Neurotrofinas, plasticidad neuronal y respuesta a
drogas
La plasticidad neuronal es un proceso a
través del cual el ambiente externo e interno de un individuo es gradualmente
representado en la estructura y función neuronal durante el desarrollo y el
aprendizaje. Aunque la conectividad gruesa se desarrolla a través de guías
gobernadas genéticamente, la parte fina tiene lugar a través de la experiencia
y la plasticidad dependiente de actividad, donde las neuronas y las
conexiones que participan activamente en
la función de redes son seleccionadas para estabilización y fortaleza, mientras los contactos inactivos
son debilitados o eliminados. La plasticidad neuronal no involucra solamente
procesos tróficos como la neurogenesis y la sinaptogénesis, también incluye
procesos atróficos como la eliminación de neuronas y contactos neuronales
inactivos. A menudo se piensa que la pérdida de neuronas o sinapsis es
perjudicial, pero la eliminación de
conexiones que no median información útil
es, en efecto, necesaria para una óptima relación señal/ruido en el
sistema nervioso. La mayoría de neuronas y sinapsis formadas durante el
desarrollo son destruidas durante la adultez. Por lo tanto, la plasticidad en
sí misma no tiene una dirección particular; es la actividad dependiente de la
experiencia en la red neuronal la que determina cuales conexiones son
mantenidas y fortalecidas y cuales son eliminadas. En otras palabras, la plasticidad es
adaptativa cuando es guiada por estímulos ambientales beneficiosos, pero puede
ser no adaptativa cuando las experiencias son adversas.
La
plasticidad neuronal aumenta durante los períodos críticos del desarrollo
postnatal, lo cual permite un eficiente desarrollo de redes manejado por la
experiencia. Después del cierre de los periodos críticos, la plasticidad
neuronal y los cambios en la estructura de las redes son más restringidos. Sin
embargo, datos recientes indican que varias drogas usadas para el tratamiento
de desórdenes neuropsiquiátricos pueden influir directamente en la plasticidad
y reactivar un período crítico en el cerebro adulto, un proceso conocido como
plasticidad inducida (iPlasticidad). La actividad neuronal necesita mediadores
moleculares para su traslado a la estructura y función neuronal. En este
contexto, los factores neurotróficos, especialmente el factor neurotrófico
derivado del cerebro (BDNF), son mencionados en la literatura como candidatos
para actuar como mediadores entre la actividad neuronal y la plasticidad
neuronal.
Los primeros factores neurotróficos, factor
de crecimiento nervioso (NGF) y factor neurotrófico derivado del cerebro
(BDNF), fueron descubiertos a través de su capacidad de apoyar la
supervivencia de neuronas y neuritas
durante el desarrollo. Otros miembros de la familia neurotrofina, neurotrofina-3
(NT-3) y neurotrofina-4 (NT-4) fueron identificados a través de secuencias
similares a NGF y BDNF. Las
neurotrofinas actúan a través de la unión a dos tipos de
receptores, miembros de la familia Trk y receptor de neurotrofina p75 (p75NTR).
El NGF se une al TrkA, BDNF y NT-4 al TrkB y NT-3 interactúa principalmente con
receptores con TrkC, mientras todos los miembros de la familia neurotrofina se
unen al P75NTR. La evidencia reciente sugiere que las formas maduras de neurotrofinas se unen predominantemente a los receptores
Trk para promover la supervivencia y plasticidad neuronal, mientras las
proformas de neurotrofinas generadas intracelularmente interactúan
preferencialmente con el p75NTR para incrementar la muerte celular y eliminar sinapsis. El p75NTR es expresado ampliamente en neuronas de
corteza e hipocampo durante el desarrollo temprano, pero su expresión se reduce
en las primeras semanas postnatales. En
el sistema nervioso central, los factores neurotróficos son liberados
constitutivamente en pequeñas cantidades para regular la supervivencia y el proceso de crecimiento de neuronas en
desarrollo. Para su función como mediadores de la plasticidad dependiente de
actividad en el sistema nervioso
central, las neurotrofinas necesitan ser liberadas y actuar de una manera
dependiente de actividad. Estudios recientes indican que la síntesis y
liberación de BDNF y NGF, pero NT-3 y NT-4, son reguladas por actividad. Más
aún, el TrkB, el cual se localiza principalmente en vesículas dentro de la
célula, es transportado a la membrana celular a través de actividad neuronal.
Estos datos son consistentes con un rol central de las neurotrofinas como
mediadoras de la plasticidad neuronal dependiente de actividad.
