Los opiodes endógenos y la
respuesta al estrés
La respuesta al estrés se ha conservado durante la evolución y comprende un
conjunto sincronizado de respuestas endocrinas, inmunológicas, autónomas,
conductuales y cognitivas necesarias para la supervivencia. Dada la
prevalencia de estresores en el ambiente
dinámico de un animal, es esencial contar con mecanismos que limiten la
actividad del sistema estrés y promuevan una rápida recuperación de los niveles pre-estrés. Por ejemplo, la
activación del eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA) por el estrés está bajo
una regulación por retroalimentación que sirve para restringir y terminar la
respuesta. La disfunción en esta
retroalimentación como resultado de estrés crónico o de estrés severo subyace a
la relación entre el estrés y muchas enfermedades neuropsiquiátricas como depresión, desordenes por estrés
postraumático, abuso de sustancias y enfermedad de Alzheimer, así como también
condiciones médicas como obesidad, enfermedad cardiovascular, trastornos
inflamatorios y síndrome de colon irritable. Las diferencias individuales en
los componentes del mecanismo de retroalimentación de los glucocorticoides son
clave para la potencial vulnerabilidad o resiliencia al estrés. Por ejemplo,
las variaciones en el cuidado materno en la vida temprana pueden determinar la
sensibilidad individual de esta
retroalimentación a través de mecanismos
epigenéticos que, a su vez, determinan la expresión del receptor
glucocorticoide. Aunque la inhibición del eje HHA por los glucocorticoides (GC) es crítica en la restricción del componente
endocrino de la respuesta al estrés, los
circuitos neurales de la respuesta al estrés son regulados de manera
diferente. Así, mientras los GC inhiben
la expresión del ARNm de la CRH en las neuronas
del núcleo paraventricular del hipotálamo que inicia la liberación de
ACTH por la hipófisis, los GC incrementan el ARNm de CRH en neuronas de la
amígdala y el núcleo del lecho de la estría terminal, estructuras involucradas
en los aspectos conductuales de la respuesta al estrés. Dada la complejidad del
sistema estrés, los mecanismos decontra-regulación de los diferentes
componentes de la respuesta al estrés
son potenciales puntos en los cuales las
diferencias individuales pueden ser expresadas y por lo tanto pueden ser
determinantes en la vulnerabilidad y/o
resiliencia al estrés. Un mecanismo para
contrarrestar la respuesta al estrés involucra a neuromoduladores(o
neuromediadores) que actúan en oposición
a los sistemas “pro-estrés”. Algunos neuromediadores caracterizados como
opositores del estrés son el neuropéptido Y, los endocannabinoides, las urocortinas
y los opiodes endógenos.
El locus coeruleus (LC) es una estructura
compacta de neuronas noráadrenérgicas que sirve como fuente primaria de
la noradrenalina (NA) cerebral, especialmente de regiones del cerebro anterior
como el hipocampo y la corteza cerebral que gobiernan la memoria, la cognición
y las conductas complejas. Una
característica anatómica del LC es su sistema de proyecciones altamente
colateralizado que inerva al neuroeje entero. A través de este sistema axonal,
el LC influye en la actividad neuronal del cerebro. Las neuronas del LC descargan espontáneamente y su tasa tónica se correlaciona positivamente con el estado de vigilia. La activación -o inhibición- selectiva de las neuronas del LC resulta, a nivel de
corteza e hipocampo, en activación -o
inhibición- electroencefalográfica (EEC), respectivamente, lo que indica una
relación de causalidad entre la tasa de descarga del LC y el estado de vigilia.
Además de la descarga espontánea, las neuronas del LC son activadas
fásicamente por estímulos multimodales que producen brotes de descargas seguidos por un período de inhibición. Las neuronas del LC descargan sincrónicamente
durante la activación fásica como resultado del acoplamiento, a través de
uniones gap, entre las dendritas de las neuronas del LC en la región peri-LC. Por el contrario, durante la descarga
espontánea o tónica, las neuronas del LC están desacopladas. La evidencia acumulada sugiere que los estresores que inician la respuesta del eje HHA también
activan al sistema LC-NA y el funcionamiento paralelo de estos dos sistemas sirve para coordinar
los aspectos endocrinos y cognitivos de la respuesta al estrés. En respuesta al estrés agudo, la descarga espontánea del LC incrementa y
esto se correlaciona temporalmente con
el EEC cortical indicativo de vigilia.
