Metabolismo y
envejecimiento celular
El envejecimiento celular es un proceso que altera
radicalmente el fenotipo de células que
tienen capacidad para dividirse. Dos características de la senescencia celular son el paro irreversible de la
proliferación celular y el desarrollo de
un fenotipo secretor asociado a la senescencia (SASP). Ambas características
son inducidas en respuesta a una
variedad de estresores y señales fisiológicas que pueden tener efectos
beneficiosos o perjudiciales en el organismo, dependiendo del contexto. Muchos
de los estresores que inducen la
senescencia celular causan daño genómico
o epigenómico y/o déficit metabólico,
los cuales pueden poner a las células en riesgo de transformación oncogénica. Por
lo tanto, el paro de la proliferación celular protege al organismo de desarrollar cáncer. Adicionalmente, el
SASP puede optimizar ciertos procesos fisiológicos, como la cicatrización de
heridas y la formación de estructuras embrionarias especificas. Las células
senescentes se acumulan con la edad en
muchos tejidos del organismo. En contraste con las células apoptóticas y quiescentes,
las células senescentes son
metabólicamente muy activas. El agrandamiento en ausencia de división celular es una característica de las células senescentes que sugiere un
desacoplamiento de las señales que
relacionan la proliferación celular con el tamaño de la célula. La actividad
metabólica de las células senescentes puede derivar del SASP, lo cual implica
la activación transcripcional y la
secreción de factores con actividades biológicas potentes sobre
células y tejidos adyacentes.
Estas actividades incluyen la promoción de la inflamación, invasión, angiogénesis
e –irónicamente- proliferación celular. El SASP puede explicar cómo un número
relativamente pequeño de células
senescentes puede tener potentes efectos
locales y sistémicos que promueven patologías.
Las células senescentes pueden
contribuir a la pérdida de la
homeostasis celular a través de: (1) limitar
la capacidad regenerativa de un
tejido debido al paro de la
proliferación celular y (2) alteración de las funciones de las células
vecinas en virtud del SASP. Estudios
recientes sugieren que tanto el paro
proliferativo y el SASP están íntimamente relacionados con el estado metabólico
de la célula.
Hace décadas, Otto Warburg observó que las células
cancerosas difieren de las células
normales por la manera en que
metabolizan la glucosa. Las células cancerosas a menudo priorizan la glucólisis sobre la
fosforilación oxidativa mitocondrial, aun en presencia de altos niveles de
oxigeno. Esta “glucólisis aeróbica” ha sido estudiada extensamente por su rol
en la promoción de tumores desde su descubrimiento hace varias décadas. Sin
embargo, sólo recientemente comienzan a
ser estudiados la glucólisis y otros aspectos del metabolismo en el contexto de
respuestas supresoras de tumores, como
la senescencia celular. Los nuevos hallazgos demuestran que el cáncer y la
senescencia celular pueden
relacionarse a través de procesos metabólicos comunes. Los primeros estudios reportaron un
incremento de la glucólisis asociado
con la senescencia celular en cultivos de células. Adicionalmente, el envejecimiento celular
está relacionado con incrementos en la relación ADP:ATP y AMP:ATP y la adición de mononucleótidos al
medio de cultivo resulta en la
detención de la senescencia celular. Estudios
posteriores identificaron varios
marcadores del incremento de la glucólisis que sugieren un “shift” metabólico
como importante atributo de las células senescentes.
¿Cómo puede este cambio metabólico manejar la senescencia?
La proteína quinasa activada por AMP (AMPK) es un regulador de las respuestas
celulares al estrés energético. La AMPK
responde al incremento en la relación
AMP:ATP y ADP:ATP activando una serie de
respuestas que incluyen la oxidación de ácidos grasos (también llamada
β-oxidación), la inhibición de la síntesis de ácidos grasos, el incremento de la biogénesis mitocondrial y
la estimulación de la captación de glucosa.
