Plasticidad del
sistema melanocortina
El término plasticidad cerebral se refiere a la capacidad
natural del cerebro de modificar su
estructura y función a través de la experiencia. Este atributo depende de la
propiedad de las neuronas de ajustar la respuesta, el contenido molecular y las
conexiones como resultado de su
actividad. A nivel de las sinapsis, la plasticidad incluye cambios funcionales
que fortalecen o debilitan las sinapsis
existentes –cambiando la probabilidad de
liberación de neurotransmisor y la conductancia
y cantidad de receptores post-sinápticos- así como cambios estructurales que involucran la formación y eliminación de sinapsis. El
hipotálamo es un área cerebral propensa
a la plasticidad sináptica, la neurotransmisión
en los numerosos circuitos localizados en el hipotálamo varía en
respuesta a los cambios en el cuerpo y en el ambiente.
Una de los más importantes rutas neuronales
involucradas en la regulación de la ingesta de alimentos, y
probablemente la mejor caracterizada, es
la formada por el sistema melanocortina.
Este circuito incluye (i) neuronas que expresan receptores melanocortina
(MCR), especialmente los subtipos MC3R y MC4R, (ii) neuronas que expresan agonistas MCR, como el péptido llamado
hormona estimulante de melanocitos-α (MHSα), el cual deriva de la proteína
precursora proopiomelanocortina (POMC), y (iii) neuronas que expresan
antagonistas MCR, como el ligando de alta afinidad péptido relacionado con el
agouti (AgRP). MC3R y MC4R están ampliamente distribuidos en el cerebro, pero su mayor
concentración está en las áreas
cerebrales que controlan el balance energético. El rol del MC3R en la
homeostasis energética aún no es muy
claro, pero se sabe que las neuronas
MC3R contribuyen a la adaptación
conductual en el ayuno. Por el
contrario, el MC4R está claramente involucrado
en varios aspectos del balance
energético, incluyendo la conducta alimenticia, la termogénesis adaptativa y la
homeostasis de la glucosa. Las funciones
anoréctica y promotora de pérdida de
peso del MC4R han sido bien documentadas con el uso de herramientas
farmacológicas y genéticas. Más aún, las mutaciones en el gen MC4R representan
la forma genética más frecuente de obesidad y están asociadas con hiperfagia.
La mayoría de sitios que expresan MC4R en el cerebro reciben inervación dual antagónica de fibras
POMC estimuladoras y fibras AgRP inhibidoras. Las neuronas que expresan POMC y
AgRP se localizan principalmente en el
núcleo arcuato del hipotálamo, pero una pequeña cantidad de neuronas POMC también se encuentra en el
núcleo del tracto solitario (NTS) en el
tallo cerebral. Una característica especial de las neuronas del núcleo arcuato es su posición en el
cerebro con acceso a factores
sanguíneos y cerebroespinales que son liberados por microvasos permeables
de la eminencia media. En este contexto, las neuronas POMC y AgRP del núcleo
arcuato pueden ser reguladas por
hormonas circulantes (leptina, insulina, ghrelina, estrógenos,
glucocorticoides, GLP-1 y péptido YY) y por nutrientes, lo cual hace al sistema
melanocortina sensible a los
cambios en el estatus energético del cuerpo.
Por ejemplo, la leptina incrementa la actividad de las neuronas POMC e inhibe la actividad de
las neuronas AgRP, lo cual es consistente
con el efecto anorexigénico de esta hormona.
