Acciones de la
prolactina en el cerebro
La prolactina (PRL) es considerada una hormona adaptativa debido a los roles claves que
juega en la modulación de la respuesta
al estrés y durante el embarazo y la lactancia. Esta hormona proteica
también tiene un control regulador sobre
la reproducción, la inmunomodulación, la angiogénesis, el metabolismo
energético, el balance osmótico y el desarrollo. La PRL, además de sus
funciones periféricas, juega muchos roles importantes como neuropéptido. La PRL que cruza la
barrera hematoencefálica y la producción local en el hipotálamo contribuyen a
que la PRL alcance varias regiones del
cerebro donde ejerce fuertes efectos
moduladores. En particular, la PRL contribuye
a la regulación de la repuesta al estrés a través de la inhibición del
eje hipotálamo-hipófisis-adrenal. Más aún, la PRL modula la ansiedad y la
depresión. La PRL también regula la
neurogénesis, es decir la generación de nuevas neuronas, en la zona subventricular (SVZ) y el
hipocampo. Los niveles de PRL y las condiciones ambientales pueden inducir
cambios en la neurogénesis que
potencialmente impactan la
conducta emocional. Por otra parte, la
reducción de los niveles de PRL durante el inicio del embarazo afecta la
neurogénesis en el bulbo olfatorio. Adicionalmente, la PRL puede ejercer
efectos neuroprotectores en el hipocampo de animales adultos expuestos a estrés
crónico. Sin embargo, la PRL cuando es administrada en las primeras etapas del
desarrollo reduce la neurogénesis y promueve conductas depresivas en la
adultez. Algunos de estos efectos son mediados por la activación de canales
iónicos y diferentes sistemas de señalización neuronal.
La PRL es producida principalmente por las células
lactotropas de la hipófisis anterior.
Con técnicas de inmunocitoquímica se han localizado neuronas PRL positivas en
machos y hembras de diferentes especies, particularmente en los núcleos
paraventricular (PVN) y supraóptico del
hipotálamo, el área preóptica medial (MPOA), el núcleo del lecho de la estría
terminal y el hipocampo. Sin embargo, la
PRL periférica es considerada el mayor
efector en el cerebro. Se ha propuesto
que la PRL atraviesa la barrera hematoencefálica mediante un mecanismo mediado por receptor en
las células del plexo coroideo, pero estudios recientes con ratones deficientes
de receptor de PRL (PRLR) demuestran
que el transporte de PRL no depende del PRLR sino de un mecanismo aún
no identificado. Los PRLR
pertenecen a la superfamilia de receptores citoquina clase 1. El PRLR es codificado por un gen único, pero por “splicing”
alternativo produce varias isoformas de PRLR. En humanos y roedores se han
identificado tres isoformas (larga,
intermedia y corta) según el tamaño del dominio intracelular. La respuesta es
disparada después de la dimerización de los receptores para formar
homodímeros. El dímero largo-largo es
capaz de activar rutas de señalización como la JAK-STAT, la isoforma corta
activa la ruta de la proteína quinasa
activada por mitogenos (MAPK) y el heterodímero largo-corto inhibe la señal PRL
y contribuye a modular las acciones de la PRL.
La PRL es liberada localmente por el PVN y el MPOA en
respuesta a estímulos fisiológicos, incluyendo el estrés. La exposición al
estrés activa el eje HHA y dispara la liberación de hormona liberadora de corticotropina (CRH)
en el PVN, la cual promueve la secreción
de adrenocorticotropina (ACTH) en la
hipófisis. La ACTH, a su vez, dispara la
liberación de glucocorticoides por las glándulas suprarrenales. La PRL es secretada por la hipófisis en
repuesta a varios estresores. Los estudios iniciales sugerían que la PRL puede contrarrestar las acciones de
los glucocorticoides sobre el sistema
inmune durante la respuesta al estrés. Sin embargo, estudios recientes indican que la PRL juega un rol inhibitorio sobre la reactividad del eje HHA. Se propone que la
PRL modula la actividad del eje HHA a través de una reducción de los impulsos
neurales al PVN. Adicionalmente, otros estudios sugieren un
rol para la PRL en la regulación del estrés a nivel del hipocampo.
Los efectos de la PRL sobre la ansiedad y la conducta
depresiva difieren dependiendo de la especie usada y el estado
fisiológico. La administración
intracerebroventricular (icv) o intravenosa
de PRL ejerce efectos ansiolíticos dosis dependiente en ratas machos y hembras y en ratas embarazadas o lactantes reduce progresivamente
los niveles de ansiedad. Después del bloqueo de la expresión del PRLR aumenta la ansiedad en ratas lactantes. En ratas ovariectomizadas, la administración
crónica icv de PRL reduce la ansiedad. Estos resultados sugieren que la PRL
tiene un efecto ansiolítico en roedores.
Los estudios en roedores han demostrado una asociación entre niveles
elevados de PRL y ansiedad. Las altas concentraciones de PRL
ayudan a atenuar la excesiva reactividad del eje HHA que se observa en
estos animales. Por el contrario, los estudios clínicos en humanos indican una
correlación entre altos niveles de PRL y
distrés psicológico. Las mujeres con hiperprolactinemia usualmente
reportan más síntomas de ansiedad y hostilidad que las mujeres con niveles
normales de PRL.
