Regulación
mineralocorticoide de la función celular
Los mineralocorticoides y el receptor mineralocorticoide (NR3C2, MR)
regulan numerosos procesos fisiológicos incluyendo el control de electrolitos, el volumen extracelular, la
presión sanguínea, el pH intracelular, los potenciales de acción cardiacos y la
función vascular, entre otros. El MR
puede cambiar la función celular a
través de varios mecanismos. La
aldosterona modifica el transporte de sodio
a través de la transcripción de genes, un mecanismo critico para la homeostasis de sal. La activación del MR también dispara respuestas rápidas que son insensibles a
inhibidores de la transcripción, lo que
sugiere una acción no genómica. Más aún, los mineralocorticoides pueden activar
receptores distintos a los MR citoplasmáticos “clásicos” como ligandos de un receptor de membrana o
influyendo en la señal de un receptor
poco relacionado como el receptor de angiotensina 1 (AGTR1). Estos sistemas no actúan aislados, sino cada uno facilitando,
complementando, aumentando o
disminuyendo al otro.
En humanos, el MR es parte de una familia
de factores de transcripción
activados por esteroide y tiene una significativa similitud con el
receptor glucocorticoide (NR3C1, GR) y el receptor de progesterona (PGR). Todos
son receptores nucleares que contienen un dominio amino terminal
(NTD), un dominio de unión a ADN (DBD), una región bisagra y un dominio de
unión a ligando (LBD). El MR y otros
receptores de hormonas esteroides son activados a través de la
interacción ligando-LBD, pero otras partes de su estructura pueden afectar los
resultados. El NTD, vía activación de los sitios función-1 (AF-1a y AF-1b),
interactúa con proteínas nucleares y, con los sitios AF-2 en el LBD, pueden
unirse a moléculas co-reguladoras que
modifican la función transcripcional. En el estado basal o no unido a ligando,
el MR se localiza predominantemente en
el citoplasma como parte de un complejo heterogéneo con las chaperonas proteínas de shock térmico
(HSP) como la HSP90, inmunofilinas (como la FKBP52) y la proteína fosfatasa 5. La
HSP90 facilita la unión del ligando al MR, mientras la
FKBP52 es importante en la migración citoplasma-núcleo del MR después de la
unión del ligando. Una vez en el nucleoplasma, el MR se disocia de sus chaperonas para permitir la unión al ADN y formar
dímeros. El MR no solo forma homodímeros, sino también heterodímeros con GR, lo
cual resulta en diferentes respuestas transcripcionales. El grado de heterodimerización depende
de la abundancia relativa de MR y
GR activados, lo cual es influenciado por
la disponibilidad de hormona, el manejo esteroide especifico de célula y la
expresión de receptores. El DBD del MR se une a secuencias específicas
de ADN, conocidas como elementos de
respuesta a hormona (HRE) para regular la transcripción de genes. Los HRE también pueden unir GR. La
estructura del DBD del MR cuando se une
al HRE es similar a la del GR. En muchos HRE, las secuencias adyacentes a los motivos consenso facilita la unión de factores
de transcripción no hormonales como proteína activada-1 (AP-1), proteína de respuesta de crecimiento temprano
1 (EGR 1), FOX (forkhead box) y proteína
apareada 5 (PAX5). La interacción con
cofactores en el NTD puede explicar algunas de las diferencias en la regulación de genes entre MR y GR a pesar de la
superposición en la unión de ligando, la
estructura del receptor y el
reconocimiento de secuencias de ADN.
Algunos HRE pueden aumentar preferencialmente la transcripción en respuesta al MR sobre el GR o pueden
unirse específicamente al MR. Dado que
el MR puede unirse a muchas áreas de ADN
que carecen parcial o totalmente de secuencias HRE clásicas, es posible que los HRE no sean indispensables
para la regulación genómica por el
MR. El MR puede formar complejos con otros factores de transcripción que tienen sitios de unión en estas regiones libres de HRE, más que
unirse directamente al ADN.
