Nuevas moléculas en
la regulación de la homeostasis energética
Varias moléculas están involucradas en la regulación de la homeostasis energética y constantemente se descubren otras. El sistema nervioso
central (SNC) integra información del
ambiente y la periferia para regular la homeostasis energética. Aunque en las
personas con peso normal el sistema mantiene un balance de homeostasis
energética, el sistema falla en los dos extremos, es decir en individuos obesos
y en individuos extremadamente delgados. Las hormonas que regulan el apetito
como la ghrelina, el péptido tirosina-tirosina, la amilina e incretinas como el
polipéptido inhibidor gástrico han sido
estudiadas extensamente mientras otras moléculas como el factor de crecimiento
fibroblástico 21, la quemerina, la irisina, la proteína relacionada con
“frizzle” secretada-4, los ácidos biliares y la hemo oxigenasa-1 han sido
recientemente relacionadas con la regulación
de la homeostasis energética y el rol especifico de cada una de ellas no
está completamente dilucidado.
El factor de crecimiento fibroblástico 21 (FGF21) fue
identificado en el año 2000. Es una
nueva hepatoquina que está involucrada en varias rutas metabólicas y en la regulación
de la adiposidad en animales y
humanos. El FGF21 es una molécula
importante para la regulación de la homeostasis energética. En este sentido,
los ratones “knockout” FGF21 presentan leve ganancia de peso, homeostasis y
tolerancia a la glucosa ligeramente alterada después de 24 horas de ayuno y no
pueden movilizar y utilizar efectivamente los lípidos después de una dieta cetogénica. Los niveles
de FGF21 aumentan en la obesidad y hay evidencia de resistencia al FGF21 en
animales y humanos obesos. En humanos, los niveles de FGF21 disminuyen después de la pérdida de peso con restricción
calórica o con tipos específicos de cirugía bariátrica. El FGF21
puede inducir pérdida de peso en animales obesos a través de la
estimulación de la actividad del sistema
nervioso simpático en el tejido adiposo marrón. La ingesta de macronutrientes
afecta los niveles de FGF21en estudios en animales. Específicamente, una dieta cetogénica (rica en grasas, baja en
carbohidratos) incrementa la expresión y niveles de FGF21. Sin embargo, esto también podría
atribuirse al bajo contenido de
proteínas de esta dieta pues una dieta baja en proteínas incrementa los niveles de FGF21 en animales y
humanos. Adicionalmente, el FGF21 puede regular la ingesta de
macronutrientes en humanos, ciertas
variantes en el locus FGF21 están asociadas
con una reducción en la ingesta de proteínas y/o lípidos pero con
incremento en la ingesta de carbohidratos. En resumen, la evidencia disponible
indica que en humanos la restricción calórica reduce los niveles de FGF21.
Aunque una dieta baja en proteínas incrementa la expresión y concentración de FGF21, el efecto de los carbohidratos
sobre los niveles de FGF21 aun no está completamente dilucidado.
La quemerina es
una nueva adipoquina y hepatoquina
quimioatrayente caracterizada en el año 2003. La quemerina está
involucrada en la regulación de muchas rutas metabólicas incluyendo el
metabolismo de la glucosa, la adipogénesis y las respuestas inmunes. Los niveles de quemerina se correlacionan
positivamente con el índice de masa corporal, la masa grasa y varios
marcadores de la inflamación y se
encuentran elevados en individuos obesos y en individuos con diabetes o en
estado de pre-diabetes. La pérdida de
peso a través de una dieta hipocalórica o una combinación de dieta con
ejercicio o cirugía bariátrica resulta en una reducción de los niveles de
quemerina. Aunque las concentraciones de quemerina disminuyen con la pérdida de peso, pueden
aumentar nuevamente con la reganancia de peso. El déficit de energía inducido
por ejercicio resulta en una mayor
reducción de los niveles de quemerina en hombres obesos en comparación con el mismo déficit de
energía inducido solo por dieta, probablemente
debido a la mayor reducción de masa grasa con el ejercicio. La composición de
macronutrientes de la dieta afecta los
niveles de quemerina. Por ejemplo, una
dieta rica en carbohidratos incrementa las concentraciones de chemerina en
comparación con una dieta de bajo contenido de carbohidratos. En otro estudio,
una dieta pobre en carbohidratos no provocó una
reducción de los niveles de chemerina significativamente mayor que la
provocada por una dieta pobre en lípidos o una dieta mediterránea. En resumen,
la restricción de energía reduce los niveles de chemerina en humanos y hay
evidencia preliminar que la composición de macronutrientes de la dieta puede
afectar las concentraciones de chemerina, un mayor consumo de carbohidratos resulta en el incremento de sus niveles.
