El rol funcional de la tiroestimulina
La tiroestimulina, una hormona glucoproteica
“orphan” (OGH) u hormona glucoproteica derivada
del corticotropo (CGH), también conocida como glucoproteína α2/β5, es
una glucoproteína heterodimérica descrita por primera vez en 2002. Como indica
su nombre, la tiroestimulina es capaz de
estimular la glándula tiroides y posee mayor afinidad por el receptor de hormona estimulante de tiroides (TSHR) que
la misma TSH. La tiroestimulina consiste
en subunidades α y β (GPA2 y GPB5) y es la única molécula que contiene
estas subunidades específicas en el hombre. Esto ha generado un gran debate
acerca la función in vivo de la
tiroestimulina. El heterodímero se ha
encontrado en una variedad de especies con diferentes orígenes evolucionistas y
en diferentes cantidades. Aunque las acciones de la tiroestimulina difieren de
especie a especie, las más importantes
incluyen la estimulación de la glándula tiroides, el desarrollo del
esqueleto, la regulación de sistemas hormonales, la regulación de procesos
reproductivos y patologías como cáncer e inflamación.
Las hormonas glucoproteicas son
heterodímeros no covalentes que
comprenden una subunidad α común y una subunidad β específica de la hormona. En
vertebrados, la subunidad α es codificada por el mismo gen CGA expresado en las
células tirotropas y gonadotropas de la hipófisis. En humanos, las cuatro
hormonas glucoproteicas conocidas: gonadotropina coriónica (hCG), hormona
luteinizante (LH), hormona estimulante del folículo (FSH) y hormona estimulante
de la tiroides (TSH) tienen subunidades
α idénticas (GPA1). Hay genes específicos que codifican cada subunidad β en
humanos (CGβ, LHβ, FSHβ, TSHβ) con seis genes que codifican la subunidad CGβ.
La subunidad β garantiza a la hormona glucoproteica su especificidad biológica.
Cada subunidad α contiene diez residuos cisteína en su secuencia de
aminoácidos, mientras cada subunidad β tiene doce. GPA2 y GPB5, dos subunidades
potencialmente únicas para la tiroestimulina, son nombradas en base a sus
similitudes estructurales con las subunidades α y β conocidas así como la
cronología de sus descubrimiento. La GPA2 no forma heterodímeros con ninguna de
las cuatro subunidades β conocidas, mientras la GPB5 no forma heterodímero con
la GPA1. La GPA2 humana contiene dos cadenas de oligosacáridos unidas a N en Asn14 y Asn58, mientras la GPB5
tiene una sola cadena de oligosacáridos
en Asn63 cerca del N-terminal. Las cadenas de oligosacáridos poseen
considerable importancia para la expresión de tiroestimulina y la activación
del receptor. La alteración de los oligosacáridos disminuye los niveles de
expresión de GPA2 y GPB5. Por otra
parte, la disrupción de las cadenas de oligosacáridos en GPA2 reduce la
capacidad de la tiroestimulina para
activar al TSHR. Sin embargo, la carencia de alguna de las cadenas de
oligosacáridos en GPA2 no afecta la heterodimerización con GPB5.
Las hormonas glucoproteicas contienen nudos
de cisteína, un componente estructural que comprende tres puentes disulfuro,
donde dos de ellos y sus columnas de conexión al polipéptido forman un anillo, el cual es enroscado por el
tercer puente disulfuro para crear una estructura similar a un nudo. Los nudos
de cisteína aumentan grandemente la estabilidad
de la proteína proporcionando resistencia a altas temperaturas y a la
proteólisis. El nudo de cisteína en la GPB5 está formado por los puentes
disulfuro Cis36-Cis84, Cis60-Cis115
y Cis64-Cis117, mientras en la GPA2 es similar al nudo de
la GPA1. Las hormonas glucoproteicas se clasifican de acuerdo con el número de
residuos aminoácidos que forman el anillo del nudo cisteína, 8aa, 9aa, 10 aa.
La tiroestimulina es una proteína con un nudo de 8 aa en el anillo. Las
proteínas con anillo de 8aa en el nudo cisteína
tienen siete, nueve, diez u once residuos Cis. Las GPA2 y GPB5 humanas
tiene diez residuos Cis.
Una característica de la estructura
cuaternaria de las hormonas glucoproteicas es la formación “cinturón de silla”.
