Efectos fisiológicos del IGF-II
Los factores de crecimiento insulinosímiles (IGF) I y II son componentes
claves de un sistema complejo que regula el crecimiento. Las actividades
biológicas de los IGFs dependen de la interacción con otros componentes del
sistema: las proteínas ligadoras de IGFs (IGFBPs) y los receptores
transmembrana en la superficie celular. Las IGFBPs conforman una familia de seis proteínas que secuestran los IGF
circulantes y regulan su interacción con los receptores. Aproximadamente 75% de los IGFs circulan bajo la forma de un complejo
ternario de 150 kDa formado por el IGF, la IGFBP-3 y la subunidad ácido lábil
(ALS), una proteína de 85 kDa sintetizada en el hígado. Este complejo está
confinado a la circulación y tiene una vida media relativamente larga (10-16
horas). Aproximadamente 25% de los IGF
circulan como complejos binarios (40-50 kDa)
con las IGFBPs, los cuales cruzan el endotelio capilar y actúan como un reservorio pericelular de IGFs.
Menos del 1% de los IGFs circulan en forma “libre” y son bioactivos,
capaces de interactuar con el receptor. Los IGFs“libres” tienen una vida media
de pocos minutos. Los IGFs ejercen sus
efectos biológicos a través de la unión
con el receptor de inulina (IR), el receptor de IGF-I (IGF-IR) y los receptores
híbridos. Hay dos isoformas de IR,
IR-A e IR-B. El ER-B tiene 12 residuos de aminoácidos en el C-terminal de su sitio de unión con el ligando que no se encuentran en
el IR-A. EL IR-A tiene mayor afinidad por el IGF-II que por el IGF-I, su
activación por el IGF-II deriva en efectos mitogénicos, mientras que la
activación por insulina causa una respuesta metabólica. La mayoría de los
efectos biológicos del IGF-II son mediados por el IGF-IR. La unión del ligando
activa un receptor tirosina kinasa que recluta proteínas intracelulares para
sus efectos biológicos.
El IGF-II es un péptido de 67
residuos de aminoácidos (7.5 kDa), con
67 % de homología con el IGF-I y
codificado por un gen localizado en el cromosoma 11p15. El hígado es la
principal fuente de IGF-II en el adulto, pero también es sintetizado en otros
tejidos, de los cuales es liberado en el líquido pericelular. El feto y la placenta también producen
IGF-II. El precursor del IGF-II, el
prepro-IGF-II, es una molécula de 180
aminoácidos que contiene un péptido
señal de 24 residuos en el extremo N-terminal y cinco dominios (A-E). El clivaje del péptido
señal da lugar al pro-IGF-II. El dominio E es glucosilado y sometido a proteólisis por la convertasa de
prohormona 4 (PC4) para generar el
IGF-II maduro (1-67), el cual carece de dominio E. Este evento
post-translacional es incompleto y resulta en una variedad de péptidos pro-IGF-II
(10-18 kDa) que poseen todo -o parte del- dominio E. En conjunto, estos
péptidos son llamados IGF-II “grandes”, los cuales son secretados a la sangre y
representan 10-20% del IGF-II total circulante. El rol fisiológico del IGF-II “grande” es incierto y su regulación, pobremente entendida, aparentemente es independiente de la regulación del IGF-II maduro. Un fragmento de 34 aminoácidos del dominio E
llamado preptina ha sido identificado en las células β de los islotes
pancreáticos, es co-secretado con la
insulina y es considerado un amplificador fisiológico de la secreción de insulina. Los niveles
circulantes de IGF-II aumentan en la niñez temprana, se mantienen estables
durante la vida adulta y disminuyen en la vejez. En los adultos, es más
abundante que el IGF-I con una relación molar 3:1 y una concentración de aproximadamente 700 ng/ml. A diferencia
del IGF-I, su concentración no cambia durante el embarazo.
La regulación del IGF-II es compleja. La transcripción del gen IGF2 es
regulada por un mecanismo epigenético llamado “imprinting” que confina la
expresión al alelo paterno en la mayoría de tejidos. Esto es activado por la
metilación de la región diferencialmente metilada en el alelo materno, lo cual
previene su transcripción. Hay cuatro
promotores (p1-4) a partir de los cuales es transcripto el IGF-II. Los
promotores P2-4 gobiernan la transcripción de IGF-II en el embrión, mientras
que en el hígado de adultos humanos ocurre la transcripción de los cuatro
promotores. Las IGFBPs antagonizan los efectos biológicos del IGF-II mediante su
unión en la circulación. Esto previene el exceso de IGF-II libre que podría
causar hipoglucemia o desarrollo de tumores.
