Microbiota intestinal y respuesta del hueso a la PTH
El término
“microbioma” se refiere a la colección de microorganismos, sus genomas y sus
interacciones en un determinado ambiente. Las superficies expuestas del cuerpo están
colonizadas con 100 trillones de bacterias, hongos y virus, creando un
ecosistema diverso conocido como el microbioma humano. El tracto
gastrointestinal presenta el mayor número de estos microorganismos, los cuales
regulan la nutrición, el metabolismo y la función del sistema inmune en los
humanos. La colonización microbiana del tracto gastrointestinal comienza en el
nacimiento hasta alcanzar una comunidad taxonómica diversa en la adultez. Los
microbios intestinales florecen en un ambiente que es rico en nutrientes y
confieren efectos beneficiosos al huésped mejorando la extracción de energía de
los alimentos, la exclusión de bacterias patógenas y la estimulación del
desarrollo de los tejidos. Las bacterias de la luz intestinal también tienen
una influencia beneficiosa en la homeostasis tisular en el intestino aumentando
la proliferación y supervivencia tisular y reforzando la función de barrera.
Estas observaciones demuestran que hay una asociación activa y dinámica entre
los microbios que residen en el intestino y las células del huésped.
La transmisión materna es el determinante
clave de la composición de la microbiota intestinal en recién nacidos. En los
niños, la microbiota intestinal alcanza una composición similar a la del adulto
aproximadamente a los tres años de edad, a través de la transmisión materna y
la cohabitación cercana. Este fenómeno es conocido como herencia microbiana. A
los tres años de edad, la microbiota intestinal se vuelve resistente a la
colonización por nuevos microorganismos. Una vez adquirida, la mayoría de las
cepas son retenidas en un individuo por décadas. En adultos, las modificaciones
de larga duración de la microbiota intestinal requieren cambios significativos
en la dieta, cambios en el estatus de salud del huésped, manipulaciones extensas como el tratamiento
de larga duración con antibióticos o trasplantes de heces. La composición de la
microbiota intestinal tiene profundos efectos sobre el estatus inmune del
huésped e impacta el desarrollo y/o progresión de enfermedades inflamatorias. En
este contexto, numerosos estudios han demostrado diferencias en la microbiota
intestinal de pacientes con o sin una condición inflamatoria determinada,
aunque no está claro si la disbiosis observada es una causa o una consecuencia
de la enfermedad subyacente.
La microbiota intestinal modula respuestas
inmunes sistémicas. Por ejemplo, los microbios residentes en el intestino
tienen una robusta influencia sobre la emergencia y/o el mantenimiento de
células T CD4+. Otros ejemplos son los efectos de bacterias específicas sobre
la emergencia de células Th17 y el
impacto de los Bacteroides fragilis en la diferenciación de células Treg. Las
anormalidades en la composición de la microbiota intestinal (disbiosis) son
suficientes para agravar patologías intestinales relacionadas con el sistema
inmune como la enfermedad inflamatoria intestinal.
Otra actividad clave de la microbiota
intestinal es la producción de metabolitos que son capaces de viajar a órganos
distantes y ejercer importantes efectos biológicos. Los derivados indol están
entre los primeros metabolitos bacterianos descritos que influyen en la
inmunidad intestinal. Por ejemplo, el 4-etilfenol sulfato, un metabolito
producido por saprófitos intestinales, regula conductas humanas y ha sido implicado
en el autismo. El factor de crecimiento
similar a insulina 1 (IGF-1), producido predominantemente en el hígado
en respuesta a la ingesta de alimentos y regulado por microbios y productos
microbianos, fue el primer metabolito identificado como un vínculo en el eje
intestino-hueso. Otra molécula reguladora del hueso es el sulfuro de hidrogeno
(H2S), un transmisor gaseoso generado por células gastrointestinales
y por bacterias residentes en el intestino. La microbiota intestinal aporta una
porción sustancial de los niveles sanguíneos de H2S. El H2S,
a su vez, puede modificar la composición de la microbiota intestinal. El H2S
ha sido implicado en la enfermedad intestinal inflamatoria y otras condiciones
gastrointestinales patológicas. El H2S estimula la formación de
hueso y el desarrollo postnatal del esqueleto. Sin embargo, la familia de
metabolitos producidos por las bacterias intestinales que ha recibido la mayor
atención por su capacidad para llegar a órganos distantes e inducir potentes
efectos reguladores son los ácidos grasos de cadena corta (AGCC). Estos
metabolitos emergieron como poderosos
controladores de células inmunes y, más recientemente, son reconocidos
como reguladores de la resorción ósea y la formación de hueso.
