Leptina: una hormona con acción
neuroprotectora
La leptina es una hormona polipeptídica producida por el tejido
adiposo que ejerce funciones muy
importantes en el cuerpo. En el sistema nervioso central, además de la
regulación del balance energético y funciones neuroendocrinas en el hipotálamo, la
leptina tiene un importante papel en la modulación de la función neuronal del
hipocampo con potenciales efectos beneficiosos en condiciones neuropatológicas
como la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson, la epilepsia y la isquemia.
Las funciones fisiológicas de la leptina son mediadas a través de la unión
con un receptor del cual se conocen seis isoformas diferentes. Todas son
proteínas de membrana con la excepción de la isoforma soluble, Ob-Re. La forma Ob-R es la más grande y la principal responsable de la señalización
inducida por la unión de la leptina al receptor. La ruta de señalización mejor
descrita involucra la activación coordinada del sistema JAK2/STAT3. La unión de
la leptina a su receptor Ob-R estimula la activación de la proteína JAK2, la cual a su vez
fosforila residuos tirosina en el dominio intracelular del receptor. La proteína STAT3 es un factor
de transcripción que, al ser fosforilado, se dimeriza y es transportado al núcleo,
donde ejerce un control sobre la transcripción de algunos genes. Esto favorece
la activación de diferentes mecanismos moleculares críticos para los efectos de
la leptina. El mecanismo de señalización
del receptor de leptina es regulado negativamente por la molécula supresora de la señalización de citoquina 3
(SOCS3) y la proteína tirosina fosfatasa 1B (PTP1B). En particular, la SOCS3
bloquea la actividad de la proteína JAK2. La leptina modula la activación de sensores
intracelulares de energía de las neuronas como AMP y NAD+, AMPK y
sirtuina 1. Es bien conocido que la AMPK es una enzima involucrada en la
regulación de la actividad metabólica celular. La AMPK regula, entre otros, la
captación celular de glucosa, la β-oxidación de ácidos grasos y la biogénesis
del transportador de glucosa GLUT 4. La leptina, a través de cambios en la actividad AMPK en el hipotálamo, puede
regular el metabolismo humano.
La regulación del apetito y el gasto de energía por la leptina tienen
lugar a través de la inhibición de la síntesis y liberación
de serotonina en neuronas del tallo cerebral. Este efecto es posible por la
localización de receptores de leptina en las neuronas serotonérgicas del tallo
cerebral. La leptina también es capaz de modular el sistema dopaminérgico
mesolímbico. Los efectos neuroquímicos de la leptina sobre las neuronas
dopaminérgicas incluyen el incremento del contenido de tirosina hidroxilasa y
la regulación de la actividad del transportador de dopamina. Por otra parte, los
estudios conducidos en modelos in vitro han demostrado que la leptina tiene acción neuroprotectora no sólo en las células dopaminérgicas mesolímbicas sino también en otros tipos de células y áreas del cerebro. En
conjunto, estos datos sugieren una potencial aplicación de la leptina en el
tratamiento de trastornos neurológicos como la enfermedad de Alzheimer y la
enfermedad de Parkinson.
La enfermedad de Alzheimer ha sido caracterizada como un proceso
neurodegenerativo multifactorial con pérdida neuronal progresiva, gliosis y
acumulación de dos marcadores de la enfermedad: placas seniles (agregados de
β-amiloide) y mallas neurofibrilares
(proteína tau hiperfosforilada). La formación de agregados β-amiloide es
resultado del clivaje anormal del precursor amiloide por las secretasas β y γ.
La presencia de ácidos grasos libres, colesterol, lipoproteínas y APOE
promueven la amiloidogénesis, mientras que la leptina facilita su eliminación. La
leptina puede interferir con la patogénesis de la enfermedad de Alzheimer de
diferentes maneras. a) La leptina puede reducir la amiloidogénesis,
disminuyendo la actividad de la enzima responsable del rompimiento del sitio β del precursor
amiloide en las neuronas y, por tanto, disminuyendo la cantidad de proteína β-amiloide. Se ha sugerido que
este efecto puede ser indirecto, y estar relacionado con la actividad
lipolítica de la leptina. b) La leptina regula la fosforilación de la proteína
tau disminuyendo la actividad de la
glucógeno sintetasa kinasa-3β (GSK3β) a través de la activación de las proteínas PI3K y AKT que, a su vez, promueven la forma inactiva
de la GSK3β y, por tanto, reducen los niveles de fosforilación de la proteína
tau. La leptina también inhibe la actividad de la GSK3β activando la AMPK y
reduciendo la actividad de los factores de transcripción SREPB1,2. c) La leptina
mejora la función cognitiva. La evidencia
reciente indica que la leptina juega un papel importante en la modulación de la plasticidad sináptica
del hipocampo y afecta el tráfico de receptores de glutamato, especialmente
NMDA y AMPA. La regulación de los receptores NMDA por la leptina es importante
porque la potenciación de largo plazo inducida en la región CA1 del hipocampo
ha sido implicada en el aprendizaje y la memoria. La activación sináptica de
los receptores NMDA está asociada con un incremento postsináptico de Ca2+
intracelular, lo cual es crucial para la inducción de la potenciación de largo
plazo en las sinapsis de la región CA1 del hipocampo. Experimentalmente se ha
demostrado que el tratamiento de neuronas del hipocampo con leptina estimula la
fosforilación de la calmodulina kinasa
II y facilita el desarrollo de la potenciación de largo plazo.
La leptina ejerce un efecto citoprotector contra la neurotoxina mitocondrial MPP+ en modelos experimentales de la
enfermedad de Parkinson. En estos estudios se han propuesto dos rutas para el
efecto neuroprotector de la leptina. La primera sugiere que la leptina,
a través de la activación de la ruta de señalización PI3K/AKT, favorece la supervivencia neuronal.
Otro estudio sugiere que los efectos neuroprotectores de la leptina son
mediados a través de la expresión de la proteína desacopladora 2 (UCP2) en las mitocondrias. La leptina
favorece un incremento de la UCP2 que restaura los niveles de ATP y preserva el
aporte de energía. Estos datos son interesantes porque demuestran la asociación
entre la leptina y el incremento en la eficiencia mitocondrial. Por otra parte,
se ha demostrado que la leptina
protege a las células dopaminérgicas de
la acción tóxica de la 6-hidroxidopamina, una conocida neurotoxina. Esta acción
neuroprotectora de la leptina podría estar mediada por el incremento en los
niveles del factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF) inducido por la
leptina.
En los últimos años ha aumentado el interés en la acción anti-epileptogénica
de la leptina. Los datos actuales sugieren que la leptina es un
anticonvulsivante endógeno. Esta hipótesis está basada en la observación que los ratones deficientes
en receptores de leptina son más susceptibles a la acción del pentilenetetrazol, un agente
proconvulsivante usado en un modelo
experimental de epilepsia. Estos datos
sugieren que los elevados niveles circulantes
de leptina pueden disminuir la excitabilidad neuronal y proporcionar un efecto anticonvulsivante. En otro modelo experimental
de epilepsia, la leptina fue capaz de proteger a las neuronas del hipocampo de
la acción excitotóxica del kainato. Este modelo experimental favorece la
actividad convulsivante a través de la
activación de los receptores de glutamato. No se
conoce como la leptina ejerce el efecto anticonvulsivante en este modelo. Sin
embargo, se han propuesto varias hipótesis. El efecto anticonvulsivante de la
leptina puede resultar de la modulación de los receptores de glutamato NMDA o a
través de la activación de canales de
potasio activados por calcio que son
determinantes en la excitabilidad de las neuronas del hipocampo y pueden contribuir a la descarga aberrante
durante la actividad convulsivante. Otro potencial mecanismo involucrado en la
propiedades anti-epileptogénicas de la
leptina es la inhibición de la
transmisión sináptica mediada por los receptores AMPA. Los receptores AMPA son
permeables al Ca2+, lo que permite la activación de señales
intracelulares específicas requeridas para la eficacia sináptica.
La leptina, además de los efectos beneficiosos en las enfermedades neurodegenerativas,
ejerce un papel neuroprotector en
modelos de isquemia cerebral. En estos estudios, se ha demostrado que los
mecanismos neuroprotectores de la
leptina involucran diversas rutas de señalización como ERK1/2, AKT, STAT3 y
transcripción de NF-κβ. Con respecto al factor de transcripción NF-κβ, su
activación es típica de moléculas neuroprotectoras y está asociada con la
inducción del gen Bcl-xl, una proteína anti-apoptosis miembro de la familia
BCL-2. Por lo tanto, las propiedades anti-apoptosis de la leptina en la
isquemia podrían ser explicadas por una modificación de la relación Bcl-xl/Bax
hacia un estado anti-apoptosis.
En resumen, la leptina, a través de la unión con su receptor, modula rutas
claves como AMPK, GSK3β, STAT3 y otras involucradas en la neuroprotección.
Adicionalmente, la leptina modula receptores de glutamato y mejora la
cognición. La regulación o modulación de la función mitocondrial es otra área de
interés en las funciones neuroprotectoras
de esta hormona. La activación y la regulación metabólica mitocondrial
dependientes de leptina pueden ejercer efectos tróficos y protectores que
contribuyen a la restauración del
estatus energético alterado de las neuronas en los
desordenes neurológicos.
Fuente: Folch J. et al. (2012) Neuroprotective and
anti-ageing role of leptin. Journal of
Molecular Endocrinology 49: R149-R156.
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