Después de la IGFBP-3, la IGFBP-2 es la de mayor capacidad de unión de IGF-II en la circulación. Aunque la
IGFBP-1 se une muy poco al IGF-II, tiene un importante rol en la regulación de
su actividad biológica. Un incremento en
la concentración de la IGFBP-1
circulante suprime al IGF-II libre. Los efectos del IGF-II en un determinado
tejido dependen del número y tipo
de receptores expresados. Un aumento de la relación IR-A/IR-B favorece
la acción del IGF-II, mientras que una baja relación favorece las acciones metabólicas de la
insulina. El IGF-II también se une al
receptor IGF tipo 2 (IGF-2R), lo cual termina su acción, actuando como supresor
tumoral. El IGF-II es regulado
nutricionalmente, pues los IGFs forman
parte de un mecanismo que vincula la
nutrición con el crecimiento, esto es, proteínas y requerimientos energéticos
del crecimiento. El IGF-II es regulado negativamente durante la desnutrición
para evitar la hipoglucemia. El IGF-II también es regulado hormonalmente, la
hormona de crecimiento (GH) incrementa la síntesis hepática de IGFBP-3 y ALS y
por consiguiente aumenta la formación de complejos ternarios y el IGF-II plasmático total. Sin embargo, la
GH es un regulador positivo relativamente débil del IGF-II, lo cual puede explicar
porque, a diferencia del IGF-I, la concentración de IGF-II circulante no aumenta durante la pubertad o con la
administración de GH. La insulina estimula la translocación de IGF-2R a la
superficie celular, promoviendo el aclaramiento de IGF-II.
Los rolesfisológicos del IGF-II son relativamente poco entendidos, pero al
parecer regula el crecimiento celular, la diferenciación y el metabolismo. El IGF-II actúa de manera endocrina, autocrina y paracrina. La evidencia acumulada sugiere que el IGF-II
es requerido para la embriogénesis
normal y diversos estudios han demostrado que el efecto estimulador del
crecimiento del embrión es más potente que el del IGF-I. El IGF-II es necesario
para el desarrollo normal in útero, promueve la formación del mesodermo y su concentración in útero es 10 veces mayor que la del IGF-I. Las acciones fetales
del IGF-II son ejercidas principalmente
a través del IR-A y del IGF-1R.
EL IGF-II también es más
abundante que el IGF-I en la placenta en la cual es el más importante regulador
de su crecimiento. En la placenta, el IGF-II
promueve el transporte de nutrientes, la invasión del trofoblasto y la
proliferación y supervivencia del citotrofoblasto. En concordancia con este
rol, el IGF-II es más abundante en el trofoblasto invasor alcanzando las más
altas concentraciones en la interfase materno-fetal. El IGF-II incrementa su
propia actividad inhibiendo la expresión de IGFBP-1 en la placenta. En la vida postnatal, el
IGF-II tiene una acción angiogénica, a través de la regulación positiva del
factor de crecimiento del endotelio vascular (VEGF) y de la promoción de la diferenciación de las “stemcells” embrionarias en las
células endoteliales. En el sistema inmune,
el IGF-II promueve la formación de colonias de granulocitos macrófagos y el
crecimiento de células B y de los precursores
de células eritroides y mieloides.
El IGF-II también es requerido para
el desarrollo y mantenimiento del sistema musculo-esquelético, la
transcripción del factor MioD, necesario para la diferenciación de fibroblastos
en mioblastos, requiere la expresión de IGF-II. En el hueso, el IGF-II tiene
potentes efectos anabólicos y es requerido para el desarrollo óseo. Los
osteoblastos sintetizan más IGF-II que IGF-I, ambos son factores de supervivencia de los osteoblastos, aumentan la replicación
celular, la producción de colágeno y la aposición de la matriz ósea. Un estudio reciente reporta que la preptina y
el IGF-II estimulan la actividad y diferenciación de los osteoblastos aunque
modestamente en comparación con el IGF-I.
El IGF-II tiene acciones metabólicas en hígado, tejido adiposo y músculo
esquelético. En el hígado, el IGF-II suprime
la producción de glucosa y aumenta la síntesis de glucógeno, mientras
que en tejidos periféricos, incrementa la captación de glucosa y la oxidación y síntesis de
lípidos y proteínas. En adipocitos humanos, el IGF-II también incrementa la
captación de glucosa aunque con menor potencia que la insulina o el IGF-I. Esta
diferencia puede ser atribuida a que en el tejido adiposo el IGF-II actúa a
través del IGF-1R, al cual se une al con baja afinidad. Los adipocitos humanos
secretan IGF-II en mayor cantidad que IGF-I, pero no está claro cómo es
regulada esta secreción, aunque se sabe que es reducida por el TNF-α.
En el ovario, el IGF-II parece ser más importante que el IGF-I. En la
pubertad, la expresión de IGF-II en el ovario
es mayor que la de IGF-I. Este incremento parece ser causado por la
acción de las gonadotropinas sobre las células granulosas. Durante la foliculogénesis
normal, las concentraciones de IGF-II aumentan progresivamente en el líquido
del folículo dominante. Probablemente esto es resultado de síntesis intra-ovárica
de IGF-II porque las concentraciones circulantes
de IGF-II no cambian durante el ciclo menstrual. El IGF-II incrementa su propia
disponibilidad en el ovario inhibiendo la transcripción de la IGFBP-1 y estimulando la proteólisis de
la IGFBP-4. El IGF-II actúa sobre las células granulosas estimulando su
proliferación y la producción de
estradiol y progesterona y sobre las células tecales incrementando la
producción de andrógenos.
La expresión alterada del IGF-II se observa notablemente en obesidad,
diabetes y ovarios poliquísticos. En La
obesidad, aumentan concentraciones circulantes de IGF-II total y libre, las
cuales se correlacionan positivamente
con el índice de masa corporal. Esto es probablemente una respuesta fisiológica
que ayuda a promover el almacenamiento de energía en respuesta al incremento en la ingesta de alimentos. Con
la reducción de peso, disminuyen los niveles de IGF-II total, IGF-II libre e
IGF-2R, independientemente del tipo de
dieta usado. El mecanismo por el cual la baja concentración de IGF-II
predispone a la obesidad es desconocido. Por otra parte, algunos estudios
sugieren que las concentraciones aumentadas de IGF-II observadas en la obesidad
están causalmente relacionadas con el cáncer. Los mecanismos propuestos en esta
relación señalan que (i) cuando el IGF-II se une al IR-A recluta una variedad
de sustratos intracelulares de la insulina, los cuales influyen en la expresión
de genes que favorecen la mitogénesis; (ii) el IGF-II es menos efectivo que la
insulina en terminar la señal por
internalización del receptor; (iii) la relación IR-A/IR-B incrementa con la edad, favoreciendo la
acción del IGF-II sobre la de la insulina. Estos factores podrían sostener la
señal mitogénica, incrementando la posibilidad de carcinogénesis.
Aunque la causa del incremento de IGF-II en la diabetes es desconocida podría ser provocado por el
incremento de la secreción por el tejido adiposo en respuesta a la
hiperglucemia. Independientemente de la causa, los estudios epidemiológicos
indican que la elevación persistente de IGF-II podría ser perjudicial y estar
implicada en la asociación entre diabetes y mayor riesgo de cáncer de mama.
Asimismo, varios estudios sugieren que el exceso de IGF-II predispone a la diabetes. Entonces, el exceso de IGF-II
es potencialmente tumorigénico y diabetogénico. Por otra parte, los hallazgos
reportados en la diabetes tipo 1 son muy diferentes de los reportados en la
diabetes tipo 2. En la diabetes tipo 1, las concentraciones de IGF-II total son
similares a los de sujetos no diabéticos, pero el IGF-II libre disminuye
marcadamente. Este hallazgo puede ser explicado por el aumento de IGFBP-1, la cual aumenta agudamente
durante la deficiencia de insulina debido a la ausencia del efecto supresor de
la insulina sobre su transcripción en el hígado.
Varias observaciones han implicado al IGF-II en la patogenia del síndrome
de ovarios poliquísticos (PCOS). En primer lugar, hay evidencia que el exceso
de IGF-II puede alterar la foliculogénesis.
En mujeres con PCOS, los folículos antrales pequeños tienen una
distribución celular normal de los dos IGFs. Sin embargo, la expresión de
IGF-II aumenta en las células granulosas del folículo dominante. La
concentración de IGF-II en el líquido folicular de mujeres con PCOS es mayor que en mujeres sanas. En segundo lugar, el exceso de IGF-II puede
aumentar patológicamente la producción de andrógenos. La resistencia a la insulina
contribuye al hiperandrogenismo. Por otra parte, es conocido que la
hiperinsulinemia presente en mujeres con PCOS suprime la producción hepática de IGFBP-1, lo cual resulta en un incremento
de la biodisponibilidad de IGF-II. El IGF-II puede contribuir al desarrollo de algunas
características del PCOS como obesidad
visceral, síndrome metabólico y mayor riesgo cardiovascular.
En conclusión, el IGF-II es una hormona peptídica mitogénica. El IGF-II
regula el desarrollo y la diferenciación
fetal. La evidencia acumulada sugiere roles del IGF-II en varios tejidos como
músculo esquelético, tejido adiposo, hueso y ovario. La expresión alterada de IGF-II ha sido
observada en obesidad, diabetes y
síndrome de ovarios poliquísticos.
Fuente: Livingstone C y Boral A (2014). Insulin-like
growth factor-II: its role in metabolic and endocrine disease. Clinical
Endocrinology 80: 773-781.
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