Las particularidades intrínsecas del sistema
melanocortina se basan en la neuroquímica, la anatomía y la sensibilidad de sus componentes neuronales. Las neuronas
POMC del núcleo arcuato –pero no las del NTS- co-expresan el péptido
relacionado con cocaína y anfetamina (CART), otra molécula anorexigénica. Más aún, las neuronas POMC envían haces de
fibras a estructuras del cerebro anterior (núcleo del lecho de la estría
terminal), regiones laterales (núcleo
paraventricular del hipotálamo (NPV), hipotálamo lateral (HL), amígdala) o
regiones caudales (periacueductal gris). Las neuronas AgRP co-expresan al
orexigénico neuropeptido Y (NPY) y al neurotransmisor ácido gamma-aminobutírico
(GABA), lo que permite la inhibición directa de las neuronas POMC. Por el
contrario, las neuronas POMC del núcleo arcuato exhiben diversos fenotipos de
neurotransmisores: GABAérgico, glutamatérgico y colinérgico, pero el
significado fisiológico de esta heterogeneidad no está claro. El modelo actual
del sistema melanocortina comprende subcircuitos disociados que están dedicados a regular parámetros
específicos del balance energético. Por
ejemplo, las neuronas que expresan MC4R
en el NPV controlan el apetito, mientras en otras partes del cerebro
controlan el gasto de energía. Por otra parte, las neuronas colinérgicas preganglionares
que expresan MC4R en el núcleo
intermediolateral de la médula espinal torácica regulan el gasto de energía
pero no la ingesta de alimentos.
Hasta hace poco tiempo se pensaba que las neuronas AgRP promovían la ingesta de
alimentos a través de dos vías: (i) la inhibición mediada por GABA
y NPY de las neuronas POMC locales y
(ii) el antagonismo competitivo mediado por AgRP sobre neuronas distantes que expresan MCR. Sin embargo, el uso de herramientas
anatómicas, optogenéticas y farmacogenéticas ha permitido la
identificación de otros modos de
acción de las neuronas AgRP y POMC del
núcleo arcuato en el control de la ingesta de alimentos. En efecto, la señal
MCR no siempre es necesaria para el
efecto orexigénico de las neuronas AgRP.
Esto ha sido ejemplificado en dos modelos
diferentes. El primero está basado en la
ablación selectiva de neuronas AgRP en
ratones adultos. Este procedimiento reduce el tono GABAérgico de las neuronas
AgRP sobre el núcleo parabraquial (NPB) del cerebro anterior, un área visceral
y sensible al gusto, lo cual provoca el cese de la ingesta de alimentos y la muerte por ayuno. En este circuito hipotálamo-cerebro
anterior, la inervación AgRP del NPB mantiene la ingesta de alimentos en
ratones de manera independiente de
melanocortina. El segundo modelo usa la activación química o mediada por la luz
de las neuronas melanocortina en ratones. Estos
experimentos demuestran que la activación artificial aguda y
selectiva de las neuronas AgRP es
suficiente para inducir rápidamente una alimentación voraz. Por el contrario, la foto-activación de las
neuronas POMC reduce la ingesta de
alimentos pero el efecto anorexigénico
mediado por POMC es bloqueado completamente por la mutación A´, lo que
demuestra que las neuronas POMC requieren regular hacia abajo la señal
melanocortina para reducir la ingesta de alimentos. Estudios recientes indican que las neuronas
AgRP controlan las distintas fases de la
ingesta de alimentos a través de rutas
de señalización y circuitos neuronales específicos. En este contexto, los
neurotransmisores NPY y GABA de las neuronas AgRP están involucrados en la
regulación de corto plazo de la ingesta
de alimentos, mientras el péptido AgRP -así como las neuronas POMC del núcleo
arcuato- controlan la ingesta de alimentos
a través de su acción sobre el MC4R por un período prolongado. La
evidencia acumulada sugiere que las
neuronas AgRP y POMC no solo controlan la ingesta de alimentos sino que también motivan
conductas alimenticias como el deseo de comer, la preferencia por
sabores y conductas relacionadas con la
recompensa. Más aún, estas neuronas
toman en cuenta el valor nutricional y la accesibilidad de alimentos junto con el estado fisiológico
interno para producir una modulación anticipada de la conducta alimenticia. En
suma: el modelo actual demuestra que las neuronas AgRP comprometen un conjunto
de circuitos paralelos y relevos cerebrales para controlar diferentes aspectos de la conducta alimenticia.
Las experiencias sensoriales y los cambios en el medio interno modifican
profundamente la función de los circuitos
neuronales especializados del cerebro adulto.
