Estrógenos,
inflamación y cognición
Líneas de investigación convergentes sugieren que los
bajos niveles de estrógenos pueden provocar un declive cognitivo. Los bajos niveles de estrógenos también han
sido implicados en la etiología de la
demencia en la mujer. Por ejemplo, hay una mayor proporción de mujeres con
enfermedad de Alzheimer (EA) que hombres y un incremento en el riesgo de
demencia en mujeres con remoción
quirúrgica de los ovarios en la
juventud. La pregunta es sí la relación
entre los bajos niveles de estrógenos,
el declive cognitivo y la demencia se debe al efecto directo de la carencia de
17β-estradiol (E2) sobre las neuronas o a efectos indirectos sobre otros
sistemas del cuerpo, en particular, el sistema inmune. Para la mayor parte de
investigadores, el mecanismo para el
declive cognitivo se debe al efecto directo de los bajos niveles de E2 sobre
las neuronas. Los estudios en roedores
hembras han demostrado que los bajos
niveles de E2 tienen efectos directos sobre las neuronas que provocan pérdida
de sinapsis y menor conectividad, las
cuales son importantes características
de la EA en humanos. Ratas hembras ovariectomizadas tienen niveles
significativamente bajos de las proteínas
sinápticas fosfosinapsina y sinaptofisina en el hipocampo mientras que las
ratas ovariectomizadas con tratamiento con E2 exhiben un incremento de espinas
en las células piramidales CA1 del hipocampo que forman contactos sinápticos,
lo cual resulta en un aumento de la excitabilidad neuronal. Sin embargo, otro
posible mecanismo para el declive cognitivo puede ser la inflamación cerebral
debida a la repuesta del sistema inmune a la disminución de los niveles de E2. Las mujeres con
ooforectomía así como aquellas como menopausia natural exhiben inflamación sistémica. Por otra parte,
las mujeres con ooforectomía tienen niveles aumentados de marcadores
pro-inflamatorios como interleuquina-1
(IL-1) y factor de necrosis tumoral-α (TNF-α). Los niveles de IL-6, IL-1 y
TNF-α también aumentan significativamente en las mujeres menopáusicas cuando
disminuye la síntesis de E2. La inflamación también está implicada en la
fisiopatología de la EA en hombres y
mujeres, lo que sugiere una relación entre el declive cognitivo, los bajos
niveles de estrógenos y la inflamación.
Los estudios recientes que demuestran que las moléculas
inflamatorias pueden atravesar la
barrera hematoencefálica (BHE) y están relacionadas con alteraciones cognitivas
proporcionan el soporte para la premisa que la inflamación puede mediar la
relación entre los bajos niveles de estrógenos
y los cambios cognitivos. Esta idea está elaborada sobre la base de la evidencia que la EA es una enfermedad inflamatoria
neurodegenerativa como resultado de la disrupción de la BHE. La BHE
funciona como una barrera física hecha de astrocitos, células
endoteliales y pericitos para impedir el
acceso de células inmunes circulantes al
sistema nervioso central. Las uniones
estrechas entre las células endoteliales microvasculares son reguladas por las
proteínas transmembrana claudina, ocludina
y moléculas de adhesión, las cuales son importantes para mantener la
integridad de la BHE. La BHE normalmente es impermeable para la mayoría de
células inmunes, las cuales no pueden
atravesar fácilmente esta barrera. Sin embargo, está demostrado que la
disminución de E2 incrementa la permeabilidad de la BHE en ratas y ratones
hembras. Más aún, otra investigación en roedores hembras reporta que la
degradación de la BHE debida a los bajos niveles de E2 juega un rol en la
neuroinflamación.
En general, la literatura sobre mujeres con ooforectomía
previa a la menopausia natural sugiere
que hay un declive cognitivo postoperatorio, principalmente en la memoria verbal. Por el contrario, las
mujeres que reciben tratamiento con estrógenos (una inyección mensual de 10 mg
de E2valerato) no exhiben ninguna disminución en su rendimiento postoperatorio.
