Control de la
secreción de glucagón
Después del descubrimiento de los islotes pancreáticos
por Paul Langerhans en 1869, Diamare en 1899 encontró que contienen dos
tipos de células, los cuales fueron
designados `por Lane en 1907 como
células α y β (también conocidas más
tarde como células A y B). En 1915 Homans predijo que las células B eran el
origen de “una secreción interna vital para
la utilización de la dextrosa”, y esa hormona que disminuye la glucosa o insulina fue descubierta
por Banting y Best en 1921. En
1923 Murlin y Col. observaron que los
extractos de insulina pancreática algunas veces estaban contaminados con un factor hiperglucemiante
que llamaron glucagón y cuya producción
fue relacionada con las células α por Sutherland y De Duve en 1948. En
1931, Blom identificó un nuevo tipo de células (células D) en los islotes
humanos y en 1969 Hellman y Lemmark demostraron que esas células secretan un
factor que inhibe la secreción de insulina. Este factor de las células D
(células δ) fue identificado como somatostatina por Goldsmith y Col. en 1975.
El glucagón es la
principal hormona contra-reguladora de la glucosa y su rol fisiológico más
importante es prevenir la
hipoglucemia. La secreción de glucagón es estimulada cuando la
concentración sanguínea de glucosa cae por debajo del nivel de reposo.
Desafortunadamente este mecanismo está comprometido en la diabetes, lo que
implica un deterioro de la recuperación de la hipoglucemia que accidentalmente
puede ocurrir en los pacientes sometidos
a tratamientos agresivos para reducir las complicaciones de la
diabetes. Como mecanismo esencial para la supervivencia y el bienestar, la
liberación de insulina y glucagón es
controlado por múltiples mecanismos directos e indirectos. Por ejemplo, la concentración sanguínea de
glucosa es monitoreada por células “sensoras”
de glucosa en la vena porta y en diferentes regiones del cerebro, lo cual
resulta en estimulación parasimpática de
la secreción de insulina en la hiperglucemia y la liberación de glucagón en la
hipoglucemia, así como inhibición simpática
de la secreción de insulina y estimulación de la secreción de glucagón en la hipoglucemia.
Sin embargo, la contribución de la influencia neural puede diferir entre las
especies pues los islotes humanos son menos inervados que los islotes de
roedores. Más aún, el control de la
secreción de insulina y glucagón por la glucosa
persiste en el páncreas perfundido
y en islotes pancreáticos aislados.
Desde hace aproximadamente 30 años hay una teoría
unificada sobre cómo las células β
reconocen la glucosa y la consiguiente señal que dispara la liberación
de insulina. Los principales aspectos de
la llamada hipótesis consenso aún son
validos e implican que la glucosa es
tomada rápidamente por las células β y
metabolizada para generar ATP. El
incremento resultante de la relación ATP/ADP
cierra canales de K+ sensibles a ATP (KATP),
para despolarizar la célula β, y abre canales de Ca2+ tipo L dependientes
de voltaje. La entrada de Ca2+
aumenta la concentración citoplasmática
de Ca2+ [Ca2+]i, el disparador más
importante de la liberación de insulina. Este modelo implica que las células β
tiene una capacidad intrínseca para “sensar”
glucosa y liberar insulina cuando es
requerida, pero la secreción disparada por la [Ca2+]i también puede ser aumentada o disminuida por
incremento o disminución de AMPc,
así como por la modulación de la proteína
kinasa C y la proteína fosfatasa calcineurina, mediada por efectos paracrinos
de glucagón, somatostatina y neurotransmisores como acetilcolina y noradrenalina.
El entendimiento de cómo la glucosa regula la secreción
de glucagón por las células α ha progresado más lentamente y todavía se
proponen diferentes mecanismos. Aunque en general se acepta que el Ca2+
y el AMPc tienen funciones similares en la secreción de insulina y glucagón, los datos recientes
indican que algunas veces la liberación de glucagón puede ser controlada independientemente de la [Ca2+]i. La
carencia de inhibición paracrina de las células α es a menudo considerada como subyacente a la hipersecreción de glucagón en la
hiperglucemia diabética. Por otra parte, los factores paracrinos han sido implicados en el control de la secreción de glucagón por
la glucosa en la hipoglucemia. Sin embargo, el espectro de factores
paracrinos liberados por las células de
los islotes claramente difiere en hipo-
e hiperglucemia debido a las sensibilidades a la glucosa especificas de los
diferentes tipos de células en los
islotes.
