Kisspeptinas en la
vida humana
La primera descripción del gen KISS1ocurrió en 1996 y sus
productos son conocidos como kisspeptinas. Las kisspeptinas constituyen un
grupo de péptidos endógenos que actúan como ligandos de un receptor acoplado a proteína G (KISS1R). Estos péptidos son formados a partir de la
degradación de un producto del gen KISS1
de 145 aminoácidos y poseen un decapéptido común en el extremo C-terminal, esencial para
asegurar la bioactividad en el receptor de kisspeptina. Aunque las investigaciones iniciales se
enfocaron en el rol del gen kisspeptina
en las enfermedades oncológicas, la abundancia del gen KISS1 en el tejido
placentario, el hipotálamo y las gónadas llevó a los investigadores a proponer que las kispeptinas podrían tener un rol en la salud
reproductiva. Aunque gran parte de ese
conocimiento proviene de estudios en animales (en particular estudios en
roedores), es conveniente señalar que el eje reproductivo de los humanos
difiere del de los roedores en varios aspectos críticos. Por
ejemplo, el control del eje
hipotálamo-hipófisis es más complejo en los roedores que en los humanos. Por
otra parte, en los roedores, la maduración sexual es evidente tempranamente
después del nacimiento, mientras en los humanos se presenta un período quiescente postnatalmente.
Las kisspeptinas son péptidos con un residuo
arginina-fenilalanina común en el
extremo amino terminal que les confiere sus efectos a nivel de receptor. La
molécula de 145 aminoácidos codificada por el gen KISS1 es clivada
proteolíticamente para dar lugar a un producto inicial de 54 aminoácidos,
originalmente llamado “metastina” debido a sus efectos inhibitorios sobre las
metástasis tumorales. La proteolisis de la kisspeptina 54 resulta en péptidos de 10, 13 o 14
aminoácidos. En los humanos, los genes
Kiss1 y KISS1R son expresados ampliamente
cerebro, hipófisis, placenta, gónadas, tracto gastrointestinal, hígado y
vasos sanguíneos. Las neuronas
kisspeptina fueron localizadas inicialmente en el núcleo infundibular de
mujeres. Este hallazgo fue reproducido en el núcleo infundibular/arcuato de
varias especies. Estudios posteriores localizaron neuronas kispeptina en el
área preóptica rostral de humanos y en
los núcleos anteroventral periventricular (AVPV) y periventricular en
roedores.
La secreción de hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH)
es crucial para el funcionamiento del eje hipotálamo-hipófisis-gónadas (HHG) con
un incremento en su pulsatilidad a
partir de la pubertad. Varios factores manejan
este “pulso generador de GnRH” y
las kisspeptinas han demostrado ser un potente
estimulador de la liberación de
GnRH in vitro e in vivo. La administración de kisspeptinas a roedores
incrementa las gonadotropinas circulantes, un efecto ausente en ratones kiss1r-1-
lo que sugiere que las kisspeptinas
estimulan al eje hipotálamo-hipófisis. La administración de antagonistas de kisspeptinas previene la
secreción de GnRH en animales y humanos. La evidencia reciente indica que otros péptidos co-reguladores influyen en la relación entre kisspeptina y GnRH. Una
subpoblación de neuronas kisspeptina
(neuronas KNDy) en el núcleo infundibular/arcuato co-expresan dinorfina (Dyn) y neurokininina B
(NKB). Estas neuronas, en contacto
directo con las neuronas que secretan GnRH en humanos, se proyectan a la
eminencia media en monos, roedores y ovejas. La Dyn (a través del receptor κ de
opiode, KOR) y la NKB (a través del
receptor NK3) influyen en la secreción de la gonadotropina hormona luteinizante
(LH). Más aún, el naloxone, un
antagonista de receptor de opiode,
incrementa la secreción de LH en mujeres durante las fases prefolicular
y luteal del ciclo menstrual, mientras el naltrexone, un agonista opiode,
incrementa la liberación de LH mujeres
con amenorrea hipotalámica, una condición
que se caracteriza por bajos
niveles circulantes de gonadotropinas y esteroides sexuales. Evidencia adicional sugiere que ciertamente
las neuronas NKB son cruciales en el funcionamiento del eje reproductivo.
