Metabolismo de
hormonas tiroideas en células inmunes
El metabolismo de hormonas tiroideas (HT) está relacionado con varios aspectos de la
respuesta inmune. En los años recientes, el rol del metabolismo de HT en la
función de células inmunes innatas ha
sido estudiado con detalle y se ha
sugerido que estas células son un importante
blanco de la T3 y que intracelularmente las HT juega un rol esencial
en la función de varios tipos de células
del sistema inmune innato. La regulación de los niveles plasmáticos de HT es
conducido a través de un asa endocrino
de retroalimentación negativa que involucra al eje
hipotálamo-hipófisis-tiroides (HHT). Las neuronas hipofisiotrópicas del núcleo
paraventricular del hipotálamo producen
hormona liberadora de tirotropina (TRH), la cual a su vez estimula a las
células tirotropas de la hipófisis anterior
a sintetizar y secretar hormona estimulante de la tiroides (TSH). La TSH estimula en la
glándula tiroides la producción de
hormonas tiroideas en la forma de tiroxina (T4) y triyodotironina (T3). Estas hormonas son secretadas
en la circulación y sus niveles plasmáticos regulan la liberación
hipotalámica de TRH, completando el asa
de retroalimentación. La glándula tiroides produce principalmente T4,
la cual funciona como una prohormona y requiere de la conversión en T3, la forma biológicamente
activa, aunque se han reportado en la literatura acciones directas de la T4. Esta
conversión ocurre a nivel celular y tisular, facilitando la regulación local de
la biodisponibilidad de HT.
Las HT son transportadas activamente en la célula por
transportadores de HT. Hay varias familias de transportadores de HT incluyendo
polipéptidos transportadores de aniones orgánicos (OATP), transportadores
monocarboxilato (MCT) y transportadores de aminoácidos neutros grandes (LAT).
De estos transportadores, el MCT8 es el único que transporta exclusivamente HT.
Los otros transportadores son también capaces de transportar sustancias adicionales incluyendo esteroides
y aminoácidos. Los estudios en modelos
de ratones transgénicos y las observaciones en pacientes con mutaciones patológicas en los transportadores de HT indican que
MCT8, MCT10 y OATP1C1 son los principales transportadores de importancia
fisio(pato)lógica in vivo. El MCT8
transporta preferencialmente T4, mientras el MCT10 transporta
preferencialmente T3. El OATP1C1 transporta T3, T4 y rT3 con alta
especificidad; sin embargo, tiene la más baja afinidad por T4 de los tres
transportadores. La expresión de transportadores es específica de tipo de
célula y diferencias en su distribución
se han observado entre humanos y roedores. Después de su transporte en la
célula, la TH es metabolizada por las yodotironina desyodasas, una familia de
enzimas que remueven un átomo de yodo
del anillo fenólico o tirosil de la HT. La
desyodasa tipo 1 (D1) es capaz de
desyodar tanto al anillo interno como al anillo externo de la HT. Aunque tiene menor afinidad por la T3 que
las otras desyodasas, es altamente expresada
en el hígado donde es la
principal fuente de T3 local y es importante para el aclaramiento de
rT3. La desyodasa tipo 2 (D2) es capaz de desyodar el anillo externo o fenólico de la HT, lo cual resulta en la conversión de T4 en T3. Aproximadamente 80% de la T3
extra-tiroidal deriva de la desyodación
periférica de T4,
principalmente por la D1 en el hígado y la D2 en el músculo esquelético. La
desyodasa tipo 3 (D3) es una desyodasa del anillo interno o tirosil de HT que convierte T4 y T3 en sus
respectivos metabolitos inactivos rT3
y T2. Además de la desyodación, hay otras rutas menores de metabolismo de HT incluyendo sulfatación,
glucoronidación y clivaje en el enlace éter.