La activación de la AMPK puede inducir el paro del ciclo celular y en última
instancia la senescencia a través de dos distintos mecanismos. En primer lugar,
la AMPK fosforila directamente la p53 en
múltiples residuos, pero principalmente en el residuo serina 15. Este residuo
de la p53 también es fosforilado por ATM
en respuesta al estrés genotóxico
y es requerido por su capacidad para detener el ciclo celular a través de la regulación transcripcional
hacia arriba del inhibidor dependiente de ciclina, p21. La AMPK en si misma es
activada (fosforilada) de una manera dependiente de ATM en respuesta al estrés
genotóxico. En segundo lugar, la AMPK inhibe la degradación dependiente
de antígeno Hu de los ARNm que codifican a los inhibidores dependientes
de ciclina p21 y p16, lo cual resulta en el cese de la
proliferación celular. Entonces, la AMPK
actúa como un sensor bioenergético durante el estrés energético que
puede resultar en senescencia. Además de su capacidad para detener la proliferación de células senescentes, la
p53 también juega un rol importante en la regulación de la glucólisis. (1) La
p53antagoniza la captación de glucosa disminuyendo la expresión de los
transportadores de glucosa GLUT1 y GLUT4. (2)
La p53 activa
transcripcionalmente la expresión del regulador de la apoptosis y la
glucólisis inducible por TP-53 (TIGAR), el cual desfosforila a la fructosa
-2-6-bifosfato para antagonizar las reacciones iniciales de la glucólisis. (3) La p53 inhibe
a la fosfoglicercato mutasa, enlenteciendo la tasa de conversión de glucosa en
piruvato, promoviendo por tanto la senescencia. (4) La p53 se une a la
glucosa-6-fosfato deshidrogenasa, inhibiendo su actividad y por consiguiente la
ruta de la pentosa fosfato. (5) La p53 promueve la fosforilación oxidativa
mitocondrial induciendo la síntesis de
la citocromo c oxidasa 2 e inhibiendo a la piruvato deshidrogenasa quinasa 2.
En conjunto, estas actividades de la p53 antagonizan la glucólisis y promueven
la respiración mitocondrial. Por lo tanto, la p53 actúa limitando la actividad glucolítica de las células
senescentes. La p53 también limita la extensión
del SASP, lo que sugiere que el SASP es al menos en parte regulado por la glucólisis.
El piruvato es un metabolito clave en el cruce de
glucólisis y respiración mitocondrial. En la glucólisis se producen dos moléculas de piruvato, dos moléculas de
ATP y dos moléculas de NAD+ son convertidas en NADH. El piruvato es activo en
múltiples procesos metabólicos. En células con fenotipo glucolítico como las
células senescentes, el piruvato y la NADH son sustratos para la deshidrogenasa
láctica que produce NAD+ y lactato. El
cual es excretado. Dado que la NADH es
producida por la gliceraldehido-3-fosfato deshidrogenasa (GAPDH) durante las
reacciones iniciales de la glucolisis, el exceso de NADH puede inhibir a la GAPDH y por lo
tanto es la reacción limitante de la
glucólisis. El piruvato también sirve como fuente de carbono primaria para la
acetil-coenzima A (acetil-CoA), la cual entra al ciclo de ácido tricarboxílico
(CAT). De esta manera, la mitocondria genera mucha de su energía vía metabolismo
del piruvato. Si el piruvato se convierte
en lactato o entra al ciclo ATC es determinado por la fosforilación de
la piruvato deshidrogenasa (PDH), la cual cataliza la formación de acetil-CoA a
partir de piruvato, esta decisión determina si una célula se vuelve
senescente en respuesta a oncogenes
activados. Entonces, el metabolismo del piruvato es clave para determinar si
una célula puede generar suficiente energía
a través de la glucólisis o se vuelve senescente. El exceso de especies
reactivas de oxígeno (ROS) puede inducir una respuesta de senescencia y el
piruvato también ayuda a atrapar ROS. El piruvato interactúa con H2O2 para formar
acetato, CO2 y H2O, contribuyendo a la defensa
antioxidante de la célula. No está clara
la importancia de las propiedades antioxidantes del piruvato en las células
senescentes. Irónicamente, las concentraciones suprafisiológicas (milimolar) de
piruvato disminuyen la duración de la vida de fibroblastos humanos a
través de la producción mitocondrial de
ROS. Estos datos sugieren que los efectos antioxidantes del piruvato no pueden
contrarrestar el incremento en la producción de ROS que resulta de su
metabolismo.
El malato es otro metabolito que regula la senescencia.