La evidencia acumulada sugiere que los estrógenos actúan vía receptor de estrógeno ERα sobre las neuronas
kisspeptina para ejercer retroalimentación negativa en la liberación de GnRH. Los estrógenos también influyen en la expresión de Dyn y NKB. En
modelos animales, la expresión de Dyn, NKB, KOR NK3 es inhibida por los estrógenos. Los datos
indican que las neuronas kisspeptina que
median la retroalimentación negativa
están localizadas en el núcleo arcuato de roedores o en el núcleo
infundibular de humanos. Por el contrario, una segunda población de neuronas kisspeptina, localizada en el
AVPV en animales, es estimulada por los estrógenos en una respuesta mediada por ERα, lo que explica el pico
de LH en el ciclo menstrual.
La presunción de un rol de las kisspeptinas durante el embarazo está sustentada en el
hallazgo de un incremento en sus niveles circulantes durante la gestación que alcanza un
pico en el tercer trimestre con valores
hasta 7000 veces mayores que las mujeres no embarazadas. Los niveles de
kisspeptina disminuyen dramáticamente después del parto, lo que indica que
la placenta es responsable de los
cambios observados. La evidencia
reciente sugiere que las kisspeptinas pueden tener un rol en varios procesos
vitales necesarios para un embarazo normal. En roedores, la implantación del embrión requiere la
función Kiss1 para asegurar la adecuada adhesión a la pared uterina. Después de
la implantación del embrión ocurre la decidualización del endometrio, un
proceso que se caracteriza por la proliferación y diferenciación de las células
del estroma. La expresión uterina de kiss1 y kiss1r aumenta significativamente
con la decidualización. Esto también ha sido observado en casos de
pseudoembarazo, lo que sugiere que se
trata de un proceso independiente del
desarrollo del embrión. Adicionalmente, se ha demostrado que durante la
implantación existe un sistema de señalización kisspeptina funcional. Esta
señal kisspetina es importante en la
regulación del endotelio uterino. Aunque
el proceso de decidualización es
diferente en humanos, pues comienza
antes de la implantación del embrión, los hallazgos sugieren un posible
mecanismo que subyace a la relación entre kisspeptina y función placentaria.
La expresión del gen KISS1 en la placenta humana es 29 veces mayor en el primer trimestre que al final del embarazo, con los mayores
niveles en las células del sincitiotrofoblasto. La kisspeptina 10 bloquea la
migración del trofoblasto y actúa como
inhibidora de la implantación. Aunque
esto podría parecer contradictorio, los datos indican que la expresión de la kisspeptina
y su receptor es mayor durante el primer trimestre cuando la invasión de
citotrofoblasto es máxima, apoyando por lo tanto la noción que la
kisspeptina tienen un rol regulador en la placentación. Estudios in vitro apoyan este hallazgo, demostrando que la kisspeptina
inhibe la migración del trofoblasto. Los niveles circulantes kisspeptina no solo se correlacionan con la función placentaria
sino que hay evidencia que los niveles de kisspeptina son más bajos en las
mujeres cuyo embarazo terminan
en aborto. La relación de las kisspetinas con el aborto ha sido
demostrada en embarazos gemelares, donde la muerte de uno de los fetos está asociada con un nivel más bajos de
kisspeptinas que en el embarazo sin complicaciones.
Las investigaciones recientes han proporcionado evidencia
sobre la existencia de neuronas que
expresan kisspeptina en el feto humano. Por otra parte, los estudios en
animales han identificado en ratones la expresión de kisspeptina y kiss1r en el
hipotálamo mediobasal y el área
preóptica a partir del día 13 de
gestación. Este período se
correlaciona la migración de neuronas
GnRH hacia el área preóptica. La presencia del receptor de kisspeptina y su
ligando sugiere que este sistema es
activo tempranamente en la vida. Los
estudios in vivo e in vitro han demostrado
que la longitud de la neurita
GnRH aumenta significativamente en presencia de KISS1 en comparación con los
controles sin KISS1.
El eje HHG intacto es requerido para la diferenciación
sexual normal, el desarrollo puberal y la fertilidad con la GnRH actuando como un mensajero clave que estimula la liberación de
gonadotropinas por la hipófisis. La reactivación de las neuronas GnRH es el proceso clave que dispara los cambios
puberales. Los hallazgos de la investigación clínica apoyados por varios
estudios en animales generaron un ratón
mutante con alteración del receptor kiss1r cuyo análisis fenotípico demostró anormalidades en el desarrollo de los genitales internos y externos de
machos y hembras. Estos hallazgos
sugieren que no solo es necesario el kiss1r sino también el funcionamiento
normal del péptido kisspeptina para el desarrollo puberal. Adicionalmente, la
disrupción del kiss1r específicamente en
las neuronas GnRH es capaz de alterar la producción de esteroides sexuales. Los ratones
machos y hembras kiss1r “knockout”
también presentan retardo en el inicio de la pubertad. Estos hallazgos sugieren
que el rol de las kisspeptinas a nivel
de las neuronas GnRH influye en el inicio de la pubertad y la salud
reproductiva. Es difícil saber en qué extensión los estudios en roedores pueden ser extrapolados a los humanos. Sin embargo, aunque estos
estudios sugieren que a pesar de la
alteración de la señal kisspeptina puede ocurrir la maduración, en ninguno de
los modelos descritos el desarrollo
puberal fue completamente normal.