La ruta clásica a través de la cual las HT ejercen sus
efectos biológicos es la unión a receptores nucleares (TR) capaces de iniciar
-o inhibir- directamente la
transcripción de genes. Hay varias
isoformas de TR diferencialmente expresadas
de manera específica de tejido y célula. Las isoformas que son capaces
de unirse a T3 son: TRα1, ampliamente expresada en músculo cardiaco y esquelético, sistema
nervioso central y hueso; TRβ1, presente principalmente en cerebro, hígado y riñón, y TRβ2, expresada
en hipotálamo e hipófisis. Adicionalmente, hay evidencia que las TH también actúan
vía rutas no genómicas. Las rutas involucradas
en las acciones no genómicas de las HT son iniciadas por la unión de la HT a un receptor distinto a los TR
intracelulares, por ejemplo, el receptor en la membrana plasmática αvβ3. La
ruta clásica de acción de HT y la ruta rápida
no genómica activada por HT no
son completamente independientes una de otra, las acciones no genómicas pueden
afectar los TR intracelulares y en ciertos tipos de células requieren TR.
El sistema inmune innato es responsable de la defensa del
huésped contra patógenos invasores. Las células de este sistema identifican microbios, inician una respuesta
inflamatoria y pueden fagocitar y matar
patógenos o reclutar otras células inmunes innatas o adquiridas al sitio de la
infección. Las células inmunes innatas
derivan de stem cells
hematopoyéticas en la médula ósea. Estas células pueden ser movilizadas de la sangre o la médula ósea al sitio de la infección. Alternativamente,
las células inmunes innatas que viajan
de la medula ósea al tejido
y ejercen vigilancia contra patógenos invasores son conocidas como
células residentes en tejido. Las
células del sistema inmune innato incluyen neutrófilos, monocitos/macrófagos y
células dendríticas.
Los neutrófilos,
las primeras células reclutadas en el sitio de inflamación, son los más abundantes de los leucocitos sanguíneos, comprenden 50-75% de los leucocitos
circulantes en humanos y son las células
de más corta vida generadas a partir de las strem cells en la médula ósea. Los
neutrófilos reconocen a los mediadores inflamatorios, después de lo cual se adhieren
al endotelio cercano al sitio de
la infección antes de transmigrar al
tejido extravascular. Luego, los neutrófilos extravasculares migran al lugar de la inflamación donde pueden matar a los patógenos invasores y
secretar mediadores inflamatorios que estimulan la respuesta inmune y reclutar
otras células inmunes tanto innatas como adquiridas. Los neutrófilos son
células altamente especializadas que cuentan con múltiples mecanismos para matar microbios. Sin embargo,
los tres principales mecanismos utilizados
por los neutrófilos son la desgranulación, la producción de especies
reactivas de oxigeno (ROS) y la
generación de trampas
extracelulares. En la fagocitosis de un
patógeno, los neutrófilos pueden liberar
varios elementos bactericidas en el
fagosoma. Algunos de estos elementos son
proteínas antimicrobianas y enzimas que son formadas secuencialmente durante el desarrollo del neutrófilo y
almacenadas en gránulos intracelulares. En la fagocitosis, estos gránulos pueden
fusionarse con el fagosoma de la membrana plasmática y liberar su contenido en
un proceso conocido como desgranulación. Los neutrófilos también son
capaces de generar ROS en el
fagosoma usando el sistema nicotinamida
adenina dinucleótido fosfato (NADPH) oxidasa.
Un importante mecanismo para matar los patógenos es la generación de trampas
extracelulares (NET). Las NET están compuestas por cromatina del neutrófilo a
la cual se unen proteínas
antimicrobianas y ROS. La liberación de las NET permite a los neutrófilos
atrapar y matar bacterias extracelulares, pero eventualmente
podrían resultar en la muerte del
neutrófilo.
Los monocitos y macrófagos son células fagocíticas mononucleares. Los
monocitos son generados continuamente en al médula ósea por hematopoyesis y
liberados en la circulación donde
constituyen 10% de los leucocitos
humanos circulantes. Hay también un considerable reservorio de monocitos en el bazo y los pulmones que pueden ser
movilizados por demanda. Los monocitos circulantes pueden migrar a los tejidos
durante el estado estacionario y durante la inflamación donde pueden diferenciarse en macrófagos o
células dendríticas. Un subtipo alternativo de macrófagos es el de los macrófagos residentes en tejido que hasta hace poco tiempo se pensaba
que eran continuamente reemplazados a partir del pool de monocitos circulantes.