El malato es producido a partir de
fumarato por la fumarasa y es
descarboxilado a piruvato y CO2 a través
de la reducción de NAD+ a NADH (enzima málica 2 mitocondrial,
ME2) o NADP+ a NADPH (enzima málica 1
citoplasmática, ME1). ME1 y ME2 son recíprocamente reguladas por la p53 en las células senescentes. La expresión de
ME1 y ME2 disminuye en las células
senescentes. La pérdida de alguna de las enzimas málicas disminuye los niveles de NADPH, lo cual
reduce las funciones dependientes de NADPH como síntesis de lípidos, consumo de
glucosa, glutaminolisis y defensa antioxidante. La depleción de ME2 incrementa
los niveles de ROS, lo cual activa a la AMPK que causa la fosforilación
(activación) de la p53 y senescencia. Entonces, el metabolismo del malato puede antagonizar la senescencia reforzando
las defensas antioxidantes de la célula. Un rol adicional del malato en la
prevención de la senescencia deriva de estudios sobre inhibición de la enzima malato deshidrogenasa 1 (MDH1),
un componente del “shuttle” malato-aspartato, el cual transfiere equivalentes
reductores de NADH del citoplasma a la
matriz mitocondrial. Como ocurre con las enzimas málicas, los niveles y la
actividad de MDH1 disminuyen en las
células senescentes y la depleción de MDH1
induce una respuesta senescente.
Sin embargo, a diferencia de la depleción de ME2 que reduce la NADPH mitocondrial; la depleción de MDH1
disminuye la relación NAD+/NADH citoplasmática. Por otra parte, la inhibición de la transaminasa
glutámico-oxaloacética 1 (GOT1), una enzima del shuttle malato-aspartato, disminuye la relación NAD+/NADH
citoplasmática e induce senescencia. Más
aún, MDH1 y GOT1 son requeridas para la
síntesis de aspartato dependiente de NAD+ en respuesta a la inhibición de la
cadena transportadora de electrones y la pérdida de alguna de estas enzimas
previene la proliferación celular. Entonces, el malato está en los nexos de muchas reacciones redox y su pérdida induce senescencia celular.
Múltiples manipulaciones mitocondriales -pérdida de sirtuinas (SIRT3 o SIRT5), o proteínas chaperonas HSPAS, o inhibición de la cadena
transportadora de electrones o depleción de ADN- inducen una respuesta
senescente. A diferencia del estrés genotóxico o la activación de oncogenes, la disfunción mitocondrial
induce un SASP distinto que carece de factores proinflamatorios que dependen de
la señal del receptor de la IL-1 (IL1R). La senescencia asociada a disfunción mitocondrial (MiDAS) ilustra la
plasticidad del SASP. El piruvato no sólo previene la detención del crecimiento
de células MiDAS, sino que también restaura el brazo dependiente de IL1R del
SASP. Las células MiDAS tienen una
disminución de la relación NAD+/NADH, pero la adición de piruvato restaura esta
relación, al tiempo que disminuye la relación ADP/ATP, restaura la
síntesis de aspartato y promueve la
proliferación celular. La MiDAS activa la AMPK, lo cual resulta en
activación de la p53 y senescencia. La
actividad p53 a su vez inhibe al factor de transcripción NF-κB, un regulador
mayor del SASP. Entonces, la regulación metabólica de la p53 durante la disfunción mitocondrial
controla dos aspectos de la respuesta
senescente: la detención de crecimiento y el SASP. La masa mitocondrial y el contenido de ADN
aumentan 2 a 3 veces en las células senescentes y la eliminación de alguno de
ellos antagoniza al paro senescente y al SASP. El incremento de mitocondrias,
generalmente disparado por la señal mTOR (blanco mecanístico de rapamicina)
puede incrementar el contenido de ROS y el daño de ADN. Por otra parte, la
disminución de masa mitocondrial en las células senescente no solo disminuye las
ROS mitocondrial sino también la señal de respuesta al daño de ADN (DDR), lo
cual es requerido para la detención de
crecimiento y el brazo IL1R del SASP. Entonces, la expansión de
mitocondrias en las células
senescentes puede reforzar los fenotipos
senescentes promoviendo la señal DDR.
Como ya se mencionó una relación NAD+/NADH baja promueve
la senescencia celular, al menos en parte, limitando la glucólisis y la
producción de ATP. Asimismo, la relación NADP+/NADH controla el estatus redox
de la célula, pero la NAD+ puede
regular la homeostasis celular y la
senescencia de manera independiente de NADH o NADPH. La NAD+ es el donador ADP-ribosa primario para la
poli-ADP ribosa polimerasa (PARP), un mediador de la reparación de ADN en
respuesta al estrés genotóxico. La inhibición de la PARP promueve daño de ADN
sensibilizando a la célula a la
senescencia. Adicionalmente, la PARP1 es requerida para la activación de NF-κB
y SASP. Entonces, bajos niveles de NAD+ promueven la senescencia y la
inhibición de la nicotinamida monocluéotido fosforibosiltransferasa (NAMPT)
induce senescencia sin el brazo IL1R del
SASP, mientras la sobre expresión de
NAMPT suprime la senescencia. La expresión de NAMPT se pierde en varios tejidos
durante el envejecimiento. La NAD+ es un cofactor para las sirtuinas,
proteínas que remueven grupos acetil,
sucinil y similares de las proteínas,
algunas de la cuales promueven la longevidad. Los bajos niveles de NAD+
disminuyen la actividad de las sirtuinas.
