El efecto disruptivo del
estrés crónico
El estrés crónico es considerado uno de los factores de
riesgo más significativo en la emergencia
de la depresión. Esta relación ha
motivado un buen número de estudios experimentales sobre el proceso específico
por el cual la exposición a situaciones
estresantes cambia la arquitectura celular del cerebro. La exposición
persistente a situaciones estresantes es
capaz de disparar la emergencia de un conjunto de alteraciones neurobiológicas
incluyendo pérdida sináptica, retracción dendrítica y alteraciones de la
neurogénesis, particularmente en los núcleos
involucrados en el control cognitivo y la regulación emocional. En la
última década, la investigación se ha
enfocado específicamente en las alteraciones neuronales y en
particular, las alteraciones inducidas por estrés en la composición y función
de receptores ionotrópicos. Por el contrario, el rol de las glias
(específicamente microglias y astrocitos) ha recibido menos atención. La capacidad de estas células para participar
activamente en –y modular- la neurotransmisión
glutamatérgica es actualmente un área de investigación de rápida expansión.
En la corteza prefrontal y el hipocampo, los niveles de L-glutamato
(Glu) aumentan después de la exposición a estresores agudos así como después de la administración aguda y
crónica de corticosterona. En la mayoría de los casos, los niveles de Glu
aumentan significativamente minutos después de la exposición al estrés y tienden
a permanecer elevados hasta una hora
después de finalizado el estrés. La elevación de Glu inducida por el
estrés es dependiente de
glucocorticoides y la remoción de las glándulas suprarrenales bloquea la
potenciación de la liberación de Glu. El estrés, además de alterar la
liberación presináptica de Glu, puede provocar la reorganización de los
receptores ionotrópicos postsinápticos
de Glu (GluR), NMDA y AMPA. Inicialmente, el estrés dispara un aumento
de NMDA y AMPA, pero después de la
exposición prolongada al estrés se
produce una regulación hacia abajo de estos receptores. La exposición al estrés
también dispara cambios en la composición de las subunidades de los receptores en la sinapsis. Por
ejemplo, el estrés agudo induce un incremento del ARNm de la subunidad GluN2B
del receptor NMDA, sin cambios observables en la subunidad GluN2A. Por otra
parte, la exposición al estrés crónico dispara reducciones en las dendrítas apicales. La atrofia de las
dendritas está asociada con niveles significativos de perdida de espinas
particularmente en la corteza prefrontal y el hipocampo. Estos cambios estructurales están acoplados
con alteraciones en las corrientes
excitadoras postsinápticas. Si bien la reducción
en la densidad de espinas juega un rol en la alteración de la liberación
de Glu, también hay que tomar en cuenta las acciones rápidas (no genómicas) de
la corticosterona, las cuales en conjunto con las acciones genómicas
proporcionan una potenciación rápida y
sostenida del Glu en la fase aguda. De
acuerdo con estos resultados, el estrés
agudo y crónico podría alterar la
potenciación de larga duración (LTP) y la depresión de larga duración (LTD). Específicamente, se ha demostrado que el estrés produce alteración de la LTP en el hipocampo, mientras
la LTD es facilitada en animales expuestos al estrés y a hormonas adrenales.
Estos hallazgos son considerados
relevantes en los disturbios de memoria espacial inducidos por el estrés. Hay
otras rutas por las cuales el estrés puede afectar la transmisión
glutamatérgica como, por ejemplo, la modulación inducida por el estrés de
citoquinas proinflamatorias y por
consiguiente la producción de
ácido quinolínico dependiente de indolamina 2,3 dioxigenasa, un agonista
del receptor NMDA, y de ácido kinurénico, un antagonista del receptor NMDA.
En la
sinapsis glutamatérgica, el Glu es almacenado en vesículas en la neurona
presináptica por transportadores vesiculares de Glu (VGluT). Las vesículas
glutamatérgicas migran al terminal presináptico en donde se unen a -y se asocian con- las proteínas SNARE
(N-ethylmaleimide-sensitive factor attachment protein receptor). El conjunto de
vesículas glutamatérgicas localizado en el terminal presináptico es referido
como el pool de liberación rápida de Glu. En respuesta a un potencial de acción, las proteínas
SNARE facilitan la liberación de Glu en la hendidura sináptica y las moléculas
de Glu difunden en el espacio extracelular. El Glu libre puede unirse a –y
activar- receptores ionotrópicos (NMDA y AMPA) y receptores metabotrópicos
(mGlu), lo cual resulta en potenciales de acción o cascadas de señalización acopladas a
proteína G, respectivamente. Estos receptores pueden estar localizados en el
terminal postsináptico, la membrana presináptica, terminales extrasinápticos y
astrocitos perisinápticos.
