Vitamina
D y sarcopenia
El término
“sarcopenia” fue propuesto por Rosenberg en 1989 y deriva del griego “sarx” que
significa carne y “penia” que significa pérdida. Originalmente, sarcopenia se
refería solamente a la pérdida de masa muscular esquelética con el envejecimiento. En 2010, el European
Working Group on Sarcopenia in Older People (EWGSOP) definió sarcopenia como un
síndrome que se caracteriza por la progresiva y generalizada pérdida de masa y
fuerza de músculo esquelético con un riesgo de consecuencias adversas como
minusvalía física, pobre calidad de vida
y muerte. Por su parte, el International
Working Group on Sarcopenia describe la sarcopenia como una pérdida asociada
con la edad de masa y función de músculo esquelético. La sarcopenia ha sido
asociada con la propensión a las caídas de los adultos mayores. De acuerdo con
los reportes, los individuos sarcopénicos de 80 o más años de edad sufren tres
veces más caídas que los individuos no sarcopénicos. Más aún, los resultados de
nueve estudios prospectivos demuestran que las personas con una alta masa
muscular esquelética y velocidad rápida para caminar tienen mayor longevidad
y menos riesgo de sufrir sarcopenia.
La sarcopenia se clasifica en primaria o
secundaria según los factores etiológicos. La sarcopenia es considerada
primaria cuando no hay otra causa
específica aparte del envejecimiento, mientras se considera secundaria cuando
además del envejecimiento hay factores causales aparentes. La sarcopenia puede
ocurrir secundaria a una enfermedad sistémica, especialmente enfermedades
inflamatorias como procesos malignos y enfermedades endocrinas como la
diabetes. La inactividad física también contribuye al desarrollo de sarcopenia.
Más aún, la sarcopenia puede desarrollarse como resultado de desnutrición o
mala absorción intestinal.
El método de diagnóstico de sarcopenia más
ampliamente aceptado, y recomendado por el EWGSOP, considera la reducción en
masa y función (fuerza y capacidad física) muscular como el criterio
estándar. Esto ha sido desarrollado por
una segunda convención (EWGSOP2) que enfatiza la baja fuerza muscular como el
indicador primario de sarcopenia. Cuando la baja fuerza muscular es detectada,
aumenta la posibilidad de la presencia de sarcopenia. El diagnóstico es confirmado
cuando la baja fuerza muscular está acompañada por baja cantidad o calidad
muscular. Si el rendimiento físico
también es pobre, la sarcopenia es
considerada severa. La masa muscular apendicular es la más comúnmente explorada
usando absorptiometría con rayos X de energía dual y análisis de impedancia
bioeléctrica. La velocidad al caminar (<08 m/s) y la prueba de caminata de
400 m (>6 min) son recomendadas para la evaluación del rendimiento físico.
El Asian Working Group for Sarcopenia (AWGS) ha revisado los valores para
criterio diagnóstico: la baja fuerza muscular es definida como <28 kg y
<18kg para hombres y mujeres, respectivamente; el rendimiento físico
reducido en la prueba de caminata es una
velocidad <1 m/s y un tiempo ≥12 s.
La prevalencia de sarcopenia depende de los
criterios usados para el diagnóstico y dado que
actualmente no hay criterios usados universalmente, la prevalencia puede
varias ampliamente. Por ejemplo, en un estudio con 2123 participantes con
edades entre 70 y 84 años, la prevalencia de sarcopenia en hombres y mujeres
fue de 21,3% y 13, 8%, respectivamente. En otro estudio, la prevalencia de
sarcopenia en adultos mayores fue de 33,9% para hombres y 29,3% para mujeres.
La vitamina D es una molécula soluble en
grasas que puede actuar como hormona a través de un receptor nuclear (VDR). La
función más importante de la vitamina D está en la regulación de la
concentración de Ca2+ en la circulación sanguínea y su deficiencia
en el organismo provoca enfermedades como raquitismo en niños y osteomalacia en
adultos. Estudios recientes demuestran que la deficiencia o insuficiencia de
vitamina D se correlaciona positivamente con el riesgo de varias enfermedades
incluyendo sarcopenia, enfermedades cardiovasculares, obesidad y cáncer.
