Receptor sensible a
glucosa en células β del páncreas
La insulina es el regulador más importante del metabolismo de combustibles. La insulina
controla el metabolismo de carbohidratos y también regula el metabolismo de
otros nutrientes incluyendo aminoácidos, proteínas y lípidos. Con relación al metabolismo de carbohidratos,
la glucosa controla estrictamente la producción y la secreción de insulina y la
elevación de la concentración plasmática
de glucosa aumenta la secreción de insulina. Por el contrario, la insulina
mantiene la concentración plasmática de glucosa en un rango relativamente
estrecho a través de la estimulación de
la síntesis de glucógeno en el hígado y la promoción de la captación de glucosa
en músculo esquelético y tejido adiposo. Las células β del páncreas funcionan
como sensores de combustibles y detectan cambios en las concentraciones
plasmáticas no solo de glucosa sino también
de aminoácidos y lípidos incluyendo ácidos grasos. En este contexto, es
bien conocido que las células β expresan en la superficie celular receptores
acoplados a proteína G (GPCR) que detectan ácidos grasos de cadena larga y
varios tipos de aminoácidos. Estos GPCR funcionan como sensores de nutrientes en la superficie celular y por lo tanto modulan la secreción de insulina.
Dado que las células β expresan una variedad de GPCR para lípidos y
aminoácidos, es posible que también
expresen GPCR que funcionen como sensores de azúcar.
El glucoreceptor
representa una molécula de la célula β que
une -y a la vez es sensor de- glucosa, transmite algunas señales en la
célula y eventualmente induce la
exocitosis de insulina a través de
cambios en el flujo de iones. Hay dos
modelos principales de glucoreceptor, uno es el modelo sitio
glucoregulador y el otro es el modelo
sitio sustrato. En el primer modelo, la glucosa se une al glucoreceptor en la
superficie de la célula y activa la molécula receptora. Niki y colaboradores
demostraron que las células β discriminan
anómeros α y β de D-glucosa y que
el anómero α es un estimulador más eficiente de la secreción de insulina que el
anómero β. Ellos también demostraron que las células β reconocen anómeros α y β
de manosa. Estos hallazgos son consistentes con la noción que las células β
expresan una molécula que reconoce la
estructura fina de los anómeros de
hexosas. Sin embargo, otros estudios
reportan que las enzimas involucradas en la ruta glucolítica, como fosfoglucosa
isomerasa y glucoquinasa, son capaces de discriminar anómeros de glucosa. Estos
investigadores postularon que la
naturaleza del glucoreceptor es una
enzima que cataliza glucosa (modelo sitio sustrato). Dado que la conversión
intracelular de anómero α en anómero β es
bastante rápida, es difícil asumir que
las enzimas glucolíticas puedan ser responsables del efecto preferencial del anómero α sobre el anómero β en la
secreción de insulina inducida por glucosa.
Por otra parte, existe una similitud entre las células β del páncreas y
las células gustativas de la lengua en términos del reconocimiento de glucosa. En las células gustativas de la lengua,
las moléculas dulces como los azucares son reconocidas por una molécula receptora de la superficie
celular, el receptor del sabor dulce. Este receptor es capaz de discriminar
anómeros α y β de hexosas, la
α-D-glucosa es más dulce que la β-D-glucosa. Las células β de los islotes
pancreáticos expresan en la superficie celular una molécula que reconoce glucosa y otros azucares de una manera similar al glucoreceptor de las
células gustativas. Este glucoreceptor modifica el metabolismo de glucosa y aumenta
la producción de ATP. Más aún, el glucoreceptor, una vez activado, induce
cambios en el flujo de Ca2+, incrementa niveles de AMPc y activa la
C-quinasa.
El receptor para el sabor dulce es expresado en las células gustativas de las papilas linguales y detecta sustancias dulces en la cavidad
oral. Este receptor es un sensor de moléculas dulces, como azucares incluyendo sucrosa, glucosa y
fructosa. También es sensor de aminoácidos dulces, proteínas dulces y varios
edulcorantes artificiales con diversas estructuras químicas. Estructuralmente
es un heterodímero de T1R2 y T1R3, los
cuales pertenecen a la clase C de GPCR. En las células β del páncreas, sin embargo, a
diferencia de las células gustativas de la lengua, el receptor parece ser un homodímero de T1R3
más que un heterodímero. Estudios inmunohistoquímicos han detectado el T1R3 en
células β de islotes pancreáticos de ratón y también en las células MIN6,
productoras de insulina. La estimulación de T1R3 con el edulcorante artificial
sucralosa resulta en un incremento en la secreción de insulina en islotes
pancreáticos de ratón y en células MIN6. En las células β, el T1R3 está
acoplado a Ca2+ y AMPc. Actualmente, está claro que el T1R3 está
involucrado en la acción de la glucosa en las células β del páncreas y que el
T1R3 es activado por glucosa en
concentraciones fisiológicas. Por lo tanto, el T1R3 ha sido designado como “receptor
sensible a glucosa”.
