El esqueleto y el metabolismo
de la glucosa
El hueso es una estructura dinámica que está constantemente en remodelación
por células especializadas (osteoclastos, osteoblastos y osteocitos). El
remodelado del hueso consiste en la
remoción del tejido óseo mineralizado
por los osteoclastos hasta dejar una cavidad
resortiva que es llenada por la migración de células precursores, las cuales se
diferencian en osteoblastos maduros. Los osteocitos regulan los procesos de remodelado y mineralización y representan el estadio terminal de los
osteoblastos embebidos en la matriz
ósea. Los osteoblastos y los osteocitos son también fuente de moléculas que controlan la
producción y actividad de los osteoclastos, como la osteoprotegerina (OPG) y el
ligando del receptor activador del factor nuclear kappa-B (RANKL). Actualmente, el hueso es considerado como una
“glándula” endocrina y algunos
mediadores claves de esta función, particularmente la osteocalcina (Ocn), intervienen en la modulación de la tolerancia
a la glucosa.
La regulación del metabolismo de la glucosa ocurre a través de la interacción de hormonas que
operan en varios tejidos. En este contexto, es bien conocido que la insulina
juega un importante rol en la regulación de la glucosa, promueve su captación
en músculo y tejido adiposo al tiempo que suprime la gluconeogénesis en el
hígado. Para llevar a cabo estas funciones, la insulina debe unirse a su
receptor (InsR), expresado en
mioblastos, adipocitos y hepatocitos.
Sin embargo, la alteración del InsR en músculo, el sitio más importante
de captación de glucosa, no afecta los niveles sanguíneos de glucosa, la
concentración de insulina y la tolerancia a la glucosa, lo que sugiere que
otros tejidos, como el hueso, podrían estar involucrados en la regulación de la
glucosa. La insulina es también una
hormona osteogénica, los osteoblastos expresan
abundantemente el InsR y responden
al tratamiento con insulina
incrementando la proliferación celular, la síntesis de colágeno y la
captación de glucosa. Los ratones que
carecen de InsR en los osteoblastos tienen disminución del volumen óseo
trabecular debido a la reducción de la formación de hueso y al bajo número de
osteoblastos. Adicionalmente, estos ratones muestran disminución de la
actividad de los osteoclastos. Por otra parte, se ha demostrado que el
tratamiento con insulina es efectivo en
la reversibilidad de alteraciones en el
esqueleto de ratones con diabetes tipo 1.
Las investigaciones recientes han identificado un rol para la Ocn en la
regulación hormonal del metabolismo de la insulina. La Ocn, la mayor proteína
no colágena secretada por los
osteoblastos, es almacenada en la matriz
extracelular del hueso. Antes de su
secreción, la Ocn es carboxilada en tres
residuos ácido γ-carboxiglutámico (Gla), un proceso que le confiere alta afinidad de unión a la hidroxiapatita y
por consiguiente la adherencia a la
matriz ósea. La Ocn no carboxilada tiene reducida su capacidad de unión a la
hidroxiapatita y pasa a la
circulación. El Gla es un aminoácido
creado por una modificación post-translacional de residuos de ácido glutámico,
una reacción dependiente de vitamina K. En la mayoría de especies, la Ocn es carboxilada
en los tres residuos deácido glutámico, pero
en los humanos la Ocn es incompletamente
carboxilada. El compromiso de la Ocn no
carboxilada en un asa hueso-páncreas ha
sido demostrado en diversos estudios. Los ratones con deficiencia de Ocn tienen pocas células β en los islotes
pancreáticos, mucha masa grasa y disminución
de la sensibilidad a la insulina. Por el contrario, la infusión
subcutánea de Ocn en esos ratones
aumenta la tolerancia a la glucosa y mejora la sensibilidad a la insulina. La descarbolixación dela Ocn es dependiente de
la resorción ósea, la señal insulina en los osteoblastos, a través de la
inhibición de la expresión de OPG,
favorece la diferenciación de osteoclastos y la formación de lagunas de
resorción ósea. El bajo pH de estas lagunas promueve la descarboxilación de la Ocn y por tanto su activación. Una tirosina fosfatasa producida por el gen Esp bloquea la
descarboxilación de la Ocn y disminuye los niveles circulantes de la forma
activa de la Ocn. En los humanos, el ortólogo de Esp (OST-PTP), también llamado
proteína tirosina fosfatasa osteotesticular, no es activo. Sin embargo,
estudios recientes han demostrado que otras tirosina fosfatasas como la
TC-PTP1, son expresadas en los osteoblastos. Estas fosfatasas pueden regular la
actividad Ocn y la homeostasis de la glucosa activando la ruta de señalización
de la insulina en los osteoblastos.
