Regulación neuroendocrina de la conducta materna
La expresión de la conducta materna
en los mamíferos es regulada por eventos de desarrollo y experiencia
durante la vida de la hembra. La capacidad para responder maternalmente está
presente desde el período puberal hasta
la adultez. Sin embargo, la intensidad y la incidencia de las respuestas maternales son más
pronunciadas con el nacimiento de las
crías. En el nacimiento de las crías, la
nueva madre exhibe un conjunto espontáneo de
conductas dirigidas a las crías,
las cuales, una vez establecidas, persisten en un mayor nivel, a través de la
vida adulta. En el parto, la nueva madre exhibe una gran motivación por
responder positivamente a su recién
nacido. En roedores, la mayoría de las parturientas incrementan los niveles de
agresión, ingieren líquido amniótico y consumen la placenta. Estas conductas
proporcionan una fuente nutritiva para
la madre y al mismo tiempo remueven
potenciales atrayentes olfatorios para los depredadores. La placenta es una
rica fuente de hormonas que al parecer
facilita la lactogénesis y disminuye la demanda energética en la madre. En
general, las respuestas maternas después del parto pueden ser agrupadas en dos categorías: aquellas dirigidas a las
crías y aquellas relacionadas indirectamente con las crías. En roedores, las respuestas dirigidas a las
crías incluyen conductas como maximizar
el contacto con la cría, proporcionar calor y seguridad. Las conductas maternas
indirectamente relacionadas con las crías
incluyen la protección de la cría, la agresión materna, el incremento en
el consumo de alimentos y la disminución
de la ansiedad.
Dada la variedad de respuestas conductuales
entre los mamíferos, la comparación de los mecanismos
neuroendocrinos subyacentes con
los reguladores biológicos entre las especies puede ser una tarea
complicada. Sin embargo, se parte de la
presunción que similares, aunque no
idénticos, mecanismos regulan funcionalmente respuestas conductuales comunes. Una perspectiva que es importante tener
presente es que la respuesta de la madre es manejada contextualmente. Es
decir, sus conductas hacia la cría dependen de los estímulos en el ambiente
inmediato e involucran respuestas motoras que son reguladas por alteraciones es su estado motivacional y que son producto de la interacción entre
los determinantes biológicos subyacentes y los eventos de la experiencia. Por
ejemplo, en el parto, la nueva madre responde inmediatamente y de una manera
integrada a un conjunto de nuevos
estímulos como el líquido amniótico, la placenta y el recién nacido. Más aún, durante la lactancia, la reducción
de la ansiedad aumenta la protección de la cría. La reducción de la ansiedad, una respuesta que no es especifica del cuidado maternal, cuando se la coloca en
el contexto del postparto, funciona como un componente de apoyo de la conducta maternal.
Los investigadores Michael Numan y Alison Fleming han hecho las mayores
contribuciones al entendimiento de lo que conocemos como red neural materna.
Numan identificó al área preóptica medial
(MPOA) como un sitio de integración clave
donde la interacción de las hormonas con sus receptores estimula el inicio del cuidado maternal. Esta área también
funciona como un componente integral de
la conducta materna. La
investigación de Fleming identificó el
rol clave del sentido del olfato y sus
rutas relacionadas y el importante
compromiso del núcleo accumbens (NA),
una región del cerebro que forma parte del sistema recompensa y que interviene
en un conjunto de respuestas como la memoria materna, la cual a su vez puede ser
influenciada por impulsos corticales. El sistema olfatorio juega un importante
papel en el reconocimiento de las crías
en muchos, pero no todos, los mamíferos. En la rata hembra nulípara, el sistema
olfatorio esta inhibido, pero los cambios fisiológicos durante el embarazo
alteran las características sensoriales con el consiguiente incremento de los cuidados maternos en el nacimiento de
la cría. La amígdala recibe los impulsos
olfatorios y sus proyecciones terminan
en varios sitios del hipotálamo como el MPOA, el hipotálamo anterior y el
núcleo del lecho de la estría terminal (BNST).
