Células y circuitos
del núcleo supraquiasmático
El núcleo supraquiasmático (NSQ) del hipotálamo es el
principal marcapaso circadiano del cerebro y coordina los ritmos diarios de
sueño y vigilia, así como la fisiología y conducta de nuestra vida. Los ritmos
circadianos son aquellos ciclos diarios
de conducta y fisiología que persisten
cuando un individuo, un animal de
experimentación o una planta están aislados en un ambiente libre de tiempo. Esta
persistencia se debe a la presencia de un reloj interno autónomo que es capaz
de definir períodos de aproximadamente 24 horas. En condiciones naturales,
estos relojes circadianos son entrenados con el ciclo de luz-oscuridad. En los
mamíferos, el NSQ recibe inervación directa de células ganglionares
especializadas de la retina que median el entrenamiento del reloj por la luz.
El rol del NSQ es generar una representación interna estable del tiempo solar y
conducir las rutas neurales, conductuales y endocrinas para coordinar todos los
aspectos de las funciones diarias en el cuerpo.
El NSQ puede autónomamente generar ese tiempo pues la inervación retiniana sirve solamente para sincronizar al oscilador
circadiano. Actualmente se sabe que todos los órganos tienen mecanismos de
reloj circadiano local, por lo tanto el NSQ no es el único reloj, aunque es el
coordinador de los innumerables relojes
distribuidos en el cuerpo. Estos relojes
tisulares manejan la expresión circadiana de aproximadamente 10% de los genes y
proteínas expresados localmente en un tejido particular. En consecuencia, los
procesos metabólicos vitales como el metabolismo nitrogenado hepático, la
gluconeogénesis, la función cardiovascular y la destoxificación renal siguen
ciclos bien definidos que optimizan el rendimiento metabólico.
A nivel molecular, el mecanismo oscilatorio del NSQ comienza con la transactivación de los genes Per (período) y Cry
(criptocromo) por los heterodímeros de
Clock y Bmal1, factores de transcripción que asociados en los dominios de
dimerización PAS actúan vía E-box en sus genes blancos. En el curso de la mañana circadiana los niveles de ARNm de
Per y Cry se acumulan en las neuronas
del NSQ y al final del día circadiano,
las proteínas Per y Cry forman complejos que entran al núcleo donde interfieren
con la acciones de Clock y Bmal1, en parte reclutando complejos
transcripcionales inhibitorios. En la medida que la noche circadiana progresa,
los niveles de ARNm caen, la traslación
de las proteínas Per y Cry
disminuye y los complejos Per/Cry existentes son degradados, un proceso
esencial para la progresión del reloj. Esto libera los E-boxes de la regulación
negativa y el ciclo comienza con un nuevo día circadiano. Esta oscilación
central es aumentada por asas adicionales que involucran a los genes Rev-Erbo,
Rev-Erbb y RORA, los cuales también son manejados por Clock/Bmal1, y sus productos
proteicos a su vez manejan la expresión rítmica de Bmal1 vía secuencias RORE. Los
factores de transcripción PAR bZIP contribuyen a la expresión de los genes
controlados por el reloj. Estos genes son responsables de generar los ciclos
circadianos de la actividad celular que
subyace a la conducta y la fisiología. En el NSQ esto incluye a los genes y
proteínas involucrados en la transmisión
sináptica, el metabolismo y la actividad electrofisiológica (canales iónicos y
receptores) en las neuronas, alternando entre la quietud nocturna (< 1Hz) y
la alta actividad espontánea durante el día circadiano (> 10 Hz). A través
de estos cambios en la tasa de disparo las
neuronas del NSQ coordinan las cascadas neuroendocrinas que sincronizan la
actividad de los relojes locales distribuidos en otras regiones cerebrales y tejidos
periféricos. Estos relojes a su vez controlan las cascadas transcripcionales
locales para dirigir la fisiología específica de cada órgano.