Los estudios en humanos y animales han
implicado a la microbiota intestinal como regulador de la densidad mineral ósea
en salud y enfermedad. Por ejemplo, un estudio con humanos describe una
correlación entre diversidad de la microbiota intestinal y osteoporosis,
mientras otro estudio demuestra que los sujetos con alta densidad mineral ósea tienen pocos Bacteroidetes y abundantes Firmicutes. La microbiota
intestinal también es relevante para la respuesta del esqueleto a condiciones
patológicas. Por ejemplo, la presencia de microbiota intestinal es requerida
por la deficiencia de estrógenos y glucocorticoides para causar pérdida de
hueso. Es también conocido que el tratamiento con antibióticos incrementa la
densidad mineral ósea en ratones, mientras la
recolonización bacteriana después del tratamiento con antibióticos causa
pérdida de hueso. El mecanismo por el cual los antibióticos incrementan la
densidad mineral ósea incluye una disminución de IGF-1 en suero que reduce la
formación de hueso e incrementa la resorción ósea debido a la activación de
células inmunes por la microbiota intestinal y su posterior migración a la
médula ósea.
La hormona paratiroidea (PTH) juega un rol
regulador clave en el metabolismo del calcio, defendiendo al organismo contra
la hipocalcemia. La PTH actúa a través de la movilización de los depósitos de
calcio del esqueleto por estimulación de la diferenciación de osteoclastos y,
por consiguiente, promoviendo la resorción ósea. La excesiva producción crónica
de PTH es causa de enfermedades del esqueleto y extra-esqueléticas. El
hiperparatiroidismo primario y secundario es minimizado por la infusión
continua de PTH (cPTH). Por el contrario, cuando la PTH es administrada
diariamente, un régimen conocido PTH intermitente (iPTH), la hormona estimula
marcadamente la formación de hueso trabecular y cortical. Aunque esta actividad
formadora de hueso es antagonizada, en parte, por la estimulación de la
resorción ósea, el efecto neto de la iPTH es el mejoramiento de la
microarquitectura ósea y un incremento en la fuerza del hueso. Como resultado,
inyecciones diarias de un fragmento activo de la PTH humana, conocido como
teriparatide, disminuye el riesgo de fracturas en humanos y es una modalidad de
tratamiento aprobada por la FDA para la osteoporosis postmenopáusica.
La PTH actúa por unión al receptor PTH-PTHrP
(PPR), el cual es expresado en células del estroma, osteoblastos, osteocitos y
células T. Un mecanismo clave por el cual la PTH estimula la resorción ósea es
la inducción de RANKL por los osteocitos. La PTH promueve la formación de hueso
incrementando el número de osteoblastos. Esto se lleva a cabo a través de
activación de células del linaje osteoblástico, el incremento en la
proliferación y diferenciación de osteoblastos, la atenuación de la apoptosis
de osteoblastos y el incremento de la señal del PPR en osteocitos. Las
contribuciones relativas de cada uno de estos mecanismos en la actividad
anabólica de la PTH aún son
controversiales.
En años recientes emergió una conexión entre
el sistema inmune y la actividad de la PTH en el esqueleto, revelando que las
células T son requeridas para el mecanismo de acción de la cPTH en el hueso.
Estudios adicionales revelaron que el hiperparatiroidismo primario en humanos y
la infusión de cPTH en ratones promueven la diferenciación de células T CD4+ en
células Th17 a través de una ruta dependiente de TNF, expandiendo el tamaño del
pool de células Th17 en la médula ósea. Las células Th17 son un linaje de
células pro-osteoclastogénicas de células CD4+
definidas por su capacidad para producir interleuquina (IL)-17. Las
células TH17 inducen la osteoclastogénesis secretando IL-17, RANKL, TNF, IL-1 e
IL-6. La IL-17 se une al receptor IL-17R y estimula la liberación de RANKL por
osteoblastos y osteocitos. La IL-17 tiene un rol crítico en la pérdida de hueso
inducida por la cPTH y actúa sobre los osteocitos para que liberen RANKL cuando
son estimulados por PTH. Esta hipótesis concuerda con los reportes que indican
que la cPTH induce la producción de RANKL por los osteocitos y la pérdida de
hueso.
