el peso corporal es mayor en ratones
hiperglucémicos, lo que sugiere que el GALP exhibe su mejor efecto en ratones
obesos con altos niveles de glucosa. Otros estudios han demostrado que el GALP
intra cerebroventricular (icv) reduce la ingesta de alimentos y estimula el
gasto de energía. Sin embargo, estos
efectos no persisten en el tiempo, lo cual sugiere que los ratones se vuelven
insensibles al tratamiento repetido con GALP. Por el contrario, la
administración intranasal repetida
disminuye de manera sostenida la ingesta de alimentos y la actividad
locomotora en comparación con la inyección icv repetida, lo que sugiere que la
sensibilidad al GALP se mantiene y la administración intranasal es la mejor vía para que el GALP ejerza sus
efectos contra la obesidad.
En conclusión, la homeostasis de la glucosa
en finamente regulada por hormonas y péptidos
liberados principalmente por el cerebro y tracto gastrointestinal, los
cuales regulan la secreción pancreática a través de receptores celulares y sus
cascadas de señalización intracelular. Las funciones exocrina y endocrina del
páncreas son reguladas por una variedad de hormonas y mecanismos neurales. En este contexto, la melatonina y la galanina
son consideradas actualmente como reguladores claves de la homeostasis de la
glucosa, representando potenciales blancos terapéuticos para el tratamiento de
la diabetes y la obesidad. En las células β del páncreas de roedores, la
melatonina reduce la secreción de insulina a través de receptores MT1 y MT2,
los cuales al acoplarse a proteínas Gαi inhiben la producción de
AMPc y GMPc, respectivamente. La galanina exhibe efectos inhibidores en el
páncreas endocrino y reduce la secreción de insulina a través de su unión a
receptores acoplados a proteína G.
Fuente: Gesmundo
I et al. (2017) Role of melatonin, galanin and RFamide neuropeptides QRFP26 and
QRFP43 in the neuroendocrine control of pancreatic β-cell function. Frontiers
in Endocrinology 8:143.
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