La primera evidencia funcional del rol de
las neurotrofinas en la plasticidad neuronal se obtuvo en la corteza visual, un
modelo clásico de plasticidad en el desarrollo. Este estudio demostró que el
NGF previene los efectos de la privación monocular durante el periodo crítico
de desarrollo visual. Este hallazgo permitió a los investigadores proponer la
hipótesis que los axones talámicos que
alcanzan la corteza visual compiten por el acceso a un factor neurotrófico que es regulado por actividad. La observación
que la síntesis de BDNF en la corteza visual
es regulada por estimulación visual hace del BDNF el principal candidato
para esta regulación dependiente de actividad.
NGF y BDNF promueven el crecimiento de axones y dendritas e incrementan
la formación de sinapsis. El efecto del BDNF sobre la ramificación dendrítica
es dependiente de actividad neuronal, lo cual es consistente con el rol del
BDNF en la plasticidad neuronal dependiente de actividad.
El BDNF también regula la plasticidad
sináptica. La potenciación de larga duración (LTP) es un modelo de plasticidad
sináptica usado ampliamente y el BDNF es un regulador crítico del estado de LTP
dependiente de síntesis de proteínas. La estimulación de alta frecuencia que
induce la LTP incrementa la producción de BDNF.
Más aún, el BDNF incrementa la liberación de neurotransmisores, promueve
la transmisión sináptica y la LTP in vitro e in vivo. Por otra parte, el
pro-péptido BDNF que es liberado a partir del pro-BDNF posee efectos biológicos
por sí mismo. Las pro-neurotrofinas inducen apoptosis en ausencia de receptores
Trk a través de la interacción entre sortilina y p75NTR. El pro-BDNF se une al
P75NTR para inducir acortamiento de axones y dendritas y promover depresión de
larga duración. Hay evidencia que la liberación de estas señales derivadas de pro-neurotrofina
es utilizada efectivamente por neuronas que compiten por un blanco para
promover su crecimiento mientras inhiben el crecimiento de competidores
vecinos.
Desde el descubrimiento del BDNF y su
receptor TrkB se han hecho muchos esfuerzos para usar a esta neurotrofina como agente terapéutico para desórdenes
neuropsiquiátricos o desarrollar pequeñas moléculas farmacéuticas que podrían
incrementar la producción de BDNF o activar al Trk en el cerebro. En
particular, han sido bien caracterizados los efectos de drogas antidepresivas
sobre la síntesis de BDNF y la señal Trk. Múltiples estudios en roedores reportan que el tratamiento crónico con
antidepresivos incrementa la expresión del mARN de Bdnf y dispara la regulación
hacia arriba de genes asociados con la plasticidad neuronal inducida por BDNF.
Esto puede ser potenciado si el tratamiento con drogas es combinado con
ejercicio voluntario. Más aún, el tratamiento antidepresivo crónico puede
prevenir la regulación hacia abajo de la expresión del mARN de Bdnf causada por
el estrés. Sin embargo, el tratamiento antidepresivo agudo no regula la
expresión de BDNF. Los estudios en
humanos apoyan los hallazgos en roedores, la expresión de BDNF se encontró
aumentada en muestras post-morten de hipocampo de pacientes con medicación anti-depresora
en el momento de la muerte. Adicionalmente, el tratamiento con shock
electroconvulsivo incrementa los niveles cerebrales y plasmáticos de BDNF en
ratas y pacientes deprimidos, respectivamente. Por el contrario, los niveles de
BDNF y Trk disminuyen en la corteza frontal y el hipocampo de victimas de
suicidio cuando se comparan con los controles. Por otra parte, los estudios
genéticos demuestran que la señal BDNF es requerida para los efectos
conductuales de drogas antidepresivas. La administración de BDNF directamente
en cerebro medio o hipocampo es suficiente para inducir neurogénesis y efectos
conductuales similares a los de las
drogas antidepresivas.