Los resultados sugieren que además de la memoria, la cognición en general puede
ser comprometida por la ooforectomía. Los estudios epidemiológicos demuestran una mayor incidencia de demencia en mujeres con ooforectomía
previa a la menopausia natural. Los posibles mecanismos que subyacen a los
cambios en la cognición que siguen a la ooforectomía han sido estudiados en
modelos animales. Uno de estos mecanismos puede ser la disminución de la
conectividad en las regiones cerebrales involucradas en la cognición. Las ratas hembras ovariectomizadas tienen una baja densidad sináptica en la región CA1 del hipocampo y una baja
densidad de espinas dendríticas en las
células piramidales CA1 y CA3 del hipocampo
así como en las células piramidales de la corteza prefrontal. Por otra
parte, es conocido que el E2 atenúa la muerte neuronal a través de la
inhibición de la expresión del gen pro-apoptosis Bcl-2. La perdida de sinapsis
es reconocida como la base de las
alteraciones cognitivas en los pacientes
con EA. Entonces, el E2 evita el declive
cognitivo facilitando la comunicación entre las neuronas a través de un incremento en la densidad de
espinas y apoyando la viabilidad de las neuronas mediante la prevención de la apoptosis.
La menopausia natural es usada a menudo como modelo de un
estado sin E2 a pesar que los ovarios continúan produciendo y secretando
andrógenos que pueden ser aromatizados a E2. La menopausia natural también está
sometida a las percepciones culturales del envejecimiento. Quizá debido a estos
aspectos biológicos y socioculturales de la menopausia natural, la
literatura que utiliza este modelo
presenta resultados inconsistentes. Los estudios que examinan la cognición en la menopausia han sido conducidos comparando diferentes grupos de mujeres en la
transición a la menopausia. Un estudio transversal reciente no reporta
diferencias cognitivas entre mujeres de las categorías pre-menopausia (edad
promedio, 48 años), perimenopausia temprana, perimenopausia tardía o
postmenopausia (edad promedio, 52 años) después de ajustar las variables
sociodemográficas y los síntomas relacionados con la menopausia. Sin embargo,
otros estudios transversales reportan
que las mujeres menopáusicas no tratadas tienen disminución del aprendizaje verbal, la capacidad motora y la memoria de trabajo
en el primer año después de la
finalización de los ciclos
menstruales. Algunos estudios
longitudinales, también demuestran disminución del aprendizaje verbal en la
transición menopáusica. Mientras algunos estudios no reportan ninguna relación
significativa entre los niveles endógenos de E2 y la memoria episódica en las
mujeres menopáusicas, otros estudios reportan
disminución de la memoria verbal y más síntomas depresivos asociados con alteraciones cognitivas.
Aunque la investigación sobre los cambios cognitivos en primates no humanos es limitada, algunos
estudios sugieren que la reducción en la secreción de hormonas ováricas en la menopausia está asociada con una disminución en la memoria. Por otra parte, la evidencia sobre la
menopausia en modelos de roedores es
difícil de interpretar debido a que ni
las ratas ni los ratones tienen
menopausia como los humanos. Sin embargo, el envejecimiento reproductivo de los
roedores se caracteriza por el cese de
los ciclos reproductivos debido a la secreción
de niveles altos o bajos de hormonas ováricas. El primer estado del envejecimiento reproductivo es el estro
persistente, donde los niveles de E2 son elevados, el cual es seguido por un
diestro persistente con niveles disminuidos de E2. Este patrón es
sustancialmente diferente de los cambios endocrinos observados en mujeres en
quienes, después de su último periodo menstrual, disminuyen los niveles de E2. No obstante, los
estudios del envejecimiento reproductivo en roedores pueden ser instructivos.
Una manipulación experimental en roedores hembras que estimula las condiciones
endocrinas de la menopausia humana es la administración de 4-vinil ciclohexano
diepóxido (VCD), el cual acelera la atresia folicular para dejar al ovario sin
folículos primordiales y primarios. Después del tratamiento con VCD en ratones
hembras, aumentan los niveles de hormona estimulante del folículo (FSH) y
hormona luteinizante (LH) y,
concomitantemente, disminuyen los niveles de E2, simulando el patrón de los
cambios endocrinos en la mujer menopáusica. La disminución gradual e incompleta
en los niveles de estrógenos tiene un efecto menor que el cese abrupto de E2 de la ovariectomía.