La aldosterona, el principal mineralocorticoide fisiológico, es
sintetizada en la zona glomerulosa de la
corteza adrenal bajo la regulación del sistema renina-angiotensina (RAS), los
niveles extracelulares de potasio y la
hormona adrenocorticotrópica (ACTH). Su función en la regulación del balance de sal y líquido es activada
alterando la maquinaria de
transporte de sodio de las células
epiteliales tubulares renales y es
crítica para la protección contra la
hipovolemia. Además de la aldosterona, el MR humano tiene alta afinidad por los glucocorticoides cortisol y corticosterona y el esteroide sexual
progesterona. Esto es un vestigio de evolución, con progreso de un receptor
corticoesteroide (CR) multifuncional en animales marinos primitivos a distintas hormonas mineralocorticoides y glucocorticoides y receptores en animales terrestres de orden superior.
Dado que los mineralocorticoides son
menos abundantes que los
glucocorticoides en la circulación y el
líquido intracelular, deben existir mecanismos para conferirles
especificidad de los efectos en el MR.
La enzima 11-beta-hidroxiesteroide deshidrogenasa tipo 2 (HSD11B2),
co-expresada con MR en células
epiteliales, metaboliza cortisol en
cortisona, la cual no puede unirse o
activar al MR. Esto es crucial para la especificidad de la aldosterona como regulador
de la homeostasis de fluidos. Si la HSD11B2 es deficiente o inhibida, se
desarrolla hipertensión e
hipokalemia debido a la activación del
MR renal por el cortisol. En los vasos sanguíneos, la deficiencia o inhibición
de HSD11B2 altera la vasodilatación
mediada por endotelio, pero la causa no es la ocupación de MR por glucocorticoides. Un potencial
mecanismo puede involucrar la
regulación de la expresión de sintetasa
de óxido nítrico endotelial (eNOS). Los glucocorticoides inhiben la
transcripción de eNOS.
Generalmente, en los tejidos que no expresan HSD11B2, los
glucocorticoides son los ligandos
fisiológicos del MR con excepción de los tejidos que expresan HSD11B1 sin co-expresión de
hexosa-6-fosfato deshidrogenasa (H6PD). La H6PD genera la forma reducida de
nicotinamida adenina dinucleótido fosfato (NADPH), sin la cual la HSD11B1
desvía su rol de reductasa a deshidrogenasa, metabolizando cortisol a
cortisona. Por otra parte, en
situaciones de estrés oxidativo intracelular, como inflamación o isquemia, los
glucocorticoides pueden activar el MR y por consiguiente la actividad
transcripcional. La disponibilidad de
ligando, la distribución de la expresión de HSD11B2 y el estatus redox de las
células determinan la respuesta final del MR a su activación por ligando. Las propiedades intrínsecas de la estructura
del MR influyen en el resultado de la unión del ligando al receptor. La forma
del LBD del MR y las fuerzas de van der Waal entre los residuos del LBD y el
esteroide determinan la afinidad de
unión del ligando y la actividad transcripcional. Después de la
unión con el ligando, el MR cambia su
conformación y recluta otros
elementos que facilitan la localización
y transcripción nuclear. La aldosterona se mantiene unida al MR por un período
comparativamente más largo que el cortisol, lo cual estabiliza al MR en una conformación que le permite reclutar co-reguladores más
efectivamente y hace que la aldosterona
tenga mayor potencia que el cortisol
para inducir la transcripción de genes. Es posible también que la
activación del MR y la translocación al núcleo ocurran sin unión de ligando, lo
cual puede ocurrir en el contexto de
estrés oxidativo.
El MR
utiliza varios mecanismos para llevar a cabo el cambio celular. Estos mecanismos permiten diversidad en la
duración, la magnitud y el contexto de la naturaleza del efecto. El MR regula la
transcripción de muchos genes
relacionados con el manejo de electrolitos
en células epiteliales renales, incluyendo canales o transportadores de sodio.
Adicionalmente, se han descrito genes blancos de MR en tejido aórtico y
cardiaco, los cuales tienen diversas funciones
en estrés oxidativo, mediadores inflamatorios, biosíntesis de esteroides y estructura celular. La transcripción de
genes y la traslación de proteínas es un proceso relativamente lento. Esto
podría ser inadecuado cuando se requiere una respuesta homeostática rápida ante disturbios agudos como una
hemorragia. En este contexto, la activación del MR puede disparar eventos
celulares más rápidos a través de
mecanismos no genómicos. Por ejemplo, la aldosterona incrementa la actividad
del canal epitelial de sodio (ENaC) en dos minutos. El MR es capaz de utilizar segundos mensajeros para iniciar estos efectos rápidos.