En humanos, algunos pacientes con hiperprolactinemia exhiben síntomas depresivos. Sin embargo, no
se ha observado diferencias en la prevalencia
de depresión en pacientes hiperprolactinémicos en comparación con los
controles. Dado que la PRL modula la expresión de sus propios receptores, se ha
propuesto que los pacientes hiperprolactinémicos pueden expresar más PRLR en el cerebro. Sin embargo, se desconoce
si los receptores son funcionalmente
activados. Los excesivos niveles de PRL pueden prevenir la formación de
los heterodímeros necesarios para las
funciones fisiológicas de la PRL.
Adicionalmente, la hiperprolactinemia de larga duración reduce la capacidad de las neuronas
tuberoinfundibulares para sintetizar dopamina, el principal inhibidor de la
producción de PRL en la hipófisis. Las
altas concentraciones de PRL generan
niveles elevados de del fragmento PRL
16K llamado vasoinhibina. Este fragmento ejerce efectos opuestos a los de la PRL.
Estudios en animales reportan una relación causal entre
reducción de cuidado materno y estados depresivos o alteraciones de la conducta
emocional en las crías. La exposición al estrés
durante el embarazo altera los mecanismos neurales que preparan a la
hembra para su rol maternal y contribuye
al desarrollo de enfermedades psiquiátricas
como la depresión o la ansiedad.
Las ratas hembras sometidas a estrés psicosocial crónico durante el embarazo exhiben un estado depresivo en el postparto. La activación de los
sistemas oxitocina y PRL durante la lactancia contribuye
a la atenuación de la activación
del eje HHA. Por lo tanto, las alteraciones en estos sistemas podría contribuir
al desarrollo de los desordenes afectivos
observados en el período de
postparto. La expresión de oxitocina
está reducida en el hipotálamo durante el postparto de
ratas sometidas a estrés crónico durante
el embarazo. Los niveles circulantes de oxitocina disminuyen en el postparto de mujeres que exhiben síntomas depresivos durante el embarazo. Las bajas concentraciones de oxitocina
podrían incrementar el riesgo de desarrollar depresión postparto. Por otra parte, la
disrregulación de la respuesta PRLR
podría estar asociada con desordenes
postparto. La administración de bromocriptina, un agonista de la dopamina, en
los estadios iniciales del embarazo reduce los niveles de PRL, induce un estado
depresivo y altera la conducta maternal
en ratas hembras, lo que sugiere
que la PRL puede jugar un rol clave en el inicio de la depresión
postparto.
La exposición a estrés crónico y los estados depresivos afectan la
neurogénesis, el proceso que produce nuevas neuronas durante la vida. En el cerebro adulto se han reconocido dos nichos neurogénicos: el hipocampo y la
SVZ. El hipocampo ejerce un control negativo sobre la actividad del eje HHA y
está involucrado en la modulación emocional. La PRL es un regulador de la neurogénesis y
los PRLR son expresados en la SVZ y el hipocampo. Diversos estudios demuestran
un incremento en la neurogénesis en la SVZ de hembras embarazadas mediado por
la PRL. Por otra parte, las señales olfatorias
inducen neurogénesis en la SVZ y
en el hipocampo. La exposición a feromonas procedentes de un macho dominante
induce proliferación celular en bulbo olfatorio
e hipocampo de ratones hembras. Estos efectos son mediados por la PRL en
el bulbo olfatorio y por la hormona
luteinizante en el hipocampo, ambas hormonas contribuyen a la regulación de la
reproducción femenina. La exposición a
feromonas masculinas incrementa la
neurogénesis en la SVZ y promueve la
conducta maternal en ratas hembras.
Estos reportes sugieren que la PRL puede regular la neurogénesis de la SVZ. La reducción de la
neurogénesis en el hipocampo debida a
exposición crónica al estrés puede ser prevenida por la administración diaria
de PRL en ratones machos, la PRL ejerce
acciones neuroprotectoras en el
hipocampo. Durante el embarazo y la lactancia, la PRL protege al hipocampo
contra las altas concentraciones de glucocorticoides. Inicialmente se pensaba
que la PRL contrarrestaba, a través de un mecanismo indirecto, la
reducción mediada por glucocorticoides de la proliferación de neuroesferas y de
la supervivencia. Sin embargo, estudios
recientes sugieren que la PRL ejerce diferentes acciones sobre la neurogénesis dependiendo de la edad del animal y podrían
estar asociadas con regulación
emocional. Los efectos de la PRL sobre la neurogénesis son mediados por la quinasa 5 regulada por
señal extracelular (ERK5), la cual es expresada
en los nichos neurogénicos del cerebro. Adicionalmente, la PRL regula la
síntesis de proteínas del citoesqueleto y por lo tanto contribuye
a la diferenciación neuronal. Más
aún, la PRL modula canales de K+ dependientes de Ca2+, lo
cual podría afectar la liberación de
neurotransmisores en diferentes regiones cerebrales. En el hipotálamo, la PRL estimula
la ruta ERK/MAPK en neuronas CRH, vasopresina y oxitocina y promueve la
expresión de EGR-1 en las neuronas magnocelulares. La activación de estas rutas
por la PRL podría contribuir a los cambios plásticos en el cerebro que se
observan durante el embarazo.
En conclusión, la PRL actúa como neuropéptido para promover respuestas fisiológicas
relacionadas con la reproducción, la adaptación al estrés, la neurogénesis y la
neuroprotección. La disminución de impulsos neurales, la activación de canales iónicos o la modulación de varias rutas de señalización son algunos de los mecanismos de acción que subyacen a los efectos de la PRL sobre los circuitos cerebrales.
Fuente: Torner L (2016). Actions of prolactin in the
brain: from physiological adaptations to stress and neurogenesis to psychopathology.
Frontiers in Endocrinology 7 Article 25.
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