Actualmente, se sabe que derivan de precursores embrionarios que colonizan los tejidos prenatalmente. Los
macrófagos residentes en tejido
comprenden distintas poblaciones de células cuyo fenotipo difiere fuertemente entre los
tejidos. Estas células, incluyendo células de Kupffer y microglías, son capaces de mantener su población
en los tejidos adultos mediante proliferación celular independientemente de los monocitos circulantes. Después de
entrar al tejido, los macrófagos pueden cambiar su fenotipo, lo cual les
permite adaptarse a diversos roles. Este
proceso es conocido como polarización. Los macrófagos polarizados generalmente
se clasifican en M1, o macrófagos activados clásicamente, los cuales son células pro-inflamatorias; y M2, o macrófagos activados
alternativamente, que constituyen un grupo heterogéneo de células con un perfil
más anti-inflamatorio. Los macrófagos M1 son importantes la defensa
antimicrobial y el reclutamiento de neutrófilos y células T en el tejido
inflamado. Ellos son capaces de presentar antígenos y provocar una respuesta de
células T. La polarización M1 es acompañada por cambios en el metabolismo
celular que producen un incremento en la
glucólisis. Los componentes esenciales
de una adecuada función pro-inflamatoria de los macrófagos son la fagocitosis,
la generación de ROS por la NADPH oxidasa y la generación especies reactivas de nitrógeno (RNS) mediada por la sintetasa de óxido nítrico
inducible (iNOS). Los macrófagos M2 son
células tolerogénicas e inmunomoduladoras involucradas en la cicatrización de
las heridas y la remodelación tisular. Esto es acompañado por cambios
metabólicos que provocan un aumento de
la oxidación de ácidos grasos y la fosforilación oxidativa mitocondrial. Los
datos recientes sugieren que la
polarización de los macrófagos no es un
corte claro entre estos fenotipos sino que representa un espectro que se extiende de pro-inflamatorio a anti-inflamatorio.
Las células dendríticas (CD) no solo son capaces de
fagocitar patógenos sino también de funcionar como células presentadoras de
antígenos. Ellas sirven como puente
entre la inmunidad innata y la inmunidad adaptativa y determinan la
respuesta de las células T. La población
de CD deriva del linaje hematopoyético y
es muy heterogénea. Actualmente se reconocen
cuatro tipos principales de CD: CD clásicas, CD plasmacitoides, células
de Langerhans y CD derivadas de monocitos. Todos estos tipos de células derivan de un
progenitor mieloide común. Las CD clásicas y las CD derivadas de monocitos son células
especializadas en la fagocitosis de
patógenos. Las CD no estimuladas o inmaduras
tienen vida media corta y son
reemplazadas continuamente en la médula
ósea. Después de la activación estas
células experimentan considerables
cambios morfológicos y son caracterizadas como CD clásicas maduras. La activación de CD es acompañada por un cambio en el metabolismo celular que
favorece la glucólisis sobre la
fosforilación oxidativa. Las CD maduras
son capaces de migrar a los nodos
linfáticos y presentar antígenos a las
células T, iniciando la respuesta inmune adaptativa. Las CD plasmacitoides no son fagocíticas y además son ineficientes
en la presentación de antígenos. Ellas juegan un rol importante
en la respuesta inmune a virus ya
que producen grandes cantidades interferón tipo 1. Las células de Langerhans
son CD residentes en tejidos de la piel,
similares en muchos aspectos a los macrófagos residentes en tejido pero
con capacidad de migrar a los tejidos linfoides.
Los neutrófilos contienen los elementos intracelulares
esenciales requeridos para el
metabolismo y la acción de las HT. Los neutrófilos humanos expresan el
transportador MCT10 y, una vez activados,
son capaces de llevar a cabo la desyodación de T3 y T4.