Los islotes pancreáticos de ratón y humano expuestos a
condiciones hipoglucémicas incrementan su liberación de glucagón con efecto máximo en ausencia completa de azúcar, aunque hay menos
energía disponible para secreción bajo esas condiciones en las células α. La retroalimentación positiva ha sido
propuesta para potenciar la secreción de glucagón en esta situación y para
explicar cómo los cambios relativamente modestos en la glucosa sanguínea pueden
garantizar la regulación apropiada de la
liberación de glucagón. Por otra parte,
el glucagón amplifica su propia secreción
en las células α aumentando el AMPc,
y el glutamato co-liberado con el glucagón puede promover la secreción
de glucagón aumentando la [Ca2+]i después de la
activación autocrina de receptores AMPA/kainato.
La insulina liberada por las células β es aún considerada
un potencial mediador de la secreción de
glucagón inhibida por glucosa. La insulina puede activar canales KATP para
hiperpolarizar la célula α, cerrar
canales de Ca2+ dependientes de voltaje, incrementar la
expresión de receptores GABAA
o inducir la degradación de AMPc después de la activación de la fosfodiesterasa
3B. Otros estudios proponen que el Zn2+ co-liberado con la insulina
media la inhibición de la secreción de glucagón. La liberación de ATP por los
gránulos secretorios de la célula β
también ha sido implicada en la inhibición paracrina de la señal Ca2+ y la secreción de glucagón por las células α
de islotes de ratón. Por otra parte, esta inhibición de la secreción de glucagón involucra la
activación del receptor de purinas P2Y1, según algunos estudios. Sin
embargo, este hallazgo está en contradicción con la observación en islotes de
rata que demuestra que el bloqueo de este receptor inhibe la liberación de glucagón. Otros potenciales inhibidores derivados de
las células β son el GABA y su metabolito ácido γ-hidroxibutírico (GHB). El
GABA, el cual inhibe la liberación de glucagón activando la entrada de Cl-
que hiperpolariza la célula α, está presente
en las microvesículas y en
los gránulos que contienen insulina. El
GHB, cuya liberación es estimulada por la glucosa a través de un mecanismo desconocido, actúa sobre
potenciales receptores inhibidores en las células α.
La máxima inhibición
de la liberación de glucagón en
islote de ratón y humano se alcanza con glucosa 5-7 mM, la cual corresponde a la glucemia normal en estas especies. Un
problema general con la idea que la insulina y los factores co-liberados con la
insulina median la secreción de
glucagón es que en islotes de ratón, la
liberación de insulina solamente es estimulada por concentraciones de glucosa mayores que 5-7 mM. Aunque el umbral para la secreción de insulina en humanos es menor, la liberación de glucagón es también regulada por concentraciones de glucosa por debajo de este umbral.
La influencia paracrina de las células β sobre las
células α no necesariamente es inhibitoria. La relación dosis-respuesta de la
liberación de glucagón regulada por glucosa indica que las concentraciones de
glucosa por arriba de 20 nM estimulan la secreción de glucagón por islote de ratón. La dependencia de la concentración de glucosa en forma de U
indica efectos estimuladores e inhibidores de la glucosa. El componente estimulador
ha sido atribuido a la insulina en base a la observación que esta hormona más que inhibir, estimula la
liberación de glucagón por islotes
humanos expuestos a glucosa 6 nM, pero los estudios con antagonistas del
receptor de insulina indican que bajo
condiciones hiperglucémicas, la insulina
es inhibidora o carece de efecto sobre la liberación de
glucagón. El ATP de los gránulos secretores de insulina y la adenosina formada
por la degradación extracelular de ATP son otros potenciales amplificadores de la secreción de glucagón. El efecto estimulador de la adenosina es
mediado por receptores A2 que aumentan el AMPc, mientras la acción
directa del ATP sobre receptores P2Y1
que elevan el Ca2+, puede ser estimuladora o inhibidora de la liberación
de glucagón. Un aspecto particularmente interesante de los receptores P2Y1 es que pueden mediar la sincronización de las oscilaciones de [Ca2+]i generadoras
de secreción de insulina entre células β dispersas e islotes pancreáticos que
carecen de contacto físico. Es posible que se requiera más de un mecanismo inhibitorio para suprimir la secreción de glucagón bajo condiciones hiperglucémicas.
