Roles de la leptina en la
reproducción
La reproducción es una sofisticada función biológica que asegura la perpetuación de las especies.
El sistema reproductivo está bajo el control de complejas redes de regulación,
las cuales permiten la máxima eficiencia reproductiva y la adaptación a las
condiciones ambientales y endógenas. En
los mamíferos y otros vertebrados, las señales reproductivas se integran en diferentes niveles del eje hipotálamo-hipófisis-gónadas
(HHG, también llamado gonadotrópico), el cual
es definido primariamente por tres factores: (i) la hormona liberadora
de gonadotropinas (GnRH), un decapéptido hipotalámico, (ii) las gonadotropinas
hipofisiarias, LH y FSH, (iii) las hormonas gonadales de naturaleza esteroidal
y peptídica. Estos elementos
interactúan a través de asas de
retroalimentación sensibles a numerosos
factores internos y externos que aseguran el ajuste de la secreción de hormonas
reproductivas y la función gonadal en diferentes periodos de desarrollo y condiciones ambientales. Por otra parte, la reproducción es una función
con un alto costo energético, cuando la homeostasis del cuerpo es perturbada,
la función reproductiva es suprimida para asegurar las reservas energéticas para las funciones indispensables del organismo. Por lo tanto, la maduración y la función del
eje HHG son sensibles a la magnitud de los depósitos de energía del cuerpo y a
la regulación de numerosos factores nutricionales y metabólicos. Por ejemplo, para completar el desarrollo
puberal y atender la capacidad reproductiva del adulto son indispensables
niveles adecuados de las reservas de grasas. Este fenómeno es muy
relevante en la hembra, porque la
fertilidad está acoplada al embarazo y la lactancia, procesos de alta demanda
energética. La íntima relación entre
metabolismo y reproducción está
presente en ambos sexos y las
alteraciones metabólicas también impactan
el inicio de la pubertad masculina y la función testicular. Más aún, no
se trata solamente de la carencia de recursos energéticos, sino que también las
situaciones de excesos persistentes de
energía, como la obesidad mórbida, están
asociadas con disfunción reproductiva.
Los mecanismos para la regulación metabólica del sistema reproductivo tienen múltiples
facetas y operan en diferentes niveles
del eje HHG. Un componente importante de esta regulación metabólica ocurre a nivel central a través de la modulación
directa y/o indirecta de las neuronas GnRH. Es bien conocido que muchas señales
periféricas trasmiten información metabólica a los centros reproductivos en el
cerebro, incluyendo hormonas de diferentes tejidos. Por ejemplo, hormonas metabólicas de órganos
endocrinos clásicos como la insulina, los glucocorticoides y las hormonas
tiroideas modulan el eje reproductivo; pero también hormonas de tejidos
endocrinos no clásicos, como el tejido adiposo y el intestino, juegan roles claves
como reguladores metabólicos del sistema reproductivo. Actualmente, hay un reconocimiento
unánime de la función esencial de la hormona leptina producida por el tejido adiposo blanco en el control de los diferentes aspectos del desarrollo y
la función del eje HHG.
La formulación científica de la conexión entre depósitos de energía y
fertilidad se inició en los años setenta del siglo XX con la hipótesis de masa
grasa crítica, pero ha sido en los años recientes que ese conocimiento se ha
expandido significativamente. Gran parte del progreso en esta área se debe a la
identificación y caracterización de las
acciones biológicas de la leptina, especialmente
su indispensable rol en la regulación metabólica de la pubertad y la fertilidad. La
identificación de la leptina revolucionó
el conocimiento de los mecanismos fisiológicos de control del balance
energético y el peso corporal. Adicionalmente,
debido a su rol como señal de
abundancia de energía, la leptina tiene
una función esencial como integrador que conecta la magnitud de los
depósitos de energía con diferentes ejes neuroendocrinos, incluyendo al sistema
reproductivo. Esto se debe al hecho que
la leptina es secretada en proporción a la cantidad de tejido adiposo blanco por lo
que su concentración circulante proporciona información sobre el tamaño
de los depósitos de grasa a los diferentes sistemas del cuerpo.