Los neutrófilos también contienen sitios
de unión saturables para T3 en el núcleo (TRα1). La D3
está presente en neutrófilos de humanos
y roedores y se localiza en el citoplasma y en los gránulos involucrados en la acción
bactericida, aunque recientemente se ha demostrado que los neutrófilos humanos
también expresan D1. La D3 también se ha
encontrado en el estadio inicial de las NET. Los niveles circulantes de HT afectan la generación de ROS por los
neutrófilos estimulados in vivo, mientras el hipertiroidismo incrementa la
generación de ROS en comparación con controles eutiroideos, el hipotiroidismo
tiene el efecto opuesto. En ambos casos,
los cambios en la generación de ROS son (parcialmente) revertidos con la restauración de los niveles de HT en el rango normal. Sin
embargo, los efectos de la incubación de neutrófilos con HT in vitro son menos consistentes. Estos
resultados conflictivos sugieren que los efectos de la HT sobre la generación de ROS por los
neutrófilos no pueden explicarse
completamente por efectos directos de la HT sobre estas células. Otro
mecanismo de acción bactericida de los neutrófilos es el uso de proteínas
antibacterianas alojadas en los gránulos
citoplasmáticos de la célula. Una de estas proteínas es la
mieloperoxidasa (MPO) y hay estudios que reportan un incremento en la actividad
MPO en neutrófilos derivados de animales
hipertiroideos o incubados con HT in
vitro. Los efectos de los niveles
circulantes de HT sobre la función de los neutrófilos son
mediados a través de rutas no
genómicas. El incremento en la producción de ROS es parcialmente mediado por un
receptor acoplado a proteína G desconocido que activa la ruta de la proteína
quinasa C e incrementa los niveles intracelulares de Ca2+. Por otra
parte, el hipertiroidismo no afecta la actividad superóxido dismutasa ni el contenido de glutatión en los
neutrofilos, lo que indica que el incremento en la generación de ROS no se debe
a cambios en las defensas antioxidantes.
El metabolismo intracelular de HT juega un rol esencial en la función de los neutrófilos durante la infección y la inflamación. La
HT llega al sitio de la infección
bacteriana y los neutrófilos son
capaces de romper la unión
tiroxina-globulina (TBG), incrementando la cantidad de T4 disponible extracelularmente.
La HT entra al neutrófilo vía transportadores (MCT8 o MCT10) donde es
inactivada por la D3. La actividad D3 de los neutrófilos aumenta
significativamente en los tejidos inflamados. En este contexto, varios estudios
reportan que el metabolismo de HT por
los neutrófilos activados resulta en la producción de yoduro libre (I-), el cual
podría ser utilizado por la MPO junto con H2O2 para generar
hipoyodito (IOH), un compuesto tóxico que es capaz de matar bacterias. Otros
estudios han encontrado que los
neutrófilos activados son capaces de
romper el enlace éter de la T4,
lo cual resulta en la formación de
diyodotirosina (DIT). Por otra parte,
hay reportes que indican que la degradación de HT por los neutrófilos requiere
la formación intracelular de ROS.
Los macrófagos contienen varios elementos esenciales del metabolismo intracelular de HT. Las
macrófagos expresan principalmente MCT10 y en menor extensión MCT8. Las microglías, macrófagos residentes en el cerebro, contienen transportadores LAT2, MCT10 y
OATP4a1. Los macrófagos también expresan
D2, TRα1 y TRβ. Varios
trabajos recientes han demostrado que
los macrófagos de humanos y roedores son capaces de producir una variante TSHβ funcional, la cual es
positivamente regulada por T3,
es capaz de estimular al receptor
de TSH y, según algunos autores, juega
un rol en la fisiología ósea. Por otra
parte, algunos estudios reportan que los macrófagos hipertiroideos
estimulados incrementan la producción de
ROS. El tratamiento de pacientes
hipertiroideos con PTU normaliza la
producción de ROS. La fagocitosis de los
macrófagos también es afectada por las concentraciones de HT, la mayoría de
estudios reportan que los altos niveles de HT provocan un incremento de la capacidad fagocítica. Este
efecto ha sido confirmado in vitro
donde la incubación de macrófagos con HT resulta en un incremento de la
fagocitosis y la quimiotaxis. La incubación con T3 polariza los macrófagos derivados de la médula ósea hacia un fenotipo
pro-inflamatorio M1 e inhibe la polarización M2. La polarización M1 se acompaña
con un cambio en la relación TRα1:TRβ1,
lo cual sugiere que la abundancia relativa
de las isoformas TR está
asociada con el fenotipo de los
macrófagos. El rol de los elementos específicos
del metabolismo intracelular de HT en estos efectos ha sido estudiado recientemente. Los resultados indican que la adecuada regulación de los niveles intracelulares de HT afecta la
función de los macrófagos a través de
una combinación de rutas genómicas y no genómicas. El incremento en la
expresión y actividad de iNOS, la
fagocitosis y la muerte bacteriana son
mediados a través de la unión de HT a integrinas αvβ3 en la superficie extracelular de la célula, lo cual
resulta en la rápida activación de las rutas de señalización PI3K y ERK1/2. La
regulación de los niveles intracelulares de HT también
juega un rol esencial en la respuesta
pro-inflamatoria de los macrófagos. La D2
es inducida en macrófagos
estimulados con endotoxina
bacteriana
(lipopolisacáridos) junto con TRα1
y MCT10, lo que indica un desvío hacia
un incremento de la acción HT durante la
inflamación. Estos efectos parecen parcialmente mediados por rutas genómicas. Más aún, los macrófagos
que carecen de TRα exhiben bajo grado de inflamación en comparación con los
controles, lo que indica un rol anti-inflamatorio del TRα. Esto sugiere que la atenuación de la rápida respuesta pro-inflamatoria generada por el incremento
en los niveles intracelulares de HT podría ser mediada por TRα.