El incremento en la expresión de BDNF toma
varios días de tratamiento con antidepresivos, pero la administración aguda de
diferentes antidepresivos incrementa rápidamente la fosforilación de TrkB. El
retardo del incremento en la expresión de BDNF puede ser mediada por la
activación del TrkB, pues es conocido que el BDNF regula su propia expresión a
través del TrkB. Los antidepresivos incrementan la fosforilación de TrkB en el
sitio de unión de la fosfolipasa Cγ y esta fosforilación es independiente de
BDNF, lo que indica transactivación del TrkB. La sobreexpresión del receptor
TrkB, la cual resulta en un incremento de la señal TrkB, es suficiente para
producir un efecto conductual similar al de los anti-depresivos. La señal TrkB
intacta es necesaria para los efectos conductuales de drogas antidepresivas. El
tratamiento crónico con drogas antidepresivas, además de activar la señal del
receptor TrkB, incrementa la expresión de mARN de Trkb. Por otra parte, el
estrés crónico, un importante factor precipitante de la depresión, induce
cambios atróficos en la complejidad dendrítica y por tanto afecta la función de
redes neuronales. En modelos animales, el tratamiento con antidepresivos
durante el estrés crónico puede contrarrestar los efectos del estrés sobre las
espinas dendríticas a través de un mecanismo que incluye la regulación de la
fosforilación del receptor glucocorticoide (GR) por el BDNF. Específicamente,
el BDNF, a través de la activación de TrkB, regula las consecuencias
funcionales de la activación del GR en el estrés. Estos datos demuestran que
las drogas antidepresivas activan la señal TrkB e incrementan los niveles de
BDNF en el cerebro y que la señal BDNF es crítica para los efectos conductuales
de los anti-depresivos.
El hallazgo que la expresión de BDNF es
incrementada por los antidepresivos fue el detonante para la hipótesis que la
plasticidad neuronal está involucrada en la acción de drogas antidepresivas. Desde entonces, varias
líneas de datos indican que las drogas antidepresivas activan y actúan a través
de la plasticidad neuronal. En animales adultos, la neurogénesis está restringida
a la zona subventricular de los ventrículos laterales y al giro dentado del
hipocampo. La neurogénesis del hipocampo
es sensible a una variedad de
estímulos ambientales, incluyendo ejercicio y tratamiento con antidepresivos.
Esencialmente, en roedores, todas las drogas antidepresivas incrementan la
neurogénesis del hipocampo después de dos semanas de tratamiento y la neurogénesis parece ser
requerida por muchos, aunque no todos, los efectos conductuales de las drogas antidepresivas. Los efectos de los antidepresivos sobre la neurogénesis
son dependientes de la señal BDNF intacta
a través del TrkB. Además de la neurogénesis en el hipocampo, los antidepresivos
incrementan la remodelación de axones y dendritas en hipocampo y corteza
prefrontal. Los antidepresivos también incrementan la sinaptogénesis,
aparentemente a través del incremento del recambio de espinas. Más aún, los antidepresivos
promueven la LTP en hipocampo, corteza y amígdala y la propagación de señales a
través de circuitos hipocampales. Aunque
los efectos de los antidepresivos sobre
la remodelación dendrítica en el giro dentado están asociados con neurogénesis,
en otras partes del hipocampo y la corteza prefrontal, dichos efectos son independientes
de la neurogénesis.
La ketamina ha recibido últimamente mucha
atención como droga antidepresiva de acción rápida. Una dosis simple de
ketamina mejora la depresión en una hora, pero el efecto se prolonga por una
semana o más, aunque la vida media de la ketamina y sus metabolitos es
solamente de unas pocas horas. Esta discrepancia temporal entre los efectos y
la cinética de la ketamina sugiere que la plasticidad neuronal puede estar
detrás de los efectos de larga duración. La ketamina también promueve la
sinaptogénesis en corteza prefrontal y la neurogénesis en hipocampo, pero la
neurogénesis no parece ser necesaria
para los efectos antidepresivos de esta
droga. El metabolito de ketamina, (2R,6R)-hidroxinorketamina (HNK) puede
reproducir los efectos conductuales de la ketamina en modelos experimentales,
aunque no se une a receptores NMDA que son los principales blancos que median
los efectos de la ketamina. El (2R,6R)-HNK incrementa las corrientes mediadas
por AMPA y la expresión de BDNF. BDNF y TrkB están relacionados con el
mecanismo de las acciones antidepresivas de la ketamina. Las acciones del (2R,6R)-HNK independientes del receptor NMDA
sugieren que un mecanismo diferente al antagonismo NMDA, como los efectos
mediados por BDNF y TrkB, puede ser crucial en los efectos antidepresivos de la
ketamina. Esta hipótesis es apoyada por el hallazgo que una inyección de
ketamina rápidamente incrementa la activación del receptor TrkB y la
translación de BDNF en hipotálamo de ratón, efectos que también se observan
después del tratamiento crónico con fluoxetina. Más aún, los efectos
conductuales antidepresivos de la
ketamina se pierden en ratones que
carecen de BDNF o Trk.
El fingolimod es un modulador del receptor
esfingósina-1 fosfato que clínicamente es usado para la esclerosis múltiple y
otros desórdenes neurológicos, incluyendo enfermedad de Huntington y síndrome
de Rett, donde está implicada la señal
BDNF. El fingolimod incrementa los niveles de BDNF en cerebro y recupera los
disminuidos niveles de BDNF en el cerebro de ratones con síndrome de Rett.