Los datos de estudios en roedores han permitido un nuevo modelo para la acción de la glucosa en
las células β del páncreas. Según este modelo, la glucosa primero actúa en la superficie celular sobre
el receptor sensible a glucosa, T1R3, lo cual genera una señal para facilitar
el metabolismo en las mitocondrias.
Luego, la glucosa entra a la célula β a través de transportadores de glucosa (GLUT2) y es metabolizada a través de la ruta facilitada por el
T1R3. Un punto importante en este modelo es que la glucosa ejerce su efecto actuando sobre dos rutas, y ambas
rutas actúan sinérgicamente para estimular la secreción de insulina. El
nuevo modelo incluye al modelo clásico, el cual establece que el efecto de la glucosa es dependiente de su
metabolismo. También es consistente con
observaciones previas que demuestran que la inhibición del metabolismo de la
glucosa bloquea la secreción de insulina
inducida por glucosa. Sin embargo, en el
nuevo modelo la actividad completa de la glucosa también depende de la señal del receptor
sensible a glucosa. Adicionalmente, el
nuevo modelo señala que cualquier
incremento en la expresión de T1R3 podría aumentar la secreción de insulina inducida por glucosa. Los estudios sobre la expresión de los
niveles de T1R3 en las células β demuestran cambios significativos que dependen
del estado nutricional. Por ejemplo, en
ratones, la expresión de T1R3 en las
células β es alta en el ayuno y disminuye rápidamente después de la ingesta de alimentos. En otras palabras, la expresión de T1R3 es
alta cuando la ingesta de carbohidratos
es requerida. Consistente con
este cambio, la cantidad de insulina
secretada en respuesta a la
glucosa es mayor en el estado de ayuno que en estado alimentado. Por otra parte, el T1R3 expresado
en las células β muestra cambios diurnos
dependiendo del tiempo de alimentación. Desde un punto de vista
fisiológico, es razonable esta regulación pues una gran cantidad de insulina es secretada cuando la demanda de ingesta de carbohidratos
es alta. En ratas con diabetes tipo 2,
la expresión de T1R3 es reducida pero se recupera cuando los animales son
tratados con insulina. Este resultado sugiere que la exposición crónica de las
células β a la hiperglucemia regula hacia abajo a los receptores T1R3. En
cualquier caso, la expresión de T1R3 es afectada por varios estados
nutricionales y metabólicos.
La
activación del T1R3 incrementa la concentración intracelular de Ca2+
y AMPc. La elevación de Ca2+ depende grandemente de la entrada del
ion a través de canales de calcio
dependientes de voltaje (VDCC). La entrada de Ca2+ también es dependiente de Na+. Presumiblemente, la
activación de T1R3 estimula la entrada de Na+ a
través de canales permeables a Na+. La despolarización resultante
causa la activación de VDCC. El T1R3 incrementa la concentración de AMPc
presumiblemente por activación de Gs.
Las señales intracelulares generadas por
el T1R3 son diversas y dependen del tipo de agonista y del tipo de célula que expresa el receptor. Es conocido que el
T1R3 es expresado en muchos tipos de
células que regulan el metabolismo
energético y las señales intracelulares
producidas por las moléculas dulces deben ser evaluadas con precisión. Presumiblemente,
diferentes agonistas activan diferentes
tipos de proteínas G y activan efectores dependiendo de los cambios
conformacionales inducidos por la unión
de los agonistas.
En
conclusión, presumiblemente un homodímero de T1R3 podría funcionar como receptor sensible a
glucosa en la superficie de las células
β de los islotes pancreáticos y participar en la acción de la glucosa sobre la secreción de insulina. . La
activación de este receptor promueve el
metabolismo en las mitocondrias y produce un incremento en la concentración intracelular
de ATP. La glucosa promueve su propio metabolismo a través de la activación del
T1R3. Entonces, el T1R3 está involucrado en la acción de la glucosa y
modula el metabolismo de glucosa en las células β del páncreas.
Fuente: Kojima I et at (2015). Return of the
glucoreceptor: glucose activates the glucose-sensing receptor T1R3 and facilitates
metabolism in pancreatic β-cells. Journal of Diabetes Investigation 6: 256-263.
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