Históricamente,
el principal rol de los astrocitos en la
sinapsis glutamatérgica es la remoción de Glu. En el centro de esta
actividad están dos transportadores de
Glu localizados en la membrana de los astrocitos, conocidos como
transportadores de aminoácidos excitadores (EAAT1 y EAAT2), los cuales
pertenecen a una familia de transportadores de Glu que intercambian una
molécula de Glu con dos o tres iones Na+ y un ion H+ por
un ion K+. Los EAAT remueven aproximadamente 90% del Glu liberado en
la sinapsis. En los astrocitos, el Glu es convertido por la enzima glutamina
sintetasa en glutamina, la cual es liberada hacia la neurona presináptica para
la formación y el re-uso del Glu. Los transportadores de Glu de las neuronas
(GluT3) también participan en la
remoción de Glu.
Los
astrocitos también responden al Glu sináptico generando ondas de Ca2+ que pueden
propagarse por distancias significativas y servir como medios de comunicación
entre las células del sistema nervioso central vía liberación de ATP. Estas
ondas pueden inducir elevaciones de Ca2+ en neuronas y microglias
distantes y pueden modular directamente su función, afectando las respuestas
neuronales a los neurotransmisores y la quimioatracción microglial. La
propagación de las ondas de Ca2+ a través de poblaciones de
astrocitos modula la acción de las microglias.
Es posible que este mecanismo exista como una forma de comunicar a las microglias locales y
distantes la magnitud de la transmisión
glutamatérgica en sinapsis simples y múltiples,
permitiendo su rápida respuesta en el caso que las concentraciones alcancen
umbrales tóxicos. Las ondas de Ca2+ son una forma efectiva de
comunicación entre astrocitos y microglias porque la vida media del Glu y el
ATP extracelulares es relativamente corta. Por otra parte, estudios recientes
demuestran que los astrocitos también liberan Glu en las neuronas para modular
directamente la función glutamatérgica. Los astrocitos poseen la maquinaria
requerida para almacenar y liberar Glu incluyendo VGlut1/2 y proteínas SNARE.
La liberación de Glu por los astrocitos ocurre en respuesta a las elevaciones
intracelulares de Ca2+ y es capaz de inducir la activación sincrónica de varias neuronas a través de receptores
NMDA. Esto proporciona al astrocito un mecanismo por el cual puede orquestar la activación de numerosas
células del sistema nervioso central,
modulando directamente la activación de un determinado número de terminales sinápticos.
El
conocimiento del rol de las microglias
en la neurotransmisión ha evolucionado sustancialmente. Actualmente se
acepta que los procesos microgliales hacen contacto directo con los elementos
sinápticos con una frecuencia que depende
de la actividad sináptica. Un estudio reciente demuestra que la
actividad de una microglia puede ser
modificada significativamente por
cambios en la experiencia visual y que la privación de luz incrementa
marcadamente la frecuencia de contactos microglia-sinapsis. Esta observación,
entre otras, ha servido para extender el
concepto de sinapsis tripartita a
cuatripartita, reconociendo la actividad sináptica de la microglia. Los ratones
que carecen de microglias exhiben déficit de aprendizaje y disminución
de la formación de sinapsis dependientes del aprendizaje. Con
relación al rol especifico de las microglias en la señal glutamatérgica,
varios estudios han identificado GluR y mGluR en estas células. La aplicación
de Glu o de agonistas de receptores AMPA y NMDA induce la reorganización estructural de las
microglias, disparando un incremento en el número de ramas y en la longitud de
los procesos. Las microglias también responden con vigorosos cambios
funcionales y morfológicos a la liberación de ATP estimulada por Glu, un efecto
que parece depender de receptores purinérgicos P2Y12. Por otra parte, las
microglias responden al daño tisular aclarando Glu con sus propios EAAT. Hay
evidencia que las microglias poseen EAAT, cuya expresión ha sido identificada
principalmente en condiciones neuropatológicas con las microglias actuando de
una manera neuroprotectora en el aclaramiento del Glu extracelular en
situaciones de trauma cerebral e isquemia que se caracterizan por
concentraciones neurotóxicas de Glu extracelular. Es conocido que el Glu actúa
como una señal de alarma microglial iniciando la quimioatracción a través de un mecanismo dependiente de
ATP-P2Y12. Las microglias, a su vez, pueden dirigir la modulación mediada por
astrocitos de la actividad sináptica glutamatérgica. La activación de la microglia dispara la liberación de ATP
microglial, el cual a su vez dispara la
liberación de ATP en los
astrocitos a través de una ruta
dependiente de P2Y1.
