Rol de SIRT1 en la
prevención de la ganancia de peso
El hipotálamo, centro de control homeostático del peso
corporal y el balance energético, integra la información energética conducida
desde la periferia por nutrientes y hormonas a través de dos rutas (neural y
humoral) al tiempo que regula la ingesta
y el gasto de energía. La ruta neural funciona como sensor del estatus
energético periférico a través de las
aferentes vagales que inervan el tracto gastrointestinal y la venas
porta-hepáticas. Las aferentes vagales
transmiten la información nutricional al núcleo del tracto solitario del tallo
cerebral y posteriormente al hipotálamo.
La ruta humoral comprende las señales directas de nutrientes y hormonas al
centro primario de control del peso corporal: el núcleo arcuato (NA) del
hipotálamo. El NA está localizado cerca de la eminencia media, lo cual
proporciona a los factores humorales acceso al sistema nervioso central (SNC).
Los factores humorales pueden pasar al líquido cerebroespinal en el tercer
ventrículo y tener acceso a las neuronas
del NA porque los tanicitos del tercer
ventrículo adyacente al NA son permisivos a estos factores. Una vez que los
nutrientes y las hormonas tienen acceso a las neuronas del NA pueden afectar
directamente la actividad neuronal.
Dos tipos principales de neuronas se localizan en el NA,
las neuronas proopiomelanocortina (POMC) y las neuronas AgRP (Agouti-related
peptide); ambos tipos de neuronas reciben señales que contiene información acerca del estatus
energético. Las neuronas POMC promueven la perdida de peso y las neuronas AgRP
promueven la ganancia de peso. Estas
neuronas emiten proyecciones a los centros secundarios de control del peso corporal como el núcleo
paraventricular (NPV) del hipotálamo y el hipotálamo lateral. La actividad de las neuronas de los centros
secundarios puede ser regulada, al menos
en parte, a través de receptores melanocortina
tipo 4, pues las neuronas POMC secretan el agonista hormona estimulante de
melanocitos α (MSHα) y el AgRP es un agonista inverso de esos receptores. Las neuronas AgRP también usan los
neurotrasmisores neuropéptido Y y GABA
para suprimir la actividad de las neuronas POMC en el NA. Las neuronas POMC,
las neuronas AgRP y los receptores melanocortina tipo 4 conforman el sistema
melanocortina.
La leptina es una
adipoquina crítica para la regulación de
la homeostasis energética. La señal intracelular de esta hormona se inicia con la unión a la forma larga del receptor de leptina
(LepRb), el cual experimenta un cambio conformacional en el dominio
intracelular y promueve la fosforilación y activación de Jak2.
La Jak2 activada fosforila tres residuos
tirosina en el dominio citoplasmático
del LepRb (Y985, Y1077 y Y1138), provocando una señal de transducción que involucra a las
proteínas STAT3 y STAT5 y a las rutas ERK y PI3K/AKT. El LepRb es expresado en varios núcleos cerebrales,
incluyendo NA, NPV y las regiones
dorsomedial, lateral y ventromedial del hipotálamo. Las mutaciones en leptina,
LepRb y sistema melanocortina son las más comunes en la forma monogénica de
obesidad en humanos.
La insulina es una hormona pancreática que juega un rol
crucial en la homeostasis de la glucosa, pero también contribuye a la
regulación del peso corporal. Aunque la
insulina tiene una acción anabólica
(causa ganancia de peso) en órganos periféricos como hígado, músculo
esquelético y tejido adiposo, en el SNC
actúa como una señal catabólica anorexigénica (causa pérdida de peso). El receptor de insulina (IR) es expresado
ampliamente en el SNC. La unión de
insulina provoca que el IR reclute proteínas conocidas como sustratos del
receptor de insulina (IRS). La IRS2 es el principal mediador de las respuestas
intracelulares de la insulina en el
cerebro. Una vez activadas, las proteínas IRS provocan la activación de la PI3K
y posteriormente de la AKT. Aunque el efecto de la insulina de disminuir la
glucemia en la periferia es mediado por
transportadores de glucosa GLUT4 sensibles a insulina, el transporte de glucosa
en la mayoría de neuronas es dependiente de GLUT3 y, en las glias y células
endoteliales cerebrales, es dependiente
de GLUT1. Por lo tanto, la insulina no es necesaria para el transporte de
glucosa en la mayoría de células cerebrales. Sin embargo, en el cerebro, la insulina es importante para
la regulación central de la homeostasis
de glucosa y energía.