La somatostatina de las células δ, un potente inhibidor de la liberación de insulina y glucagón, ha
sido propuesto como regulador paracrino
de la liberación de glucagón a través de la mediación del efecto inhibidor de la hiperglucemia. La
inhibición preferencial de la liberación de glucagón debido a la mayor
sensibilidad a la somatostatina de las células
α con relación a las células β, refleja las diferencias entre los subtipos de
receptores de somatostatina (SSTR); es
decir, receptores SSTR2 de células α de humanos y roedores y receptores SSRT1 y SSRT5 de células β de
humanos y roedores, respectivamente. La más cercana asociación espacial entre
células δ y α que entre células δ y β de islotes de ratón también puede
contribuir al efecto preferencial sobre la secreción de glucagón en esta especie.
La somatostatina actúa reduciendo la producción de AMPc, vía
subunidad Gα acoplada al SSRT2, y deprimiendo los gránulos
secretores de glucagón después de la activación de la fosfatasa serina/treonina, calcineurina. En
comparación con los factores de las células β, una ventaja de la inhibición de
la liberación de glucagón mediada por somatostatina es que puede operar también
en hipoglucemia, pues la glucosa estimula la liberación de somatostatina en concentraciones similares a las que
inhiben la secreción de glucagón en islotes de ratón y humano. Otra evidencia
del rol de la somatostatina en la regulación de la secreción de glucagón en
hiperglucemia se ha obtenido a partir de la cinética de la secreción. En
islotes de humano y ratón, la liberación pulsátil de la hormona generada por la hiperglucemia coincide con
los pulsos de insulina y somatostatina
sincronizados en una fase opuesta
a los pulsos de glucagón. Esta relación es consistente con la posibilidad que los picos de
somatostatina generen el nadir de la liberación pulsátil de glucagón. Dado que la liberación pulsátil de
glucagón está paradójicamente sincronizada
con las oscilaciones de [Ca2+]i, tal rol requiere que la
somatostatina inhiba la liberación de glucagón
cuando la [Ca2+]i alcanza un pico.
Las células en contacto directo a menudo se comunican por interacciones entre
las moléculas efrina y Eph unidas a membrana, las cuales funcionan como ligandos y receptores, o ambos, y pueden
mediar rutas de señalización
bidireccionales para controlar funciones celulares. Las moléculas Eph
son receptores tirosina kinasa activados por efrina. En las células β, la señal “hacia delante” de efrinaA a
EphA inhibe la liberación de insulina
promoviendo la polimerización de la red de actina debajo de la membrana
plasmática, mientras la señal “reversa” de EphA a efrinaA promueve la secreción
de insulina a través de la despolimerización de actina. Un estudio reciente propone
que la amplificación por la glucosa de la señal efrinaA de una célula β a
receptores EphA4 de una célula α complementa la inhibición paracrina de la
liberación de glucagón y explica la hipersecreción de glucagón cuando las
células β desaparecen en la diabetes. El
principal argumento para este control
“yuxtacrino” de la liberación de glucagón
es que la activación de la señal
hacia delante por exposición de células
α purificadas a moléculas de efrinaA fusionadas con IgG restaura la
inhibición de la liberación de glucagón por la glucosa. Además de arrojar luces sobre
la regulación de la liberación de glucagón, los mecanismos yuxtacrinos podría
ayudar a explicar las diferencias en la
señal [Ca2+]i entre células α aisladas y las células
localizadas en su ambiente natural en los islotes pancreáticos.
