El sistema GABAergico en el estrés
El estrés está
asociado con varios efectos y desórdenes mentales. Las respuestas al estrés
varían desde alteraciones en la dieta hasta cambios en el movimiento y el
sueño. El estrés agudo, como el trauma, puede provocar rápidos
cambios emocionales o resultar en alteraciones mentales de larga
duración. Por ejemplo, el desorden por estrés post-traumático (PTSD), un
desorden mental típico, a menudo está acompañado por depresión y ansiedad. La
exposición al estrés crónico, como el estrés de la vida (pérdida interpersonal,
daño físico, humillación, etc.) también incrementa la depresión y la ansiedad y
puede provocar suicidio en casos extremos. Los problemas mentales inducidos por
el estrés, agudo o crónico, están asociados con el sistema ácido
γ-aminobutírico (GABA). El análisis de polimorfismo de genes en personas sanas
indica que el polimorfismo del gen de la subunidad α6 del receptor de GABA
(GABRA6) responde al estrés psicológico. Por tanto, los agentes que activan el
sistema GABAergico son usados para regular la depresión, la ansiedad o el
temor. La evidencia acumulada demuestra que las señales intestino-cerebro
influyen en las conductas emocionales y el eje intestino-cerebro puede ser un
posible blanco para el tratamiento de desórdenes relacionados con el estrés.
Además de la microbiota intestinal, varios neurotransmisores y neuropéptidos
también están involucrados en las comunicaciones intestino-cerebro. Algunos
neurotransmisores y neuropéptidos en el sistema nervioso central (SNC) están
involucrados en la regulación del sistema digestivo. Más aún, algunos neuropéptidos son expresados
en neuronas GABAergicas.
El GABA es un neurotransmisor
predominantemente inhibidor y es sintetizado a partir del aminoácido glutamato
a través de la acción de las enzimas glutamato descarboxilasas (GAD),
incluyendo GAD1 y GAD2, cuyos genes codifican las proteínas GAD67 y GAD65,
respectivamente. Las neuronas GABAergicas están ampliamente distribuidas en el
SNC y con otros factores relacionados con el GABA forman el sistema GABAergico.
La corteza prefrontal medial ventral (vmPFC) responde al inhibidor de la
recaptación de GABA tiagabine y está asociada con las respuestas al temor y el estrés, sugiriendo que el
sistema GABAergico de la vmPFC juega un rol en la regulación de respuestas y
emociones relacionadas con el estrés. Adicionalmente,
otras estructuras cerebrales que contienen neuronas GABAergicas (como hipocampo
y amígdala) y la señal asociada al GABA, también están involucradas en la
regulación del estrés. Las neuronas GABAergicas co-expresan varias proteínas
o neuropéptidos como somatostatina,
parvalbúmina, receptor de serotonina 5-HT3a, colecistoquinina, neuropéptido Y
(NPY), péptido intestinal vasoactivo, calbindina y calretinina. De los tres
mayores subtipos de neuronas GABAergicas, aproximadamente 40% son interneuronas
parvalbúmina, 30% son interneuronas somatostatina y 30% son interneuronas
5-HT3aR en la corteza cerebral. Otras proteínas o neuropéptidos son expresados
en diferentes subtipos de neuronas GABAergicas. Por ejemplo, colecistoquinina y
péptido intestinal vasoactivo son expresados en interneuronas 5-HT3aR y el NPY
es co-localizado con somatostatina.
Los cambios en las subpoblaciones de
neuronas GABAergicas varían en diferentes regiones cerebrales bajo estrés. Por
ejemplo, el estrés de larga duración reduce el número de células parvalbúmina,
calretinina, NPY y somatostatina, pero no afecta a las interneuronas
colecistoquinina y calbindina en el hipocampo. En adultos, el estrés diario
cambia la estructura y función de varias regiones cerebrales, altera las
conductas emocionales y las respuestas al estrés. En ratas adultas, la
exposición al estrés de larga duración reduce la densidad de neuronas
calbindina en la corteza orbital dorsolateral, medial y ventral, pero no afecta
a las neuronas colecistoquinina, NPY, parvalbúmina, somatostatina y calretinina
en las subregiones cerebrales. El aumento de la densidad de neuronas
colecistoquinina y NPY en la corteza orbital ventral y lateral,
respectivamente, se observa también en ratas estrés-resilientes, sugiriendo que
la colecistoquinina y el NPY en la corteza orbitofrontal pueden estar
involucrados en la resiliencia al estrés. Estos resultados sugieren que la
compleja red GABAergica cambia bajo condiciones de estrés. De estos marcadores
que son co-expresados en las neuronas GABAergicas, colecistoquinina, NPY y péptido
intestinal vasoactivo son moduladores relacionados con el intestino y están
involucrados en la regulación del metabolismo energético.