Los macrófagos residentes en tejido pueden variar ampliamente en fenotipo
dependiendo del tejido. El metabolismo
de HT ha sido investigado específicamente en las
células de Kupffer y las microglías.
Como macrófagos residentes en tejido, las células de Kupffer son
esenciales para la homeostasis del hígado.
Este rol está aumentado durante la infección y la inflamación. La
administración de T3 induce
estrés oxidativo en el hígado. Esto es
mediado por las células de Kupffer, las cuales en respuesta a la administración
de T3 in vivo muestran hiperplasia, incremento en la capacidad
fagocítica, aumento de la generación de ROS y producción de factor de necrosis
tumoral (TNFα). La activación de las
células de Kupffer por T3 dispara
una cascada de respuestas en el
hígado incluyendo un incremento en los niveles de TNFα e interleuquina-6
(IL-6), lo cual provoca la activación de
STAT3 y factor nuclear kappa-B (NFκB). La activación de
ambas rutas resulta en un aumento
de la actividad de la iNOS que a su vez
provoca la producción de grandes
cantidades de ROS y estrés oxidativo en
el hígado y disminución del contenido de glutatión. Por otra parte, el
incremento en la activación de células de Kupffer resulta en mayor actividad de
la D2. Esto sugiere que las células de
Kupffer son también capaces de generar T3
localmente durante la inflamación. Las rutas exactas a través de las cuales son mediados los
efectos de T3 en las células
de Kupffer aun no son claras. Es posible que las acciones no genómicas sean
parcialmente atenuadas por los efectos genómicos que inhiben la respuesta
pro-inflamatoria en estas células. En
ratas, la inducción de estrés oxidativo
hepático por T3 mejora los efectos perjudiciales de la reperfusión isquémica, la cual provoca
severo daño en el hígado. El efecto
protector de la T3 contra la
reperfusión isquémica es activado a
través del desarrollo transitorio y
reversible de estrés oxidativo.
Las microglías
derivan de células mieloides progenitoras que migran al cerebro durante el desarrollo
fetal. Las microglías de humanos y roedores
expresan altos niveles de LAT2, MCT10, OATP4a1, TRα1 y TRβ1. Las
concentraciones fisiológicas de HT son cruciales para el crecimiento y la
diferenciación morfológica de las microglías.
Las ratas hipotiroideas muestran
retardo en el crecimiento y diferenciación de microglías, mientras los animales
hipertiroideos exhiben el fenotipo opuesto con
acelerado crecimiento y diferenciación
de microglías. La exposición a T3 incrementa la migración, activación y
fagocitosis de las microglías en ratones, lo que indica un desvío hacia un fenotipo
más maduro y pro-inflamatorio. Estos efectos son mediados por rutas genómicas y no genómicas. Sin embargo,
la migración y los cambios morfológicos
asociados con la activación celular no dependen solamente de los
transportadores y receptores de HT sino también de receptores de ácido gamma aminobutírico
(GABA-A y GABA-B), NOS, entrada de Ca2+ y rutas de señalización
mediadas por proteína G incluyendo PI3K y MAPK/ERK. Por el contrario, la
estimulación de la fagocitosis inducida por T3 en las microglías es
mediada parcialmente por rutas de señalización que no involucran receptores de
GABA.