La regulación del metabolismo sistémico de la glucosa y de la resistencia a
la insulina por la Ocn ocurre de una manera hormonal. Primero, la Ocn estimula
la secreción de insulina por las células β del páncreas directamente, e indirectamente promoviendo la
secreción de péptido glucagonoide 1 (GLP-1) en el intestino. Los efectos de la
Ocn sobre la ruta ERK y la secreción de insulina son mediados por un receptor
“orfan” que pertenece a la familia C de receptores acoplados a proteína G. La
red Ocn-GPRC6A tiene fuertes efectos fisiológicos en el ratón, pero la
relevancia clínica de esta ruta
endocrina en los humanos es incierta. Segundo, la Ocn promueve la proliferación
de células β incrementando la expresión de Ccnd2 y Cdk4 en esas células.
Tercero, la Ocn incrementa la sensibilidad a la insulina en hígado, músculo y
tejido adiposo a través de la regulación positiva de la expresión del gen de la adiponectina en los adipocitos.
La señal InsR en los osteoblastos tiene doble acción sobre la Ocn. Por una parte, el InsR induce
la expresión del gen osteocalcina
bloqueando la actividad negativa del factor nuclear Twist2 sobre Runx2,
el gen master de la diferenciación de los osteoblastos y la expresión de Ocn.
Por otra parte, la señal InsR disminuye
la capacidad del FOXO1 para activar al
promotor de OPG y con ello reduce la
secreción por los osteoblastos de este inhibidor de la función de los osteoclastos. Diversos estudios han demostrado que
existe similitud en varios aspectos
biológicos de la Ocn en roedores y humanos.
Los datos de esos estudios indican que los niveles circulantes de la Ocn
no carboxilada se correlacionan negativamente con resistencia a la insulina, obesidad, diabetes
o marcadores de síndrome metabólico. Por
otra parte, se ha demostrado que una
pérdida de peso importante causa disminución
de la resistencia a la insulina e incremento de los niveles circulantes
de Ocn en niños obesos y que el ejercicio
aeróbico agudo incrementa los niveles
circulantes de Ocn no carboxilada en sujetos obesos. Las mujeres con diabetes gestacional tienen
niveles altos de Ocn que se correlacionan
con parámetros de secreción de
insulina y retornan a los valores normales después del parto. La elevación de
los niveles de Ocn representan un proceso adaptativo para contrarrestar la
intolerancia a la glucosa durante la diabetes gestacional.
La OPG, una glucoproteína soluble que pertenece a la familia del receptor del factor de
necrosis tumoral, disminuye la resorción ósea
a través de la inhibición de la
diferenciación y activación de los
osteoclastos. La OPG actúa como un
receptor soluble del RANKL, lo cual
evita la unión del RANKL con su receptor RANK en los osteoclastos y por
consiguiente inhibe la osteoclastogénesis.
El sistema RANKL/RANK/OPG es mediador de importantes y complejas
relaciones entre los sistemas vascular, óseo e inmune. La OPG es secretada principalmente por el hueso pero también es producida por
otros tejidos, incluyendo células endoteliales y de músculo liso. La OPG mejora
la supervivencia de las células endoteliales
pero puede inducir inflamación endotelial y proliferación de células endoteliales y de
músculo liso, lo cual promueve la aterogénesis.
En humanos, los niveles elevados de OPG
han sido reportados en el envejecimiento y en pacientes con diabetes tipo 2, enfermedad coronaria,
hipotiroidismo, hipercolesterolemia y obesidad. Estudios recientes sugieren un
rol de la OPG como marcador metabólico.
En sujetos obesos, la OPG está asociada positivamente con resistencia a la
insulina. Más aún, los niveles elevados de OPG se asocian con riesgo
de síndrome metabólico y
complicaciones microvasculares en pacientes con diabetes tipo1.
