Adaptación de las células
β en el embarazo
Durante el embarazo, el crecimiento y desarrollo del feto
depende de un apropiado flujo de nutrientes
de la madre al feto a través de la placenta. La glucosa proporciona una fracción sustancial de las necesidades
energéticas del feto, pero su transporte a través de la placenta es un proceso pasivo y utiliza transportadores
facilitados. Por lo tanto, el manejo de la glucosa depende del gradiente de
concentración entre las circulaciones fetal y materna. Tempranamente en el
embarazo, las células β fetales establecen este gradiente manteniendo baja la
glucosa en la circulación fetal a través de su alta secreción basal de insulina
y una relativa insensibilidad a la
glucosa. Sin embargo, en los estadios tardíos del embarazo, el crecimiento
fetal provoca un incremento en la fracción de glucosa materna que atraviesa la placenta y por consiguiente una disminución de la glucosa en la circulación materna. En
respuesta, la placenta secreta hormonas
que incrementan la producción hepática de glucosa y la resistencia a la
insulina en la madre, lo cual aumenta los niveles de glucosa en la circulación
materna y mantiene el gradiente. Para prevenir un excesivo paso de nutrientes
al feto, el incremento en la resistencia a la insulina en la madre debe ser
balanceado por un incremento en la capacidad de las células β maternas para
responder a las comidas. El cambio en la capacidad de la célula β resulta del
crecimiento del “pool” de células β maternas y su capacidad para secretar
insulina en respuesta a la glucosa. En roedores, la expansión de la masa de células β en el embarazo
resulta principalmente, si no completamente, de la proliferación de células β pre-existentes. Este balance en la madre entre la resistencia
a la insulina y un agrandado e hiperdinámico pool de células β asegura un flujo estacionario de nutrientes de la madre al feto al final del
embarazo. La masa de células β de la
madre, comenzando antes del parto y
continuando en el periodo
postparto, regresa a su tamaño pre-embarazo.
Los estudios en roedores han demostrado que la compensación de células β en la madre precede al
desarrollo de la resistencia a la insulina y no es simplemente una respuesta
al incremento en la demanda de insulina. El incremento en la
proliferación de células β durante el embarazo ocurre en paralelo con el aumento de lactógenos
hipofisiarios y placentarios. El
tratamiento con prolactina y lactógeno placentario maneja eficientemente la
proliferación de células β en roedores e incrementa la secreción de insulina
estimulada por glucosa in vitro e in vivo. Los cambios en las células β durante
el embarazo requieren de un receptor de prolactina (PRLR) intacto en la célula
β, el cual funciona como receptor de prolactina y lactógeno placentario y es
inducido en la célula β durante el embarazo. El PRLR pertenece a la familia de receptores citoquina clase 1.
Cuando el PRLR se une a su ligando atrae a –y es fosforilado por- la
janus quinasa 2 (JAK2), con lo que se
facilita el reclutamiento y la fosforilación
de la proteína transductora de señal y activadora de la transcripcion 5
(STAT5), la cual se dirige al
núcleo donde regula la expresión de
genes.
Entre los genes activados por la señal PRLR en la célula
β están los que codifican las dos isoformas
de la enzima triptófano
hidroxilasa 1 y 2 (TPH1 y TPH2), que controla la etapa limitante de la síntesis
de serotonina.. En ratones, el ARN de
Tph1 aumentan hasta tres ordenes de magnitud
en los islotes pancreáticos durante el embarazo. Las células β contienen
la maquinaria necesaria para la síntesis, el almacenamiento y la secreción de serotonina, la cual es co-secretada con la
insulina durante el embarazo. Entre todos los tejidos serotonérgicos, la activación de los genes TPH inducida por el
embarazo es única de los islotes pancreáticos. Dado que la serotonina
comúnmente actúa como
neurotrasmisor u hormona paracrina, es
razonable considerar que los altos
niveles de serotonina secretados en los islotes maternos durante el embarazo
pueden afectar la biología de las
células en el islote. Históricamente, los investigadores han descrito efectos
contradictorios de la serotonina sobre la función de las células de los islotes
pancreáticos. Estas diferencias pueden reflejar la variedad de modelos (diferentes especies, diferentes
edades, diferentes estados fisiológicos)
y condiciones experimentales de
estos estudios. La confusión también
puede ser causada por el gran repertorio de receptores de serotonina de los mamíferos, muchos de los
cuales son expresados en varias células
de los islotes. Adicionalmente,
los niveles de expresión de receptores
cambian durante el embarazo: la expresión de Htr2b acoplado a Gq aumenta
durante el embarazo, mientras el Htr1d acoplado a Gi disminuye pero regresa a
los niveles pre-embarazo al final del embarazo y en el postparto. La evidencia en modelos de ratones sugiere que el incremento de serotonina en los
islotes durante el embarazo maneja la expansión de células β. Más aún, el
tratamiento in vitro de islotes de
ratón con serotonina induce
proliferación de células β. El lactógeno
placentario maneja la síntesis de serotonina en las células β, la cual a su vez
maneja la proliferación de células β y la secreción de insulina estimulada por
glucosa.