Esta capacidad de adaptarse a las condiciones cambiantes reside en mecanismos moleculares y celulares
coordinados, incluyendo cambios en la resistencia sináptica y la conectividad
neuronal. Este fenómeno se puede observar en el hipotálamo maduro en
situaciones de variaciones del estado fisiológico y en respuesta a estímulos hormonales. Un ejemplo de lo
anterior es la reorganización sináptica del sistema oxitocinérgico durante la
lactancia o en respuesta a cambios en la
homeostasis del agua. En roedores
también se puede observar en la
remodelación sináptica en respuesta a
los esteroides sexuales durante el ciclo
estral, esta plasticidad sináptica dependiente de hormona afecta a las neuronas
que producen hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH) involucradas en el
control de la reproducción. La
conectividad del sistema melanocortina del hipotálamo también es afectada por
variaciones en las hormonas circulantes. Las primeras investigaciones sobre
esta propiedad del sistema melanocortina en animales vivos se basaron en paradigmas depleción-repleción
para controlar los niveles hormonales en
combinación con la inspección en profundidad de la organización sináptica de las neuronas POMC y NPY del núcleo
arcuato. En el primer reporte de estos trabajos, se comparó la situación en
ratones ob/ob mutantes que carecían de leptina con respecto a ratones ob/ob suplementados con
leptina. El análisis con microscopia
electrónica de cortes cerebrales
conjuntamente con registros electrofisiológicos in vivo revelaron que la leptina
induce un cambio (incremento de sinapsis
excitadoras) en la composición de los impulsos aferentes de las neuronas
POMC del cerebro adulto. El efecto opuesto se observó en las neuronas NPY/AgRP.
Una estrategia similar se usó para poner
en evidencia las propiedades
remodeladoras del estradiol y la
corticosterona, cuyos efectos sobre la conectividad del sistema
melanocortina adulto son consistentes
con sus acciones fisiológicas. Estudios recientes han revelado que la inyección
de ghrelina en ratones también
causa remodelación sináptica en las
neuronas POMC y NPY/AgRP. Estas
observaciones indican claramente la plasticidad
del sistema melanocortina adulto en respuesta a variaciones hormonales.
El descubrimiento de la plasticidad del sistema melanocortina cambió el conocimiento sobre cómo las
hormonas regulan al sistema
melanocortina. Recientemente se ha demostrado que el re-arreglo sináptico en
las neuronas POMC y NPY/AgRP ocurre
también en respuesta a cambios en el estado nutricional. Durante un estado
de balance energético positivo, altos niveles circulantes de leptina estimulan las neuronas POMC del núcleo
arcuato, lo cual puede activar la señal anorexigénica MC4R a través de la liberación de MHSα. En
paralelo, la leptina reduce la actividad
tónica de AgRP a través de una ruta dependiente de receptor de opiode. La
liberación de β-endorfina por las neuronas POMC estimuladas por la leptina reduce el tono glutamatérgico aplicado sobre las neuronas AgRP. Por otra
parte, en un estado de balance energético negativo, la privación de alimento
induce la remodelación sináptica en las neuronas AgRP y POMC. El ayuno
aumenta los niveles circulantes de
ghrelina. Esta hormona orexigénica promueve nuevas sinapsis glutamatérgicas
excitadoras sobre las neuronas AgRP.
Este efecto es mediado por la señal AMPK en las neuronas glatamatérgicas
presinápticas. Los recetores N-metil-D-aspartato (NMDA) y la espinogénesis en
las neuronas AgRP también son requeridos para incrementar la actividad de las
neuronas AgRP durante el ayuno. Adicionalmente, el tono inhibidor sobre las
neuronas POMC aumenta cuando caen los niveles de leptina durante el ayuno. La inhibición de las
neuronas POMC inducida por al ayuno también puede ser mediada por las neuronas AgRP GABAérgicas activadas por ghrelina que inervan a las
neuronas POMC. Estas observaciones indican que la plasticidad sináptica de las
neuronas AgRP y POMC no es un respuesta específica al ayuno
y sugieren que la remodelación sináptica es activada después de una desviación, positiva o negativa, del
“set point” metabólico.