La vitamina D es un regulador clave del metabolismo óseo y mineral. La
señal vitamina D es mediada por la unión
de la forma fisiológicamente activa
1α,25-dihidroxivitamina D3 (1,25D3) a su receptor intracelular (VDR), el
complejo hormona-receptor es translocado al núcleo y se une a los elementos de
respuesta (VDRE) de los genes
involucrados en la proliferación celular, la diferenciación celular y la
inmunomodulación. La 1,25D3 tiene un efecto indirecto sobre la formación de
hueso a través de la regulación de la
absorción intestinal y renal de calcio. Sin embargo, la presencia de VDR en los
osteoblastos sugiere un rol directo de
la vitamina D en el metabolismo óseo. Más aún, los datos de modelos in vitro e
in vivo indican que la 1,25D3 ejerce
acciones catabólicas y anabólicas sobre
el hueso dependiendo de la especie y/o contexto ambiental. Generalmente, en
condiciones de balance negativo de calcio, la señal VDR en los osteoblastos
aumenta la resorción ósea a través de la estimulación de la expresión de RANKL y la supresión de la mineralización inducida por Ocn y
osteopontina. La vitamina D regula la homeostasis de la glucosa y la secreción
de insulina a través de su unión al VDR en las células β del
páncreas.
El polipéptido inhibidor gástrico (GIP) es una hormona de 42 aminoácidos
secretada por las células K de duodeno y
yeyuno proximal. La principal función del GIP es la estimulación de la secreción postprandial de insulina por
el páncreas. El GIP ejerce sus efectos a
través de su unión al receptor de GIP (GIPR) y estimula la secreción de
insulina por las células β de una manera dependiente de glucosa. El GIP también
tiene una acción anabólica sobre el hueso y el GIPR está presente en
osteoblastos, osteoclastos, osteocitos y condrocitos. Varios estudios en modelos animales han reportado efectos estimuladores y
anti-apoptosis del GIP en los osteoblastos y una actividad anti-resorción directa mediada por AMPc. El GIP forma parte del eje entero-óseo responsable de la disminución postprandial de
la resorción ósea.
La adiponectina es una proteína de 28 kDa producida por los adipocitos y está
abundantemente presente en el plasma. La
adiponectina ejerce acciones biológicas,
mediadas por receptores AdipoR 1
y 2, sobre el metabolismo de glucosa y lípidos, la inflamación y el balance
energético. La adiponectina
controla la homeostasis de la glucosa
aumentando la sensibilidad a la insulina y manteniendo una masa funcional de
células β. En particular, la adiponectina
estimula la utilización de glucosa en el músculo y ejerce un efecto
citoprotector y anti-apoptosis en las
células β. Por otra parte, la adiponectina influye en el metabolismo óseo, pero
los mecanismos de este efecto son controversiales. Experimentos in vitro sugieren que la adiponectina promueve la
proliferación de osteoblastos e inhibe
la osteoclastogénesis, incrementando la masa ósea en humanos. Sin embargo, otros estudios indican que
niveles circulantes elevados de
adiponectina representan un factor de riesgo
para fracturas. Este efecto podría ser consecuencia de la estimulación de la expresión de RANKL y la inhibición
de la de OPG por la adiponectina en los
osteoblastos. Un estudio reciente demuestra
que la adiponectina inhibe la proliferación –e induce la apoptosis
de- osteoblastos en animales jóvenes,
mientras en animales viejos incrementa la masa ósea. Entonces, de acuerdo con este estudio, la
adiponectina tiene influencias opuestas
sobre la masa ósea, una acción local negativa en los osteoblastos
(inhibición de la proliferación e
inducción de apoptosis) y un efecto
indirecto a través de una señal central
que disminuye el tono simpático, favoreciendo el incremento de la
formación de hueso y masa ósea.
En conclusión, los avances recientes en la biología del hueso resaltan la
importancia del esqueleto como órgano endocrino
que regula algunas rutas metabólicas, especialmente la secreción de
insulina y la tolerancia a la glucosa. La identificación de la Ocn como hormona
que estimula la secreción de insulina por el páncreas y la sensibilidad a la insulina en tejidos
periféricos abre nuevos campos de investigación. La acción de la insulina sobre los
osteoblastos, a través de la inhibición
de FOXO1, disminuye la expresión de OPG e induce, a través del bloqueo de la
actividad negativa de Twist2 sobre Runx2,
la expresión de Ocn. La reducción de OPG
favorece la diferenciación de osteoclastos y el bajo pH de las lagunas de resorción ósea promueve la descarboxilación de la Ocn y consecuentemente su activación. La Ocn no carboxilada liberada
en la circulación estimula la secreción de insulina por las células β directamente, e
indirectamente promoviendo la secreción
de GLP-1 por el intestino. La Ocn activa
también incrementa la sensibilidad a la insulina en hígado, músculo y tejido
adiposo.
Fuente:
Faienza MF et al (2015). Skeleton and
glucose metabolism: a bone-pancreas loop. International Journal of
Endocrinology Article ID 758148.
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