La SIRT1 desacetila varios sustratos asociados con la senescencia,
incluyendo p53, Ku70 y NF-κB. La SIRT2 desacetila a la BUBR1 (mitotic
checkpoint kinase budding uninhibited by benzimidazole-related 1) de una manera
dependiente de NAD+. La BUBR1 antagoniza la senescencia y la depleción de NAD+
o SIRT2 desestabiliza a la BUBR1. Entonces, la NAD+ regula los fenotipos senescentes
a través de varios mecanismos.
La activación de varios proto-oncogenes induce una
respuesta senescente como mecanismo de
protección contra el cáncer. Los cambios metabólicos han sido estudiados en el contexto de la oncogénesis desde hace varios
años, pero sólo recientemente el metabolismo ha sido estudiado en el contexto
de la senescencia inducida por oncogenes (OIS) y otras formas de senescencia.
La OIS implica un cambio en el metabolismo del piruvato. Los fibroblastos humanos transformados con
BRAF, una mutación oncogénica inductora de senescencia, exhiben varios cambios
metabólicos incluyendo incremento en el
consumo de oxígeno y la liberación de glutamato así como también disminución de
la secreción de piruvato. Estos cambios están asociados con una disminución de
la fosforilación de la PDH que resulta del incremento en la expresión de la
piruvato deshidrogenasa fosfatasa (PDP2) y la disminución en los niveles de la
piruvato deshidrogenasa quinasa (PDK1). La fosforilación de la PDH inhibe su
actividad y el efecto neto de estas
alteraciones es el incremento en la actividad del ciclo CAT y la respiración
mitocondrial. La depleción de PDP2 o la sobre expresión de PDK1 permiten a las células que expresan BRAF
evitar la senescencia. Dado que la cadena transportadora de eelctrones es una
fuente mayor de ROS, el estrés oxidativo
derivado de las mitocondrias puede manejar la OIS.
La OIS también está relacionada con un incremento de la
oxidación de ácidos grasos. La inhibición de la carnitina palmitoiltransferasa
(CPT1A) previene la transferencia de
ácidos grasos en la mitocondria, lo cual a su vez previene el incremento en el
consumo de oxigeno. Con esta disminución de la actividad mitocondrial se reduce
el SASP proinflamatorio. Entonces, como en el caso de MiDAS, el estatus bioenergético de la
célula senescente influye fuertemente en el brazo proinflamatorio del SASP. ¿Por
qué la activación de oncogenes
reprograma el metabolismo celular? Una posibilidad es que la evolución
seleccionó los cambios metabólicos que promueven la senescencia para prevenir la
tumorigénesis. Alternativamente, dado que la activación de
oncogenes es a menudo mitogénica, es posible que esas células reprogramen el metabolismo para
cubrir los requerimientos energéticos del estímulo mitogénico. Estos cambios
pueden ofrecer oportunidades para
desviar el balance metabólico en las células tumorales de tumorigénesis a
senescencia.