Más aún, la activación del LC es necesaria para la actividad EEC del
cerebro anterior.
La hormona liberadora de corticotropina
(CRH) es un mediador primario de
la activación del LC inducida por el estrés. Inicialmente, la CRH fue
caracterizada como una neurohormona del
núcleo paraventricular del hipotálamo que inicia la secreción de hormona
adrenocorticotropa (ACTH) en la hipófisis. Actualmente, hay evidencia de una función
paralela de la CRH como neuromodulador
cerebral que coordina respuestas autónomas, conductuales y cognitivas con
aspectos endocrinos durante el estrés. De los múltiples receptores de CRH que
han sido identificados, el subtipo CRHR1 es el más prominente en el cerebro y
el responsable de la mayoría de los
efectos atribuidos a la respuesta al estrés, aunque algunos
modelos de ansiedad y depresión en roedores también implican al CRHR2. El sistema LC-NA es un blanco de la neurotransmisión CRH, los
terminales axónicos de las neuronas CRH que derivan de la amígdala central y el núcleo paraventricularestablecen
contacto con las dendritas del LC, particularmente con las que se extienden en el
área peri-LC. La mayoría de estas sinapsis son asimétricas o tipo excitatorias, un
tercio de ellas aproximadamente también expresan glutamato y unas pocas
expresan GABA. Las neuronas CRH
hipotalámicas que se proyectan al LC
constituyen una población distinta a la
que seproyecta a la eminencia media para
regular la liberación de ACTH.
Los opiodes endógenos han sido implicados en la respuesta al estrés sobre
la base de la evidencia de su liberación por estresores y su capacidad para
atenuar o minimizar la respuesta al estrés según el receptor específico que es
activado. Estos péptidos “similares a morfina” y sus receptores fueron
descubiertos y caracterizados en la década de los años 70 del siglo pasado.
Distintos genes codifican los precursores
de las tres principales familias de péptidos opiodes;proopiomelanocortina,
preproencefalina y preprodinorfina. Los péptidos activos derivados de estos
precursores, endorfina, encefalina y dinorfina, producen sus efectos activando
los receptores -acoplados a proteína G-
μ, δ y κ, respectivamente. Los opiodes son reconocidos por su capacidad de
atenuar el dolor. Sin embargo, esto puede ser la expresión de una función más
amplia para contrarrestar el estrés. El dolor puede ser considerado como un
estresor que provoca muchas de las respuestas
de los estresores no nocivos, incluyendo cambios en la actividad
autónoma, vigilia, conductas evasivas y afecto negativo. Aunque la analgesia de
los opiodes atenúa los aspectos sensoriales del dolor, un componente mayor de
la respuesta analgésica involucra el
bloqueo del componente afectivo negativo del dolor. La actividad anti-estrés de
los opiodes endógenos puede ser mediada
específicamente por el receptor μ, el
cual muestra la mayor selectividad por β-endorfina, endomorfina y encefalinas. El estrés también
incrementa la expresión de ARNm de
preproencefalina en ciertas regiones cerebrales
y de β-endorfina en el plasma. Un mecanismo por el cual los opiodes
endógenos pueden contrarrestar el
estrés es a través de acciones opuestas a las de la CRH. La
encefalina y la CRH están co-localizadas
en muchas neuronas de hipotálamo,
núcleo pre-óptico medial y núcleo
del lecho de la estría terminal. Los blancos celulares de estas neuronas son
potenciales sitios de interacción entre la CRH y la encefalina. Adicionalmente, la distribución de CRH y
encefalina se superpone en regiones
cerebrales que contienen componentes conductuales y autónomos de la respuesta
al estrés, incluyendo al núcleo amigdalar central, el núcleo parabraquial y el núcleo
del tracto solitario.
