Leptina y embarazo
El tejido
adiposo actúa como un órgano endocrino, secretando diferentes moléculas o
adipoquinas. Una de esas adipoquinas es la leptina, producida y secretada
predominantemente por el tejido adiposo
blanco. Los niveles circulantes de leptina reflejan el tamaño del tejido
adiposo y cambian con el estado nutricional. Más aún, la leptina es una hormona
que no solo regula el peso corporal, también tiene otras funciones incluyendo
una función vascular, crecimiento de hueso y cartílago, respuesta del sistema
inmune, la respuesta inflamatoria sistémica
y la fisiología normal del sistema
reproductivo.
Las observaciones que señalan que humanos y
roedores con deficiencia congénita de leptina son estériles y que la anorexia y
la obesidad modifican el inicio de la pubertad en direcciones opuestas, han
dado lugar a la idea que la leptina tiene un rol importante en la reproducción.
En este contexto, la leptina actúa como enlace entre grasa y reproducción. La
leptina media sus efectos a través de la unión con receptores de leptina (LepR)
expresados en el cerebro y los tejidos periféricos. Diferentes variantes de
LepR han sido descritas, pero la la isoforma larga (LepRb) del LepR es
responsable primariamente de la señal leptina. El LepRb es expresado
ampliamente en núcleos específicos del hipotálamo, una región del cerebro
involucrada en el control del apetito, la homeostasis energética y funciones
neuroendocrinas. Adicionalmente, la leptina tiene efectos directos en muchos
tipos de células periféricas. El LepRb es expresado en pulmón, riñón,
adipocitos, células endoteliales, células sanguíneas, hígado, músculo
esquelético, islotes pancreáticos, osteoblastos, endometrio, placenta y cordón
umbilical.
La deficiencia de leptina o LepR no solo causa obesidad severa; también
provoca anormalidades en la
hematopoyesis, la inmunidad, la angiogénesis, la formación de hueso, la presión sanguínea y la
reproducción. Las mutaciones en el gen leptina, en humanos y roedores, resulta
en infertilidad o significativa disfunción reproductiva. La leptina es
requerida para la liberación de hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH) por
el hipotálamo y en consecuencia, ratones hembras ob/ob (deficientes en leptina) tienen niveles
reducidos de estrógenos y exhiben bajo peso uterino. Los ratones ob/ob machos
también muestran niveles reducidos de GnRH y producción disminuida de hormona
luteinizante (LH), hormona estimulante
del folículo (FSH) y testosterona, hormonas esenciales para el mantenimiento de
la fertilidad y la función testicular.
La leptina puede actuar como conexión entre
el estado nutricional del cuerpo y los procesos
que consumen alta cantidad de energía. Los requerimientos energéticos
del embarazo están diseñados para la correcta ganancia materna y asegurar el
crecimiento del feto, la placenta y los tejidos maternos asociados. Una
observación clave es la secreción de leptina por la placenta humana, lo cual
establece una asociación entre leptina y embarazo. La formación de la placenta
durante la gestación es crucial para el progreso del embrión y permite el
intercambio metabólico y la producción
de esteroides, factores de crecimiento y citoquinas que son críticos para el
mantenimiento del embarazo. Las células del trofoblasto juegan un rol esencial
en el desarrollo de la placenta. Estas células se diferencian en dos tipos
distintos: trofoblasto extravelloso y velloso. En el trofoblasto extravelloso,
el citotrofoblasto (CT) prolifera y se diferencia en un fenotipo invasivo que
penetra la decidua materna y el
miometrio. En el trofoblasto velloso, el CT mononuclear se fusiona para formar
un sincitio multinuclear especializado llamado sincitiotrofoblasto (ST). En el
embarazo normal, la invasión del trofoblasto es una etapa crítica en la
remodelación de las arterias espirales maternas para la perfusión adecuada de
la placenta en desarrollo y el feto. La falla en el proceso de invasión puede
provocar desórdenes del embarazo como pre-eclampsia (PE) o restricción de
crecimiento intrauterino (RCIU). En este sentido, la desregulación de los
niveles de leptina ha sido implicada en la patogénesis de varios desordenes de
la reproducción y la gestación como
síndrome de ovarios poliquísticos, diabetes mellitus gestacional, PE y RCIU.
La función reproductiva depende de las
reservas energéticas almacenadas en el tejido adiposo y el sistema
reproductivo. Las grandes necesidades de energía en el embarazo fue la razón
original para explicar la disrupción de la función reproductiva por bajas
reservas de grasa. Esto dio lugar a la hipótesis de una señal endocrina que
conduce información al cerebro acerca del tamaño de los depósitos de grasa. La
leptina fue la primera adoquina considerada como enlace entre grasa y
reproducción. La leptina modula la saciedad y la homeostasis de energía, pero
también es producida por la placenta. En 1997, la leptina fue descrita como una
nueva hormona placentaria en humanos. Los efectos de la leptina placentaria
sobre la madre pueden contribuir a las alteraciones en el balance energético
como la movilización de grasa materna que ocurre en la segunda mitad del
embarazo. Adicionalmente, la leptina influye en varias funciones reproductivas,
incluyendo la implantación y el desarrollo del embrión. La leptina y el LepR
son expresados en el blastocisto humano con una función en el diálogo
blastocisto-endometrio. La leptina
incrementa la secreción de gonadotropinas y también puede actuar como un
factor permisivo en el desarrollo de la pubertad. En condiciones de estatus
nutricional subóptimo, la deficiencia de leptina resulta en disfunción del eje
hipotálamo-hipófisis-gónada.
El proceso de implantación del embrión
involucra complejas y sincronizadas interacciones moleculares y celulares entre
el útero y el embrión, eventos que son
regulados por factores paracrinos y autocrinos. Los niveles circulantes de
leptina aumentan significativamente durante el embarazo y disminuyen después
del nacimiento. La producción placentaria
de leptina es una de las mayores fuentes de la leptina circulante
materna. Actualmente, la leptina es considerada un regulador durante los
primeros estadios del embarazo, lo cual tiene importantes efectos fisiológicos sobre la placenta,
incluyendo angiogénesis, crecimiento e inmunomodulación. El control de la
proliferación celular es crítico para el correcto desarrollo placentario. En el
compartimento extravelloso, la fusión de células favorece la invasión del
estroma uterino mientras, en el compartimento velloso, la fusión sincitial es
dirigida por factores de transcripción específicos. La leptina induce la
actividad proliferativa en muchos tipos de células a través de la activación de
la proteína quinasa activada por mitogenos (MAPK).
El LepR requiere la activación de quinasas
asociadas al receptor de la familia
Janus (JAK). Después de la unión con el ligando, la JAK se autofosforila y a su
vez fosforila a varios proteínas transductoras de señal y activadoras de
transcripción (STAT).En este contexto, la leptina es capaz de estimular la ruta
JAK-STAT, promoviendo a la JAK-2, la más
importante isoforma JAK que media los efectos fisiológicos de la leptina, y
JAK-3 en la placenta humana. La actividad STAT-3 se correlaciona con la
invasividad del trofoblasto. En las células trofoblásticas humanas, la leptina
induce la fosforilación de la proteína regulada por señal extracelular (ERK).
La ERK es esencial para la reproducción en general y para el control de la
penetración e invasión del trofoblasto,
así como también para el desarrollo placentario. Por otra parte, en la
placenta, la leptina activa la ruta fosfatidilinositol 3-quinasa (PI3K), la
cual provoca la fosforilación de la
proteína quinasa B (PKB) también conocida como Akt y la inactivación de la glucógeno sintetasa quinasa 3 (GSK-3).
En las vellosidades placentarias, el recambio
de células es regulado a través de cascadas apoptóticas. En el embarazo normal,
la apoptosis es una característica esencial del desarrollo placentario y está
establecido que la apoptosis en el trofoblasto aumenta con el crecimiento
placentario y el avance de la gestación.
La leptina, vía ruta AMPK, previene eventos de apoptosis tempranos y
tardíos. Estudios recientes demuestran que las rutas MAPK y PI3K son necesarias
para la acción anti-apoptosis de la leptina. La leptina incrementa la expresión
de la proteína anti-apoptosis célula B linfoma 2 (BCL-2), mientras regula a la
baja las proteínas pro-apoptosis BAX y BHB,
así como la forma activa de la caspasa-3. Adicionalmente, la leptina
regula a la baja la proteína p53, involucrada en la expresión de genes pro-apoptosis.
Una de las funciones placentarias más
importante de la leptina es prevenir el
rechazo del embrión por el sistema inmune materno. Para asegurar un embarazo
normal, la diferenciación del trofoblasto requiere potentes mecanismos inmunomoduladores
para prevenir el rechazo del ST y el trofoblasto invasivo por linfocitos y
células “killer” naturales (NK) presentes en la sangre materna y la decidua.
Los mediadores inflamatorios como interleuquina-1β (IL-1β), IL-6, factor de
necrosis tumoral α (TNF-α) y prostaglandinas son producidos y secretados por la
placenta humana. Estas citoquinas juegan un rol importante en los procesos
inflamatorios, incluyendo el inicio y el progreso del trabajo de parto. En este
contexto, los efectos de la leptina incluyen la promoción de la
inflamación y la modulación de la
inmunidad innata y adaptativa. Entonces, la leptina placentaria actúa un
modulador inmune, regulando la generación de metaloproteinasas de matriz (MMP),
productos del ácido araquidónico, producción de óxido nítrico y producción de
citoquinas de células T.
La leptina estimula la secreción de IL-6 en
células del trofoblasto humano. Adicionalmente, la liberación de TNFα por la
placenta humana también es estimulada por la leptina. El factor de transcripción
nuclear NF-κB y el receptor activado por proliferador de peroxisoma γ (PPAR-γ)
son importantes mediadores de este efecto. Por otra parte, un estudio reciente
reporta que la leptina induce la expresión del antígeno leucocito humano-G
(HLA-G) en la placenta. El HLA-G potentes efectos inmunosupresores promoviendo
la apoptosis de linfocitos T CD8+ activados, la generación de células
presentadoras de antígeno tolerogénicas y la prevención de citotoxicidad mediada por células NK. Estos datos colocan a
la leptina como una citoquina placentaria que confiere a las células
trofoblásticas un fenotipo tolerogénico para prevenir el daño inmunológico
durante las primeras etapas del embarazo.
Las acciones proinflamatorias de la leptina
pueden también tener implicaciones significativas en la patogénesis de varios desordenes
asociados con el embarazo como la diabetes mellitus gestacional y la
pre-eclampsia que se caracterizan por incrementos en la expresión de leptina.
En este sentido, la leptina placentaria puede contribuir a incrementar los
niveles circulantes de mediadores
pro-inflamatorios que son evidentes en estas enfermedades.
En conclusión, la leptina, una hormona
peptídica secretada principalmente por el tejido adiposo, es una importante molécula de señalización en
el sistema reproductivo, regula la producción
de gonadotropinas, la formación e implantación del blastocisto, la
placentación normal y la comunicación feto-placenta. La placenta es el segundo
tejido productor de leptina en humanos. La leptina placentaria es una
importante citoquina que regula las funciones placentarias de manera autocrina
o paracrina y tiene un rol crucial en las primeras etapas del embarazo. La
leptina modula procesos críticos como proliferación, invasión y apoptosis en
células placentarias. La desregulación de los niveles de leptina se
correlaciona con la patogénesis de varios desordenes asociadas con la
reproducción y la gestación.
Fuente:
Pérez-Pérez A et al (2018). Leptin
action in normal and pathological pregnancies. Journal of Cellular and
Molecular Medicine 22: 716-727.
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