Las células gliales contribuyen al control cerebral del
balance energético. En efecto, los astrocitos están en la interfase entre vasos
sanguíneos y neuronas. La expresión de sensores para señales metabólicas,
incluyendo glucosa, ácidos grasos, insulina, leptina, IGF-1 y glucocorticoides,
proporciona a los astrocitos la capacidad para integrar cambios en el
microambiente que pueden ser comunicados a las neuronas. Sin embargo, el modo
de acción de los astrocitos para modular
la actividad de los circuitos de la alimentación no es totalmente claro. Ellos
actúan sobre las neuronas a través de una variedad de mecanismos. Estas células
gliales modulan la excitabilidad
neuronal y la transmisión sináptica a través del aclaramiento de transmisores
sinápticos y el manejo de compuestos de señalización, llamados
gliotransmisores, como protones, lactato y adenosina. Por ejemplo, la
osmolalidad sanguínea es regulada nutricionalmente por los astrocitos a través
de la liberación de ATP dependiente de
ghrelina, el cual actúa sobre las neuronas vasopresina. Más aún, se ha
demostrado que el control de la ingesta de alimentos por los astrocitos
involucra la inhibición de las neuronas
AgRP a través de receptores A1 de adenosina. Los astrocitos también producen
moléculas bioactivas como la apoproteína E (ApoE), el transportador de lípidos más abundante en el
cerebro, la cual actúa en el hipotálamo como un factor de saciedad que reduce
la ingesta de alimentos. Más aún, la
morfología de los astrocitos que rodean a las neuronas POMC y AgRP del núcleo
arcuato varía en el cerebro adulto de acuerdo con la historia nutricional, el
estado metabólico y la señal leptina. Estos cambios morfológicos influyen
significativamente en los impulsos
sinápticos que reciben las neuronas del sistema melanocortina, lo cual puede
afectar la actividad total del sistema y
por consiguiente la conducta alimentaria.
El re-arreglo de los contactos pre-sinápticos en las neuronas AgRP y POMC en respuesta a
señales metabólicas podría servir para
ajustar la reactividad del circuito
melanocortina y para el control de la conducta alimentaria de acuerdo a la
disponibilidad de energía. Este atributo podría evitar respuestas estereotipadas y conductas de mala adaptación. Por ejemplo,
en animales en ayuno, la remodelación sináptica
en las neuronas AgRP y POMC puede
contribuir a incrementar la sensibilidad para los alimentos y/o incrementar el
umbral de las señales de saciedad para
incrementar el tamaño de la comida después de una deprivación de alimentos. La
plasticidad sináptica del sistema melanocortina es considerada un proceso adaptativo activado por variaciones en las hormonas circulantes que puede ser visto en circunstancias metabólicas extremas como el ayuno de 24 horas. Por otra parte, el
ayuno induce la remodelación de la
barrera de tanicitos y cambios en la permeabilidad de los capilares en la eminencia media y en el núcleo arcuato,
un proceso que modifica el intercambio sangre-cerebro y la difusión de
moléculas en el núcleo arcuato.
En conclusión, la plasticidad del sistema melanocortina
está involucrada en la regulación de la ingesta de alimentos y la homeostasis
de energía. El re-arreglo sináptico en las neuronas AgRP y POMC ocurre naturalmente en animales
adultos en respuesta a desviaciones positivas o negativas del estado
estacionario metabólico. Estas dos
poblaciones neuronales son sensibles a moléculas circulantes y reciben muchos
impulsos excitadores e inhibidores de varias áreas del cerebro. La composición
y abundancia de los impulsos presinápticos en las neuronas AgRP y POMC
varían en el hipotálamo adulto en
respuesta a cambios en el estado metabólico. Las hormonas afectan la sinaptología
AgRP y POMC de una manera compatible con sus efectos sobre la regulación de la
ingesta de alimentos y del peso corporal. Las células gliales pueden ser determinantes para cambiar
la configuración sináptica de las neuronas AgRP y POMC.
Fuente:
Nuzzaci D et al (2015). Plasticity of
the melanocortin system: determinants and possible consequences on food intake.
Frontiers in Endocrinology 6: 143.
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