De acuerdo con la hipotesis consenso para la liberación
de insulina inducida por glucosa, el metabolismo de la glucosa es esencial para el reconocimiento del azúcar
como estimulo por la célula β. Considerando que la secreción hormonal es
regulada por la glucosa en células α y β y que estos tipos de células se originan
a partir de un precursor común, es posible que la glucosa pueda ser “sensada” por mecanismos celulares similares.
En las células β de roedores, el transporte de glucosa es mediado por el GLUT2 de alta km, el cual
es apropiado para “sensar” la glucosa sanguínea en la hiperglucemia. Desde este
punto de vista, es natural que las células α de roedores, las cuales actúan
preferencialmente como “sensoras” de glucosa en la hipoglucemia, expresen transportadores GLUT1 de baja km.
Sin embargo, las células β humanas que “sensan”
concentraciones mayores de glucosa
también expresan GLUT1 de baja km y el transporte de glucosa no es la
fase limitante para su metabolismo pues se estima que es 5 a 10 veces mayor que
la utilización de glucosa en células α y
β. La glucokinasa de alta Km, enzima
fosforilasa de glucosa, es la etapa
limitante en las células β y puede tener esta función también en las células α con similar
actividad glucokinasa. El flujo glucolítico es comparable en células β y α, pero la oxidación de la
glucosa es considerablemente menor en
las células α y la fosforilación oxidativa
es menos eficiente debido a la alta expresión de la proteína
desacopladora 2 (UCP2). Estas diferencias se reflejan en cambios inducidos por
glucosa más pequeños de ATP, FAD y NADPH
en las células α.
Hay diferencias significativas en la electrofisiología
entre células β y α. De acuerdo con los patrones secretores, las células β son
eléctricamente activas y muestran
oscilaciones de [Ca2+]i con concentraciones altas de
glucosa, mientras las células α son activas en ausencia de glucosa. El cierre
de los canales KATP inducido por glucosa despolariza la célula β
para abrir canales de Ca2+ tipo L que muestran su máxima actividad
con voltajes de -19 mV y esta permeabilidad al Ca2+ domina la tasa de potenciales de acción en la célula
β. Esto es más complejo en las células α con canales de Ca2+ tipo T
que activan potenciales con voltajes tan
bajos como -60 mV y canales de Na+ que se abren con voltajes más positivos que -30 mV. Hay también
canales de Ca2+ tipo L y tipo N en las células α, aunque algunos
estudios indican que los canales tipo N
pueden ser de tipo P/Q. Mientras la entrada de Ca2+ a través de canales tipo L dispara la
liberación de insulina en las células β,
la relación entre entrada de Ca2+
en las células α y liberación de glucagón es más complicada. En las células α de roedores los canales tipo
L son dominantes (80%) y median la mayor
entrada de Ca2+ pero su bloqueo tiene poco efecto sobre la secreción
de glucagón. Por el contrario, el
bloqueo de canales no tipo L (20%) tiene un efecto modesto sobre la [Ca2+]i
pero inhibe la secreción de glucagón en
una extensión similar a la elevación de glucosa
de 1mM a 6 o 7 mM. La mayor importancia
de los canales no tipo L se atribuye a su intima asociación con los gránulos secretores de glucagón. En
presencia de adrenalina, la cual
despolariza células α, moviliza Ca2+
del retículo endoplásmico e incrementa el AMPc, la entrada de Ca2+
extracelular a través de canales tipo L
dispara la exocitosis de los
gránulos de glucagón que no se co-localizan con estos canales. En
las células α humanas, los canales P/Q dominan
sobre los canales tipo L y promueven la mayor parte de la exocitosis,
aunque ellos abren por poco tiempo y solamente median una fracción de la entrada
de Ca2+. El hecho que la inhibición de la liberación de glucagón por
la glucosa está asociada con una
modesta reducción de la señal de [Ca2+]i es
consistente con la idea que son más
importantes los canales de Ca2+ cercanos a los gránulos de glucagón.
Por otra parte, la entrada de Ca2+ adicional puede explicar porque la inhibición de la liberación
de glucagón por la glucosa es menos completa y tiene un rango menos dinámico
que la estimulación de la liberación de insulina por la glucosa.