La
reducción en la expresión de la proteína
acídica fibrilar glial (GFAP) es una de
las consecuencias de la exposición al estrés crónico y ha sido demostrada
consistentemente en corteza prefrontal e
hipocampo en modelos animales y en tejidos postmorten de sujetos con depresión.
En casi todos los casos, la reducción en
GFAP ha sido atribuida a la pérdida de astrocitos en estas regiones cerebrales.
Sin embargo, la evidencia reciente indica que el estrés crónico más que
provocar la pérdida celular induce una atrofia
significativa del citoesqueleto del astrocito. Más aún, hay una relación
bien documentada entre la GFAP del citoesqueleto y los EAAT del astrocito.
Específicamente, el EAAT1 se une directamente a la GFAP. Este hallazgo sugiere
la posibilidad que la GFAP tenga un rol
central en la función óptima del astrocito y el aclaramiento de Glu. Una ruta
adicional por la cual el estrés crónico puede influir en la expresión de los
EAAT es a través de la modulación de aquaporina-4 (AQP4). La AQP4 ha sido relacionada con el reclutamiento diferencial de astrocitos
en la inflamación y recientemente se ha demostrado que puede formar un complejo
macromolecular con el EAAT2. Esta
posibilidad ha sido razonablemente
sustentada en ratones que carecen de AQP4, los cuales exhiben una reducida expresión de GFAP y niveles bajos de EAAT2 en el
hipocampo. Es posible, entonces, que la
atrofia del citoesqueleto inducida por el estrés crónico esté relacionada con
cambios en la señal glutamatérgica y en la captación de Glu. Consistentes con
esta posibilidad, varios estudios han reportado que la exposición al estrés o a
la corticosterona es suficiente para inducir cambios en la expresión de EAAT.
El
estrés crónico también altera la señal purinérgica. Este cambio es muy relevante porque el ATP y
los productos de su degradación extracelular (colectivamente referidos como
purinas) constituyen un potencial mecanismo para el control de la transmisión
glutamatérgica dependiente de las glias.
Varios estudios han demostrado que el estrés crónico suprime la expresión del receptor P2X7, presente en los astrocitos
y cuya activación aumenta la liberación de Glu. La expresión de los receptores ionotrópicos de
Glu también es alterada por la exposición al estrés crónico, con pérdida de
receptores NMDA y disminución en la expresión de la subunidad GluA1 del
receptor AMPA.
En
conclusión, los hallazgos que confieren al estrés crónico un rol disruptivo y/o
modificador de ciertos aspectos del control glial sobre la señal glutamatérgica han sido reconocidos por varios grupos de
investigadores por su relevancia en el entendimiento de la depresión. Sobre la base de la evidencia acumulada, el
estrés crónico puede ser asociado con un grupo crítico de eventos
neurobiológicos involucrados en la pérdida de astrocitos, alteraciones de la
liberación de Glu y la emergencia de niveles excesivos de Glu extracelular que disparan la excitotoxicidad. Numerosos
estudios clínicos proporcionan abundante
evidencia que apoyan esta posición, los
estudios de neuroimagen, por ejemplo,
indican que los individuos con
depresión exhiben significativa pérdida de células a largo plazo. Las investigaciones de los últimos años han identificado claramente que los astrocitos son
profundamente dañados por la exposición
al estrés crónico. Los transportadores de Glu, EAAT 1 y 2, específicos de las
glias representan actualmente los candidatos más obvios para entender cómo el estrés altera las
interacciones glia-neurona.
Fuente:
Mayhew J et al (2015). Astrocyte and microglial control of glutamatergic
signalling: a primer on understanding the disruptive role of chronic stress. Journal
of Neuroendocrinology 27: 498-506.
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