La pérdida de la señal serotonina en los islotes no
bloquea completamente la respuesta proliferativa de células β de ratón, hay
otras señales que también contribuyen. Dada la importancia del balance de nutrientes durante el
embarazo, múltiples rutas deben ser consideradas. Por ejemplo, a medida que progresa el
embarazo y comienza a desarrollarse la resistencia a la insulina, los niveles
de glucosa y la demanda de insulina pueden modular la expansión de células β
manejada por serotonina. Los impulsos
neurales autónomos controlados por los reguladores centrales de la alimentación y el metabolismo también son importantes. Asimismo, hay otros
genes y rutas de señalización implicados
en la expansión de células β durante el embarazo. Además del rol de la cascada JAK2/STAT5, el
PRLR activa otras rutas de señalización, incluyendo la ruta PI3K/AKT/mTOR,
aunque su rol aún no está muy claro. Varios estudios han demostrado que el
embarazo y el lactógeno placentario activan las proteínas IRS1, IRS2, PI3K, AKT
y mTOR en células β de roedores. En
ratones, el tratamiento con rapamicina, un inhibidor de la señal mTOR, limita la expansión y replicación de células β durante el
embarazo, pero no altera la tolerancia a la glucosa. El embarazo y la señal
PRLR también activan la ruta Raf/MEK/ERK
en células β de roedores. Sin embargo, la necesidad de esta ruta en la proliferación de células β maternas no
ha sido examinada y la fosforilación de
ERK no impacta la proliferación de
células β en ratones hembras no embarazadas.
La expresión del receptor de
factor de crecimiento epidermal (EGFR) bloquea la expansión de células β durante el embarazo en ratones
sin impactar la expresión de TPH inducida por lactógenos. Varios estudios han identificado a la survivina/BIRC5, una proteína del ciclo
celular y factor antiapoptosis, como un factor inducido por lactógenos que
depende de EGFR, mTOR y MEK/ERK.
En ratas embarazadas, las investigaciones demuestran que la proliferación de células
endoteliales precede a la expansión de
la masa de células β. Durante el embarazo, las células endoteliales de los
islotes maternos secretan factor de crecimiento de hepatocitos (HGF) y el
anti-suero contra HGF bloquea la capacidad
del medio de cultivo para manejar la proliferación de células β. Más
aún, la lesión del gen que codifica al receptor de HGF (c-met) en el
páncreas reduce la proliferación
de células β y la expansión de la masa de células β durante el embarazo en ratones. Otros
estudios en ratones han demostrado que los niveles de menina, supresor de tumor
endocrino, disminuyen durante el
embarazo y regulan hacia abajo la señal
PRLR. Adicionalmente, la sobre expresión de menina induce diabetes gestacional.
Por otra parte, la evidencia acumulada
sugiere que los microARN tienen roles importantes en la modulación de la expresión de genes en las células β y
por consiguiente modifican la diferenciación, proliferación, función y
muerte de células β. La expresión de
varios microARN de células β cambia durante el embarazo. Uno de los microARN
regulados hacia abajo durante el embarazo es el miR-338-3p, el cual es inhibido
por estrógenos a través del receptor
GPR130. La inhibición del miR-338-3p en
las células β provoca un incremento en la proliferación. Varios factores de transcripción también han
sido implicados en la expansión de células β del embarazo. La lesión del gen
que codifica Foxd3, un factor de transcripción implicado en la
proliferación de stem cells, reduce la
expansión de células β en el páncreas durante el embarazo. Por el contrario, la
expresión del factor de transcripción
asociado al ciclo celular FoxM1 aumenta en las células β de ratón en
paralelo con la inducción del ciclo
celular durante el embarazo y en islotes
de ratón in vitro en respuesta a
lactógenos. La lesión del gen que codifica
al FoxM1 en el páncreas reduce la
expansión de células β durante el
crecimiento postnatal normal y en ratones hembras embarazadas.
En ratones, al final del embarazo disminuye la expresión
de receptores Htr2b en las células β maternas, mientras aumenta la
expresión de Htr1d. Debido a que la PRL circulante y los niveles de serotonina en las células β maternas persisten en el postparto temprano, la
perdida de Htr2b y el cambio a una ruta de señalización de la serotonina predominantemente acoplada a Gi podrían inhibir
la proliferación de células β y posiblemente incrementar la apoptosis de células β y por lo tanto
contribuir a la contracción de la masa de células β. Sin embargo, hay
otros mecanismos que contribuyen, como los altos niveles de progesterona al
final del embarazo que bloquean los efectos proliferativos de los
lactaógenos sobre las células β e
inician la disminución de la
proliferación de células β hacia el final del embarazo. La serotonina también juega un rol en el incremento de la secreción
de insulina estimulada por glucosa inducida
por el embarazo. Además de los efectos sobre los receptores Htr2b y Htr1d, la
serotonina secretada por los islotes maternos
se une a receptores Htr3a en las células β durante el embarazo. El
receptor Htr3a funciona como un canal
iónico activado por serotonina que permite el paso de iones Na+
extracelulares, lo cual resulta en la
despolarización de la membrana y la
disminución del umbral para la secreción de insulina estimulada por glucosa.
