Esteroides sexuales y hormona de crecimiento
La hormona de crecimiento (HC) regula el
metabolismo de sustratos, la composición del cuerpo, el rendimiento físico y el bienestar general en la vida adulta. La
importancia de la acción fisiológica de
la HC está ejemplificada en las consecuencias de la deficiencia de HC (DHC), la
cual se caracteriza por una reducción en la masa magra del cuerpo y un
incremento en la masa grasa. Estas anormalidades en la composición del cuerpo,
incluyendo la reducción de la masa y fuerza muscular, son revertidas por la
terapia de reemplazo de HC. En adultos con DHC, además de la reducción de la
fuerza muscular, la capacidad de ejercicio aeróbico medida como VO2max,
disminuye 20% aproximadamente. Varios estudios reportan que la terapia de
remplazo de HC mejora la VO2max en personas con DHC. La mejoría
ocurre a través de varios mecanismos, incluyendo efectos sobre la función
cardiorespiratoria, glóbulos rojos y volumen sanguíneo. La evidencia reciente
indica que la HC aumenta la capacidad de ejercicio anaeróbico promoviendo el metabolismo anaeróbico. Durante
la terapia de reemplazo de HC, muchos factores influyen en la respuesta al –y
la efectividad del- tratamiento. En este contexto, los esteroides sexuales,
como reguladores de la secreción y la acción periférica de la HC, requieren
especial consideración.
La secreción
pulsátil de HC por la hipófisis anterior es estimulada por la hormona
liberadora de HC (GHRH) e inhibida por la somatostatina (SST). Muchos factores
regulan la secreción de HC por la hipófisis, incluyendo ácidos grasos libres,
aminoácidos (arginina), glucosa, neurotransmisores, esteroides sexuales,
hormonas tiroideas, hormona liberadora de corticotropina (CRH), leptina, grelina,
neuropeptido Y (NPY), factor de crecimiento similar a insulina 1 (IGF-1) y la
misma HC. Los esteroides sexuales no solo influyen en la secreción de HC, también modulan muchos factores que regulan la secreción de HC. La evidencia
acumulada indica que los esteroides sexuales
modulan la secreción de HC en
hembras y varones. El patrón dimórfico de secreción de HC depende grandemente
de la SST, las mujeres tienen mayores niveles de HC que los varones. Este
patrón diferencial de la secreción de HC resulta en la expresión dimórfica de
varios genes hepáticos involucrados en
el metabolismo de glucosa, lípidos y proteínas. Durante el ciclo menstrual ocurre
un incremento preovulatorio de la
secreción de HC. La regulación de la secreción de HC por los estrógenos
ocurre en la hipófisis y el hipotálamo. Altos niveles del receptor de
estrógenos ERα son expresados en hipófisis e hipotálamo. La evidencia reciente
también revela la expresión de ERβ en las células somatotropas de la hipófisis.
Ambos subtipos de receptores están involucrados en la regulación de la
expresión del gen HC. Más aún, los estrógenos reducen la expresión de
receptores de SST, lo cual resulta en un aumento de la secreción de HC. Los
estrógenos también aumentan la secreción de HC inducida por grelina. Por lo
tanto, los estrógenos juegan un rol importante en la regulación de la secreción
de HC.
La evidencia reciente indica que los
estrógenos locales, derivados de la
aromatización de testosterona, estimulan
la secreción de HC por la hipófisis en
humanos. Más de 80% de las células somatotropas de la hipófisis expresan la
enzima aromatasa. Los ratones aromatasa “knockout” (ArKO) o los humanos con
mutación en el gen aromatasa tienen reducida la secreción hipofisaria de HC. En
los hombres con deficiencia de aromatasa, la secreción de HC en respuesta a la
estimulación es sustancialmente reducida
y no es restaurada por el reemplazo sistémico de estradiol. Esta observación
indica que los estrógenos producidos localmente más que los estrógenos
sistémicos estimulan la secreción de HC por la hipófisis en los hombres. Hay
evidencia que también en las mujeres los estrógenos locales manejan la secreción
de HC. Dado que la menopausia es un
estado de deficiencia de estrógenos y el tamoxifeno no cambia los niveles
circulantes de estrógenos, es posible que los estrógenos regulen la secreción
de HC a través de mecanismos paracrinos.
Por lo tanto, los estrógenos locales derivados de la aromatización de andrógenos manejan la secreción de HC en hombres y mujeres.