Las señales potencialmente inhibidoras de la amígdala son bloqueadas en
el parto, lo cual resulta en una estimulación del cuidado maternal que es
procesada a través de los sitios
hipotalámicos. Los impulsos del MPOA al
área tegmental ventral (VTA) estimulan proyecciones dopaminérgicas
mesolímbicas que se dirigen hacia
centros del sistema recompensa, incluyendo al NA. Otras proyecciones del
hipotálamo anterior (AH)/hipotálamo ventromedial (VMH) y del MPOA/BHST se
dirigen a la región periacueductal gris
(PAG) para reducir la conducta de rechazo a la cría e incrementar la
probabilidad de que la madre encuentre atractivo al recién nacido. Hormonas,
neurotransmisores, estímulos
sensoriales e impulsos corticales convergen en esta red neural para modular la
expresión del cuidado maternal, una red que es alterada por procesos de
desarrollo y experiencia.
El sistema endocrino a través de la
secreción de hormonas durante el embarazo juega un rol importante en la estimulación del cuidado maternal en el parto en numerosas
especies de mamíferos. La dependencia de la estimulación hormonal varía
según la especie y la historia reproductiva de la hembra. Las hormonas
juegan un rol obligatorio en roedores y ungulados, pero en primates no humanos
y en la mujer, su rol es principalmente de moduladores. Por otra parte, la
dependencia de la estimulación endocrina
disminuye en la medida que hembra adquiere mayor experiencia
reproductiva, las multíparas son menos dependientes de la regulación hormonal de la conducta
maternal que las primingestas. Los
cambios hormonales que acompañan al
embarazo incluyen incrementos en los
niveles circulantes de estradiol,
progesterona y hormonas lactogénicas (prolactina y lactogeno placentario).
Los cambios endocrinos que ocurren durante el embarazo y el parto están
asociados con un incremento en la expresión de cuidado maternal en el
nacimiento. El 17β-estradiol es la
principal forma bioactiva de los
estrógenos y juega un importante rol en la estimulación de la conducta maternal en numerosas especies, incluyendo ratas,
ratones y posiblemente primates no humanos. En un estudio reciente, la
inyección sc de benzoato de estradiol a ratas vírgenes estimuló el cuidado maternal hacia crías
ajenas. Por otra parte, el implante bilateral de estradiol en el MPOA de ratas
primíngestas o de ratas vírgenes ovarectomizadas produjo respuestas con latencia más corta. Las
acciones de otras moléculas pro-maternales (progesterona, prolactina,
oxitocina, etc) dependen de la
exposición a estrógenos. En la rata, los niveles circulantes de
progesterona son elevados durante el
embarazo y disminuyen antes del parto.
La progesterona tiene dos funciones en la conducta maternal, por un lado actúa
en el cerebro para sensibilizarlo a los estímulos de las crías durante el parto y por otro
lado, controla el tiempo de respuesta
aumentada. Los sitios de acción de la progesterona en el inicio de la conducta
maternal son actualmente desconocidos. Algunos estudios sugieren que el MPOA puede ser uno de los
sitios de acción de la progesterona. En
la mujer, las acciones inhibitorias de
la progesterona sobre el miometrio y las contracciones uterinas antes del parto son mediadas por niveles elevados de la hormona. Sin
embargo, a diferencia de la mayoría de especies mamíferas, los niveles circulantes de progesterona se
mantienen elevados durante el
parto. Este hallazgo sugiere que las acciones de la progesterona sobre la
conducta maternal y el parto involucran
un “shift” en la actividad del receptor
de progesterona (PR). Hay dos
formas de receptor de progesterona, PRA
y PRB, los cuales cambian alrededor del parto con un “shift” que incrementa la relación PRA/PRB.
No está claro si un mecanismo
neural ocurre en el cerebro en la
regulación de la conducta maternal por la progesterona.
La prolactina (PRL) estimula la conducta maternal en ratas vírgenes. En ratas nulíparas, gonadectomizadas e
hipofisectomizadas tratadas con esteroides gonadales se demostró que la
inserción de un implante de hipófisis secretor de PRL por debajo de la cápsula
renal produce un inicio rápido de la conducta maternal hacia crías ajenas, lo
cual se correlaciona positivamente con los niveles circulantes de la PRL
producida por el implante. Una vez
establecido el rol de la PRL, surge la pregunta sobre dónde actúa para estimular el inicio de la conducta maternal.
El MPOA parece ser el sitio específico de acción de la PRL. Otro posible sitio es el
núcleo paraventricular (PVN) del hipotálamo, la PRL se une se une a sus
receptores localizados en los cuerpos celulares de neuronas que producen
oxitocina en el PVN, las cuales a su vez
se proyectan al sistema dopaminérgico mesolímbico, una red neural que media varios aspectos de la conducta
maternal. Otra hormona lactogénica,
estructural y funcionalmente relacionada con la PRL, es el lactógeno
placentario (PL) secretado en grandes cantidades en la segunda mitad de la
gestación en ratas y mujeres. El PL gana acceso
al líquido cerebro espinal en cantidades significativas durante el
embarazo y también estimula el inicio de la conducta maternal. Las acciones de
PRL y PL son mediadas por los receptores de PRL. En suma: las hormonas
lactogénicas en combinación con
estrógenos y progesterona estimulan el inicio de la conducta maternal en el
tiempo del parto.
