Señal antiobesidad
de la amilina
Un prerrequisito para el control homeostático de la masa grasa es la existencia de hormonas periféricas que
conjuntamente con aferentes nerviosas, envían el reporte del estado del balance
energético a los circuitos adipostáticos
en el cerebro. Los efectos de estas señales son mediados, al menos en parte,
por cambios en neurotransmisores, especialmente aquellos localizados en el
hipotálamo. Es conocido que la leptina del tejido adiposo estimula neuronas que
producen hormona estimulante de melanocitos α, mientras la ghrelina del
estómago estimula neuronas que producen
neuropéptido Y/péptido relacionado con el agouti/ácido γ-aminobutírico. Estas
dos poblaciones neuronales del núcleo arcuato median señales contrarreguladoras
para la homeostasis energética. Adicionalmente, las hormonas que reportan el
balance energético periférico pueden actuar sobre el tallo cerebral.
Como la leptina y la ghrelina, la amilina es un mensajero
periferia-cerebro de importancia para el balance energético. La proamilina es
liberada con la insulina por las células β del páncreas después de las comidas.
La amilina reduce la ingesta de alimentos y el peso corporal y potencia los
efectos de la leptina. El análogo de
amilina, pramlintide, usado clínicamente para el tratamiento de la diabetes, disminuye
el peso corporal por más de dos kilos en humanos, pero los mecanismos
subyacentes aún no están claros.
Resultados publicados recientemente indican que la IL-6 podría ser un mediador en
el sistema nervioso central de los
efectos reductores del peso corporal y
la ingesta de alimentos de otro mensajero periférico del balance energético, el
péptido similar a glucagón 1 (GLP-1), además de la amilina. Hay varias
similitudes entre GLP-1 y amilina. (1) Ambos péptidos son liberados en el
abdomen durante las comidas. (2) Ambos péptidos causan una modesta pero
significativa disminución de la ingesta de alimentos y el peso corporal. (3) En
dosis altas y tempranamente durante el tratamiento, ambos péptidos pueden
inducir náuseas. (4) Ambos péptidos mejoran la homeostasis de la glucosa
y son usados en el tratamiento de la diabetes. (5) Ambos péptidos
disminuyen el vaciamiento gástrico y la secreción de glucagón, efectos que
podrían contribuir a mejorar el metabolismo
de la glucosa. (6) En el cerebro, ambos
péptidos actúan sobre el área postrema en el tallo cerebral, pero también
actúan sobre el hipotálamo. Sin embargo,
también hay diferencias, el GLP-1 es una incretina del intestino que actúa
incrementando la secreción de insulina, mientras la amilina es cosecretada con la insulina y potencia sus
efectos. El GLP-1, a diferencia de la
amilina, también es producido por una población específica de neuronas en el cerebro, el núcleo del
tracto solitario en el tallo cerebral. Por otra parte, el GLP-1, a diferencia
de la amilina, actúa vía nervio vago o
es, al menos en parte, dependiente del nervio vago para sus efectos.
Los resultados de estudios recientes demuestran que la
amilina actúa a través de la citoquina IL-6 para disminuir el peso corporal e
incrementar la sensibilidad a la leptina.
Estudios previos indican que la IL-6 es el mediador de los efectos
anoréxicos y antiobesidad del GLP-1. Estos hallazgos no dejan de ser
sorprendentes pues la IL-6 es conocida
por sus efectos en la defensa inmune. Sin embargo, La IL-6 ha sido
implicada en la caquexia producida por
infecciones y cáncer y hay estudios que señalan que la IL-6 en el sistema
nervioso central juega un rol en la supresión de grasa corporal en
individuos sanos. En ratones IL-6 KO
alimentados con dieta baja en grasa se
observa obesidad de inicio en la
adultez y este efecto parece ser
ejercido a nivel del sistema nervioso central. Por otra parte, el bloqueo de la
IL-6 puede inhibir los efectos beneficiosos del ejercicio sobre la sensibilidad
a la insulina y la leptina. En resumen,
varios reportes indican que la IL-6 disminuye la obesidad a través de sus efectos en el cerebro,
resultados que están en consonancia con el rol mediador de la IL-6 en los
efectos antiobesidad de amilina y GLP-1.
La propuesta que el GLP-1 actúa incrementando la IL-6 a
nivel del sistema nervioso central es apoyada por trabajos que demuestran que
el GLP-1 en el intestino es liberado por las células L en respuesta a la IL-6 y por lo tanto es mediador de los efectos metabólicamente beneficiosos
de la IL-6. Entonces, IL-6 y GLP-1 interactúan en varios sitios del cuerpo y estas interacciones, en
general, parecen promover la salud
metabólica. Adicionalmente, hay algunos reportes sobre posibles interacciones entre IL-6 y
amilina fuera del sistema nervioso central.
En conclusión, la amilina y el GLP-1 pueden actuar para
disminuir el peso corporal a través del
incremento de la producción de IL-6 en
diferentes partes del cerebro. Amilina y GLP-1 tienen varias características en
común, ambos péptidos son secretados durante las comidas, promueven
el almacenamiento de nutrientes
para mejorar el metabolismo de la glucosa y disminuyen el peso corporal. Por lo tanto, no
es sorprendente que análogos de ambos péptidos sean usados farmacológicamente
para el tratamiento de la diabetes y, en el caso del GLP-1, para tratar la
obesidad. Evidencias recientes sugieren que la amilina y el GLP-1 activan
señales no canónicas en el hipotálamo, en la forma de IL-6
más que neuropéptido Y/péptido relacionado con el agouti y hormona
estimulante de melanocitos α, para la
regulación de la ingesta de alimentos,
la masa grasa corporal y el peso corporal.
Fuente: Jansson JO y Palsdottir V (2015). Brain IL-6-where amylin and GLP-1 antiobesity
signaling congregate. Diabetes 64:1498-1499.
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