En el contexto del eje reproductivo, la leptina es un factor indispensable en el control metabólico de la pubertad y la fertilidad. La relevancia
de la leptina en el control reproductivo es ilustrada por el impacto de la deficiencia de la hormona
sobre la maduración y la función
reproductiva en humanos y roedores. A
pesar del reconocimiento del efecto neto positivo de la leptina sobre el eje HHG, la naturaleza de su acción
y sí es estimuladora (puede disparar la pubertad) o permisiva (permite progresar la pubertad
pero no dispararla) ha sido motivo de
debate desde los primeros estudios. Inicialmente, un estudio farmacológico en
roedores demostró que la leptina puede hacer avanzar el inicio de la pubertad
femenina, lo que sugiere que la leptina es una señal estimuladora primaria del
sistema reproductivo. Estudios posteriores examinaron los efectos de la
administración de leptina en roedores y humanos
con deficiencia de la hormona y claramente documentaron que los niveles apropiados de leptina son indispensables para el
progreso normal de la pubertad. Esta observación es compatible con un rol permisivo, pero no
estimulador, de la leptina en el control
metabólico de la pubertad. Por lo tanto se requiere alcanzar niveles umbrales de leptina para la
maduración de la pubertad, desarrollar
la fertilidad y/o mantener la función reproductiva. Sin embargo, la leptina sola no es suficiente
para manejar el espectro completo de los
eventos maduracionales que permiten el inicio de la pubertad. El rol
permisivo de la leptina ha sido mejor
caracterizado en las hembras, mientras que en la maduración puberal y la
función reproductiva de los varones, el rol de la leptina aun no está
completamente dilucidado. En efecto, los niveles de leptinan aumentan a través de la transición puberal en las
hembras, pero en los varones aparentemente no es necesario un incremento
similar de los niveles circulantes de leptina para el inicio de la pubertad en
humanos y monos. No obstante, la evidencia disponible sugiere que aun cuando la
pubertad masculina no está rigurosamente acoplada a la leptina, se necesitan niveles mínimos de la hormona para activar y mantener la
función reproductiva. El hipotálamo es
el sitio primario de la acción de la
leptina en el control de la pubertad y
la fertilidad.
La evidencia experimental ha documentado que la leptina modula la maduración y función del eje HHG, en gran
parte, regulando la función de las
neuronas GnRH. La evidencia disponible
sugiere un modo de acción predominantemente indirecto en la regulación de las
neuronas GnRH. El núcleo arcuato del hipotálamo, además de elementos
reproductivos claves como una prominente población de neuronas kiss1, contiene
varios grupos de neuronas con roles esenciales en la mediación de las acciones
metabólicas de la leptina. Es bien conocido
que poblaciones de neuronas que
expresan pro-opiomelanocortina (POMC) o proteína relacionada con el agouti
(AgRP)/neuropéptido Y (NPY) están conectadas recíprocamente y son indispensables para el control
fisiológico del balance energético.
Estas neuronas, además de expresar LepR, tienen funciones
complementarias en la fisiología de la leptina. Las neuronas POMC además de sus
roles metabólicos tienen función en el
control del eje reproductivo, el α-MSH, producto de las neuronas POMC, incrementa
la actividad eléctrica de las neuronas GnRH por lo que puede contribuir a la transmisión de los efectos metabólicos de la leptina en las neuronas GNRH. Por otra
parte, estudios recientes sugieren un rol de las neuronas AgRP en la mediación
de los defectos reproductivos asociados con deficiencia de leptina. Como se ha mencionado, las neuronas AgRP coexpresan
NPY, cuyos niveles están elevados en situaciones de supresión de la pubertad y la fertilidad como ocurre en las condiciones de balance
energético negativo (ayuno, ejercicio excesivo, lactancia). Los elevados
niveles de NPY contribuyen al déficit reproductivo que se observa en estas condiciones. Las neuronas del núcleo ventral premamilar
(PMV) del hipotálamo inervan directamente a las neuronas GnRH, expresan LepR y
los datos recientes indican que juegan
un rol importante en la transmisión de los efectos reproductivos de la leptina. Por otra parte, diversos estudios han demostrado que los
efectos de la leptina en la regulación de la función reproductiva son
predominantemente mediados por neuronas GABAergicas, posiblemente como
resultado de la capacidad de la leptina para disminuir la acción inhibitoria
de estas neuronas. Los efectos de la leptina sobre las neuronas
GABAergicas son esenciales para preservar la fertilidad. Un trabajo
experimental reciente ha identificado al área preóptica (POA) como un nuevo sitio para la integración de la señal leptina y la función de las
neuronas GnRH. En este estudio, las
neuronas del POA que sintetizan oxido nítrico no sólo regulan a las neuronas
kiss1 sino que también tiene capacidad sensora de leptina,
transmitiendo información sobre metabolismo/peso corporal a las neuronas GnRH.
Las neuronas kiss1 a través de las kisspeptinas, el producto del gen Kiss
1, estimulan la actividad neurosecretora
GnRH y median la influencia de numerosos factores endógenos y exógenos sobre
las neuronas GnRH. En este contexto, está documentado que las condiciones de
estrés metabólico, principalmente acopladas a insuficiencia de energía, están
asociadas con la supresión de la
expresión de kiss1/kisspeptinas en el
hipotálamo, lo cual es metabólicamente
relevante para la inhibición del
eje HHG en estas condiciones. Por lo tanto, es posible que la leptina pueda operar vía neuronas kiss1 para modular
al sistema reproductivo. Varios estudios sugieren una acción directa de la leptina
en el control de las neuronas kiss1. Sin embargo, los resultados de un estudio
más reciente en roedores indican una acción predominantemente indirecta. En
efecto, ese estudio demuestra que los efectos de la leptina sobre el sistema
kiss1 hipotalámico son conducidos indirectamente y trasmitidos a través de rutas
intermediarias que podrían incluir a las
neuronas productoras de óxido nítrico.