La vitamina D es producida primariamente en
la piel con la exposición a los rayos ultravioleta (UV). Un producto de la
síntesis de colesterol, 7-dehidrocolesterol, es convertido en previtamina D por
la irradiación con luz ultravioleta B (UVB) de longitud de onda de 290-320 nm.
La previtamina D a su vez es convertida en vitamina D de una manera no
enzimática a temperatura corporal. Sin
embargo, se requiere ingerir vitamina D con la dieta para compensar la
insuficiente síntesis de novo de vitamina D en la piel. La vitamina D de la
dieta se divide en dos grupos: vitamina D3 (colecalciferol) presente en pescado
y yema de huevo, y vitamina D2 (ergocalciferol que se encuentra en los
champiñones. Aproximadamente 80% de la vitamina D es sintetizada en la piel por
la exposición a la UVB y el resto deriva de la dieta. La vitamina D es
absorbida en el intestino delgado, incorporada en quilomicrones y transportada
vía vasos linfáticos a las venas para su distribución en el cuerpo. En la
circulación, la vitamina D se une a proteínas y es transportada al hígado donde
es metabolizada. El metabolismo de la vitamina D es mediado por citocromo P450
oxidasas (CYP). En el hígado, la vitamina D es hidroxilada en la posición 25
por la CYP2R1 o la CYP27A1 para producir 25-hidroxivitamina D [25(OH)D]. Los
niveles plasmáticos de 25(OH)D son usados para determinar la suficiencia de
vitamina D. La 25(OH)D es hidroxilada en posición C1α por la CYP27B1 en el
riñón, produciendo 1α, 25dihidroxivitamina D [1,25(OH)2D], la cual
se une al VDR nuclear, un factor de transcripción dependiente de ligando. La
1,25(OH)2D regula la expresión de múltiples genes blanco de VDR.
25(OH)D y 1,25(OH)2 son metabolizadas por la CYP24A1, inactivadas y
excretadas en parte en heces y orina.
La deficiencia de vitamina D reduce la
absorción de calcio y fósforo en el tracto intestinal. La causa primaria de
deficiencia de vitamina D es la disminución de su síntesis en la piel, la cual
puede ser causada por inadecuada exposición UV, excesivo uso de protector solar
y limitada actividad física. La deficiencia de vitamina D también está asociada
con disminución de la ingesta de vitamina D, envejecimiento y desórdenes
hepáticos o renales. El estado nutricional de vitamina D es evaluado midiendo
la concentración plasmática de 25(OH)D. Una concentración de 30 ng/ml es
indicativa de insuficiencia de vitamina D y una concentración de 20 ng/ml o
menos refleja deficiencia de vitamina D. La hipervitaminosis D, exceso de
vitamina D, es responsable de hipercalcemia, disfunción renal y
nefrocalcinosis. Sin embargo, la vitamina D es relativamente segura y la
hipervitaminosis D se presenta por un consumo sustancial de vitamina D durante
un período de varios meses. Más aún, los niveles elevados de 1,25(OH)2D
debidos al incremento de la ingesta de vitamina D inhiben la actividad de la
enzima renal CYP27B1 y estimulan la actividad de la enzima CYP24A1, provocando
disminución de los niveles plasmáticos de 1,25(OH)2D.
El VDR forma complejos con proteínas co-factores;
estos complejos regulan la expresión de genes en numerosos procesos
fisiológicos. Una vez que la 1,25(OH)2D se une al VDR como ligando,
el VDR interactúa con el receptor retinoide X (RXR) y posteriormente a los
elementos de respuesta a vitamina D (VDRE) localizados en los genes blanco. El
VDR activado induce la expresión del gen de la CYP24A1, la cual inactiva a la
1,25(OH)2D por hidroxilación en C 24, como una maquinaria de
retroalimentación negativa. El receptor potencial vanilloide transitorio, subfamilia
V, miembro 6 (TRPV6), un canal de calcio en la membrana mucosa del intestino
delgado, también es un gen blanco del VDR. Otros genes blanco del VRDR incluyen
al factor de crecimiento de fibroblastos 23 (FGF23) y al receptor activador del
ligando NF-κB (RANKL), involucrados en la homeostasis de calcio y fósforo. Recientemente,
la distrobrevina alfa (DTNA), un miembro del complejo de proteínas asociadas a
distrofina (DPAC), también fue identificada como gen blanco del VDR en músculo
esquelético. Más aún, la 1,25(OH)2D incrementa la expresión del mismo VDR. Por otra parte, la vitamina D también es
capaz de actuar de una manera independiente del VDR. En este contexto, el
metabolito 25(OH)D induce la degradación del
complejo SREBP/SCAP sin VDR y por consiguiente suprime a la proteína
ligadora del elemento regulador de esterol-2 (SREBP-2), un factor de
transcripción que induce la síntesis de colesterol.