Las células senescentes también presentan alteraciones en el
metabolismo de proteínas que pueden influir
en la detención del crecimiento y en el SASP. Hay dos maneras de alteración de la
proteostasis celular en las células
senescentes. (1) La degradación acelerada
disminuye los niveles de
proteínas que antagonizan al fenotipo
senescente. (2) Las alteraciones
en la eficiencia traslacional
cambian los niveles de las
proteínas asociadas con la senescencia. Múltiples
evidencias indican un incremento en la autofagia asociada con la senescencia,
especialmente la macroautofagia, el proceso por el cual complejos de proteínas
y organelos asociados con autofagosomas unidos a la membrana eventualmente se fusionan con lisosomas. En las células endoteliales, la activación de
la autofagia determina si el estrés
inducido por la glicación de colágeno resulta en senescencia o muerte celular,
aunque esta determinación puede ser debida a autofagia de lípidos dañados más que de proteínas. Por el contrario, la
inhibición de la autofagia predispone a la senescencia. Por otra parte, aunque
la macroautofagia es elevada durante la senescencia, la pérdida de programas autofágicos específicos es esencial para el desarrollo del SASP. La
degradación autofágica de organelos y
proteínas dañados ocurre en los lisosomas, un organelo unido a
la membrana que sirve como centro de reciclaje. Hay evidencia de alteración de
la actividad lisosomal en las células senescentes. La β-galactosidasa, un
marcador de células senescente, es una
proteína lisosomal. Adicionalmente, en la senescencia ocurren asociaciones entre la mTOR quinasa y los lisosomas y la
disrupción de esta asociación previene
la síntesis de ciertos factores del
SASP. Los lisosomas, por lo tanto, juegan un rol importante en el fenotipo
senescente. Un segundo complejo de
degradación de proteína, el proteasoma, también cambia en la senescencia. Las
células senescentes aumentan selectivamente la actividad proteasoma; esta
degradación de proteínas asociada a la senescencia reduce los niveles de proteínas requeridas
para la progresión del ciclo celular y la función mitocondrial. Las proteínas
son dirigidas al proteasoma a través de la actividad de las enzimas que conjugan la ubiquitina,
muchas de las cuales juegan roles claves
en la senescencia. El estatus de ubiquitinación de proteínas cambia
notablemente con la senescencia, especialmente en las proteínas responsables de regular la traslación,
incluyendo factores de elongación, subunidades ribosomales y complejos de
señalización mTOR. Entonces, la
degradación de proteínas, por autofagia
o el proteasoma, juega un importante rol en el fenotipo senescente.
En la literatura reciente
se menciona una relación entre senescencia celular y drogas que
extienden el tiempo de vida en muchas especies. Una de tales drogas es la
rapamicina, un inhibidor del complejo mTORC1 de la mTOR quinasa e inductor de autofagia. La rapamicina reduce
el brazo manejado por IL1R del SASP a través de la inhibición de la traslación de IL-1α y MAPKAPK2, mediadores claves de los
elementos proinflamatorios del SASP. La rapamicina también previene el
incremento en ADN mitocondrial y ROS asociado
con la senescencia inducida por estrés genotóxico. La rapamicina o la
inhibición de mTOR previenen la fosforilación de 4EBP1 a través de una
ruta que también es inhibida por
estresores metabólicos como la restricción calórica. Dado que la rapamicina y
la restricción calórica extienden el
tiempo de vida en muchas especies, estos
hallazgos sugieren que la senescencia podría
ser un potencial enlace entre los efectos traslapados de rapamicina y
restricción calórica. Entonces, la proteostasis está vinculada con la
senescencia a través de la autofagia y la traslación.
En conclusión, la senescencia celular es una respuesta
compleja que detiene la
proliferación de células en riesgo de
transformación oncogénica. Los avances recientes han expandido el conocimiento de la relación
entre metabolismo, señalización celular y senescencia celular, lo cual puede
ser importante en una variedad de patologías relacionadas con la edad,
incluyendo el cáncer. Sin embargo, el
conocimiento de la reprogramación metabólica que ocurre durante la senescencia
celular es aún incipiente. La relación
entre la senescencia y el metabolismo de la NAD ha sido mencionada por mucho
tiempo, pero es ahora que está claro que tanto los niveles de NAD+ como las
relaciones NAD+/NADH controlan aspectos
de los fenotipos senescentes a
través de diferentes rutas. Recientemente, compuestos que elevan la NAD+,
incuyendo nicotinamida mononucléotido (NMN), nicotinamida ribosido (NR) y P7C3,
han sido propuestos como posibles
fármacos en la prevención de varias
patologías relacionadas con la edad. Como la elevación de NAD+ también incrementa la relación NAD+/NADH,
estos compuestos pueden prevenir la
MiDAS y otras formas de senescencia. Sin embargo, restaurar la relación
NAD+/NADH en el contexto de una
disfunción mitocondrial también puede resultar en proliferación de células con
mitocondrias comprometidos y la secreción de factores proinflamatorios que
promueven degeneración tisular. La relación entre senescencia y glucólisis ha sido confirmada en muchos
estudios, pero aún no está claro porque las células senescentes se vuelven más
glucolíticas. Como las células
senescentes aumentan su tamaño después de la detención de la proliferación y el SASP demanda considerable biosíntesis de
macromoléculas, es posible que las células senescentes como muchas células
cancerosas favorecen la glucólisis por su capacidad para proporcionar precursores para una alta demanda de proteínas, lípidos y otros compuestos
celulares.
Fuente: Wiley CD y Campisi J (2016). From ancient pathways to aging cell-connecting
metabolism and celular senescence. Cell
Metabolism 23: 1013-1021.