Varios sistemas neuroquímicos y moléculas relacionadas son mediadores del
inicio del cuidado maternal. Las moléculas que han recibido mayor atención son
la oxitocina (OT), los opiodes, la arginina vasopresina (AVP), la dopamina (DA), la noradrenalina (NE) y la serotonina (5HT). La OT es un estimulador de la conducta maternal en ratas, sus sitios
de acción incluyen el MPOA y el área tegmental ventral. La función de la OT
consiste en aumentar la motivación en
respuesta a las crías, posiblemente a
través de una reducción de la ansiedad.
El rol de la AVP en el cuidado
maternal está relacionado con la
agresión materna. Los opiodes tiene roles opuestos en el cuidado maternal,
incluyendo un efecto estimulador así como un rol inhibidor. La DA es el neurotransmisor más estudiado en la inducción y el mantenimiento del cuidado maternal. La DA estimula el
inicio del cuidado maternal a través de receptores D1 en el núcleo accumbens. El
rol de la NA en ratas es controversial,
los estudios iniciales demostraron déficit en la conducta maternal en ratas
tratadas con antagonistas de NA. Por el
contrario, la sección quirúrgica de
rutas noradrenérgicas ascendentes no elimina el cuidado maternal. Al parecer,
el tono relativo del sistema noradrenérgico afecta componentes selectivos del
cuidado maternal. El conocimiento del rol de la 5HT en la conducta maternal es bastante limitado.
Sin embargo, está demostrado que las lesiones neurotóxicas del rafe dorsal de
la rata producen déficit en los cuidados postparto.
Los resultados de los estudios en animales han permitido evaluar el posible
compromiso del sistema neuroendocrino en el cuidado materno en humanos.
Específicamente, se han estudiado las relaciones entre las hormonas esteroides, estradiol, progesterona
y cortisol con el afecto materno. En los primeros estudios, las hormonas del
embarazo no fueron relacionadas con el
incremento del apego al niño sino con
los sentimientos postparto. Las madres con alta relación
estrógenos/progesterona en los últimos
meses del embarazo exhibían más depresión y ansiedad. Por otra parte, las
madres con niveles altos de cortisol fueron capaces de reconocer los olores de
sus propios niños. Este hallazgo sugiere que la activación del eje
hipotálamo-hipófisis-adrenal juega un
rol en el cuidado materno. En los
estudios recientes se ha explorado el
rol de la oxitocina en el cuidado materno. En uno de esos estudios se encontró
que las madres que proporcionaban altos niveles de afecto incrementaban los
niveles de oxitocina después de la interacción madre-niño. En otro estudio, con
imagenología, se reporta que el
tratamiento intranasal con oxitocina en
repuesta al niño producía activación de la amígdala, una
región neural implicada en la mediación
neural del cuidado materno, así como
también activación de áreas cerebrales asociadas con la empatía.
En conclusión, el conocimiento de las relaciones entre el cerebro y el
sistema endocrino en la regulación del
cuidado materno ha tenido avances
significativos en las últimas décadas, especialmente en las funciones de
hormonas y neurotransmisores. El uso de modelos animales en el
entendimiento de la neurobiología del cuidado materno ha permitido
identificar los principales sistemas neurales que median las respuestas afiliativas. Los
principales cambios neuroendocrinos ocurren en el MPOA, un sitio neural
clave en la red neural materna, y en
el NA, un sitio que media la recompensa social. En el MPOA,
los cambios incluyen un incremento en la expresión del receptor de prolactina y su ruta de
señalización así como en el promotor del receptor α de los estrógenos que aumenta la sensibilidad a los estrógenos, lo cual puede estimular el cuidado maternal. La
actividad neural del NA es modificada
por la recompensa social a través de proyecciones serotoninérgicas del rafe
dorsal que establecen sinapsis con las neuronas oxitocina del NA.
Fuente: Bridges RS (2015). Neuroendocrine regulation
of maternal behavior. Frontiers in Neuroendocrinology36: 178-196.
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