Esto ocurre cuando el extremo C-terminal de la subunidad β cubre a la subunidad
α como un cinturón, con un puente disulfuro amarrándolo. Este puente disulfuro está formado por un
residuo cisteína en la región C-terminal
que conecta con otro residuo cisteína en el
asa 1. La formación cinturón de silla incrementa significativamente la
afinidad de heterodimerización entre las subunidades α y β. La estructura de la
tiroestimulina es única porque su subunidad β (GPB5) contiene solo diez
residuos cisteína, carece de puente
dissulfuro amarrador y no hay formación de cinturón de silla. Por otra parte,
la concentración de tiroestimulina
circulante en humanos es desconocida y algunos expertos dudan que la
tiroestimulina pueda heterodimerizarse en la circulación sanguínea a menos que
sus subunidades estén presentes en cantidades significativas. Por lo tanto, es
cuestionable que la tiroestimulina pueda
heterodimerizarse en la circulación. Sin embargo, el hecho que la
tiroestimulina per se no sea capaz de
heterodimerizarse en la circulación sanguínea
no excluye su potencial rol como molécula de señalización autocrina,
criptocrina o paracrina.
La relación de la tiroestimulina con el TSHR
es muy interesante. La mayor afinidad de la tiroestimulina por el TSHR en
comparación con la TSH resulta en una
diferencia de 30 veces en la bioactividad y, por consiguiente, la
tiroestimulina es un ligando más potente que la TSH. La tiroestimulina se une a
dos diferentes sitios de unión del TSHR;
la GPA2 se une a la región transmembrana del
receptor, mientras la GPB5 se une a su ectodominio. La cadena de
oligosacáridos en Asn58 es clave para la activación del TSHR. La cadena en
Asn58 está involucrada en la unión de la tiroestimulina a su sitio específico en el TSHR. Es conocido
que la GPB5 sola puede activar al TSHR
humano cuando se encuentra en concentraciones cien veces mayor que la requerida
por la tiroestimulina (como heterodímero). También es conocido que la TSH es un
ligando del TSHR 30 veces menos potente
en comparación con la tiroestimulina. Entonces, se podría concluir que
la potencia de la GPB5 sola, como ligando de TSHR, es menor que la de la TSH. Sin embargo, la
potencia incrementa drásticamente con la heterodimerización, la GPA2 tiene un rol significativo en la activación
del receptor. Por otra parte, es conocido que la longitud del C-terminal de
GPB5 es importante en la función hormonal. El C-terminal de la GPB5 es veinte
aminoácidos más corto que el C-terminal de la subunidad TSHβ y aun así es
funcional.
Por mucho tiempo, las protagonistas de la endocrinología tiroidea han sido T3,
T4, TSH y hormona liberadora de tirotropina (TRH). El descubrimiento de la tiroestimulina no cambia este paradigma,
pero ofrece un potencial para agregar esta molécula a las “cuatro grandes”. Varios grupos de
investigadores han descifrado el rol de la tiroestimulina en la glándula
tiroides, la cual originalmente se consideraba como su sitio primario de
acción. La administración de
tiroestimulina en ratones eleva la T4 y
resulta en un fenotipo hipertiroideo dependiente de dosis. Las características
histológicas incluyen hipertrofia no
solo de las células tiroideas sino
también de las células de la corteza adrenal. Los hallazgos recientes
demuestran que ratones “knockout” para GPB5
exhiben hipotiroxinemia, la cual por razones desconocidas es más severa
en jóvenes. Estos datos sugieren que la tiroestimulina puede tener un rol en la
regulación de la hipófisis y el mantenimiento del estado eutiroideo. A pesar de
la similitud observada entre TSH y tiroestimulina, ellas no son intercambiables
a juzgar por sus sitios de producción y la respuesta al eje HHT. La
tiroestimulina no solo posee mayor afinidad y capacidad para unirse al TSHR,
sino que no responde al exceso de TSH. Los excesos hasta de 500 veces los
niveles de TSH no alteran significativamente la cantidad de tiroestimulina
unida a la tiroides. Por otra parte, aunque ambas hormonas son producidas en la
hipófisis anterior, diferentes tipos de células están implicados en este
proceso. En humanos, las células tirotropas
producen TSH, mientras la tiroestimulina es producida por las células
corticotropas y es almacenada con la
ACTH en los mismos gránulos.
En estudios con ratones transgénicos que
sobre expresan GPB5, se ha demostrado que la tiroestimulina posee potencial
terapéutico en la obesidad inducida por dieta. Estos ratones transgénicos, a
pesar de una mayor ingesta de alimentos
tienen menor peso corporal que sus contraparte silvestre, lo cual puede ser
atribuido a un incremento en la tasa metabólica conferido por la
tiroestimulina. Más aún, estos ratones también tienen menores niveles
sanguíneos de glucosa, insulina, colesterol y triglicéridos. Esto ciertamente
no es sorprendente, pues es bien conocido que la acción de las hormonas
tiroideas en el hígado reduce los niveles de colesterol. Sin embargo, aunque
las hormonas tiroideas sensibilizan los receptores adrenérgicos a los niveles ambientales de sus ligandos, no
hay diferencia significativa en la frecuencia cardiaca. Se especula que un
segundo sitio de unión de la tiroestimulina
con una diferente cascada de señalización intracelular podría
proporcionar la explicación a este resultado no esperado. Otro escenario es que
la tiroestimulina actúe solo localmente
debido a la incapacidad de sus subunidades para combinarse en la circulación.