Una correlación positiva entre la
concentración plasmática de 25(OH)D y la función muscular ha sido demostrada en
varios estudios. Concentraciones plasmáticas de 25(OH)D <39 ng/ml (75 nM) y
<20 ng/ml (50nM) son indicativas de insuficiencia y deficiencia de vitamina
D, respectivamente. En un estudio con una muestra de 80 mujeres mayores de 65 años,
la insuficiencia de vitamina D fue reportada en 89% y la deficiencia de
vitamina D en 28%. En las mujeres con niveles insuficientes o deficientes de
vitamina D, 56,3% experimentaron caídas durante un período de observación de
tres meses. En otro estudio, un meta-análisis para investigar los efectos de la
suplementación de vitamina D (20 µg/día, 800 UI/día) sobre caídas y fracturas
óseas en la vejez, reveló que la suplementación de vitamina D disminuyó el
riesgo de caídas en 22% en comparación con calcio solo o placebo. Los adultos
mayores con baja concentración plasmática de
25(OH)D son susceptibles a
sarcopenia. Por otra parte, la expresión de CYP24A1 incrementa con la edad en
el riñón de rata. La reducción de la actividad física con la edad resulta en
una disminución en la capacidad para sintetizar vitamina D y una disminución de
la producción de previtamina D por la piel. Estos factores culminan con bajas
concentraciones plasmáticas de 25(OH)D en los adultos mayores. Otra
consecuencia del envejecimiento es la reducida capacidad para sintetizar
1,25(OH)2D en los riñones.
Los pacientes sarcopénicos a menudo se
vuelven obesos (obesidad sarcopénica) como resultado de la correlación negativa
que existe entre concentración plasmática de 25(OH)D y masa grasa corporal. La
deficiencia de vitamina D frecuentemente se observa en personas obesas. Está
demostrado que la vitamina D inhibe la diferenciación de preadipocitos a
adipocitos maduros. La baja concentración de 25(OH)D podría significar que hay
un reducido efecto inhibidor sobre la diferenciación de preadipocitos y, por
tanto, es probable la obesidad.
Los estudios sobre suplementación de
vitamina D demuestran un incremento en la fuerza muscular debido a la
suplementación. La suplementación de vitamina D es más efectiva en casos con
baja concentración de 25(OH)D, como los adultos mayores. El VDR muscular
aumentó 30% y el tamaño de las fibras musculares aumentó 10% en mujeres adultas
mayores (edad promedio 78 años) que tomaron vitamina D oral en una dosis de 100µg/día
(400 UI/día) durante cuatro meses, pero los beneficios de la suplementación de
vitamina D no se limitan a la vez. La administración de vitamina D puede ser
usada para la prevención y terapéutica de la sarcopenia. Las diferencias en los
efectos de la suplementación de vitamina D pueden ser debidas a varias razones
como la cantidad y el tipo de vitamina D usados, la duración de la intervención
y el estado de la suficiencia de vitamina de los sujetos.