Leptina e insulina regulan neuronas POMC y AgRP en
múltiples niveles. Ellas regulan la transcripción de POMC y AgRP
a través de la regulación hacia abajo de los factores de transcripción
STAT3 y FoxO1, respectivamente, y promueven la expresión de POMC al tiempo que
suprimen la expresión de AgRP. FoxO1
también regula la expresión de la
carboxipeptidasa E, la cual es necesaria para la formación de MHSα a partir de
la POMC. Leptina e insulina también regulan la actividad de neuronas POMC y
AgRP. Por ejemplo, ambas hormonas actúan
sobre las neuronas POMC para incrementar la actividad simpática en el tejido adiposo y promover la
“marronización” del tejido adiposo blanco. Por lo tanto, estas dos señales hormonales de saciedad regulan la
transcripción, la actividad de neuronas melanocortina y la homeostasis de
glucosa y energía.
La leptina necesita entrar al SNC y alcanzar las neuronas
blanco para suprimir la ingesta de alimentos y estimular el gasto de energía.
La acción de la leptina encuentra tres barreras: la barrera sangre-liquido
cerebroespinal, la captación de leptina por
la neurona blanco y la resistencia
a la señal intracelular de leptina.
Primero, la leptina debe salir del torrente sanguíneo y ganar acceso al
líquido cerebroespinal. La isoforma corta del receptor de leptina es altamente
expresada en los microvasos cerebrales y el plexo coroideo, y es considerada el
principal receptor por el cual la
leptina cruza la barrera hemato-encefálica
y la barrera sangre-liquido cerebroespinal. La megalina, expresada por
el plexo coroideo, también puede actuar como un receptor para transportar la
leptina de la sangre al líquido
cerebroespinal. El endotelio fenestrado de los microvasos de la eminencia media y las uniones estrechas entre los tanicitos componen la barrera
sangre-liquido cerebroespinal adyacente al NA. La expresión de VEGF-A en los
tanicitos modula las propiedades de esta
barrera y la señal ERK promueve el transporte de leptina a través de los tanicitos para llegar al
líquido cerebro espinal. Una vez que la leptina entra al líquido
cerebroespinal/cerebro, debe encontrar a su receptor LepRb en las neuronas blanco. La señal intracelular de leptina puede ser regulada hacia abajo por moléculas
como PTP-1B, TC-PTP, SOCS3 y endospanina 1, las cuales actúan sobre
JAK2, STAT3, LepRb y la endocitosis de
LepRb, respectivamente.
La administración periférica de insulina aumenta su
concentración en el líquido cerebroespinal, lo que indica que la insulina
periférica cruza la barrera
hemato-encefálica y sirve como señal de
saciedad en el SNC. Los estudios
cinéticos indican que el transporte de insulina del plasma al líquido cerebro
espinal involucra un mecanismo saturable, este transporte disminuye en los
estados de resistencia a la insulina. La megalina, como ocurre en algunos
sitios periféricos, puede trabajar como
transportador de insulina en la barrera sangre-líquido cerebroespinal. La
PTP-1B y la SOCS3 causan resistencia a la insulina a nivel del IR y las
proteínas IRS, respectivamente.
La obesidad inducida por dieta causada por la ingesta de
una dieta crónica rica en grasas provoca resistencia central a la leptina,
inicialmente afecta el acceso central de
leptina y posteriormente causa resistencia a la leptina en el SNC. La obesidad
está asociada con disminución del transporte de leptina a través de la barrera hemato-encefálica en
ratas y humanos, lo cual explica porque
los humanos obesos, a pesar de los altos niveles circulantes, tienen bajos
niveles de leptina en el líquido cerebroespinal. En el hipotálamo, la obesidad
inducida por dieta no causa una resistencia uniforme a la leptina, la
resistencia se presenta principalmente en el NA y el área tegmental ventral,
pero no en hipotálamo lateral, hipotálamo ventromedial e hipotálamo
dorsomedial. El envejecimiento altera la
acción de la leptina en el
hipotálamo, pues está asociado con regulación hacia abajo de la expresión de
megalina, disminución de la captación de
leptina, disminución de los niveles de receptor de leptina e incremento de los
niveles de PTP1B.
