Adiponectina y mortalidad cardiovascular
La adiponectina,
después de modificaciones post-translacionales, circula en isoformas de alto
peso molecular (APM): trimérica, hexámerica y multimérica. Cada isoforma activa
una ruta de transducción de señal diferente y posiblemente provoque distintas
funciones biológicas. Los niveles de todas las isoformas circulantes de
adiponectina son 30-80% heredables, lo que sugiere que, al menos parcialmente,
están bajo control genético. El gen ADIPOQ en el cromosoma 3q27 está asociado
con la adiponectina.
La adiponectina actúa a través de dos receptores, AdipoR1 y AdipoR2, los cuales
muestran diferente afinidad de unión con la adiponectina de longitud completa.
El AdipoR1 tiene expresión ubicua, mientras el AdipoR2 es expresado
principalmente en el tejido adiposo blanco y el hígado. La adiponectina a
través de la proteína quinasa activada por adenosina 5´monofosfato (AMPK) o el
receptor activado por el proliferador de peroxisoma α (PPAR-α) inhibe la
gluconeogénesis y estimula la captación de glucosa. Además de los efectos sobre el metabolismo de
la glucosa, varios estudios in vitro indican que la adiponectina es una
molécula con acción cardioprotectora. En efecto, la adiponectina juega un rol
beneficioso en la inflamación de grado bajo a través de la supresión de la
expresión de Il-8 en células endoteliales de aorta humana. La adiponectina
también suprime la expresión de factor de necrosis tumoral α (TNFα) y la
proteína quimioatrayente de monocitos 1 en varios tipos de células humanas
(incluyendo macrófagos derivados de monocitos, células de la fracción vascular
del estroma y molécula de adhesión de células vasculares 1). Por el contrario,
en macrófagos derivados de monocitos humanos, la adiponectina aumenta la
expresión de la citoquina anti-inflamatoria Il-10. En modelos de roedores neonatos
con activación de caspasa-8, la adiponectina ejerce efectos anti-apoptosis en
miocitos cardiacos ventriculares. Adicionalmente, la adiponectina ejerce un
efecto protector sobre los podocitos glomerulares y también suprime la
transformación de macrófagos derivados
de monocitos humanos en células foam y por lo tanto, inhibe el desarrollo de
placas ateroescleróticas.
En el contexto específico del efecto
cardioprotector de la adiponectina, la caderina-T juega un significativo rol
como proteína de unión de adiponectina de APM. La caderina-T, codificada por el
gen CDH13, es altamente expresada en las células de los vasos sanguíneos,
incluyendo células endoteliales, células de músculo liso y pericitos. El rol de
la caderina-T es crítico para la protección cardiovascular en varios modelos de
roedores, la unión con adiponectina mitiga la remodelación cardiaca inducida
por estrés, media la revascularización después de la isquemia y protege contra
la formación de la placa ateroesclerótica.
Las propiedades de la adiponectina reveladas
por los estudios de ciencias básicas apoyan la hipótesis que la adiponectina
ejerce efectos beneficiosos sobre el
metabolismo y el sistema cardiovascular. En efecto, en los estudios en indios
Pima, los niveles circulantes de adiponectina se correlacionan positivamente
con la sensibilidad a la insulina en musculo esquelético e hígado. En la misma
población, la adiponectina se correlaciona negativamente con marcadores
inflamatorios. Desafortunadamente, el
diseño observacional de esos estudios no permite afirmar si las asociaciones
reportadas son debidas a un efecto positivo de la adiponectina sobre la
sensibilidad a la insulina. En este contexto, hay que considerar que los
sujetos con severa resistencia a la insulina debida a anormalidades genéticas
en el receptor de insulina se caracterizan por presentar niveles circulantes de
adiponectina aumentados. Por otra parte, la administración de insulina reduce
los niveles de adiponectina en individuos sanos.