CRH y encefalina son co-liberadas durante el estrés para regular la tasa de
descarga del LC. La remoción de la influencia
CRH y opiode en el LC deja a sus neuronas sin respuesta a los
estresores, lo que sugiere que estas aferencias son los reguladores
primarios de la actividad del LC durante
el estrés agudo. Aunque pocos axones terminales
en el LC y la región peri-LC
co-localizan CRH y encefalina, las dendritas del LC reciben impulsos
convergentes de neuronas CRH y neuronas que contiene encefalina. Los axones
terminales CRH y los que contienen
encefalina que convergen en las neuronas
del LC derivan de fuentes diferentes. La inervación encefalina del LC deriva de los núcleos medulares rostrales
incluyendo al núcleo para-gigantocelulary al núcleo prepósito hipogloso. Las
lesiones del núcleo central de la amígdala
que disminuyen sustancialmente la inervación CRH del LC y la región
peri-LC tienen poco efecto sobre la inervación encefalina del LC. Más aún, muy
pocas neuronas (2%) del NPV que se proyectan al LC contienen encefalina. Los
opiodes que activan receptores μ en neuronas
del LC tienen efectos
directamente opuestos a los producidos
con la activación del CRHR1. La activación del receptor μ inhibe la
formación de AMPc e hiperpolariza las neuronas del LC a través de un incremento en la conductancia
de potasio.Esta inhibición es importante en la recuperación del LC porque disminuye
el tiempo para regresar a los niveles pre-estrés.
Durante el estrés agudo, la regulación del LC por receptores μ sirve como
un contrabalance adaptativo de los efectos excitatorios de la CRH y protege al cerebro de las consecuencias de un sistema noradrenérgico hiperactivo. Sin
embargo, la respuesta opiode, al igual que la respuesta CRH, debe ser limitada. La persistencia de la
influencia opiode puede producir modificaciones en los circuitos neurales que conducen a la
tolerancia y dependencia de opiodes y puede ser la base subyacente para la asociación
entre estrés y abuso de sustancias. Un estudio reciente ha demostrado que el
estrés social repetido disminuye la
función CRH -y aumenta la del receptor μ- en el LC. El estrés social repetido
desvía el balance de la actividad del LC hacia la regulación inhibitoria de los
opiodes. Este desbalance producido por el estrés social repetido puede ser generalizado a otros estresores.
Entonces, en contraste con el estrés agudo, donde predomina la excitación CRH
en el LC y los opiodes actúan para atenuar esta respuesta y promover la
recuperación del LC, con el estrés repetido
disminuye la influencia CRH y el balance de la actividad del LC se
desvía a favor de la regulación opiode.
Aunque esto protege contra las consecuencias negativas de un estado
hipernoradrenérgico, puede volver al individuo tolerante a la analgesia opiode
y vulnerable al abuso de opiodes en un esfuerzo
por evitar los efectos negativos asociados con el estrés crónico.
En contraste con las consecuencias del estrés repetido, las condiciones que
disminuyen la influencia opiode en el LC podrían desviar la regulación de la
actividad del LC hacia la excitación mediada por CRH y prolongar el tiempo de recuperación
de la actividad neural después de la terminación del estrés. Esto podría
ser expresado como una activación exagerada
del sistema LC-NA que se traduce en un estado de hipervigilia como el que se observa en los desordenes por
estrés post-traumático y otros trastornos psiquiátricos relacionados con el
estrés. La disminución en la influencia opiode puede ocurrir en individuos
que se vuelven tolerantes a los opiodes como resultado de abuso o de uso médico prolongado. Consistente
con esto, en las ratas tratadas crónicamente con morfina, las neuronas del LC
responden con mayor excitación al estrés
hipotensivo. Esto se debe, en parte, a la sensibilización de las neuronas del
LC a la CRH. Estos datos implican que la administración crónica de opiodes en
humanos puede sensibilizar al sistema
LC-NA a los estresores y esto puede
también ser una base para la morbilidad
por abuso de opiodes y por desordenes por estrés post-traumático. Sin
embargo, en contraste con el estrés repetido,
donde el estrés produce mecanismos adaptativos que predisponen al abuso de opiodes, aquí el
abuso de opiodes puede ser el responsable de la predisposición a los síntomas
de los desordenes por estrés post-traumático.