El fenotipo hipertiroideo en ratones que sobre expresan GPB5 podría ser atribuido a la
dimerización del exceso de GPB5 con la GPA2 ya presente en la tiroides, en vez
de una señal directa de la subunidad GPB5 a través del TSHR.
El rol positivo de la tiroestimulina en la
pérdida de peso, algunas veces es opacado por su impacto sobre el hueso. Los
ratones GPB5 KO jóvenes muestran incremento en el contenido mineral óseo y la
formación de hueso, lo cual sugiere un rol catabólico de la tiroestimulina
sobre la mineralización ósea y la
formación de hueso. Más aún, los ratones que sobre expresan GPB5 muestran acortamiento de los huesos nasal y frontal, pero no en el
hueso parietal. En roedores, los huesos
nasal y frontal derivan de la cresta neural, mientras el hueso parietal es una
estructura mesodérmica. No está claro porque la tiroestimulina retarda el
crecimiento de los primeros pero no del último. Por otra parte, las
anormalidades esqueléticas en los ratones GPB5 KO jóvenes están ausentes en su contraparte adulta. Entonces, el rol de
la tiroestimulina en la formación de hueso disminuye grandemente después que se completa el desarrollo. Por lo
tanto, el uso de tiroestimulina como agente de pérdida de peso podría ser
beneficioso en adultos. Sin embargo, se necesita más investigación sobre el
mecanismo de la tiroestimulina en el metabolismo óseo.
Las gonadotropinas, LH y FSH, actúan sobre
sus respectivos receptores en el epitelio superficial ovárico (ESO) durante la
reparación de la ruptura epitelial
causada por la ovulación para inducir la proliferación de células epiteliales y
prevenir su apoptosis. Por lo tanto, un exceso de gonadotropinas en la mujer
postmenopáusica incrementa el riesgo de
cáncer de ovario. Adicionalmente, la T3, a través de la unión a su receptor en
el ESO, provoca la codificación de isoformas
del receptor de estrógenos (ER), las cuales están fuertemente asociadas
con el cáncer de ovario. El TSHR está presente en el ESO y la señal
tiroestimulina-TSHR induce la proliferación de células de cáncer de ovario.
Para este efecto es requerida la activación de la ruta de señalización adenil ciclasa, MEK-ERK1/2 y PI3K-Akt. Más
aún, la activación del TSHR por la tiroestimulina incrementa la cantidad de EGFR
y su fosforilación. El EGFR está relacionado con el progreso del cáncer de
ovario. Por otra parte, la tiroestimulina reduce la expresión del
proto-oncogeno c-kit. La pérdida de c-kit ha sido relacionada con cáncer de
mama y un pobre pronóstico en cáncer de ovario. La tiroestimulina, pero no la
TSH, está presente en los oocitos de rata y actúa localmente como factor paracrino para regular la
reproducción. Más aún, la expresión del TSHR se ha encontrado en testículo de
pez, aumentando la posibilidad de un rol de la tiroestimulina en la espermiación.
Como la tiroestimulina es más bioactiva que la TSH, la cual está ausente en ovarios
de varias especies, la función de la tiroestimulina se vuelve más clara. En
efecto, se ha sugerido que la tiroestimulina es más un regulador local que una
hormona endocrina. Considerando el curso de su evolución, así como la
incertidumbre en las concentraciones circulantes en humanos, se puede asumir que el rol de
la tiroestimulina en ovario humano puede ser más oscuro.
En
conclusión, la tiroestimulina posee una estructura novedosa. Es la única
hormona glucoproteica conocida con las subunidades GPA2 y GPB5, con
co-localización de las dos subunidades del heterodímero en las células
corticotropas de la hipófisis. La tiroestimulina posee mayor afinidad por el
TSHR que la TSH, pero reducida capacidad para heterodimerizarse en la
circulación. Aunque la tiroestimulina puede estar involucrada en el eje HHT, su
presencia en varios tejidos sugiere que se trata de una hormona multifuncional.
En efecto, la tiroestimulina ha sido implicada en la pérdida de peso, la
progresión del cáncer, el metabolismo óseo y la función reproductiva.
Fuente: Ananth
KD (2017). The role of thyrostimulin and its potential clinical signifance.
Endocrine Regulations 51: 117-128.