Las CD expresan
TRβ1 y en menor extensión TRα1, transportadores MCT10 y LAT2 y exhiben
actividad enzimática D2 y D3. Las HT
tienen profundos efectos sobre el fenotipo de las CD. La administración de HT tiene
efectos pro-inflamatorios en las CD, ilustrados por un incremento en la
maduración de las células, producción de citoquinas pro-inflamatorias y aumento de
la capacidad para provocar una respuesta de células T citotóxicas. En este contexto, la incubación
con HT de células mononucleares de sangre periférica humana aumenta su capacidad para diferenciarse en CD
funcionales. Más aún, la estimulación de CD derivadas de médula ósea con niveles fisiológicos de T3 resulta en el
inicio de la respuesta inmune adaptativa
por inducción de maduración de CD, incremento en la producción de IL-12 y
aumento de la capacidad de las CD para
estimular la respuesta de las células T citotóxicas y disparar respuestas específicas de antígeno. También
aumenta la supervivencia de las CD y la capacidad para migrar a los nodos
linfáticos. Los efectos de la T3 sobre las CD son mediados por el
receptor TRβ1 y las rutas Akt y NFκB. El
efecto de la T3 sobre las CD
podría ser beneficioso en las vacunas anti-cáncer. Dado que las CD son células presentadoras
de antígeno, las CD del propio paciente
pueden ser cargadas con antígeno tumoral
e inducir la maduración de CD. La CD son luego readministradas al paciente resultando en una respuesta de células T citotóxicas contra el
tumor. Esto necesita el uso de moléculas coestimuladoras que
incrementen la supervivencia e
inmunogenicidad de las CD. Como la T3 incrementa la supervivencia de las CD y su capacidad
para migrar a los nodos linfáticos, podría ser usada en las vacunas anti-cáncer
basadas en CD.
En conclusión, las HT juegan un rol importante en la función
de las células del sistema inmune innato. Neutrófilos, macrófagos y células dendríticas contienen los elementos
esenciales requeridos para el
metabolismo intracelular y la acción de
las HT, incluyendo transportadores de HT, desyodasas y TR. Por otra parte, los niveles circulantes de HT
tienen un profundo efecto sobre neutrófilos, macrófagos y CD. En general,
niveles aumentados de HT resultan en una
amplificación de la respuesta
pro-inflamatoria de estas células. Esto
es ilustrado por el hecho que la
producción de ROS y la actividad MPO aumentan en neutrófilos hipertiroideos.
Los altos niveles de HT también incrementan la producción de especies reactivas
de nitrógeno, la fagocitosis y la acción bactericida en macrófagos. De acuerdo con estos efectos,
la T3 polariza los macrófagos hacia
un fenotipo pro-inflamatorio M1 al tiempo que inhibe marcadores
anti-inflamatorios M2 Además del efecto pro-inflamatorio de las HT
extracelulares, la respuesta celular al estimulo pro-inflamatorio parece ser
dependiente del metabolismo intracelular
de HT, lo cual sugiere que el metabolismo de HT juega un importante
rol en la defensa del huésped contra la infección. Hasta la fecha, esto ha
sido demostrado en macrófagos. En las CD, los efectos pro-inflamatorios de HT
se manifiestan a través de un incremento
en la maduración celular, la producción de citoquinas pro-inflamatorias y la capacidad para provocar una respuesta de
células T citotóxicas. Los mecanismos involucrados en los efectos de las HT
sobre las células inmunes innatas son solo parcialmente entendidos.
En neutrófilos, la HT induce sus efectos pro-inflamatorios por unión a
un receptor acoplado a proteína G desconocido cuyos efectos son mediados por la
ruta de la PKC. En macrófagos, se ha
descrito una ruta no-genómica que involucra integrinas αvβ3 y la activación de
las rutas ERK y PI3K. Los efectos de la T3 en células dendríticas
son mediados por TRβ1 y las rutas Akt y NFκB.
Fuente: van der Spek AH et al (2017). Thyroid hormone
metabolism in innate immune cells. Journal
of Endocrinology232: R67-R81.
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