La somatostatina es un marcador químico de
neuronas GABAergicas. El déficit de somatostatina es una característica común
en los desórdenes neurológicos con cambios emocionales. En los pacientes con
esquizofrenia y desorden bipolar, las neuronas somatostatina disminuyen en la
amígdala lateral, lo cual puede afectar las respuestas al temor y la ansiedad.
Los ratones con deficiencia de somatostatina exhiben alta emocionalidad
conductual, incremento en los niveles plasmáticos de corticosterona y
disminución de la expresión del gen GAD67, indicando que la somatostatina
influye en la señal GABA y la respuesta al estrés. En las ratas sometidas a
estrés leve crónico, los receptores de somatostatina-2 son significativamente
regulados al alza en la habénula medial, mientras los niveles plasmáticos de
somatostatina también aumentan, sugiriendo que la somatostatina y sus receptores
están involucrados en la respuesta al estrés.
La parvalbúmina es otro marcador químico de
neuronas GABAergicas. Las interneuronas parvalbúmina y somatostatina juegan
roles distintos en la corteza entorrinal medial, una región cerebral crítica
asociada con la memoria contextual. Adicionalmente, las interneuronas que
expresan parvalbúmina y somatostatina en la corteza prefrontal medial también
tienen patrones de actividad diferentes, así como distintos efectos de
estimulación en la memoria de trabajo espacial. Por ejemplo, las interneuronas
parvalbúmina son fuertemente inhibidas por la recompensa, mientras solamente un
subtipo de interneuronas somatostatina es inhibido. El silenciamiento selectivo de las interneuronas
parvalbúmina, pero no de las interneuronas somatostatina, en la corteza
infralímbica elimina la inhibición mediada por el hipocampo ventral, mientras
que el bloqueo de las proyecciones infralímbicas reduce la respuesta al temor,
indicando que las interneuronas parvalbúmina están involucradas en la respuesta
al temor. Entonces, las interneuronas parvalbúmina regulan el temor inducido
por el estrés.
Entre los receptores de serotonina (5-HT),
el 5-HT3aR es el único canal iónico disparado por ligando. El 5-HT3aR se encuentra en interneuronas GABAergicas
colecitoquina y péptido intestinal vasoactivo positivas, las cuales reciben
transmisión sináptica serotonérgica y colinérgica. La coexpresión del 5-HT3aR
con el receptor de calbindina 1 ha sido detectada en neuronas GABAergicas del
núcleo olfatorio anterior, corteza cerebral, hipocampo, girus dentado, corteza
entorrinal y amígdala. La activación del 5-HT3aR por serotonina causa
liberación de GABA, mientras la
estimulación de receptores calbindina por endocanabinoides inhibe la liberación
de GABA, indicando efectos opuestos sobre la neurotransmición GABAergica. La amígdala es conocida por estar
involucrada en la regulación de la emoción y una moderada densidad de neuronas
5-HT3aR están localizadas en el complejo nuclear amigdalar basolateral y casi
todas son GABA positivas. Por tanto, la 5-HT puede estimular la liberación de
GABA en la amígdala y provocar cambios emocionales bajo estrés.
La colecistoquinina es una hormona peptídica
producida por células enteroendocrinas del intestino delgado y liberada a la
circulación sanguínea. La colescistoquinina también es ampliamente distribuida
en el SNC, con altos niveles en el sistema límbico. El octapéptido sulfatado,
colecistoquinina-8S, es la principal forma biológicamente activa de la colecistoquinina
en el SNC. La inyección intraperitoneal de colecistoquinina-8S aumenta la
expresión de c-Fos en el CA3 dorsal y el girus dentado del hipocampo, indicando
que la colecistoquinina-8S activa neuronas en el hipocampo. En el girus
dentado, la activación de receptores 5-HT1B presinápticos en interneuronas
colecistoquinina inhibe la liberación de GABA. Más aún, la inhibición de
neuronas colecitoquina provoca efectos conductuales antidepresivos similares a
los causados por los inhibidores de la recaptación de 5-HT. Entonces, la
activación de neuronas colecistoquinina afecta la liberación de GABA y la
conducta depresiva. La colecistoquinina-4, otra forma de colecistoquinina, es
conocida por inducir ataques de pánico.