Los bajos
niveles de estrógenos afectan los niveles de citoquinas involucradas en la señalización celular,
cambios en la actividad de los macrófagos y moléculas de adhesión celular que
facilitan la extravasación de leucocitos
a través del endotelio, lo cual contribuye a la inflamación. Es conveniente
señalar que algunas veces la inflamación puede ser beneficiosa. Por ejemplo, la
neuroinflamación puede atenuar el daño en el cerebro promoviendo la muerte
celular controlada y el crecimiento neuronal
después del daño. Algunas proteínas están asociadas con una respuesta
anti-inflamatoria como la IL-10 que puede inhibir la regulación de otras
citoquinas mediada por el NF-κB o la IL-1RA (interleukin-1 receptor antagonist)
que inhibe la IL-1. Sin embargo, la cronicidad del estado inflamatorio puede
ser citotóxico e incrementar los niveles
de TNF-α e IL-1β, implicadas en
la patogénesis de la demencia. La evidencia acumulada sugiere que, en general, la reducción del E2 endógeno que sigue a la ooforectomía
está asociada con un incremento de los marcadores inflamatorios periféricos y
el declive cognitivo en mujeres jóvenes. Los niveles de proteína C-reactiva, un
marcador de la fase aguda de la inflamación, son tres veces mayores en las
mujeres con ooforectomía e histerectomía que en las mujeres con los ovarios
intactos. Otros cambios en los marcadores inflamatorios atribuidos a los bajos
niveles de E2 incluyen incrementos significativos en células T citotóxicas CD8+
y disminución de las citoquinas IL-4 e interferón gamma (IFN-γ). Los modelos
animales para niveles bajos de E2 e
inflamación corroboran los estudios en
humanos e indican que la ovariectomía está asociada con cambios en la respuesta
inmune periférica con incrementos en los marcadores inflamatorios. Un posible
mecanismo para esto puede ser la inducción
del factor de transcripción NF-κB, el cual regula la expresión de
citoquinas, moléculas de adhesión celular, quimioquinas y otros genes
inflamatorios. El tratamiento con 17α-etinilestradiol de ratones hembras
con ovariectomía provoca la supresión de los genes inducidos
por el NF-κB. Estos hallazgos sugieren que los efectos de la ovariectomía sobre
el incremento de los marcadores inflamatorios subyacen a la relación entre
inflamación y niveles bajos de estrógenos.
El sistema
nervioso central (SNC) también es afectado por la respuesta del sistema inmune periférico.
Las células T están implicadas en la etiología de la esclerosis múltiple (EM),
una enfermedad que afecta dos o tres veces más a las mujeres que a los hombres.
Una característica de la EM es la desmielinización de los axones y la inflamación del SNC, lo
cual provoca cambios motores, fatiga, dolor, pérdida de la visión y síntomas
cognitivos. Los modelos animales de EM causan daño inflamatorio a las vainas de
mielina a través de la acción de las
células T “helper” Th1 y Th2. Los bajos niveles de estrógenos también afectan
este modelo de enfermedad. Los mecanismos inflamatorios del cerebro son
regulados hacia arriba después de la ovariectomía en la medida que las
microglias son afectadas por los bajos niveles de E2. La activación de las
microglias está asociada con la
capacidad para sintetizar citoquinas pro
–o anti- inflamatorias dependiendo del microambiente del SNC. Por lo tanto, una manera por la cual los
bajos niveles de E2 pueden incrementar la neuroinflamación es a través de la activación de las
microglias.