El descubrimiento de los genes reloj circadianos ha
propiciado el desarrollo de nuevas tecnologías
para el análisis de la función reloj. Gracias a esas tecnologías se sabe
que: (i) la expresión de los genes circadianos progresa como una onda
espacio-temporal a través del NSQ: las asas de retroalimentación
transcripcional/traslacional de las células rítmicas individuales son sincronizadas a través de un
circuito aunque no producen su pico de actividad simultáneamente. (ii) En el NSQ, mas que relaciones
estereotípicas de fase entre unas y otras células, las células más dorsales del
NSQ son avanzadas de fase 2-3 horas
con relación al resto. (iii) Con
relación a los relojes locales, todos los órganos cuando son aislados expresan
claros ciclos circadianos, demostrando
que las funciones reloj conservadas son distribuidas a través de todo
el organismo. (iv) Los mecanismos que
actúan in vivo e in vitro para entrenar a los relojes locales establecen una
coherencia circadiana en el animal.
Las ondas espacio-temporales de la expresión de genes circadianos
observadas en el NSQ revelan una
sofisticada y compleja forma de sincronización
de las asas de retroalimentación transcripción/traslación en las neuronas reloj individuales. Esta
sincronía se puede interrumpir si ocurre
interferencia en la comunicación
sináptica o por alteraciones a nivel de las vesículas sinápticas. Asimismo, se ha reportado que las neuronas
del “core” del NSQ expresan péptido intestinal vasoactivo (VIP) y los ratones
que carecen del receptor para VIP tiene marcados desordenes circadianos, los
ritmos circadianos son de baja amplitud y desincronizados. Sin embargo, la expresión de los genes puede
ser activada y la sincronía restaurada temporalmente mediante el tratamiento con otro neuropéptido del NSQ,
el péptido liberador de gastrina (GRP), un activador de la adenil ciclasa y por
consiguiente de la producción de AMPc. El
efecto sincronizador de esta señal paracrina representa una verdadera
señalización del tiempo y no una simple
condición permisiva para las asas de retroalimentación transcripción/traslación. Más aún, aplicando bloqueadores de los receptores de arginina
vasopresina (AVP) o GRP (neuropéptidos secretados por la “Shell” y la “core”
del NSQ, respectivamente) se ha podido demostrar que existe una jerarquía de las señales de los neuropéptidos en la regulación paracrina, con un rol
pre-eminente de VIP aumentado por las
contribuciones de AVP y GRP. Entonces,
la jerarquía de las señales paracrinas neuropeptidérgicas actúa como un puente entre las células y los circuitos en el NSQ. El
receptor de VIP (VPAC2) es acoplado a proteína G y unido positivamente a la Gs para activar la síntesis de AMPc y a la Gq para estimular a la fosfolipasa C e
incrementar los niveles intracelulares de Ca2+. Entonces, el ciclo circadiano de la concentración
intracelular de Ca2+ se
pierde cuando el NSQ carece de VIP,
aunque las células individuales continúan
oscilando pero sin sincronía a través del circuito. Un efecto similar se
ha visto para los ritmos neuronales de la activación de los elementos de respuesta dependientes de AMPc (CRE) en ausencia de VIP, es
decir oscilaciones circadianas de baja
amplitud, rítmicas pero asincrónicas. Por lo tanto, es posible construir un modelo para el
acoplamiento neuropeptidérgico en el NSQ en el cual el VIP es secretado y de
una manera paracrina activa una cascada disparada por el VPAC2, la Gq, la
fosfolipasa C, la concentración de Ca2+ y finalmente la secuencia CRE en los genes Per de las neuronas blanco.
En resumen, el NSQ del hipotálamo es el principal marcapaso
circadiano del cerebro. Las asas intracelulares de retroalimentación
transcripción/traslación constituyen el reloj celular de las neuronas del NSQ. La actividad diaria
de estas asas gira alrededor de la regulación negativa de los genes Per y Cry por sus producto
proteicos. El período de este ciclo circadiano depende de la relativa
estabilidad de las proteínas Per y
Cry y esto puede ser controlado por
intervenciones genéticas o farmacológicas. El VIP sincroniza de una manera
paracrina los relojes celulares en el NSQ.
Fuente:
Hastings MH et al (2014). Circadian pacemaking in
cells and circuits of the suprachiasmatic nucleus. Journal of
Neuroendocrinology 26: 2-10.
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