El NPY, un péptido derivado del cerebro y
los nervios simpáticos, está involucrado en varias funciones del SNC y sistemas
periféricos. En la periferia, el NPY es liberado principalmente por los nervios
simpáticos y sirve como un regulador del crecimiento de la grasa corporal. En
el cerebro es producido en regiones como hipotálamo y amígdala y está implicado
en múltiples funciones incluyendo la homeostasis energética, la ingesta de
alimento, el metabolismo y la respuesta al estrés. El estrés puede incrementar
la expresión de NPY en el cerebro. La respuesta al estrés y la emoción pueden
ser afectadas por el NPY. El NPY tiene propiedades anxiolíticas y alivia el
estrés. El NPY está co-localizado con interneuronas somatostatina en el
cerebro. En la amígdala basolateral (BLA), las interneuronas somatostatina
expresan receptores NPY2, cuya estimulación reduce la liberación tónica de GABA
en las neuronas principales. Una combinación de estrés y dieta rica en grasas
activa las neuronas NPY de la amígdala central (CeA), resultando en incremento
de la ingesta de alimento y reducción del gasto de energía.
El péptido intestinal vasoactivo, una
hormona intestinal que regula el metabolismo energético, es producido en muchos
tejidos como intestino y núcleo supraquiasmático del hipotálamo. En el SNC, las
neuronas corticales positivas a neuropéptido intestinal vasoactivo son una
subpoblación de interneuronas GABAergicas. El péptido intestinal vasoactivo
incrementa la liberación de GABA en el hipocampo sin cambiar la liberación de
glutamato. La acción sináptica concertada del péptido intestinal vasoactivo
causa la desinhibición de las dendritas de las células piramidales y aumenta la
transmisión GABAergica. Las conexiones entre los diferentes tipos de neuronas
GABAergicas resultan en efectos desinhibidores. Por ejemplo, en la corteza
somatosensorial primaria, la mayoría de células parvalbúmina son inervadas por
neuronas péptido intestinal vasoactivo. Por
tanto, las neuronas péptido intestinal vasoactivo GABA positivas envían
impulsos a otras interneuronas o neuronas principales causando un efecto
desinhibidor. El péptido intestinal vasoactivo modula la transmisión sináptica
GABAergica en el hipocampo a través de la activación de dos receptores, VPAC1 y
VPAC2, los cuales poseen efectos opuestos sobre la liberación de GABA y su
activación inhibe o aumenta la liberación de GABA, respectivamente. Por tanto,
el péptido intestinal vasoactivo puede afectar
a las neuronas GABAergicas, el nivel de GABA y la expresión de GAD, lo
cual influye en las conductas relacionadas con el estrés.
El nervio vago es un importante componente
neuronal de la comunicación bidireccional del eje intestino-cerebro. Además de
regular la conducta alimenticia, la señal vagal aferente ha sido implicada en
la modulación de la motivación y la depresión. En ratas, la disrupción de la
señal vagal aferente por
desaferentación vagal subdiafragmática
resulta en cambios transcripcionales en
las redes funcionales asociadas con la esquizofrenia, así como también
alteración en la señal dopamina en el núcleo accumbens. Estos cambios están
relacionados con alteraciones en los
niveles de GABA y noradrenalina en el sistema límbico, sin cambios
funcionales en el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA). Las aferentes vagales
pueden conectar con el sistema límbico y afectar el sistema GABAergico en el
SNC. La ablación selectiva de aferentes vagales gastrointestinales altera las
conductas dependientes del hipocampo en ratas, indicando que la señal
intestinal mediada por el vago, activa el hipocampo. Las investigaciones
revelan una conexión núcleo tracto solitario-septum medial-neuronas
glutamatéricas del hipocampo dorsal, sugiriendo la existencia de una ruta “intestino-vago-tallo
cerebral-septum-hipocampo. Dos tipos de neuronas sensoriales vagales han sido
identificadas en el núcleo del tracto solitario (NTS). Más aún, varias regiones
cerebrales están conectadas con el intestino a través del nervio vago. En el
NTS, las neuronas que contienen colecistoquinina cuya activación reduce el
apetito, responden al estado nutricional y envía señales al núcleo
paraventricular (NPV) del hipotálamo. El NPV también envía proyecciones al NTS,
estableciéndose una conexión entre cerebro e intestino a través del nervio
vago. Entonces, la red autonómica central integra la información visceral
mediada por el nervio vago y regula el eje HHA, el cual está involucrado con
desórdenes relacionados con el estrés. A lo largo de la ruta
intestino-vago-cerebro, factores asociados con el intestino incluyendo colecistoquinina,
NPY y péptido intestinal vasoactivo actúan como moduladores de la señal GABA
para regular el estrés.