La menopausia
natural provoca cambios en el sistema inmune periférico. Las mujeres
menopáusicas (edad promedio, 56 años) muestran incrementos en la adhesión de
leucocitos y la expresión de IL-8, proteína quimiotáctica de
monocitos-1 (MCP-1) y proteína inflamatoria de macrófagos-1α (MIP-1α), lo cual
sugiere una inflamación sistémica de
bajo grado. En comparación con
los controles pre-menopáusicos, las mujeres menopáusicas muestran niveles
elevados de citoquinas incluyendo IL-6, IL-8, IL-2, IL-4 y factor estimulante
de colonias de granulocitos (G-CSF), lo cual sugiere que los bajos niveles de
E2 están asociados con un fenotipo pro-inflamatorio. Las mujeres menopáusicas
también exhiben cambios inmunes localizados en el cerebro. La observación de
inflamación tanto en la periferia como en el SNC en diferentes estados
reproductivos de la vida de una mujer
sugiere que el sistema inmune, especialmente marcadores inflamatorios y
condiciones inflamatorios son afectados por los niveles de estrógenos.
Relativamente
poca atención han recibido los mecanismos, distintos a los efectos directos
sobre las neuronas, por las cuales la caída de los niveles de E2 pueden afectar
la cognición. Un ejemplo de tales rutas
puede ser a través de los síntomas vasomotores que se presentan durante la menopausia, lo cual se
manifiesta en la forma de oleadas de
calor y sudoración nocturna. La reducción de E2 con la menopausia natural o quirúrgica provoca regulación hacia arriba
del receptor de serotonina 5-HT2A en el hipotálamo, cuya
activación está asociada con una respuesta hipertérmica. En las
mujeres con menopausia natural que no utilizan terapia hormonal, la
frecuencia de oleadas de calor está asociada con menor memoria verbal. Por otra parte, los síntomas vasomotores se
correlacionan con disminuciones en dominios cognitivos específicos.
Entonces, así como los bajos niveles de
E2 pueden afectar la cognición a través
de la inflamación, los bajos niveles de E2 también pueden afectar
indirectamente la cognición a través de las oleadas de calor.
La síntesis de
otras hormonas reproductivas, como la progesterona, es afectada por la menopausia y la
remoción de los ovarios. Hay evidencia
que los bajos niveles de progesterona están implicados en la inflamación y que el reemplazo de
progesterona puede atenuar la inflamación en ratas. Después de una lesión
cerebral traumática, el tratamiento con progesterona (dos inyecciones de 16
mg/kg) reduce los niveles de marcadores
inflamatorios en el cerebro de ratas
machos. En modelos preclínicos, la progesterona también tiene un efecto
positivo sobre el aprendizaje espacial y el rendimiento en pruebas de memoria
después de una lesión cerebral traumática en ratas machos. Otro estudio en
ratones hembras con implantes de progesterona revela disminución en los niveles
de TNF-α y un incremento en la mielinización. Entonces, mientras los bajos
niveles de E2 pueden ser responsables de los efectos directos sobre las
neuronas, los bajos niveles de progesterona también pueden afectar la
inflamación y por consiguiente, la cognición. La testosterona también es
secretada por los ovarios y es una hormona importante para hombres y mujeres. Por lo tanto, no es
sorprendente el efecto de los bajos niveles
de testosterona sobre la inflamación como potencial mediador de la
neurodegeneración en hombres. En hombres con demencia, los niveles de
testosterona libre son bajos y los
hombres con EA tienen altos niveles de LH y una asociación positiva entre LH y
TNF-α. En general, las hormonas reproductivas pueden estar implicadas en la
etiología de cambios cognitivos a través
de mecanismos inflamatorios.
En conclusión,
los efectos de los estrógenos afectan
múltiples sistemas del cuerpo. Las
fluctuaciones en los niveles de estrógenos, a través de la remoción quirúrgica de
los ovarios y la menopausia natural
están relacionadas con un perfil inmune alterado y cambios en los
procesos cognitivos. La reducción de estrógenos endógenos está asociada con un incremento de los
marcadores inflamatorios. La inflamación puede mediar la relación entre los
bajos niveles de estrógenos y el declive
cognitivo.
Fuente: Au A et
al (2016). Estrogens, inflamation and cognition. Frontiers in
Neuroendocrinology 40: 87-100.
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