Adicionalmente, el fingolimod mejora la memoria y previene la regulación hacia
arriba de p75NTR en modelos animales de enfermedad de Huntington. El fingolimod tiene efectos
antidepresivos, lo cual es consistente con el rol crítico de la señal BDNF en la acción de drogas
antidepresivas.
Los receptores TrkB pueden ser activados
independientemente del BDNF vía transactivación a través de otros receptores.
El receptor TrkB parece mediar, en particular, la supervivencia neuronal promoviendo
efectos de compuestos capaces de transactivar receptores TrkB. Por ejemplo, los
receptores de adenosina-A2 y de PACAP, que pertenecen a la familia de
receptores acoplados a proteína G, pueden transactivar receptores TrkB. In
vivo, los efectos de agonistas del receptor
de adenosina-A2 sobre la supervivencia de motoneuronas son mediados vía
transactivación del receptor TrkB. La activación y señalización del receptor TrkB también
puede ser inducida por glucocorticoides, por ejemplo dexametasona, para mediar sus
efectos sobre la supervivencia neuronal.
Las drogas de abuso producen memorias de
larga duración y la plasticidad neuronal ha sido implicada en la formación y el
mantenimiento de estas memorias. La primera evidencia de los cambios plásticos
de larga duración en respuesta a una droga adictiva se observó en las neuronas
dopaminérgicas que se originan en el área tegmental ventral (VTA) y forman
sinapsis en el núcleo accumbens (NAc). La cocaína induce LTP en esta sinapsis
24 horas después de su administración. Las inyecciones repetidas de cocaína
también inducen la producción de nuevas sinapsis en las proyecciones
excitadoras al NAc, las cuales permanecen silentes expresando solamente
receptores NMDA. El rol de las neurotrofinas en la adicción ha sido
extensamente estudiado. El BDNF es
expresado en las neuronas dopaminérgicas y en neuronas excitadoras que se
proyectan al NAc y, por su parte, el
TrkB es expresado en neuronas del NAc que expresan receptores
dopamina D1 y D2. La expresión de BDNF y TrkB
es aumentada por la exposición a cocaína y la inhibición de la señal
BDNF-TrkB reduce el efecto recompensa de la cocaína. Por el contrario, la
administración crónica de morfina reduce la expresión de BDNF en el VTA y la
supresión de la señal BDNF en el NAc promueve la recompensa inducida por
morfina. Por lo tanto, el BDNF así como otras neurotrofinas tienen un rol
crítico, aunque complejo, en la plasticidad neuronal en respuesta a drogas
adictivas.
La plasticidad es la adaptación del sistema
nervioso a experiencias ambientales y
como la exposición a una droga es una
experiencia, es de esperar que las drogas que actúan sobre el sistema nervioso
involucren plasticidad neuronal. Sin embargo, la evidencia reciente sugiere que el proceso central de plasticidad
neuronal, neurogénesis y plasticidad
sináptica pueden ser blancos
directos del tratamiento con drogas. Los períodos postnatales críticos o sensibles
son fases de alta plasticidad neuronal durante los cuales una red neuronal es
particularmente sensible a impulsos
ambientales y experiencias que tienen un gran impacto sobre la estructura y
función de la red. Los períodos críticos
gobiernan el desarrollo de, por ejemplo, aprendizaje motor, lenguaje e
interacciones sociales. Por lo tanto,
las experiencias anormales durante la vida temprana pueden provocar
malas adaptaciones de muchas redes corticales, incluyendo las que gobiernan las
interacciones sociales, y esto se vuelve permanente después del cierre del correspondiente
período crítico, impidiendo la adaptación normal de las redes neuronales. Los periodos críticos
tienen límites relativamente bien definidos y es conocido que la señal mediada
por GABA así como el BDNF son reguladores centrales del inicio y cierre de
estos límites.