La irisina es una nueva mioquina considerada como una
señal de gasto de energía derivada del músculo. La irisina es secretada por el
músculo esquelético después del clivaje
de la mioquina que contiene dominio fibronectina tipo III-5 (FNDC5) en
respuesta al ejercicio y/o PGC-1a (peroxisome proliferator-activated receptor-γ
coactivation 1a). Una diversidad de acciones metabólicas ha sido asociada con
los niveles de irisina. Los niveles de irisina se correlacionan positivamente
con marcadores de adiposidad, están aumentados en la obesidad y los individuos obesos pueden desarrollar
resistencia a la irisina. En ratones, la administración de irisina
recombinante resulta en pérdida de peso,
mientras en humanos, la pérdida de peso resulta
en reducción de los niveles de irisina seis meses después de una cirugía
bariátrica o después de la pérdida de peso inducido por dieta. Sin embargo, las
concentraciones de irisina incrementan nuevamente después de la reganancia de
peso. En respuesta a la composición de
la dieta, los niveles de irisina son mínimamente afectados. Específicamente, en
animales, los niveles circulantes de irisina permanecen sin alteración por el
contenido (alto o bajo) de grasa de la dieta. Más aún, la suplementación
con o sin ácido eicosapentaenoico y/o ácido α-lipoico y/o ambos no tiene efecto
adicional sobre la reducción de energía
después de pérdida de peso inducida por dieta de bajo contenido energético.
Otros estudios no reportan asociación entre
niveles de irisina y calidad de
la dieta o ingesta calórica. En resumen, aunque los datos disponibles
sugieren una reducción de los niveles de
irisina en respuesta a la restricción de
energía, existen limitados datos con
relación al efecto de la composición de
macronutrientes de la dieta sobre sus
niveles.
La proteína relacionada con “frizzle” secretada-4
(SERP-4) es una adipoquina que actúa como antagonista extracelular de la ruta de señalización WNT. Los niveles de
SERP-4 aumentan en la obesidad y están
asociados con resistencia a la insulina. Los ratones SERP-4-/- con obesidad inducida por dieta tienen
reducido el gasto de energía en comparación con los controles. Sin embargo,
como este es un nuevo campo de investigación, se necesita más información para conocer los efectos de la obesidad, la restricción de energía, la
pérdida de peso y la composición de macronutrientes de la dieta sobre los
niveles de SFRP-4 en animales y humanos.
Los ácidos biliares están involucrados en la absorción de los lípidos de la dieta y el catabolismo
del colesterol pero también tienen un rol como moléculas de señalización en la homeostasis energética.
Específicamente, la administración de ácidos biliares en ratones puede prevenir
la obesidad e incrementar el gasto de
energía en el tejido adiposo marrón. En modelos animales, la cirugía bariátrica
altera el flujo de bilis y esto está asociado con un incremento en la saciedad
inducida por ácidos biliares y hormonas intestinales. En humanos, los ácidos
biliares en el plasma se correlacionan positivamente con el índice de masa corporal. La excreción fecal de ácidos biliares aumenta
después de la cirugía bariátrica de una
manera específica del tipo de cirugía. La excreción fecal de ácidos biliares
también aumenta después de la pérdida de
peso inducida por dieta. Por otra parte, la pérdida de peso inducida por dieta
resulta en una reducción de los niveles
sanguíneos de ácidos biliares no conjugados
sin afectar los niveles de ácidos biliares totales. En respuesta a los
macronutrientes, una dieta rica en grasas con una alta relación proteína/carbohidrato
está asociada con un incremento en la producción de ácidos biliares.
Adicionalmente, en humanos, las dietas ricas en grasas resultan en mayor excreción fecal de ácidos
biliares en comparación con las dietas ricas en carbohidratos. En resumen, la
cirugía bariátrica resulta en un incremento de los niveles sanguíneos de ácidos biliares lo cual ocurre
independientemente de la restricción de energía. Datos limitados indican que la
restricción de energía no afecta las concentraciones circulantes de ácidos
biliares.
La hemo oxigenasa-1 (HO-1) es una isoenzima HO inducida
por el estrés que cataliza la conversión
metabólica del grupo hemo en pigmentos
biliares, hierro y monóxido de carbono, afectando funciones celulares importantes como la inflamación, la proliferación celular
y la muerte celular por apoptosis. En la obesidad, la HO-1 es regulada hacia
arriba en el tejido adiposo subcutáneo más que en el tejido adiposo visceral. En
animales, la inducción crónica de HO-1 resulta en pérdida de peso corporal
mientras la inhibición de HO-1 atenúa la
perdida de peso. Los potenciales mecanismos para esta pérdida de peso corporal incluyen el incremento en el consumo de
oxigeno, la producción de calor y la actividad locomotora, aunque una
disminución en la ingesta de alimento no puede ser excluida. Más aún, la HO-1 puede disminuir el contenido
de tejido adiposo visceral y subcutáneo y podría mejorar la inflamación que
ocurre en la obesidad inducida por dieta. Sin embargo, la sobre expresión de
HO-1 en adipocitos no protege contra la obesidad inducida por dietas ricas en
grasas. Dado que todos estos estudios
son en animales, se necesita más investigación para replicar estos resultados
en humanos.