De acuerdo con la hipótesis consenso para la liberación
de insulina estimulada por glucosa, el ATP actúa bloqueando canales KATP
para despolarizar la célula β. El modelo más citado para la regulación
intrínseca de la célula α asume la misma secuencia de eventos, lo que significa
que la glucosa inhibe la liberación de glucagón
por despolarización de la célula
α. El modelo resulta contra-intuitivo pues
incorpora que la entrada de Ca2+ inducida por la despolarización en la célula α dispara la secreción de
glucagón. En este modelo solamente una pequeña fracción del Ca2+ que
entra a la célula α dispara la
liberación de glucagón, y la despolarización sostenida inhibe la secreción por
reducción del potencial de acción. Bajo condiciones estimuladoras (baja
concentración de glucosa), los canales
de Ca2+ tipo T disparan espontáneamente a partir de aproximadamente
-60 mV y causan una despolarización que activa canales de Na+, los
cuales a su vez activan canales de Ca2+ tipo L y por poco tiempo
canales de Ca2+ tipo P/Q. Los canales tipo P/Q son más importantes
para la secreción que los canales tipo L pues se localizan más cerca de los
gránulos secretores. La repolarización depende de la activación de canales de K
dependientes de voltaje (ki). La glucosa inhibe la secreción de
glucagón por una despolarización levemente sostenida después del cierre de los pocos canales KATP
que aún siguen abiertos. La despolarización inactiva los canales de bajo umbral (canales de Ca2+ tipo T y canales
de Na+) y previene la entrada de Ca2+ a través de los
canales P/Q y por consiguiente la liberación de glucagón. Una implicación de
este modelo es que los potenciales de
acción que subyacen a la secreción de glucagón solamente pueden ser generados
en un estrecho rango de potencial de membrana, suficientemente despolarizado
para activar los canales de Ca2+ tipo T y al mismo tiempo
suficientemente hiperpolarizado para
prevenir su inactivación así como la de los canales de Na+.
En la mayoría de células excitables la despolarización
subyace a la entrada de Ca2+
dependiente de voltaje que dispara una respuesta celular. Desde este
punto de vista se podría esperar que la célula α despolarizada libere glucagón en ausencia de glucosa y que la elevación de
glucosa, contrario al modelo centrado en KATP, inhiba la secreción
por hiperpolarización de la célula α. Aunque hay opiniones diferentes acerca del efecto de la glucosa sobre el
potencial de membrana de la célula α, la hiperpolarización es la
observación más común. El modelo centrado en canales KATP está basado en un repertorio especial de canales
iónicos de las células α diferente del de las células β, pero el
compromiso de estos canales en la generación de potencial de acción no excluye
que la glucosa inhiba la liberación de glucagón por hiperpolarización de las células
α. En las células β, la elevación de glucosa rápidamente genera ATP y una débil despolarización que coincide
con la disminución de [Ca2+]i
pues el ATP no sólo bloquea los canales KATP sino que
también energiza la Ca2+-ATPasa
del retículo sarcoplásmico (SERCA) para
secuestrar Ca2+ en el
retículo endoplásmico(ER). No es sino hasta que la despolarización es
suficiente para abrir los canales de Ca2+ dependientes de voltaje
que incrementa la [Ca2+]i para disparar la primera fase
de la secreción de insulina. Una similar disminución de la [Ca2+]i inducida
por la glucosa por secuestro en el ER ha
sido observada en células α de cobayo. Resulta extraño que el secuestro de Ca2+
en el ER explique la inhibición
sostenida de la liberación de glucagón,
pues su capacidad de almacenamiento de Ca2+ es limitada. Sin
embargo, el llenado de Ca2+ del ER controla una corriente
despolarizante operada por depósito en la membrana plasmática que es al menos
parcialmente impulsada por la entrada de Ca2+. En las células β y α la corriente operada por
depósito es pequeña y solamente causa una modesta elevación en la [Ca2+]i.