La adiponectina circulante, total y APM,
está asociada positivamente con la tasa de mortalidad cardiovascular en varias
investigaciones clínicas y muy pocos estudios reportan la relación inversa. El
primero de tales hallazgos contraintuitivos fue reportado en pacientes con
shock isquémico e insuficiencia cardiaca crónica. Una asociación similar ha sido reportada en pacientes afectados con
varias enfermedades incluyendo enfermedad coronaria, enfermedad arterial
periférica, enfermedad renal crónica y cáncer. Asimismo, en pacientes con
diabetes tipo 1 y 2, los altos niveles de adiponectina actúan como un predictor
independiente de mortalidad cardiovascular. Aunque los estudios iniciales
sugieren que la asociación paradójica entre niveles aumentados de adiponectina
y elevada tasa de mortalidad solamente se observa en presencia de enfermedad
cardiovascular, los estudios posteriores indican claramente que ocurre también
en otras situaciones clínicas. Por otra parte, un estudio reciente reporta que
los niveles de adiponectina predicen la mortalidad cardiovascular de una manera dependiente de sexo, con el efecto
paradójico siendo observado en hombres pero no en mujeres. Un similar
dimorfismo sexual ha sido descrito también para la asociación entre
adiponectina y otros trastornos cardiovasculares, incluyendo enfermedad renal
crónica y progresión del engrosamiento intima-media de carótida, lo cual sugiere que puede ser un fenómeno relacionado con el
efecto cardiovascular de la adiponectina.
La biología subyacente a la asociación
contraintuitiva entre alta concentración plasmática de adiponectina y aumento
de la tasa de mortalidad cardiovascular aún no es conocida. Una posibilidad
razonable es que el incremento de adiponectina busca proteger al individuo con
alto riesgo de mortalidad. Otra posible explicación es que la paradoja de la
adiponectina es manejada por la correlación directa entre adiponectina y
péptidos natriuréticos. Esta hipótesis se basa en estudios que demuestran que
los péptidos natiuréticos atrial (PNA) y
cerebral (PNC) aumentan la producción de adiponectina en adipocitos humanos y que la infusión de
PNA incrementa los niveles plasmáticos de adiponectina en humanos. Sin embargo,
los estudios en los cuales la asociación entre adiponectina plasmática y tasa de mortalidad cardiovascular fue
condicionada por los niveles circulantes de PNA han tenido resultados
contradictorios. Adicionalmente, otra hipótesis señala que la función renal,
una causa importante de muerte prematura, también actúa como contribuyente de
la asociación entre adiponectina y
mortalidad cardiovascular. Sin embargo, los estudios epidemiológicos no apoyan
esta hipótesis y la asociación paradójica entre adiponectina y tasa de
mortalidad cardiovascular resulta ser independiente de la tasa de filtración glomerular. Finalmente,
varios estudios reportan que en algunas condiciones de inflamación crónica, la
adiponectina más que factor anti-inflamatorio, exacerba la inflamación en
varios tipos de células y tejidos.
En conclusión, el paradigma de un rol
favorable de la adiponectina sobre
procesos metabólicos, la inflación y la ateroesclerosis ha sido apoyado por
estudios en modelos celulares y animales, en los cuales los principales
hallazgos son compatibles con los resultados de estudios en humanos. Sin
embargo, en el contexto de los resultados
de estudios genéticos y epidemiológicos es evidente, y totalmente
inesperado, que los altos niveles plasmáticos de adiponectina están asociados con un incremento en la tasa
de mortalidad cardiovascular. En efecto, una relación positiva, más que la
esperada negativa, ha sido reportada
entre adiponectina y tasa de mortalidad
cardiovascular a través de muchas condiciones clínicas, incluyendo la diabetes.
La biología que subyace a esta paradoja es desconocida. Varias explicaciones
han sido propuestas, incluyendo la resistencia a la adiponectina, un rol de los
péptidos natriuréticos y un rol directo de la adiponectina en el incremento del
riesgo de muerte, pero ninguna de estas hipótesis cuentan con suficientes datos.
Fuente: Menzaghi C
y Trischitta V (2018). The adiponectin paradox for all-cause and cardiovascular
mortality. Diabetes 67: 12-22.