Dado el rol inhibitorio de los opiodes en la activación LC-NA durante el estrés y las implicaciones patológicas de
la excesiva o insuficiente influencia
de los opiodes, las diferencias individuales en la expresión de
encefalina o en la sensibilidad del receptor μ son potenciales determinantes de
resiliencia/vulnerabilidad o de patologías. Por ejemplo, la disminución de la
función del receptor μ puede predisponer a síntomas de desordenes relacionados
con el estrés debido a la disminución de la capacidad para contrarrestar los
efectos de la CRH. Por el contrario, los individuos con mayor sensibilidad del
receptor μ podrían protegerse de esos
síntomas pero ser más proclives al abuso de sustancias. La densidad, la sensibilidad y el
tráfico de receptores μ así como la
expresión de encefalinas son afectadas por el sexo y el estatus hormonal. Las
relaciones no están muy claras pero las enfermedades relacionadas con el estrés
que se caracterizan por presentar
hipervigilancia son más frecuentes en mujeres mientras que el abuso de
sustancias es más frecuente en hombres. La edad es también un potencial
determinante de
resiliencia/vulnerabilidad individual. Las diferencias durante el desarrollo en
la inervación encefalina del LC o en la expresión del receptor μ en las
neuronas del LC pueden contribuir a la
vulnerabilidad al estrés relacionada con
la edad. Otro potencial determinante de la variabilidad individual es
el gen del receptor μ. Por ejemplo, los individuos con el alelo G118 exhiben
menos sensibilidad a la analgesia producida por la morfina. Por otra parte, la
inhibición del eje HHA es mayor en
animales con este alelo, lo que sugiere
un incremento en el tono inhibitorio de
los opiodes.
Si bien el LC es un sitio preponderante de las interacciones opuestas
opiodes/CRH, en el cerebro hay otros puntos de convergencia en los cuales un
balance opiode/CRH alterado puede resultar en patología. Por ejemplo, en el
serotoninérgico núcleo dorsal del rafe, las interacciones CRHR1/receptor μ son
análogas a las interacciones en el LC. En este núcleo, CRHR1 y receptor μ tiene
efectos opuestos sobre las neuronas GABA, mientras el CRHR1 activa
las neuronas GABA e indirectamente inhibe a las neuronas 5-HT, el receptor μ inhibe las neuronas GABA
e indirectamente excita las neuronas
5-HT.
En conclusión, en el ambiente dinámico que vivimos constantemente nos
exponemos a diversos estresores. Para responder a esos agentes y mantener la
homeostasis, se activa una respuesta coordinada
de los sistemas nerviosos central y periférico, esencial para la
supervivencia. Sin embargo, el inicio inapropiado de la respuesta al estrés o su continuación
después que el estresor ha desaparecido
tiene consecuencias patológicas que se relaciona con diversas enfermedades
médicas y neuropsiquiátricas. Los neuromoduladores
endógenos con actividad anti-estrés tienen
acciones opuestas a los sistemas que responden al estrés. La
co-regulación de la actividad del LC por los neuromoduladores CRH
(pro-estrés) y encefalina (anti-estrés)
debe ser balanceada para producir una
respuesta adaptativa al estrés. Cada
sistema proporciona múltiples puntos en
los cuales las diferencias individuales
pueden conferir vulnerabilidad o resiliencia al estrés. En el estrés agudo, los impulsos CRH y
opiodes convergen en el LC pero con predominio CRH, lo cual produce la descarga
del LC en modo tónico alto que favorece
la vigilia. Los opiodes endógenos, por su parte, restringen la excitación del LC y promueven
la recuperación después de la desaparición del estresor. En el estrés repetido, la influencia CRH
disminuye y el balance se inclina a favor
de la regulación opiode. Aunque esto protege contra un estado
hiperactivo del sistema LC-NA, puede conducir al individuo al abuso de opiodes.
Fuente: Valentino RJ y von Bockstaele E (2015). Endogenousopioids: the downside of opposing stress. Neurobiology
of Stress 1: 23-32.
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