El eje hígado-célula α
El glucagón fue
descubierto en 1920 por Kimball y Murlin y es uno de los principales
reguladores de la homeostasis de la glucosa junto con su contraparte hormonal,
insulina. El glucagón incrementa los niveles de glucosa mientras la insulina
disminuye los niveles de glucosa. Es probable que la relación de estas dos
hormonas sea la que mejor determina la producción hepática de glucosa, aunque
el rol relativo de las dos hormonas en la hiperglucemia diabética aun es
debatido. La interacción entre insulina y glucagón depende del estado
nutricional (por ejemplo, condición postprandial vs ayuno). Muchos pacientes
con diabetes tipo 2 presentan incremento en los niveles de glucagón
(hiperglucagonemia) y deficiencia relativa de insulina, por tanto, restaurar la
señal glucagón e insulina puede ser fundamental en la terapia de la diabetes. Los
niveles farmacológicos de glucagón no solo activan al receptor acoplado a proteína
G (GCGR) del glucagón sino también al receptor del péptido similar a glucagón (GLP-1),
aunque con menor potencia, pero con efectos combinados sobre el peso corporal y
la secreción de insulina. Por tanto, los efectos diabetogénicos del glucagón
mediados por la producción hepática de glucosa pueden ser en alguna extensión
mitigados.
El eje hígado-célula α es un asa de
retroalimentación fisiológica en el cual varios aminoácidos estimulan la
secreción de glucagón (aminoácidos glucagonotrópicos, algunos de los cuales
también pueden estimular el crecimiento y la proliferación de células α), lo
cual a su vez aumenta el transporte en los hepatocitos y el metabolismo de
aminoácidos vía ureagénesis y gluconeogénesis. Es bien conocido que alanina y
arginina estimulan la secreción de glucagón en humanos. El eje hígado-célula α
también regula la homeostasis de aminoácidos y lípidos.
La interacción entre el hígado y el páncreas
es un concepto fisiológico establecido. La relación inversa entre secreción de células
β y producción hepática de glucosa representa un mecanismo regulador esencial
de los niveles sanguíneos de glucosa. En la diabetes tipo 2, el circuito
hígado-páncreas es alterado, en parte debido a la disminución de sensibilidad y
aclaramiento de insulina, lo cual eventualmente resulta en hiperglucemia e
hiperinsulinemia. Una relación similar existe entre células α pancreáticas y
producción hepática de glucosa.
Los mecanismos por los cuales los
aminoácidos estimulan las células α pancreáticas en general son desconocidos,
la alanina incrementa la concentración intracelular de calcio por rutas
desconocidas, la arginina, un aminoácido cargado positivamente, puede
despolarizar la célula α. El transporte de aminoácidos electrogénicos
(proporcionado por algunos transportadores de aminoácidos expresados por las
células α) o el metabolismo de los aminoácidos en la célula α también puede
despolarizar la célula α y activar rutas que resultan en secreción de glucagón.
Adicionalmente, las células α expresan receptores ionotrópicos de glutamato,
los cuales estimulan la secreción de glucagón. Los receptores acoplados a
proteína G (GCPR) incluyendo al sensor de aminoácidos aromáticos GPR142 y al
receptor sensible a calcio activado por L-aminoácidos (CaSR) también pueden
mediar la secreción de glucagón inducida por aminoácidos.
Después de la secreción, el glucagón se une
a sus receptores hepáticos y aumenta la captación de aminoácidos a través del
incremento de la expresión del sistema de transportadores de aminoácidos A y N.
Adicionalmente, el glucagón aumenta el metabolismo de aminoácidos por
incremento de la capacidad y tasa del ciclo de la urea. El ciclo de la urea
tiene lugar en hepatocitos periportales y sirve para atrapar el amonio tóxico
de todas las fuentes, incluyendo el catabolismo de aminoácidos, formando urea,
una molécula no tóxica que es excretada por la orina. El glucagón incrementa la
transcripción de varias enzimas requeridas para la ureagénesis. La ureagénesis
es un proceso manejado por sustrato y la captación de aminoácidos estimulada
por glucagón que probablemente juegue un rol importante. El glucagón parece
tener un rol predominante en el control (agudo) de aminoácidos circulantes en
comparación con la insulina.
Como resultado de la captación y metabolismo
(ureagénesis) de aminoácidos hepáticos, los niveles plasmáticos de aminoácidos
disminuyen en condiciones de exceso de glucagón e incrementan durante la
deficiencia de glucagón. Alanina, glicina, lisina y prolina son particularmente
afectados por la señal glucagón, lo cual también es el caso en individuos con
sobrepeso o tienen obesidad y son sometidos a una infusión de glucagón. Estos
aminoácidos pueden ser la principal relación en el eje hígado-célula α,
estimulan la secreción de glucagón y su metabolismo es afectado por la señal
GCGR. Las células α son sensores de aminoácidos y procesan importantes señales
de aminoácidos en las células β vía péptidos derivados del proglucagón. Esta
comunicación célula α-célula β es requerida para la respuesta intacta de la
insulina a la estimulación con proteína y para el mantenimiento de la
euglucemia.
El glucagón estimula la β-oxidación de
ácidos grasos e inhibe la síntesis de triglicéridos, reduciendo el contenido
hepático de triglicéridos. El mecanismo puede involucrar la inhibición de
acetil-CoA carboxilasa mediada por la proteína quinasa A y la quinasa activada
por AMP, resultando en disminución de los niveles de malonil–CoA e incrementa
en la β-oxidación y entrada mitocondrial de ácidos grasos. Esto indirectamente
puede disminuir la síntesis de triglicéridos por disminución de la
disponibilidad de ácidos grasos. La alteración de la transcripción de genes
relacionados con el metabolismo de lípidos también puede mediar la regulación del
metabolismo de lípidos por glucagón.
Varios receptores acoplados a proteína G con
ácidos grasos como ligandos han sido identificados, incluyendo al receptor de
ácidos grasos libres 1 (FFAR1/GPR40) y FFAR4 (GPR120). El FFAR1 responde a
ácidos grasos de cadena media y larga, es expresado en las células β
pancreáticas y puede estar involucrado en la secreción de insulina, pero
también es expresado en células α y δ. El FFAR4 responde a ácidos grasos de
cadena larga y es expresado en varios tejidos, incluyendo los islotes
pancreáticos. La hiperglucagonemia es característica en diabetes tipo 2, pero
los estudios sugieren que también es característica en individuos que tienen
enfermedad hepática grasa. La hiperglucagonemia ha sido reportada en pacientes
con estado terminal de enfermedad hepática grasa (cirrosis). Varios estudios
han reportado independientemente una asociación entre enfermedad hepática e
incremento en los niveles de glucagón y aminoácidos. Pequeños incrementos en la
grasa hepática provocan elevaciones de glucagón y aminoácidos.
Como en la resistencia a la insulina, el eje
hígado-célula α puede constituir una respuesta reguladora vital para
incrementar la resistencia al glucagón.
La disminución de la captación y el catabolismo de aminoácidos resultan
en incremento en los niveles circulantes de aminoácidos, lo cual a su vez es
balanceado por las células α con incremento en la secreción de glucagón. Sin
embargo, como resultado del aumento de la secreción de glucagón, la producción
hepática de glucosa también aumenta. El ayuno prolongado representa una
condición especial con hiperglucagonemia. El incremento en la secreción de
glucagón en esta situación puede ser apoyada por disminución de los niveles
plasmáticos de glucosa e insulina y posiblemente incrementando las
concentraciones de ácidos grasos libres.
En conclusión, además del rol del glucagón
en la homeostasis de la glucosa, hay relaciones adicionales entre las células
pancreáticas y los hepatocitos, colectivamente referidos como el eje
hígado-célula α que puede ser de importancia para la salud y la enfermedad. La
disrupción del eje hígado-célula α resulta no solo en disminución de la glucosa
en ayunas sino también en reducción del recambio de aminoácidos y dislipidemia.
El eje hígado-célula α ofrece una explicación para los efectos y complicaciones
observadas en estudios con agonistas y antagonistas GCGR y probablemente
explique el desarrollo de hiperglucagonemia en enfermedades metabólicas como
diabetes y obesidad.
Fuente: Ritcher MM et al (2022). The liver-α-cell axis in health and in disease. Diabetes 71:
1852-1861.
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