Si bien el sitio primario de la acción de la leptina en el control del eje HHG es el cerebro,
específicamente el hipotálamo, hay evidencia de acciones de la leptina en otros niveles del sistema reproductivo, incluyendo las gónadas,
donde ha sido demostrada la expresión de receptores de leptina. En el ovario, ha sido documentado un efecto
estimulador de la leptina sobre la actividad aromatasa y la secreción de
estrógenos en humanos y roedores. Más aún, los niveles de leptina fluctúan de
acuerdo al estado funcional del ciclo ovárico. Otra función de la leptina en el
ovario es su potencial implicación en el
control directo de la
foliculogénesis y la ovulación. Sin embargo, la hiperleptinemia podría causar
inhibición directa de la ovulación, lo cual puede contribuir al impacto
adverso de la obesidad mórbida sobre la
fertilidad femenina. Por otra parte, varios estudios han demostrado que la
leptina suprime la secreción basal y estimulada de testosterona en las células de Leydig de testículos de
rata adulta. La base molecular de este efecto inhibitorio involucra la
disminución de los niveles del ARNm que codifica factores esteroidogénicos
claves. Adicionalmente, ha sido sugerido un rol directo de la leptina en la
fisiología de los espermatozoides de humanos a partir de datos que demuestran
la expresión de leptina en espermatozoides,
próstata y vesícula seminal.
El embarazo representa un estado fisiológico particular del eje
reproductivo en el cual, además de la supresión del funcionamiento normal del eje HHG, ocurren importantes adaptaciones
metabólicas en la madre para responder a
las demandas del crecimiento fetal. En
este contexto, los niveles de leptina
aumentan sustancialmente durante
el embarazo en numerosas especies, incluyendo a los humanos. El patrón de
leptina circulante durante el embarazo se
caracteriza por alcanzar niveles picos en la mitad de la gestación y una disminución drástica 24 horas después
del parto. La placenta produce leptina y es la principal fuente de la hormona
durante el embarazo, al menos en los humanos.
La placenta humana expresa altas
cantidades de al menos dos
isoformas del receptor de leptina: Ob-Rb
(longitud completa) y Ob-Re (forma soluble), el cual potencialmente pasa a la
circulación materna y es capaz de unirse a la leptina libre. Por lo tanto, la
isoforma soluble del receptor de leptina puede disminuir la tasa de aclaramiento de la leptina e incrementar su concentración
plasmática en la madre. El significado fisiológico de la
hiperleptinemia asociada con el embarazo no está completamente aclarado. Es
conocido que este nivel elevado de leptina materna está vinculado con un estado de resistencia
central a la leptina, lo cual opera como un mecanismo compensatorio que asegura
el mantenimiento del crecimiento placentario, las demandas energéticas fetales
y un estado de balance energético positivo en la madre que favorece el
almacenamiento de energía para la enorme demanda metabólica de la lactancia. Es conveniente
destacar que ese estado de resistencia a la leptina no se debe únicamente a los
niveles elevados de la hormona sino también a otros cambios hormonales relacionados
con el embarazo como niveles elevados de gonadotropina coriónica, progesterona,
prolactina y lactógeno placentario así como la pérdida de las elevaciones
cíclicas de los estrógenos. Además de sus roles en el control del metabolismo
durante la gestación, la leptina juega un rol importante en el desarrollo fetal y una adecuada función
placentaria, incluyendo la implantación, el transporte de nutrientes, la
angiogénesis placentaria, la mitogénesis del trofoblasto y la
inmunomodulación. Adicionalmente, la
leptina placentaria juega un rol en el diálogo materno-fetal modulando el
transporte de nutrientes, particularmente aminoácidos y lípidos, y
contribuyendo a las adaptaciones a los requerimientos nutricionales fetales.
En conclusión, la reproducción, incluyendo el inicio de la pubertad, es
sensible a la magnitud de los depósitos de energía y al estado metabólico del
organismo. La base neuroendocrina de ese fenómeno es la íntima conexión entre
hormonas metabólicas y factores nutricionales con los elementos del eje HHG. En
gran parte, la identificación de la leptina y la caracterización de sus
acciones fisiológicas ha sido una fuerza primaria para el progreso sustancial
en esta área. Las acciones de la leptina
no sólo son múltiples sino que ocurren en diferentes niveles del sistema
reproductivo que van desde el hipotálamo hasta las gónadas y la placenta. La
desrregulación de la señal leptina puede jugar un rol en la fisiopatología de algunos desordenes reproductivos,
especialmente aquellos relacionados con
importantes alteraciones metabólicas.
Fuente:
Vázquez MJ et al (2015). Roles of leptin
in reproduction, pregnancy and polycystic ovary syndrome: consensus knowledge
and recent developments. Metabolism
Clinical and Experimental 64: 79-91.
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