El efecto de los estrógenos sobre la
secreción de HC depende de la ruta de administración. La administración de
estrógenos por vía oral estimula la
secreción de HC, mientras la
administración por vía transdermal no la estimula. Cuando se administran por
vía oral, los estrógenos reducen la producción hepática de IGF-1 dependiente de
HC, lo cual no ocurre cuando se administran por vía transdermal. La caída en
IGF-1 después del tratamiento oral con estrógenos reduce la retroalimentación
negativa sobre la secreción de HC y, de esta manera, los estrógenos estimulan
indirectamente la secreción de HC. Más aún, la administración oral de
estrógenos incrementa la concentración de IGFBP-1, lo cual disminuye la
bioactividad de una concentración ya reducida de IGF-1 provocando la pérdida
del efecto anabólico del IGF-1. Entonces, los estrógenos ejercen efectos
distintos y sitio-específicos sobre el sistema HC: una acción paracrina en la
estimulación central de la secreción de
HC y una acción endocrina a través de la inhibición de la acción hepática de la HC, lo cual
resulta en la estimulación indirecta de
la secreción de HC.
La evidencia acumulada indica que los
estrógenos inhiben la función del
receptor de HC (HCR). La ruta JAK-STAT es el principal efector de la señal HCR, necesaria para la regulación
transcripcional del IGF-1. Los
estrógenos inhiben la activación de la ruta JAK-STAT por la HC. La inhibición
es dosis-dependiente y suprime la fosforilación de la JAK2 inducida por HC y
regula hacia abajo la actividad transcripcional. La finalización de la señal
HCR es controlada por las proteínas supresoras de la señal citoquina (SOCS) y
por proteínas tirosina fosfatasa. Los estrógenos no afectan la actividad
fosfatasa pero estimulan la expresión hepática de la SOCS-2, la cual a su vez
inhibe la activación de la JAK2. Por lo tanto, los estrógenos suprimen la señal
HCR a través de la estimulación de la
expresión de SOCS-2, la cual a su vez inhibe la fosforilación de la JAK2. Los
estrógenos afectan la expresión y función del HCR de manera tejido-específica. Por ejemplo, Los
ejes gonadotrópico y somatotrópico
ejercen roles que se entrecruzan
en la regulación del crecimiento
óseo en hembras y varones. En los huesos, a diferencia del efecto hepático, el
estradiol estimula la señal HC
reduciendo la expresión de SOCS-2 en osteoblastos. Los estrógenos
amplifican la fosforilación de la STAT-5
inducida por HC en los osteoblastos e incrementa la expresión de
sialoproteínas, osteopontina e IGF-2. El co-tratamiento de HC con estrógenos
induce la proliferación de osteoblastos. Por lo tanto, los estrógenos
potencian el efecto de la HC sobre la
formación de hueso al menos parcialmente a través de la reducción de SOCS-2, lo cual estimula la expresión de
genes que responden a la HC en el hueso.
Los compuestos terapéuticos que modulan la
acción de los estrógenos o su disponibilidad afectan al sistema HC-IGF-1. Estos
compuestos son de dos clases terapéuticas: moduladores selectivos del receptor
de estrógenos (SERM) e inhibidores de la aromatasa. Los SERM son compuestos
sintéticos que ejercen acción agonista o
antagonista de una manera tejido-específica. Ellos emergieron como agentes
terapéuticos para la infertilidad, la
osteoporosis y el cáncer de mama. Ejemplos de SERM son clomifeno, tamoxifeno y
raloxifeno. El tamoxifeno ejerce antagonismo sobre receptores de estrógeno
(ER) centrales y efecto agonista
periférico sobre el hígado. El tamoxifeno bloquea la acción central de los estrógenos y por consiguiente
reduce la secreción de HC. Actuando como agonista en el hígado, el tamoxifeno
reduce la producción hepática de IGF-1. A pesar de la caída en la acción
inhibitoria del IGF-1, la secreción de HC no aumenta, por el contrario es
reducida por el tamoxifeno, una manifestación de su poderoso efecto antagonista
sobre el ER a nivel central. Los SERM, por lo tanto, ejercen un doble efecto
negativo sobre el eje HC-IGF-1, centralmente inhiben la secreción de HC y
periféricamente en el hígado, inducen un estado
de deficiencia de HC. Los inhibidores de la aromatasa son usados en el tratamiento del cáncer de mama.
Exemestane, anastrozole y letrozole son inhibidores de la aromatasa. La
inhibición de la actividad
aromatasa reduce la secreción de HC.
El efecto central de los inhibidores de la aromatasa es similar al del tamoxifeno. Dado que la
aromatasa no es expresada en el hígado adulto, los inhibidores de la aromatasa
no afectan la acción hepática de la HC. Por lo tanto, su efecto farmacodinámico
sobre el sistema HC es exclusivamente central, pero menor que el efecto de los
SERM.