Los estudios en modelos animales indican que las
kisspeptinas afectan la liberación de gonadotropinas en machos y hembras. En
concordancia con los estudios en animales, las diferentes isoformas de
kisspeptinas son capaces de estimular la secreción de gonadotropinas en hombres sanos cuando son
administradas por diversas rutas. Aunque este
efecto involucra la liberación de
FSH y LH, es más marcado sobre la LH, lo que sugiere que la
kisspeptina actúa sobre la GnRH que
tiene un efecto preferencial sobre la
LH. Por otra parte, la respuesta de las mujeres a la administración de kisspeptina
exógena varía de acuerdo con la fase del
ciclo menstrual, con mayores niveles de gonadotropinas en la fase folicular
temprana. Kisspeptina-10 y
kisspeptina-54 son capaces de estimular la secreción de LH en mujeres en la
fase folicular, aunque estos efectos son menos obvios que en otras fases del ciclo menstrual, lo cual puede deberse en
parte al incremento en la secreción
endógena de kisspeptina.
La utilidad de las kisspeptinas se extiende más allá de la edad reproductiva. Las mujeres
postmenopáusica poseen un perfil
hormonal que se caracteriza por bajos niveles circulantes de esteroides
sexuales y altos niveles de gonadotropinas al inicio debido a la disminución de
la retroalimentación negativa. Por otra parte, varios estudios reportan marcada
hipertrofia de las neuronas del núcleo
infundibular de mujeres postmenopáusicas. Este hallazgo ha sido reportado
también en el núcleo infundibular de monas ovarectomizadas, en las cuales es
evidente la hipertrofia de neuronas kisspeptina. Cuando esas monas son tratadas con estrógenos
o estrógenos con progesterona, el número de neuronas que expresan KISS1 se
reduce a niveles casi indetectables, lo que sugiere que los cambios en la
expresión de KISS1 ocurren debido a la pérdida
de los estrógenos ováricos. Aunque no está claro si las kisspeptinas modulan los síntomas de la menopausia, o si su manipulación puede
tener algún beneficio terapéutico, los resultados experimentales indican que
pueden ser capaces de influir en el alivio de los síntomas.
El proceso de envejecimiento también afecta el eje
reproductivo masculino, con niveles aumentados de gonadotropinas y disminución
de los niveles circulantes de
testosterona libre. Dado que la evidencia ha demostrado que los esteroides sexuales influyen en la secreción de kisspeptinas, es de
esperar que la expresión de neuronas kisspeptina en el hombre también se altere con la edad. En efecto, la
población de neuronas kisspeptina en el
núcleo infundibular de los varones aumenta significativamente con la edad. Sin
embargo, existe un dimorfismo sexual que se manifiesta de tal manera que la población de neuronas kisspetina es marcadamente diferente en hombres y
mujeres, con un efecto mucho mayor del envejecimiento en las hembras.
En conclusión, las kisspeptinas son péptidos endógenos
codificados por el gen KISS1. En los humanos, las neuronas que producen
kisspeptinas existen en el hipotálamo y
en particular en la región preóptica y
el núcleo infundibular. Su rol es crucial en la función reproductiva, regulando
hacia abajo la fertilidad en situaciones de sobre ejercicio o pérdida de peso y
controlando el desarrollo fisiológico en
la pubertad. Las neuronas kisspeptina también han sido identificadas en el feto
humano y en el período postnatal
inmediato. Por otra parte, está confirmado que las kisspeptinas estimulan la liberación de gonadotropinas por
la hipófisis. La población de neuronas kisspeptina en el núcleo infundibular
aumenta con la edad, pero se observa un dimorfismo sexual con un efecto mucho mayor en mujeres. Las
mujeres postmenopáusicas tienen una mayor respuesta a las kisspeptinas
exógenas.
Fuente: Clarke SA y Dhillo WS (2016). Kisspeptin across the human lifespan: evidence from
animal studies and beyond. Journal of Endocrinology 229: R83-R98.
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