La acción central de la insulina también es atenuada por
el envejecimiento y la obesidad inducida por dieta. En humanos obesos, los
niveles de insulina en el líquido cerebroespinal son bajos en comparación con
los altos niveles circulantes. La expresión de IR disminuye con el
envejecimiento en el SNC, especialmente en hipotálamo, corteza cerebral e
hipocampo. En condiciones de obesidad, la administración central de insulina
falla en reducir la ingesta de alimentos y la aplicación intranasal de insulina mejora la sensibilidad periférica
a la insulina en sujetos delgados pero no en hombres obesos, lo que indica que
la obesidad también causa resistencia central a la insulina.
La inflamación hipotalámica es producida durante la
obesidad inducida por dieta en roedores y humanos, las cantidades excesivas de
ácidos grasos en la dieta causan
inflamación en el hipotálamo y provocan obesidad. El consumo de una dieta rica en ácidos grasos
saturados promueve inflamación, gliosis y estrés neuronal en el hipotálamo mediobasal. Los ácidos grasos saturados pueden activar la
ruta de señalización dependiente de
receptores toll 2 y 4 e inducir la señal pro-inflamatoria mediada por JNK y NF-κB. Las excesivas
cantidades de ácidos grasos libres,
glucosa y aminoácidos debido a la sobre nutrición inducen estrés de retículo
endoplásmico y estrés oxidativo, lo cual promueve la activación de la señal pro-inflamatoria y
una autofagia defectuosa. Estos cambios inducidos metabólicamente en el
hipotálamo causan señales intracelulares defectuosas de leptina e insulina, lo
cual conduce a la resistencia
leptina/insulina. Las señales pro-inflamatorias en el hipotálamo también están
involucradas en el envejecimiento. Por lo tanto, la inflamación hipotalámica,
específicamente la activación de
microglias y la inducción de la señal
NF-κB, está involucrada en la obesidad
inducida por dieta y la obesidad
dependiente de edad, las cuales son acompañadas por resistencia central
a leptina/insulina.
La sirtuina 1(SIRT1) es una desacetilasa dependiente de NAD+ y a la vez una molécula
sensora de energía responsable de promover una longevidad saludable a través de
la restricción calórica. La restricción calórica previene la resistencia
central a la leptina asociada con
el envejecimiento en ratas. En los
tejidos periféricos, la SIRT1 promueve la oxidación de ácidos grasos y mejora
la sensibilidad a la insulina. En ratones, los niveles aumentados de SIRT1en las neuronas POMC mejoran la sensibilidad
a la leptina y el gasto de energía mientras que, en las neuronas AgRP, el
incremento en los niveles de SIRT1 disminuye
la ingesta de alimentos y el peso corporal. Por otra parte, la manipulación
genética de Sirt1 en neuronas factor
esteroidogénico 1 (SF1)-positivas del hipotálamo ventromedial altera la
sensibilidad a la leptina, al tiempo que modula la captación de glucosa en músculo esquelético vía sistema nervioso
simpático. Por lo tanto, la SIRT1
estimula el gasto de energía, suprime la ingesta de alimentos y regula la
homeostasis de la glucosa en neuronas
POMC, neuronas AgRP y neuronas SF1-positivas, respectivamente. La
degradación de la SIRT1 in vitro e in
vivo podría ser regulada por el sistema
ubiquitina-proteasoma en el hipotálamo y posiblemente en otros tejidos.