El efecto de los SERM y los inhibidores de
la aromatasa sobre el eje HC es
diferente entre hembras y varones. En varones, los SERM estimulan el eje
hipófisis-gónada, incrementando la producción de testosterona, lo cual mitiga
la supresión del sistema HC. Por otra parte, los estrógenos regulan la
secreción de gonadotropinas a través de
un mecanismo paracrino. Sin embargo, a diferencia del sistema HC, los
estrógenos locales derivados de la aromatización de andrógenos, inhiben la secreción
de gonadotropinas. El bloqueo de la acción central de los estrógenos con los SERM
aumenta la secreción de LH y por lo tanto, incrementa los niveles de
testosterona. Los altos niveles de testosterona a su vez resultan en la
estimulación secundaria de la secreción
de HC. Dado que este efecto no ocurre en las hembras, el efecto inhibitorio de
los SERM sobre la secreción de HC es mayor
en las mujeres que en los hombres.
La testosterona ejerce efectos anabólicos en
parte a través de la estimulación del sistema HC-IGF-1. En hombres con
hipogonadismo, el tratamiento con
testosterona estimula la
secreción de HC que maneja la producción
de IGF-1. Sin embargo, los andrógenos no aromatizables no estimulan la
secreción de HC y los inhibidores de aromatasa o el antagonismo central de la
acción de los estrógenos atenúan la estimulación de la secreción de HC por la
testosterona. Estos hallazgos proporcionan evidencia inequívoca que los
estrógenos locales juegan un rol clave en la regulación de la secreción de HC
en hombres. Por lo tanto, en hombres, la testosterona requiere su conversión en
estradiol para estimular la secreción de HC. Con relación a los mecanismos que
median la modulación de la acción de la HC por la testosterona, hay evidencia
que la testosterona modifica HCR en
hígado y tejidos extrahepáticos. La testosterona incrementa la expresión de HCR
en el hígado y las placas de crecimiento de conejos castrados. Un efecto
similar ocurre en las placas de crecimiento de ratas hipofisectomizadas. La
testosterona, por tanto, modula la acción periférica de HC sobre el hígado y la
placa de crecimiento a través del
incremento de la expresión de HCR.
Los estudios con humanos demuestran que la
testosterona aumenta los efectos biológicos
de la HC. En niños con hipopituitarismo, la estimulación del crecimiento por HC aumenta con el co-tratamiento
con testosterona. En hombres con hipopituitarismo, la testosterona aumenta la
estimulación de la oxidación de grasas, la síntesis de proteínas y la expresión
del gen IGF-1 en músculo esquelético inducida por la HC. La HC a su vez
incrementa la expresión del gen del receptor de andrógeno en músculo
esquelético de hombres con hipogonadismo. Estas observaciones proporcionan
fuerte evidencia que los andrógenos, a través del aumento de HCR, incrementa la
respuesta de los tejidos a la HC. El tratamiento con testosterona induce un
efecto anabólico en el metabolismo de proteínas solamente en presencia de HC,
ambas hormonas son requeridas para optimizar el anabolismo y la interacción
ocurre en el hígado. Este hallazgo indica que el hígado, más que los tejidos
periféricos, es el sitio donde la HC y la testosterona interactúan
positivamente para aumentar el anabolismo de proteínas. La testosterona también
aumenta otros aspectos de la acción de la HC, como la síntesis de colágeno. La
HC incrementa la síntesis de colágeno en músculo esquelético y tendón y el
efecto estimulador sobre los marcadores circulantes de síntesis de colágeno es potenciado por la
testosterona. Por otra parte, en atletas, el tratamiento combinado de HC y
testosterona incrementa el componente funcional de masa muscular. Estos
hallazgos indican que la HC y la testosterona interactúan aumentando el
anabolismo y la función muscular.
En conclusión, los esteroides sexuales regulan la secreción y acción
de la HC a través de mecanismos endocrinos y paracrinos. En hombres y
mujeres, los estrógenos locales derivados de la aromatización de los andrógenos
estimulan la secreción de HC por la hipófisis. Estrógenos y andrógenos ejercen
efectos distintos y opuestos sobre la producción hepática de IGF-1. Los
estrógenos inhiben la acción de la HC sobre el hígado, un efecto que ocurre
cuando son administrados por vía oral. En el hueso, los estrógenos potencian el
efecto de la HC sobre la formación de hueso. Las drogas que inhiben la
producción local de estrógenos o su acción central reducen la secreción de HC,
mientras los agonistas del receptor de estrógenos antagonizan la acción de la HC sobre el
hígado. En la periferia, los andrógenos aumentan la acción de la HC. El hígado
es un sitio primario donde la testosterona y la HC interactúan para regular el metabolismo de
proteínas. HC y testosterona son requeridas para ejercer efectos anabólicos
completos.
Fuente:
Birzniece V y Ho KKY (2017). Sex steroids and GH axis: implications for the
management of hypopituitarism. Best Practice & Research Clinical
Endocrinology & Metabolism 31: 59-69.