La ghrelina es una hormona orexigénica secretada por el estómago
con varias acciones. Es considerada un iniciador de la comida, sus niveles
aumentan preprandialmente y caen postprandialmente en proporción a la cantidad
de calorías consumidas. Los niveles de ghrelina en ayunas son suprimidos en la
obesidad y sus respuestas a una comida
son bloqueadas en los individuos obesos. La pérdida de peso inducida por
dieta resulta en un incremento de los
niveles de ghrelina en ayunas. La composición de macronutrientes de la dieta
afecta las respuestas de la ghrelina a una comida, una dieta rica en
carbohidratos y proteínas suprime los
niveles de ghrelina en mayor extensión que una dieta rica en grasas en ratones
y humanos. Sin embargo, algunos estudios
han fallado en demostrar algún efecto de los macronutrientes. En resumen, la
ganancia y pérdida de peso afectan las
concentraciones circulantes de ghrelina pero aún existen inconsistencias con respecto al efecto de los macronutrientes de la dieta sobre los niveles de ghrelina.
El péptido tirosina-tirosina (PYY) es una hormona
anorexigénica producida por las células L del intestino distal que suprime la
ingesta de energía. Sus niveles aumentan después de ingerir una comida en
proporción al contenido calórico de la
comida y la administración exógena de PYY reduce el consumo de alimentos. No está claro si los niveles en ayunas
disminuyen en la obesidad o se mantienen
estables, pero las respuestas del nivel de PYY
a una comida son atenuadas. La pérdida de peso inducida por dieta
disminuye los niveles de PYY pero esto no es apoyado por todos los
estudios. La composición de
macronutrientes de la dieta afecta los
niveles de PYY, todos los macronutrientes pueden estimular la liberación de PYY pero los
lípidos y las proteínas disparar la mayor respuesta. En resumen, aunque la investigación ha
demostrado que la obesidad, la pérdida de peso inducida por dieta y la composición
de macronutrientes de la dieta pueden
afectar los niveles de PYY, existen resultados
controversiales al respecto.
La amilina es una hormona co-almacenada y co-secretada
con insulina en las β del páncreas en respuesta a nutrientes. La amilina puede
actuar como factor anorexigénico/señal
de saciedad. La administración central y
periférica de amilina reduce la ingesta de alimentos y el peso corporal
así como también enlentece el vaciamiento gástrico en animales y humanos. La
amilina puede tener efectos sinérgicos con la leptina y causar un balance
energético negativo. Un estudio reciente sugiere que la señal amilina en el núcleo ventromedial
es esencial para la señal completa de leptina
que protege contra la obesidad inducida por dieta. En humanos, los
niveles de amilina aumentan en la obesidad y caen después de la perdida de peso
inducida por dieta. Algunos estudios
reporta que los macronutrientes afectan los niveles de amilina, los cuales
aumentan más con el consumo de carbohidratos que con el de lípidos en humanos. En resumen, los niveles de amilina son
afectados por la obesidad y la pérdida
de peso y posiblemente por la composición de macronutrientes de la dieta pero esto necesita ser
confirmado.
El polipéptido
inhibidor gástrico (GIP) es una incretina secretada por las células K del tracto gastrointestinal después de la ingesta de nutrientes. Aunque no es considerado propiamente como un
péptido regulador del apetito, el GIP
puede afectar indirectamente la
ingesta de alimentos a través de su
efecto estimulador de la secreción de insulina. La administración exógena de GIP en humanos no tiene efecto sobre el
apetito pero disminuye el tiempo de
vaciamiento gástrico. En la obesidad,
los niveles de GIP incrementan postprandialmente pero no en el estado de ayuno. La pérdida de peso
inducida por dieta no afecta los niveles de GIP en ayunas pero no está claro si
los niveles postprandiales cambian o no. La composición de macronutrientes de
la dieta afecta las respuestas del GIP,
el cual es más sensible a una dieta rica
en carbohidratos que a una dieta rica en grasas. En resumen, aunque el GIP
depende de la ingesta de nutrientes, aun
no está claro cuál es el efecto de la pérdida de peso especialmente sobre sus niveles postprandiales.
En conclusión,
los datos disponibles indican que la pérdida de peso inducida por dieta
disminuye las concentraciones de FGF21, quemerina, irisina, amilina y/o PYY
mientras aumenta las concentraciones de
ghrelina. Los niveles circulantes en
ayunas de GIP y ácidos biliares totales
no son afectados por la pérdida de peso inducida por dieta. Con relación
a la composición de macronutrientes de la dieta, la evidencia disponible
sugiere que una dieta rica en grasas o proteínas incrementa los niveles de PYY,
una dieta rica en grasas y carbohidratos
incrementa los niveles de GIP, una dieta rica en carbohidratos incrementa los niveles de amilina y una dieta
rica en proteínas disminuye los niveles de ghrelina. Por otra parte, datos
limitados indican que una dieta rica en grasas/baja en carbohidratos o
proteínas incrementa los niveles de FGF21 mientras una dieta rica en
carbohidratos incrementa los niveles de quemerina y una dieta rica en
grasas incrementa los niveles de ácidos
biliares.
Fuente: Gavrieli A y Mantzoros CS (2016). Novel
molecules regulating energy homeostasis: physiology and regulation by
macronutrient intake and weight loss. Endocrinology and Metabolism 31: 361-372.
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