¿Cómo mejora la sensibilidad central a leptina/insulina
la SIRT1? La SIRT1 puede regular hacia abajo proteínas que promueven
resistencia a la leptina como PTP1B, TC-PTR y SOCS3. También promueve la
sensibilidad a la insulina porque suprime la PTB1B (que también contribuye a la
resistencia a la insulina), promueve la función de IRS2 y regula hacia abajo al
factor de transcripción FOXO1 promoviendo su degradación. La regulación hacia abajo de la señal NF-κB también mejora la
sensibilidad central leptina/insulina porque la SIRT1 suprime la subunidad p65RelA del NF-κB. Por otra
parte, un estudio reciente demuestra que los niveles de SIRT1 disminuyen con la
edad en las microglias y la deficiencia de SIRT1 en esas celulas juega un rol causal en el déficit de memoria mediado por el
envejecimiento en ratones. Sin embargo, las acciones de la SIRT1 de las
microglias en el contexto de la obesidad inducida por envejecimiento o por dieta, aún no están
claras. Otros candidatos para los
efectos reguladores de la SIRT1 en la sensibilidad central leptina/insulina son la autofagia y
el estrés de retículo endoplasmático. La
SIRT1 regula ambos fenómenos a través de
sustratos como LC3, Atg5, Atg7, Atg8 y
XBP1s; pero estas hipótesis necesitan ser examinadas experimentalmente.
Adicionalmente, la Sirt1 puede influir
en la regulación epigenética
modificando histonas y afectando la metilación del ADN a través de DNMT1
y MeCP2.
Hasta el presente no existe un marcador confiable de la función in vivo de la SIRT1, por esta
razón los investigadores generalmente usan para ese fin los cambios en el contenido de NAD+ y los
niveles de SIRT1 durante el envejecimiento y la obesidad inducida por dieta. El
contenido de NAD+ en el cerebro disminuye con la edad en humanos y
roedores. En ratones, el contenido de
NAD+ en el hipotálamo disminuye
significativamente en la obesidad inducida por dieta. La nicotinamida
fosforibosiltransferasa (NAMPT), una enzima esencial en la conversión de
nicotinamida en nicotinamida
mononucleótido, existe en dos formas (intracelular y extracelular) en los
mamíferos. El cerebro expresa NAMPT intracelular en niveles muy bajos y en múltiples órganos, los niveles de NAMPT
disminuyen con el envejecimiento. La
forma extracelular de NAMPT es secretada por el tejido adiposo y afecta las
concentraciones de NAD+ en el hipotálamo. El cerebro toma de la
circulación NAMPT extracelular y
nicotinamida mononucleótido para la
biosíntesis de NAD+, pero los aportes de estos precursores disminuye con la edad.
La suplementación con estos precursores
previene efectivamente la obesidad inducida por dieta y la diabetes inducida por el envejecimiento
en ratones. Por otra parte, los niveles de SIRT1 en el NA también disminuyen
con la edad. Esta disminución en los
niveles de SIRT1 no necesariamente es resultado directo de los nutrientes de la dieta sino de cambios metabólicos en el hipotálamo o en la periferia causados por sobre nutrición crónica. La
señal pro-inflamatoria podría estar
subyacente a la disminución de los
niveles de SIRT1 en el NA durante el envejecimiento y la obesidad inducida por dieta.
En conclusión, la resistencia central a leptina e
insulina es un mecanismo común para la
ganancia de peso causada por
envejecimiento y dieta. La SIRT1 hipotalámica
puede mejorar estas alteraciones
actuando sobre varios factores que causan resistencia central a leptina
e insulina. El envejecimiento y la
dietas que promueven ganancia de peso suprimen la función de la SIRT1 en el
hipotálamo afectando los niveles de SIRT1 y NAD+, la cual es
requerida para la actividad de la SIRT1. La restauración de la función de la SIRT1 en
el hipotálamo puede prevenir la ganancia de peso causada por el envejecimiento. Por lo tanto,
previniendo la perdida dependiente de edad de la función de SIRT1 en el hipotálamo
podría mejorarse la acción de factores humorales en el hipotálamo y por consiguiente
la regulación central del balance
energético.
Fuente: Sasaki T (2015). Age-associated weight gain,
leptin, and SIRT1: a possible role for hypothalamic SIRT1 in the prevention of
weight gain and aging through modulation of leptin sensitivity. Frontiers in
Endocrinology 6:109.
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