La plasticidad inducida en los períodos
críticos en el cerebro adulto es conocida como iPlasticidad. Se considera que
una vez cerrado, un período crítico permanece cerrado. Sin embargo, la
evidencia reciente ha demostrado que es posible reactivar un estado de
plasticidad en la corteza cerebral del adulto. Esta iPlasticidad crea una
ventana de oportunidad para redirigir
redes neuronales conectadas anormalmente o dañadas, lo cual tiene una potencial
aplicación en el tratamiento de trauma neuronal y desórdenes psiquiátricos. Más
aún, dado que los períodos críticos naturales coinciden con los períodos de
crecimiento cerebral en los cuales muchos procedimientos experimentales son
complicados, la iPlasticidad que puede ser inducida en el cerebro adulto
facilita la investigación de los mecanismos moleculares y celulares del
incremento en la plasticidad neuronal. El primer tratamiento químico usado para
inducir plasticidad en el cerebro adulto fue la enzima condroitinasa ABC
(ChABC) que en infusión intracerebral degrada redes perineuronales y
estructuras de matriz extracelular. La degradación de redes perineuronales también reactiva la plasticidad en la médula
espinal y el circuito del temor. Varios tratamientos farmacológicos y
manipulaciones ambientales así como medios genéticos, han sido usados para
inducir la iPlasticidad en modelos
animales y humanos. Por otra parte, hallazgos recientes demuestran que el anti-depresivo fluoxetina
activa la iPlasticidad en la corteza visual de ratas adultas de una manera
similar a la encontrada en el pico del periodo crítico natural. Los niveles de
BDNF son incrementados por la fluoxetina en la corteza visual y la señal BDNF a
través de TrkB es requerida para la iplasticidad. Más aún, la fluoxetina reduce
la inhibición intracortical y el diazepam que potencia la inhibición mediada
por GABA, previene su efecto sobre la plasticidad visual.
Esencialmente, todas las drogas
anti-depresivas incrementan la señal TrkB en el cerebro, pero no está claro si
la iPlasticidad es producida por otros anti-depresivos distintos a la
fluoxetina. La iPlasticidad producida por fluoxetina no se limita a la corteza visual. La
exposición crónica a fluoxetina induce marcadores de plasticidad similar a la de período crítico y promueve la
LTP en la amígdala, lo cual es indicativo de iPlasticidad. Estos efectos
también reactivan la capacidad para suprimir memorias aterradoras cuando el
tratamiento con fluoxetina es combinado con entrenamiento de extinción. Similar
al caso de iPlasticidad en la corteza visual, el efecto de la fluoxetina sobre
la extinción de temor también depende de la señal BDNF y es aparente solo
cuando el tratamiento con fluoxetina se combina con rehabilitación, en este
caso entrenamiento de extinción. En el
giro dentado de hipocampo adulto, la fluoxetina revierte las propiedades
moleculares y funcionales de neuronas a un estado inmaduro, un fenómeno
conocido como desmaduración. Aunque la desmaduración coincide con la iPlasticidad
en otras regiones corticales, no está claro si estos dos fenómenos exhiben el
mismo fondo molecular y celular. Un estudio reciente reporta que la fluoxetina
promueve la recuperación del trauma cerebral. Es posible que la iPlasticidad
tenga un rol significativo en esta acción. Estos datos demuestran que la fluoxetina puede reactivar plasticidad
similar a la de período crítico en
muchas regiones corticales, pero no está claro si efectos similares son
producidos en humanos.
Las experiencias tienen efectos de larga
duración sobre la expresión de
genes a través de la regulación epigenética
de la estructura de la cromatina y
metilación de ADN. La acetilación de histonas es uno de los mecanismos claves
que promueven el estado de cromatina abierta
y la regulación de la expresión de genes. La acetilación de histonas
puede ser incrementada por inhibidores de la desacetilasa de histona (HDAC). Dado
que la plasticidad dependiente de actividad requiere cambios en la expresión de
genes y la síntesis de proteínas, los inhibidores de HDAC pueden activar la iPlasticidad.
Por otra parte, es conocido que la
inervación colinérgica regula la plasticidad de período crítico. En este
contexto, el inhibidor de colinesterasa fisostigmina induce iPlasticidad en la
corteza visual de ratones adultos. La iPlasticidad también puede activada en la
corteza visual por manipulaciones puramente ambientales como la restricción calórica.
Sin embargo, la iPlasticidad inducida por restricción calórica no es dependiente de BDNF.
En conclusión, las neurotrofinas son
reguladas por varias clases de drogas usadas en la práctica clínica. En
particular, los antidepresivos activan rápidamente la señal TrkB e incrementan
gradualmente la expresión de BDNF y los efectos conductuales de los antidepresivos
son mediados por –y dependen de- la señal BDNF a través del TrkB, al menos en
roedores. La iPlasticidad ha sido observada en redes corticales y
subcorticales de roedores y es inducida
por varios tratamientos farmacológicos y no farmacológicos. La iPlasticidad
puede no tener lugar en el cerebro humano.
Fuente: Castrén
E y Antila H (2017). Neuronal plasticity and neurotrophic factors in drug
responses. Molecular Psychiatry 22: 1085-1095.
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