El hipocampo es una importante estructura
cerebral involucrada en varios circuitos y funciones neurales. La exposición a
estrés crónico se acompaña con un incremento en los niveles de GABA en el
hipocampo dorsal. Sin embargo, diferentes estresores pueden causar distintos
cambios en los niveles extracelulares de GABA en el hipocampo. Por ejemplo, en
ratas, un nuevo ambiente incrementa los niveles de GABA mientras la natación
forzada reduce los niveles de GABA. El estrés crónico afecta subpoblaciones
específicas de neuronas GABA en el hipocampo, incluyendo neuronas parvalbúmina,
calretinina, NPY y somatostatina, pero no afecta a las interneuronas colecistoquinina
y calbindina. El hipocampo recibe impulsos del septum y genera oscilaciones
theta relacionadas con múltiples procesos, incluyendo el afecto y la
locomoción. El septum recibe impulsos del núcleo del rafe medial donde la
inhibición de la ruta GABAergica afecta las oscilaciones theta y disminuye la
ansiedad. El sistema GABAergico del septum lateral está relacionado con el
estrés y la ingesta de alimentos. Más aún, las interneuronas somatostatina en
el septum lateral dorsal reciben impulsos directamente de la CA3 del hipocampo,
formándose un asa de retroalimentación entre el hipocampo y el septum. El
septum medial envía señales GABAergicas y glutamatérgicas a la habénula
lateral, lo cual afecta a la aversión. Adicionalmente, las interneuronas
somatostatina en el hipocampo pueden ser inhibidas selectivas por neuronas
GABAergicas del núcleo incertus cuya modulación puede cambiar el estado de la
red hipocampo y modificar el temor. Entonces, el núcleo del rafe medial se
proyecta al septum, el cual a su vez se proyecta al hipocampo y la habénula
lateral, y el núcleo incertus se proyecta al hipocampo formando una compleja
red neural asociada con el estrés.
La amígdala está asociada con la regulación
del estrés y el miedo. En pacientes con esquizofrenia y desorden bipolar, las
neuronas positivas a somatostatina disminuyen en la amígdala. La activación
selectiva de neuronas NPY en la CeA provoca un incremento en la ingesta de
alimento y una disminución en el gasto de energía bajo estrés. Las neuronas
GABAergicas que expresan receptor de serotonina 2a en la CeA modulan el consumo
de alimentos. Más aún, el circuito neural de la BLA a la CeA también media
conductas apetitivas. Entonces, el microcircuito BLA-CeA en la amígdala juega
un potencial rol en la regulación del estrés y las conductas apetitivas
inducidas por el estrés. En la BLA, la dopamina suprime selectivamente la
transmisión GABAergica de las interneuronas parvalbúmina a las neuronas
principales pero no a las interneuronas. La activación de receptores NPY2 en la
BLA reduce la liberación tónica de GABA en las neuronas principales e
incrementa la ansiedad. En general, las neuronas de la BLA se proyectan a CeA y
mPFC y las rutas GABA de estos circuitos están implicadas en la regulación del
estrés a través de múltiples mecanismos.
La mPFC es una importante región cerebral
involucrada en la memoria emocional. En modelos de ratas para depresión, la
exposición al estrés crónico disminuye la cantidad de neuronas positivas a
colecistoquinina, calretinina y parvalbúmina en la mPFC. Por el contrario, las
neuronas positivas a NPY aumentan en la PFC completa en ratas con resiliencia
al estrés. Adicionalmente, el estrés crónico aumenta la liberación presináptica
de GABA en la corteza prefrontal, lo cual es acompañado por inhibición de
neuronas glutamatérgicas provocando una reducción de la modulación de la
conducta relacionada con el estrés. La
región cingulada de la corteza frontal envía proyecciones a la corteza visual
primaria y afecta la discriminación visual. Estas proyecciones producen
desinhibición sináptica de las neuronas piramidales a través de microcircuitos
GABAergicos locales incluyendo interneuronas GABAergicas positivas a péptido
intestinal vasoactivo, somatostatina y
parvalbúmina.