La expresión de VDR y CYP27B1 se observa en
músculo esquelético neonatal y dañado, y en menor extensión en el músculo
esquelético maduro. Los ratones VDR “knockout” (KO) tienen reducción de masa
muscular, tamaño de las fibras musculares y fuerza muscular. Adicionalmente, la
expresión de los genes de la ATPasa de
transporte de calcio en el retículo sarcoplásmico (SERCA) y la calbindina,
involucradas en la regulación de la concentración intracelular de calcio,
disminuye en el músculo esquelético de ratones VDR-KO. Por otra parte, la
vitamina D puede suprimir la actividad de factores de transcripción
relacionados con la atrofia muscular. El incremento en la expresión de FOXO1
(forkhead box protein 01) comúnmente se observa durante la atrofia muscular en
múltiples condiciones fisiopatológicas como malnutrición, inactividad física y
cáncer. FOXO1 y su análogo FOXO3a son conocidos por inducir atrofia muscular a
través de mecanismos que incluyen aumento de la degradación de proteínas y
autofagia. La 1,25(OH)2D suprime la actividad transcripcional de
FOXO1. Más aún, la 1,25(OH)2D suprime la expresión de los genes
blanco de FOXO1, atrogina1 y catepsina L, las cuales inducen atrofia en los
miocitos. En condiciones de inactividad física, la deficiencia de vitamina D acelera la pérdida de masa
muscular e incrementa la expresión de FOXO1 y sus genes blancos. En adultos
mayores, la vitamina D y la actividad física muestran efectos interactivos
sobre el rendimiento físico y la fuerza muscular.
La evidencia reciente indica que la vitamina
D puede estimular la síntesis de proteína a través de la señal del complejo
blanco de rapamicina de mamífero-1 (mTORC1) e inducir hipertrofia de músculo
esquelético. La sobre expresión de VDR en ratas induce hipertrofia muscular. Por
el contrario, la deficiencia de vitamina D en ratas inhibe la señal mTORC1 y
contribuye a la disminución de la síntesis de proteína en músculo esquelético.
La disfunción mitocondrial resulta en
inflamación crónica debido al incremento en la producción de especies reactivas
de oxígeno (ROS), provocando el deterioro cualitativo/cuantitativo del músculo
esquelético, lo cual es una de las principales causas del inicio de la
sarcopenia. Los reportes sugieren que la suplementación con 1,25(OH)2D
mejora la fosforilación oxidativa mitocondrial en músculo esquelético de
humanos con deficiencia de vitamina D. Más aún, la 1,25(OH)2D
aumenta la tasa de consumo de oxígeno de las mitocondrias y activa a la
piruvato deshidrogenasa en humanos. La regulación de la respiración
mitocondrial depende del VDR y el silenciamiento del VDR en células de músculo
esquelético reduce la tasa de consumo de oxígeno mitocondrial y la producción
de ATP derivado de la fosforilación oxidativa. En un estudio con adultos
mayores con edades de 60-80 años, la vitamina D redujo la acumulación
intramiocelular de lípidos en combinación con el entrenamiento aeróbico. Entonces, la 1,25(OH)2D puede
tener efectos beneficiosos sobre el músculo esquelético regulando la función mitocondrial.
La Dietary Reference Intake de Estados
Unidos y Canadá especifica la ingesta adecuada de vitamina D. Las cantidades
recomendadas son: 15 µg/día (600 UI) para personas hasta 70 años; 20 µg/día (800 UI) para persona de 71
o más años. De acuerdo con la International Osteoporosis Foundation (IOF) se
requiere una ingesta diaria de vitamina D
de 20-25µg/día (800-1000 UI) para prevenir caídas y fracturas ósea en la
vejez. En varios países se han elaborado programas para fortificar alimentos
con vitamina D como leche, margarina y yogurt. Un estudio reciente reporta que
la nanoemulsión (233nm) de vitamina D incrementa 5,3 veces la eficiencia del
transporte del transporte de vitamina D en las células cuando se compara con la
suspensión de vitamina D libre.
En conclusión, a menudo en la vejez hay una
disminución progresiva en la masa y función de los músculos esqueléticos, una
condición conocida como sarcopenia, la cual reduce la calidad de vida. La
prevención y el manejo de la sarcopenia son importantes para mejorar la salud y
la esperanza de vida de los adultos mayores. Recientemente, la vitamina D, una
vitamina soluble en grasas, ha atraído la atención debido a su importancia en
la sarcopenia. En el músculo esquelético, la vitamina D a través del VDR
suprime la expresión de genes relacionados con la atrofia (atrogina-1 y
catepsina L). Posiblemente, esto es activado
por la capacidad de la vitamina D para reprimir la actividad
transcipcional de FOXO1, el cual activa los genes involucrados en la
degradación de proteína.
Fuente: Uchitomi R
et al (2020). Vitamin D and sarcopenia: potential of vitamin D supplementation
in sarcopenia prevention and treatment.
Nutrients 12: 3189.