Las proteínas quinasas activadas por mitogeno
(MAPK) son un grupo de proteínas
serina/treonina citoplasmáticas que catalizan la fosforilación y activación de otras proteínas para regular
numerosos procesos celulares. Como una
cascada de quinasas activadas secuencialmente, la MAPK transmite señales de la
superficie al interior de la célula. En
mamíferos, las familias claves de MAPK son: la quinasa regulada por señal
extracelular (ERK), la p38 quinasa (p38 MAPK) y la c-jun N-terminal
quinasa (JNK), las cuales pueden ser
disparadas por la activación de MR. La señal MAPK es importante para la
proliferación o apoptosis mediada por
MR, como ocurre en el desarrollo neonatal
del riñón y el manejo de electrolitos celulares.
La cascada ERK (RAS-RAF-MEK-ERK) es activada rápidamente (2-5 minutos) por la aldosterona. La JNK
puede ser similarmente activada en 5
minutos y la p38 MAPK en 10 minutos. La
actividad ERK1/2 tarda alrededor de 30
minutos pero puede extenderse hasta dos
horas en un mecanismo dependiente de la proteína quinasa D (PKD),
con una eventual prolongación de la respuesta
de 4-6 horas que requiere la transcripción del ARNm de kirsten Ras (K-Ras). Por otra
parte, la aldosterona estimula la actividad de la fosfatidilinositido 3-quinasa
(PI3K), la cual fosforila al fosfatidilinositol de la membrana y genera
fosfatidilinositol 3,4,5-trifosfato (PIP3). El PIP3 es requerido para activar quinasas
dependientes de fosfatidilinositol (PDK) y en última instancia a la Akt como
efector de procesos celulares dependientes
de PI3K. La fosforilación de la Akt dependiente de MR ocurre a los 15 minutos de la exposición
a la aldosterona, lo que sugiere que la PI3K/Akt es una ruta
para efectos rápidos mediados por MR incluyendo el manejo de electrolitos y
la función vasomotora. Generalmente, PKC y PKD forman parte de una cascada de
señalización regulada por receptores de superficie acoplados a proteína G. La activación de la PKC provoca la fosforilación
de la PKD en dos sitios críticos para llevar a cabo efectos que regulan hacia abajo
la supervivencia celular, la
migración celular e interacciones con las cascadas MAPK. El MR usa la señal PKC
y PKD para alterar el manejo de electrolitos en células epiteliales de túbulos
renales y cardiomiocitos.
Las
cascadas de señalización inducidas por el MR son complejas e intrincadas. Esto
se exacerba cuando se considera la participación de otros receptores en el
proceso. En muchos casos, los segundos mensajeros no son activados directamente por el MR.
El MR transactiva otros receptores, los cuales disparan la señal de una manera similar a cuando son activados por sus propios ligandos. Sin
embargo, aunque estos receptores transactivados tienen sus segundos mensajeros, sus efectos no son
idénticos debido a diferencias en la
expresión de receptores y al contexto
específico requerido para la
activación (particularmente el estatus
redox). El receptor del factor de crecimiento
epidermal (EGFR) es un receptor
tirosina quinasa transmembrana, el cual conjuntamente con otros
receptores estructuralmente similares
como HER2, ErbB3 y ErbB4, forma parte de
la familia ErbB. El EGFR activado forma homodímeros o heterodímeros con otros miembros de la familia ErbB y dispara la autofosforilación de residuos tirosina en sus dominios
citoplasmáticos y la activación de
cascadas de señalización intracelulares
asociadas, incluyendo MAPK, JAK/STAT y
PI3K/Akt. El EGFR, un mediador del crecimiento y la reparación, contribuye a la fibrosis cardiaca y renal disparada por el sistema
renina-angiotensina-aldosterona (RAAS). La aldosterona activa al EGFR en un proceso no
dependiente de MR disparando la
cascada ERK y causando entrada de
calcio y alcalinización celular a través
del incremento del intercambiador sodio/hidrógeno (NHE)-1. Otras rutas
de señalización multifuncionales
activadas por la aldosterona vía EGFR como PI3K/Akt y JNK son
dependientes de MR. El estado redox celular influye en el proceso de
señalización, el antioxidante
N-acetilcisteína (NAC) previene
los efectos de la transactivación aldosterona-MR sobre
EGFR y PI3K. El vinculo entre MR y EGFR es la tirosina quinasa c-Src, la
cual fosforila un residuo tirosina en la
posición 845 del EGFR. La aldosterona incrementa rápidamente la fosforilación de c-Src. Más aún, la
activación de c-Src puede ser
dependiente de PDGFR en una compleja
interacción que ocurre en invaginaciones
celulares, llamadas caveolas. La transactivación de PDGFR por el MR facilita la translocación de c-Src
a los dominios ricos en colesterol y su fosforilación. Hay una relación sinérgica entre MR y EGFR, la
expresión de EGFR es regulada hacia arriba
por la activación de MR mientras la activación de la señal ERK1/2 por el
EGFR es un importante facilitador del
transporte nuclear de MR. Estos eventos complementarios podrían potenciar la señal relacionada con
EGFR por la activación prolongada de MR.
El
receptor del factor de crecimiento similar a insulina (IGF1R) es importante en
la regulación del crecimiento celular
principalmente a través de la
señal MAPK y el metabolismo a través de
la señal PI3K/Akt. Su ligando primario, IGF-1, no solo es
importante como efector de la hormona de crecimiento, sino también en la
función cardiovascular, resistencia a la insulina y la función de las células β
pancreáticas. La aldosterona induce la fosforilación de IGF1R en fibroblastos
cardiacos y renales y en células epiteliales renales. En fibroblastos, la
aldosterona no requiere MR para
transactivar al IGF1R, pero utiliza c-Src como intermediario. La activación de c-Src
en fibroblastos puede depender de
un receptor de membrana acoplado a proteína G. En el epitelio renal, la
transactivación de IGF1R requiere MR, pero el mecanismo aun no es bien conocido. El IGF-1 puede llevar a cabo
algunos efectos de la aldosterona sobre el manejo renal de sodio vía PI3K y también puede
activar sistemas de segundo mensajero
similar al MR, por lo que el IGF1R es
candidato a intermediario de la acción
MR. La expresión de IGF1R puede ser regulada hacia arriba por MR, particularmente en condiciones de estrés oxidativo.
La
angiotensina II, un importante
efector del sistema RAAS y secretagogo de aldosterona, actúa
principalmente a través de dos
receptores: AGTR1 y AGTR2. El AGTR1 está
asociado con las funciones clásicas de la angiotensina II como vasoconstricción,
generación de ROS, proliferación de células vasculares, producción de
aldosterona, retención de sal y líquido e incremento de la actividad simpática
y ha sido identificado como un importante facilitador de los efectos
genómicos mediados por la aldosterona. El AGTR2 tiene efectos opuestos incluyendo vasodilatación, generación de
óxido nítrico y promoción de apoptosis. El AGTR1 y el MR pueden jugar un rol en la señalización rápida disparada por mineralocorticoides y angiotensina II. Por
ejemplo, AGTR1 y MR son requeridos para
la activación de NF-κB, el cual regula numerosos genes inflamatorios.
Dado que la angiotensina II también
requiere MR para la activación de NF-κB,
la relación entre MR y AGTR1 es un mecanismo molecular de señalización común de ambos ligandos. Sin embargo, la naturaleza
de la interacción MR-AGTR1 varía entre
los tipos de células. Así, en contraste con las células vasculares, la
fosforilación de ERK inducida por aldosterona
en cardiomiocitos necesita de MR y AGTR1. En roedores, el AGTR1 ocurre en dos subtipos (a y b), los cuales
tienen efectos diferentes sobre las rutas de señalización. La relevancia de los subtipos AGTR1 en humanos no está clara. La
c-SRC es un importante vínculo entre MR,
AGTR1 y la cascada ERK. En efecto, la señal EGFR/PDGFR con activación de c-Src
puede ser disparada por el sinergismo de
angiotensina II y aldosterona. Aparte de
la contribución de c-Src, se desconoce exactamente cómo los mineralocorticoides y el MR pueden
transactivar al AGTR1. La aldosterona
dispara la dimerización de AGTR1 con la enzima transglutaminasa como
intermediario crítico. Dado que la actividad transglutaminasa es dependiente de calcio, la entrada de
calcio inducida por la aldosterona puede
ser un regulador temprano de la
transactivación del AGTR1. No está claro
si esto es un efecto dependiente de MR o
no.