El hipotálamo es un componente del eje HHA.
Las neuronas en el NPV del hipotálamo producen hormona liberadora de
corticotropina (CRH) involucrada en la respuesta endocrina al estrés. Las
neuronas GABAergicas que se proyectan al NPV regulan la excitabilidad de las
neuronas CRH. Después de una adrenalectomía en ratas, las actividades de
síntesis y secreción de las neuronas CRH aumentan y un mayor número de
contactos sinápticos GABA-CRH son detectados en el NPV, sugiriendo una conexión
entre el sistema GABAergico y el eje HHA. El sistema GABAergico puede regular
conductas similares a la ansiedad a través del eje HHA y las redes
relacionadas. La estimulación del nervio vago reduce la respuesta CRH/corticotropina
(ACTH) en sujetos deprimidos, sugiriendo una potencial conexión entre el nervio vago y el eje HHA. Entonces,
las rutas de intestino y nervio vago se relacionan con el eje HHA, al menos en
parte, a través de la conexión NTS-NPV.
La evidencia reciente demuestra que la
microbiota intestinal está involucrada en las funciones cerebrales y las
conductas relacionadas con el estrés. Las conductas relacionadas con ansiedad y
depresión asociadas al estrés son prevenidas por el tratamiento con
Lactobacillus paracasei Lpc-37, Lactobacillus plantarum Lp12407, Lactobacillus
plantarum Lp12418 y Lactobacillus plantarum Lp12151. El Lactobacillus planturum
12418 puede normalizar la reducción en ACTH inducida por el estrés cronico. El
tratamiento con el probiótico
Lactobacillus rhamnosus (JB-1) incrementa los niveles de GABA en el
cerebro y la expresión de GABA(B1β) y GABA(Aα2) cambia en varias regiones cerebrales
incluyendo hipocampo, amígdala y corteza prefrontal. Una posible razón es
muchas cepas de Lactobacillus y Bifidobacterium son capaces de producir grandes
cantidades de GABA y activar rutas que producen GABA. Más aún, el Lactobacillus
plantarum LP12418 también cambia la expresión de GABA(Aα2) y GABA(B1β) en la
corteza prefrontal. Por otra parte, Lactobacillus casei cepa Shirota no solo
suprime el incremento en glucocorticoides
inducido por el estrés en roedores y humanos, también estimula la
actividad aferente vagal y suprime la activación inducida por estrés de las
células CRH en el NPV del hipotálamo.
Por tanto, la microbiota intestinal puede jugar un rol importante en la
regulación de conductas relacionadas con el estrés a través del sistema GABAergico y la ruta
intestino-nervio vago-cerebro.
En conclusión, el estrés puede causar una variedad
de desórdenes en el SNC, los cuales son mediados críticamente por el
sistema GABAergico en varias estructuras cerebrales. Las neuronas GABAergicas
tienen diferentes subpoblaciones, algunas de las cuales co-expresan ciertos
neuropéptidos. Varios moduladores relacionados con el intestino, como
colecistoquinina, NPY y péptido intestinal vasoactivo no solo son expresados en
el aparato digestivo, también existen en el SNC y se colocalizan con neuronas GABAergicas.
Además de regular la ingesta de alimento, estos péptidos también están
implicados en el estrés, lo cual involucra varias estructuras cerebrales. El
estrés puede alterar conductas asociadas con el intestino, como aumentar o
disminuir la ingesta de alimento, lo cual puede afectar la liberación de
hormonas intestinales. Adicionalmente, la
evidencia reciente indica que la microbiota intestinal está asociada con
conductas inducidas por el estrés. El nervio vago conecta bidireccionalmente al
intestino con el cerebro, estableciendo una ruta intestino-nervio vago-cerebro,
sugiriendo una comunicación con el sistema neuronal GABAergico que puede jugar
un rol en el estrés.
Fuente: Hou X et
al (2020). GABAergic system in stress: implications of GABAergic neuron
subpopulations and the gut-vagus-brain pathway. Neural Plasticity, Article ID
8858415.
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