En ratones, el bloqueo de la señal Htr3a
reduce la secreción de insulina y perjudica la tolerancia a la glucosa durante
el embarazo. Además del rol en la señal
serotonina, el embarazo también induce
otros cambios que aumentan la secreción de
insulina en los islotes. Los niveles y la actividad de la glucoquinasa, sensor de glucosa en la
célula β, aumenta en respuesta al embarazo y a la señal de los lactógenos, así
como también los niveles de AMPc y las proteínas involucradas
en la fusión de los gránulos de insulina. Estos cambios en las células β maternas no
ocurren independientemente, sino que actúan como diferentes componentes de las rutas de señalización coordinadas por
el PRLR. Por ejemplo, la actividad glucoquinasa
y la señal serotonina pueden regular los niveles de AMPc, lo cual a su
vez podría impactar los niveles de proteínas SNARE involucradas en el proceso
de fusión de los gránulos de insulina. En suma: todos estos aumentos en la función de
la célula β como sensora de glucosa y productora de insulina conjuntamente con
un aumento en el número de células β, proporcionan un contra balance a la disminución de la sensibilidad materna a
la insulina en el embarazo tardío y controlan
el flujo estacionario de
nutrientes de la madre al feto.
La mayor parte del
conocimiento sobre los cambios en las células β mediados por el embarazo deriva
de estudios en modelos de roedores, el conocimiento sobre células β humanas en el embarazo es muy limitado. Lo que se
conoce hasta ahora, sugiere similitudes e importantes diferencias entre
roedores y humanos. La rápida evolución
de la placenta complica el uso de
animales como modelos del embarazo humano. El lactógeno placentario
proporciona un ejemplo de este
problema. Entre los mamíferos, el
lactógeno placentario ha evolucionado independientemente en al menos tres
linajes diferentes -primates antropoides
(monos y humanos), roedores (ratas y ratones) y rumiantes (vaca, oveja,
cabra)- a través de múltiples duplicaciones
del gen de hormona de crecimiento de la hipófisis (primates) o el gen de
PRL de la hipófisis (roedores y
rumiantes), mientras muchos mamíferos (cerdo, por ejemplo) no expresan genes de hormona de crecimiento o prolactina en la placenta y dependen
solamente de la PRL hipofisiaria durante
el embarazo. En conjunción con estas
duplicaciones de genes, los genes ancestrales y duplicados y los genes que
codifican los receptores de hormona de
crecimiento y PRL han tenido una evolución acelerada. Por lo tanto, las
conclusiones con respecto a las
actividades de las hormonas mamosomatotrópicas y sus receptores derivadas de
modelos no humanos pueden no
aplicar al embarazo humano. Más aún, la rápida evolución de estas hormonas y sus receptores ha alterado su especificidad en sistemas
heterólogos. Las hormonas de crecimiento humanas (ancestral y duplicados) se unen
eficientemente a todos los PRLR de
mamíferos. Entonces, los estudios de
estas hormonas y sus receptores deben usar los ortólogos y parólogos
correctos.
En los islotes pancréaticos y las células β también hay diferencias entre
humanos y roedores. Estas diferencias
incluyen la distribución de los islotes,
la disposición de las células β, la composición
y organización de los islotes
individuales y los patrones de
irrigación e inervación de los islotes. Adicionalmente, las células β
humanas son más resistentes a entrar en el ciclo celular que las células
β de roedores. En mujeres, las células β
maternas aumenta 1,4-2-4 veces durante el embarazo. Los mecanismos para esta
expansión de células β se mantienen inciertos. Algunos estudios sugieren que el
incremento en células β puede ser debido a neogénesis a partir de otro tipo de célula. Por otra
parte, los tratamientos con lactógenos
han proporcionado resultados variables. En cultivos de islotes humanos
tratados con PRL, lactógeno placentario y hormona de crecimiento, las tres
hormonas incrementaron la secreción de
insulina estimulada por glucosa. Otros estudios
reportan que la hormona de crecimiento humana no induce proliferación de células β.
Entonces, aunque sabemos que los efectos
netos del embarazo sobre la masa de
células β y la secreción de insulina son
similares en roedores y humanos, los
mecanismos que manejan estos efectos
pueden ser muy diferentes.
En conclusión, el páncreas anticipa el incremento en la
resistencia a la insulina que ocurre en
el embarazo, incrementando el número y la función de las células β
tempranamente en el embarazo. En
roedores, esta expansión de células β depende de lactógenos secretados por la
placenta que actúan a través del receptor de prolactina. Al final del embarazo,
la población de células β se contrae a
su tamaño pre-embarazo. Sin embargo, aunque
se ha progresado bastante en el conocimiento de la biología básica de las adaptaciones de las células β en el
embarazo, especialmente en modelos no
primates, mucho de este conocimiento no
aplica al embarazo y las células β de
humanos.
Fuente: Baeyens L et al (2016). Β-Cell adaptation in pregnancy. Diabetes, Obesity and Metabolism 18
(Suppl. 1): 63-70.
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