La
relación entre aldosterona, angiotensina II, MR y AGTR1 aumenta mutuamente la señal
de cada sistema ligando-receptor
individual. La aldosterona es
capaz de regular hacia arriba la
expresión de MR y AGTR1. En los cardiomiocitos, el control de la expresión de MR por la aldosterona es dependiente de MR acoplado a la señal
AGTR1 mientras la expresión de AGTR1 es
regulada por la transactivación de la señal AGTR1 independiente de MR. Más
aún, la activación de MR por aldosterona
incrementa la transcripción del ARNm de
la enzima convertasa de angiotensina (ACE) en la aorta de ratas tratadas con aldosterona y en
cultivos de células endoteliales de
aorta. Este proceso es dependiente de
JAK2 y requiere regular hacia abajo la señal c-Src y la transactivación de
EGFR. La expresión de ACE en cardiomiocitos es similarmente aumentada por el
MR. En una relación bilateral, la angiotensina II puede transactivar MR vía AGTR1 e incrementar la transcripción
de genes dependientes de MR. La
transactivación de MR por el AGTR1 puede involucrar al RAC1, el cual es altamente activado en modelos de roedores de exceso de sal y angiotensina II. El MR actúa vía AGTR1 para regular hacia arriba marcadores profibróticos como colágeno 1A y 3A y actina de músculo
liso. Por lo tanto, MR y AGTR1 están entrelazados en múltiples puntos facilitando la
cooperación de los diferentes sistemas efectores
del RAAS.
El receptor de estrógeno acoplado a proteína G
(GPER, también conocido como GPER-1 o GPR30) es expresado en numerosos tejidos
como cardiomiocitos, endotelio vascular, pulmón, hígado y tejidos
reproductivos. El 17β-estradiol (E2) fue
el primer ligando conocido del GPER, el cual es responsable de algunos de los
efectos rápidos del E2 vía MAPK y PI3K mediados por la transactivación
de EGFR. EL GPER también es responsable de algunas acciones celulares rápidas de la aldosterona que involucran la señal
ERK. La activación de ERK por la aldosterona
puede ocurrir a través de MR o
GPER. Actualmente es motivo de debate si la aldosterona es un verdadero ligando
de GPER. Aunque hay una aparente
activación de GPER con
niveles fisiológicos de aldosterona, la unión no ha sido definitivamente
demostrada. Los mecanismos
alternativos de acción de la
aldosterona vía GPER incluyen la asociación física directa
entre MR y GPER, a través de
segundos mensajeros, la inducción local de la aldosterona sintetasa por el GPER y la modificación de la proteína
estructural estriatina, la cual puede
modular la función del receptor de esteroides.
La
activación por el MR de los sistemas de señalización de otros receptores de
membrana incrementa la diversidad de sus funciones. Estas interacciones necesariamente son dependientes de contexto.
En particular, el estatus redox de las
células es un determinante mayor del acceso del MR a estas rutas alternas. El
estatus redox influye en la activación del MR y
en muchos de los procesos
celulares disparados por el MR. La
generación de ROS es incrementada por la activación del MR a través
de la regulación hacia arriba de la NOX, una enzima unida a membrana que genera superóxido a partir de NADPH y
oxígeno. La NOX está presente en leucocitos, donde el superóxido es
requerido para el estallido oxidativo
antimicrobiano, cardiomiocitos y células endoteliales. Las ROS generadas por la
NOX tienen numerosas funciones reguladoras incluyendo fosforilación de proteínas, reacciones enzimáticas, transporte de iones,
crecimiento celular y muerte celular. La aldosterona incrementa rápidamente la generación de ROS
por NOX en cardiomiocitos y músculo liso de vasos sanguíneos. Este efecto de la aldosterona es dependiente
de MR. El MR también incrementa la generación de ROS por la NOX a través del EGFR. En cardiomiocitos, la interacción MR-EGFR
utiliza la cascada PI3K/Akt para activar la NOX, la cual a su vez dispara la
generación de ROS en las mitocondrias.
Adicionalmente, el MR regula hacia arriba la NOX por mecanismos
genómicos incrementando la síntesis de las subunidades de NOX en células mesangiales renales, células
endoteliales y corazón. La generación de ROS
es un co-factor necesario para ciertas rutas de señalización del MR; por ejemplo, el
tratamiento antioxidante atenúa la capacidad de la aldosterona para
transactivar al EGFR. También, algunas transcripciones mediadas por MR podrían
ser sensibles al estatus redox
incluyendo genes pro-inflamatorio y profibróticos.
La
mayoría de los sistemas de
señalización activados por MR y
mineralocorticoides son ubicuos y en
algunos tejidos específicos se observa
una respuesta coordinada uniforme. Esto ha sido mejor caracterizado en las células epiteliales de los túbulos
renales, aunque el MR también es expresado en glándulas sudoríparas, tracto
gastrointestinal y glándula mamaria
donde regula el manejo celular de electrolitos. La activación MR provoca
efectos homeostáticos rápidos y sostenidos
a través de una combinación de
segundos mensajeros y transcripción de genes. El efecto del MR sobre genes ha sido bien descrito en la fisiología
renal. Todas las células epiteliales del
nefrón distal expresan el canal
epitelial de sodio (ENaC), el mayor contribuyente a la resorción de sodio en el nefrón distal.
El ENaC es una proteína heterotrimérica que comprende subunidades α, β y γ, las
cuales son empacadas inicialmente en el aparato de Golgi, emergen de la red
trans-golgi adyacente en endosomas y eventualmente se dirigen e insertan en la membrana apical donde se vuelven
activas. La activación MR incrementa la entrada de sodio vía ENaC, al menos en parte, a través de la transcripción
directa de la subunidad α. La activación
MR también incrementa los niveles de proteína de la bomba Na/K-ATPasa,
responsable de la salida de sodio hacia el intersticio a través de la membrana
basolateral. El MR también incrementa la expresión de genes que regulan las modificaciones post-translacionales de la
maquinaria del manejo celular de electrolitos, proporcionando una respuesta más
rápida que la síntesis directa de canales o transportadores. Uno de los
genes transcriptos rápidamente es el SGK1, el cual incrementa la actividad de ENaC y el co-transportador
sodio cloruro sensible a tiazida (NCC), un contribuyente menor de la resorción
renal de sodio. El SGK1 fosforila la proteína ligasa Nedd4-2, previniendo la
destrucción de ENaC y NCC. Otros genes blancos del MR actúan sinérgicamente con el SGK1 para prevenir la destrucción de ENaC y NCC. Los efectos rápidos mediados por MR sobre el ENaC incrementan su expresión y
actividad. Por ejemplo, la señal MR vía IGF1R activa la PI3K y los productos de
PI3K interactúan con el ENaC para incrementar la probabilidad de abrir canales.
Esto genera un rápido pero transitorio
efecto después del cual los
mecanismos genómicos (vía SGK1)
contribuyen al mantenimiento de
la actividad del ENaC.
En
conclusión, el MR y los mineralocorticoides
regulan el manejo epitelial de electrolitos e inducen diversos efectos
en otros tejidos. Tradicionalmente, los efectos del MR fueron adscritos a la unión ligando-receptor y la activación de la transcripción de genes. Sin embargo, el
MR también utiliza otras cascadas de señalización, a menudo por transactivación
de otros receptores para cambiar la función celular más rápidamente. Aunque la aldosterona es el
mineralocorticoide fisiológico no es el único
ligando del MR. Más aún, no todos los
efectos de la aldosterona son mediados
vía MR, con implicación de otros
receptores unidos a membrana como el
GPER. Utilizando sistemas de segundos mensajeros y eventos de transcripción genómica, la activación MR en riñón y vasos sanguíneos preserva la homeostasis. Los efectos
específicos de los mineralocorticoides y tejido-selectivos son conferidos a través
de la enzima 11β-hidroxiesteroide deshidrogenasa 2, el estatus redox
celular y las propiedades el MR.
Fuente: Ong GSY y Young MJ (2017). Mineralocorticoid
regulation of cell function: the role of rapid signalling and gene
transcription pathways. Journal of Molecular Endocrinology 58: R33-R57.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario