Fisiología y fisiopatología de la irisina
Los miocitos o
células musculares producen mioquinas (las cuales son citoquinas) en respuesta
a la contracción muscular. Las mioquinas están involucradas en las regulaciones
autocrinas del metabolismo muscular, mientras en otros tejidos y órganos como
tejido adiposo, cerebro e hígado son
responsables de la regulación paracrina o endocrina a través de sus receptores.
Los receptores de las mioquinas están presentes en músculo, corazón, hígado,
tejido adiposo, páncreas, hueso, células inmunes y células cerebrales. La
localización del receptor indica que las mioquinas tienen múltiples funciones.
Adicionalmente a otras mioquinas que han sido encontradas en el músculo
esquelético como IL-15, IL-6, IL-8, factor inhibidor de leucemia, FGF21, BDNF
está la irisina, la cual fue reportada por primera vez en 2012. Fue reportada
como una molécula capaz de inducir cambios en el tejido adiposo y activar la
termogénesis. Desde su descubrimiento, la irisina ha sido objeto de extensa
investigación debido a su función en varias condiciones fisiológicas.
La irisina
deriva de la proteína FNDC5 a través de
su fragmento extracelular y es secretada en la circulación periférica.
Los estudios iniciales demuestran que la irisina convierte el tejido adiposo
blanco (TAB) en tejido adiposo marrón (TAM) principalmente regulando al alza la
expresión de la UCP1 a través del aumento del gasto de energía. Recientemente
se ha revelado que la irisina está involucrada en mejorar la tolerancia a la
glucosa y ayuda a disminuir la resistencia a la insulina.
Varios estudios han descubierto importantes
roles biológicos de la irisina como la regulación de la conducta depresiva, la
proliferación de osteoblastos y la masa ósea cortical. Se ha sugerido que la
irisina también tiene algunos roles beneficiosos en el sistema nervioso central
y que activa las rutas de señalización Akt y ERK1/2 en tejidos cerebrales. Más
aún. La irisina regula algunos factores de riesgo de la enfermedad de Alzheimer
(EA), incluyendo neurogénesis alterada, estrés oxidativo, resistencia a la
insulina y desbalance de factores neurotróficos. La irisina tiene un rol
importante en varias condiciones, incluyendo neurogénesis en el hipocampo,
inflamación, envejecimiento y otras condiciones metabólicas.
La irisina es secretada principalmente por
el músculo esquelético. Sin embargo, estudios inmunohistoquímicos demuestran
que también se encuentra en páncreas, testículo, hígado y estómago. La
secreción y síntesis de irisina son inducidas por el ejercicio y el PGC1α. El
PGC1α es un co-activador de la transcripción multiespecífico, el cual es
competente en múltiples regulaciones de genes en respuesta a señales nutricionales
y fisiológicas en tejidos como el TAM, músculo
esquelético, hígado y corazón. Como la irisina es una mioquina inducida por el
ejercicio, los niveles circulantes
aumentan en individuos con actividades inducidas por el ejercicio y
disminuye progresivamente en los individuos sedentarios y menos activos. El
ejercicio prolongado incrementa la expresión de PGC1α principalmente en músculo
esquelético y corazón mejorando varios parámetros metabólicos, incluyendo la
activación de AMPK, la fosforilación de PGC1α, la señal y sensibilidad a la
insulina y la producción de FNDC5 y, por tanto, la secreción de irisina. La
exposición al frío incrementa los niveles circulantes de irisina en humanos,
sugiriendo que la irisina inducida por el ejercicio podría derivar de la contracción muscular relacionada con
escalofríos. Muchos estudios han confirmado que los niveles circulantes de
irisina en el cuerpo son afectados por varios factores como dieta, enfermedades
metabólicas y otros desórdenes patológicos.
La irisina es una porción de la proteína de
membrana celular conocida como FNDC5. La FNDC5 consiste en un péptido señal, un
dominio fibronectina III (FNIII) y un dominio C-terminal. La FNDC5 comprende
209 residuos aminoácidos con una secuencia señal de 29 aminoácidos en el
extremo N-terminal, seguida por un residuo fibronectina III de 94 aminoácidos,
dos dominio irisina, un péptido de enlace de 28 residuos de aminoácidos, un
dominio transmembrana de 19 residuos de aminoácidos y un dominio citoplasmático
de 39 residuos de aminoácidos. La estructura de la irisina es homóloga a los
dominios FNIII con un dominio N-terminal (30-123 residuos) y con un C-terminal
compuesto por 124-140 residuos. La irisina es un péptido de 112 aminoácidos que
incluye 94 residuos de aminoácidos del dominio extracelular de FNIII derivados
del extremo C-terminal de FNDC5. En la irisina hay dos sitios de
N-glucosilación, en la posiciones Asn-7
Asn-52.
Hay varias rutas de señalización
intracelular a través de las cuales FNDC5/irisina lleva a cabo sus funciones
biológicas. Las principales rutas a través de las cuales la irisina ejerce su
acción en la marronización de TAB, la diferenciación neural y la proliferación
de osteoblastos es la ruta de señalización MAPK. Adicionalmente, hay otras
cascadas de señalización como las rutas AMPK, PI3K/AKT y STAT3/Snail, las
cuales median otras funciones importantes de FNDC5/irisina. Las principales
funciones del gen fndc5/irisina en el cuerpo son mediadas por p38 y ERK. Las
rutas AMPK y PI3K/AKT median los efectos de la irisina en las actividades de
proliferación, anti-inflamatoria y anti-metastática.
La irisina también estimula la ruta cAMP/PKA/CREB regulando la plasticidad
neuronal. Por otra parte, la irisina puede inhibir la adipogénesis a través de
la activación de la expresión de Wnt siguiendo la represión de factores de
transcripción.
Hasta el presente, el receptor para irisina
no ha sido identificado completamente. Sin embargo, un estudio reciente sugiere
que la familia αV de receptores integrina funciona como receptores de integrina
en la grasa termogénica y osteocitos. La mayoría de los complejos integrina,
incluyendo integrina β1-α1, muestran unión significativa con la irisina. Sin
embargo, las integrinas αV/β5 muestran la más alta afinidad de unión. Estos
datos sugieren que aunque ningún receptor específico para irsina ha sido
identificado, ejerce su acción vía integrinas αV/β5 en hueso y tejido adiposo.
Aunque las integrinas αV/β5 funcionan
como receptores de integrina en algunos tejidos, hay la posibilidad de otros
receptores fuera de la familia integrina.
Los roles más significativos de la irisina
incluyen marronización de adipocitos blancos, proliferación neural y
metabolismo óseo. Otros efectos de la irisina involucran la homeostasis de la
glucosa y el metabolismo cardíaco. La obesidad resulta de un persistente
balance energético positivo, lo cual ocurre cuando la ingesta de energía es
mayor que el gasto de energía. Está asociada con el riesgo de enfermedades como
diabetes mellitus, enfermedades cardíacas, etc. La acumulación de grasa en el
tejido adiposo es importante para el almacenamiento de energía en el cuerpo.
Sin embargo, la excesiva acumulación de grasa corporal provoca obesidad. La
irisina induce la expresión de UCP-1 en las células grasas maduras, lo cual
resulta en la reprogramación del TAB para tener el fenotipo del TAM por el
proceso de marronización de TAB. La marronización del TAB es inducida por la
irisina a través de las rutas de señalización
p38MAPK y ERK MAPK. La carencia de irisina está acoplada con una pobre
respuesta de marronización y alteraciones glucosa/lípidos. La capacidad de la
irisina para convertir células TAB en el fenotipo de células TAM puede ser un
potencial blanco terapéutico para la obesidad y otras enfermedades asociadas.
La irisina actúa como una hormona
sensibilizadora de insulina y mejora el metabolismo hepático de glucosa y
lípidos promoviendo las funciones de las células β pancreáticas y ayuda a
mejorar la resistencia a la insulina y la diabetes tipo 2. La irisina facilita
la captación de glucosa por los músculos
esqueléticos y también mejora el metabolismo hepático de lípidos y glucosa. Hay
una asociación inversa entre irisina y diabetes tipo 2 con reducidas
concentraciones de irisina en pacientes diabéticos. En los pacientes
diabéticos, las complicaciones vasculares debidas a disfunción endotelial son
la principal causa de muerte. En la diabetes tipo 2, la irisina mejora la
disfunción endotelial reduciendo el estrés oxidativo/nitrato a través de la
inhibición de las rutas de señalización NF-κB/iNOS y PKC-β/NADPH oxidasa.
El ejercicio físico muestra efectos
beneficiosos en el funcionamiento del sistema nervioso. En ratones, el
ejercicio moderado y regular aumenta la diferenciación y proliferación de
neuronas, incrementa el período de supervivencia y estimula la migración
neuronal. La irisina se encuentra en células de Purkinje, hipotálamo y líquido
cerebroespinal. Varias evidencias demuestran que la irisina cruza la barrera
hemato-encefálica, donde induce al BDNF, el cual está involucrado en la
regulación de la plasticidad sináptica. Por otra parte, la irisina juega un rol
crucial en la activación de la autofagia y exhibe un rol protector contra la
inflamación. Está demostrado que la activación de las rutas de señalización Akt
y ERK1/2 puede ser esencial para los efectos neuroprotectores de la irisina. Además
del BNDF, la irisina regula otros factores que afectan la proliferación en
hipocampo como la señal STAT3.
La pérdida de masa ósea con la edad
incrementa la susceptibilidad a fracturas. La osteoporosis incrementa la
comorbilidad, reduce la calidad de vida y acorta el tiempo de vida. Estudios
recientes en ratones demuestran que la irisina actúa directamente en el tejido
óseo y el tratamiento con irisina recombinante incrementa la densidad mineral
cortical y mejora la geometría y fuerza del hueso. El tratamiento con irisina
incrementa el nivel plasmático de esclerostina, un producto específico de los osteocitos que causa resorción ósea e
inicia la remodelación del hueso. Los
estudios in vitro sugieren que la irisina promueve la proliferación de
osteoblastos y aumenta los niveles de expresión de reguladores
transcripcionales de los osteoblastos. La irisina ejerce su efecto osteogénico a través de la
activación de las rutas ERK y p38 MAPK. Además de estimular la remodelación
ósea, la irisina también funciona como una hormona contrarreguladora, pues
actúa directamente sobre progenitores de osteoclastos para aumentar la
diferenciación y promueve la resorción ósea.
La irisina también está implicada en la
carcinogénsis, pero su rol en la progresión del cáncer es actualmente ambiguo.
La irisina puede revertir la
característica del cáncer de células resistentes a la muerte promoviendo la
actividad de la caspasa 3 y, por tanto,
la apoptosis. Un reporte demuestra que el nivel de irisina incrementa
significativamente en pacientes con tumores renales, sugiriendo que la irisina
puede ser usada como biomarcador para el diagnóstico de cáncer renal. Aunque los datos disponibles sugieren que la
irisina puede ser una posible sustancia para la regresión del cáncer
disminuyendo los marcadores pro-inflamatorios relacionados con la obesidad, hay
aún controversia con relación a los beneficios de la irisina y algunos estudios
no demuestran efecto de la irisina en varios canceres.
En conclusión, la principal función de la
irisina es promover la marronización de adipocitos blancos. Los otros efectos
fisiológicos beneficiosos ejercidos por la irisina incluyen propiedades
anti-inflamatorias, efectos anti-metastáticos, efectos neuroprotectores y
mitigación del estrés oxidativo. El receptor de irisina no es completamente
conocido. Sin embargo, es probable que en algunos tejidos actúe a través de una
clase específica de receptores integrina.
La irisina está involucrada en varias enfermedades como obesidad,
diabetes tipo 2, osteoporosis, isquemia cerebral y enfermedad de Alzheimer.
Fuente: Waseem R
et al (2022). FNDC5/irisina: physiology and pathophysiology. Molecules 27:
1118.
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