En las células β, la activación de la
corriente operada por depósito por la inhibición de la SERCA eleva
marginalmente la [Ca2+]i basal, mientras las células α
reaccionan con una pronunciada elevación de la [Ca2+]i e
involucra también la entrada de Ca2+ dependiente de voltaje que
estimula la liberación de glucagón y
previene o reduce la inhibición por
glucosa. La razón para esta diferencia es que la baja conductancia de la
membrana de las células α hace al
potencial de membrana suficientemente sensible a las pequeñas
corrientes despolarizantes que activan
la entrada de Ca2+ dependiente
de voltaje. La alta sensibilidad a las pequeñas corrientes es la base para el control de la liberación
de glucagón operada por depósito en las
células α sensoras de glucosa.
La entrada de Ca2+ operada por depósito en las células β está inversamente
relacionada con el contenido de Ca2+ del ER de una manera graduada.
El control operado por depósito de la liberación de glucagón por las células α implica
que en la hipoglucemia, con poco ATP como combustible de la bomba SERCA, se
producirá una liberación neta de Ca2+
del ER y la activación de la ruta despolarizante operada por depósito que
resulta en la entrada de Ca2+
dependiente de voltaje y la liberación de glucagón. Durante el retorno a
la normoglucemia, la bomba SERCA gradualmente se vuelve más energizada para
llenar el ER con Ca2+ y desactivar la cascada estimuladora. Algunas
diferencias importantes entre las células α y β proporcionan argumentos que
apoyan el mecanismo operado por depósito. En las células β se requiere glucosa 8-20 mM para llenar el ER,
mientras en las células α se alcanza un máximo con glucosa 3 mM. Una diferencia similar se observa cuando se
compara la cinética espacio-temporal del sensor de Ca2+ del ER, STIM1, y la proteína del canal de Ca2+ de
la membrana plasmática, Oral1, los cuales son componentes moleculares de la
ruta operada por depósito. El vaciamiento de Ca2+ del ER induce la translocación de STIM1 del ER a la
membrana plasmática donde se asocia con
Oral1 para activar la corriente operada por depósito en las células α y β, y
la glucosa revierte este proceso estimulando la re-translocación de STIM1
al ER de una manera gradual. En las células β la re-translocación es
saturada con glucosa 11-20 mM, mientras en las células α solamente se requiere
glucosa 3 mM. Asimismo, concentraciones hipoglucémicas controlan la liberación de glucagón y la ruta operada por depósito en las células
α, mientras en las células β, concentraciones bastante diferentes controlan esta ruta.
En conclusión, hay creciente evidencia que la glucosa
tiene efectos inhibidores y estimuladores
sobre la secreción de glucagón y que actúa directamente sobre la célula α o indirectamente vía señal
paracrina y/o yuxtacrina de otros tipos de células de los islotes. La mayoría
de modelos para la regulación de la liberación de glucagón por la glucosa
centran su atención en el Ca2+ como disparador de la secreción. Sin
embargo, hay que considerar la posibilidad que el Ca2+ tenga un rol más permisivo y que la regulación por
la glucosa en términos de
inhibición y estimulación sea mediada
por factores moduladores como el AMPc. Esta alternativa es particularmente
atractiva considerando que la glucosa
solo disminuye modestamente la [Ca2+]i en la célula α. En
hiperglucemia, los factores paracrinos son más importantes para la regulación
de la liberación de glucagón por la glucosa y la estimulación de las células β
acopladas eléctricamente determinan la pulsatilidad hormonal en el islote liberando factores sincronizadores que
afectan a las células α y β.. Dado que el componente estimulador de la glucosa sobre la secreción de glucagón
aumenta con la concentración de azúcar, múltiples procesos inhibidores pueden ser requeridos para determinar la
inhibición como el efecto dominante de
la glucosa sobre la secreción de glucagón. Los procesos intrínsecos de la célula
α son más importante para la regulación de
la liberación pulsátil de glucagón durante la recuperación de la hipoglucemia y
la inhibición paracrina por somatostatina es determinante en la hipoglucemia.
Fuente: Gylfe E (2016). Glucose control of glucagon secretion--“There´s
a brand-new gimmick every year” Upsala Journal of Medical Sciences 121:
120-132.
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