En el ratón, las células TH17 son producidas
predominantemente en la lámina propia
intestinal, donde su desarrollo es influenciado por la presencia de bacterias
segmentadas filamentosas (BSF), las cuales forman esporas e inducen la
diferenciación de células Th17. Varios patógenos que causan infección como
Candida albicans y Citrobacter rodentium también expanden las células TH17 en
intestino de ratón. En ratones sanos, los cuales tienen saprófitos pero carecen
de una carga significativa de patógenos, las BSF son requeridas para la
expansión intestinal de células Th17. En
humanos, aproximadamente 20 especies de bacterias saprófitas similares a BSF
causan la expansión intestinal de células Th17. Entre ellas están:
Bifidobacterium adolescentis, Staphylococcus saprophyticus, Klebsiella,
Enterococcus faecalis y Acinetobacter baumanii.
La PTH causa la expansión de células TH17 en
el intestino delgado, estimulando su diferenciación de una manera dependiente
de la presencia de BSF. Sin embargo, las BSF requieren la estimulación
concomitante de elementos adicionales de la microbiota intestinal. Un mecanismo
clave por el cual la PTH expande las células Th17 intestinales está relacionado
con su capacidad para estimular la producción del factor de crecimiento
transformante-β (TGFβ) y para expandir las células T que producen TNF (TNF+
TCells) a través de un mecanismo mediado por componentes bacterianos como
lipopolisacáridos (LPS) y flagelina. Las células Th17 expresan el receptor de
esfingosina 1 fosfato (S1PR) y salen del tejido linfoide intestinal cuando son
atraídas por la S1P circulante. Una vez en la circulación, las células TH17
actúan en sitios periféricos distantes (pulmones, riñones, articulaciones) con
inflamación. La cPTH provoca la migración de células Th17 intestinales a la
médula ósea, donde liberan IL-17 y causan pérdida de hueso. Los mecanismos
responsables de la migración de células Th17 a la médula ósea son complejos e
involucran al TNF. La primera etapa crítica es la capacidad de la cPTH para
expandir las células TNF+T. Las células TNF+T también
residen en el tejido linfoide intestinal y expresan S1PR1 y entran en la
circulación sistémica atraídas por la S1P circulante. Las células TNF+T
también expresan el receptor de quimioquinas CXCR3 que se une a CXCL9, CXCL10 y
CXCL11, las cuales son ligandos expresados por varias células de la médula
ósea, incluyendo células del estroma y monocitos. Una vez en la circulación sistémica, las células TNF+T
de origen intestinal alcanzan la médula ósea gracias al gradiente
CXCR3/CXCL9/10/11, causando la expansión del pool de células TNF+T
de la médula ósea y un incremento en los
niveles de TNF en la médula ósea. El TNF regula al alza la expresión de CCL20
por las células del estroma de la médula ósea. La CCL20 es el ligando para el
receptor de quimioquina CCR6, el cual es expresado por las células Th17.
Entonces, la regulación al alza de CCL20 manejada por el TNF causa la entrada
de células Th17 en la médula ósea.
La iPTH incrementa marcadamente el volumen y
la fuerza del hueso debido a una estimulación de la formación de hueso. La iPTH
induce la proliferación y diferenciación de osteoblastos y atenúa la apoptosis
de osteoblastos. Estas acciones de la PTH se deben a la capacidad de las
células T para activar la señal Wnt en osteoblastos. La iPTH activa la señal
Wnt a través de múltiples mecanismos,
incluyendo el bloqueo de la producción de osteocitos por la
esclerostina, inhibidora de WNT, y la disminución de la producción de
osteoblastos por el inhibidor de Wnt, Dkk1. Adicionalmente, el tratamiento con
teriparatide e iPTH activa la señal Wnt induciendo la producción de Wnt10b, un
ligando Wnt osteogénico secretado por las células T. Por otra parte, los
efectos anabólicos de la iPTH en el hueso cortical son completamente
independientes de células T, debido al
hecho que las células T no tienen contacto con la superficie periosteal y
tienen limitada capacidad para comunicarse con los osteocitos. La iPTH causa un
incremento en el número de células T reguladoras (Treg) en la médula ósea en
humanos y ratones, las cuales son requeridas por la iPTH para ejercer su actividad anabólica en el hueso. Las células
Treg son supresoras de las células T CD4+ que juegan un rol esencial en el
mantenimiento de la tolerancia inmune. Por
otra parte, la represión de células T CD8+ por las células Treg promueve la
unión del complejo NFAT1/2 y SMAD3 a la
región promotora de Wnt10b que estimula la expresión del gen Wnt10b en las
células T CD8+. El efecto regulador de la iPTH sobre la producción de Wnt10b ha
sido confirmado en humanos.
Las células Treg son importantes reguladores
del remodelado óseo. Las células Treg residen preferencialmente en la
superficie endosteal del hueso donde regulan la formación de osteoclastos,
bloquean la resorción ósea y previenen
la pérdida de hueso inducida por ovariectomía. Adicionalmente, las células Treg
son reconocidas como mediadoras de la actividad anabólica en el hueso del
probiótico Lactobacillus rhamnosus GG (LGG). La diferenciación de células T
CD4+ en células Treg es inducida por AGCC. Muchas especies bacterianas de la
microbiota intestinal de animales y humanos pueden digerir carbohidratos para
generar los AGCC butirato, propionato y acetato. Esto sugiere que la generación
de AGCC por la microbiota intestinal puede promover la diferenciación de
células Treg en la médula ósea, lo cual es clave para la actividad anabólica de
la iPTH en el hueso. Esta hipótesis ha sido validada en un estudio reciente que
demuestra que la producción de cantidades permisivas de butirato por la
microbiota intestinal es requerida por la iPTH para inducir anabolismo óseo en
ratones. Este estudio demuestra claramente que la iPTH no induce anabolismo óseo en ausencia de la microbiota
intestinal. El butirato estimula la diferenciación de células Treg a través de
múltiples mecanismos, incluyendo efectos independientes de receptor y
activación de células dendríticas mediada por receptor. El receptor de butirato
GPR43 juega un rol clave en el mecanismo por el cual el butirato potencia la
actividad de la iPTH. Sin embargo, es importante señalar que cuando el butirato
circula en concentraciones 2 o 3 veces por arriba del nivel fisiológico, como
en el caso de ratones tratados con probióticos, este AGCC puede regular al alza
directamente la diferenciación de células Treg, mientras que cuando el butirato
circula en dosis fisiológicas, requiere estímulos adicionales como el
tratamiento con iPTH para inducir la expansión de células Treg. Entonces, los
niveles fisiológicos de butirato ejercen la función permisiva para la inducción
de la expansión de células Treg por la iPTH.
En conclusión, la PTH es una hormona
calciotrópica crítica para el desarrollo del esqueleto. La microbiota
intestinal juega un rol clave en las actividades de la PTH en el esqueleto. La
PTH estimula la formación de hueso e induce anabolismo óseo a través de la ruta
de señalización Treg/Wnt10b/Wnt. Las células T CD8+ de la médula ósea responden
a la PTH y al AGCC butirato liberando Wnt10b. Más aún, la PTH y el butirato
incrementan la producción de Wnt10b por las células T CD8+ a través de la
expansión del pool de células Treg. La ingesta de alimentos interrumpe la
secreción de PTH, causando que el patrón de liberación de PTH cambie de
continuo a intermitente. Solamente
cuando la PTH es producida intermitentemente ejerce una actividad anabólica
neta en el hueso. Esta actividad involucra a las células Treg y al Wnt10b. La
generación de AGCC por la microbiota intestinal es un evento relacionado con la
ingesta de alimentos y los AGCC actúan concertadamente con la liberación
intermitente de PTH para la expansión del pool de células Treg y la
estimulación de la formación de hueso.
Fuente: Pacifici R
(2021). Rol of gut microbiota in the skeletal response to PTH. The Journal of
Clinical Endocrinology & Metabolism 106: 636-645.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario