Regulación endocrina del
crecimiento muscular en el feto
El músculo esquelético lleva a cabo
funciones metabólicas importantes: (i) el gasto de energía en reposo
varía considerablemente de acuerdo con
la cantidad de masa magra que posee el individuo; (ii) 80% de la
captación de glucosa estimulada por la insulina en el organismo tiene lugar en
el músculo; (iii) varios músculos secretan productos (mioquinas) que mejoran la
sensibilidad a la insulina y estimulan
el consumo de energía en el tejido adiposo. Entonces, la disminución de la masa muscular afecta la salud y tiene importantes
implicaciones para la calidad de vida porque provoca ganancia excesiva de peso
y riesgo de desarrollar resistencia a la insulina y diabetes tipo2. El crecimiento disminuido de los músculos
esqueléticos en la vida fetal no es
compensado completamente después del
nacimiento y los niños que nacen con bajo peso
tienen menor masa muscular en la adultez. En los casos de baja nutrición
materna o de insuficiencia placentaria, el crecimiento de los músculos
esqueléticos es preferencialmente sacrificado y la masa muscular al momento del
nacimiento está reducida. En estas condiciones, el crecimiento postnatal
compensatorio favorecerá los depósitos de grasa
y no al desarrollo muscular. En
los humanos, la asociación entre bajo peso al nacer y masa muscular disminuida favorece el desarrollo en la vida postnatal
de síndrome metabólico y diabetes tipo 2 e incrementa el riesgo de enfermedades
cardiovasculares.
Los mioblastos son células mononucleares que tienen la capacidad de
proliferar y diferenciarse en miofibras
esqueléticas. En el desarrollo del embrión humano, adipocitos, fibroblatos y mioblastos se
diferencian a partir de una “stem cell” mesenquimal multipotencial. Una vez
diferenciados, los mioblastos se clasifican en embrionarios, fetales o adultos.
Los mioblastos embrionarios se fusionan para formar las miofibras primarias.
Los mioblastos fetales proliferan y se diferencian en miofibras secundarias que son la mayoría y
responden a los nutrientes. La miogénesis secundaria involucra la
proliferación de los mioblstos fetales
seguida de la expresión de factores
reguladores de manera secuencial durante el proceso de diferenciación. Los
blancos de los factores reguladores son proteínas que intervienen en el paso de proliferación a
diferenciación. Al final de la gestación la miogénesis es casi completa. El
crecimiento postnatal del músculo ocurre
principalmente por hipertrofia de
las miofibras. Las células satélites (o mioblastos adultos) residen entre la lámina basal y la membrana de la miofibra. Durante la vida
fetal tardía y la vida postnatal temprana, el crecimiento de las miofibras está
acompañado por la proliferación y fusión
de las células satélites con las miofibras existentes. En respuesta a
una carga mecánica extrema, una lesión, inflamación y/o estimulación con
hormonas anabólicas, las células satélites pueden proliferar y diferenciarse
para crear nuevo músculo. Esto es posible porque las células satélites retienen
la plasticidad y la capacidad regenerativa durante la vida postnatal. Sin
embargo, esta población de células es vulnerable a la mala nutrición fetal. En
ratones, las crías de madres con
restricción nutricional durante el embarazo tienen masa muscular reducida,
disminución de 33% de células
precursoras y capacidad regenerativa disminuida en respuesta a la lesión
muscular.
La hipertrofia de las miofibras -o el incremento en el diámetro y la
longitud- con o sin fusión de las células satélites, ocurre como un incremento
neto en el balance entre síntesis y degradación de proteínas. Cuando la
síntesis de proteínas excede a la
degradación, el resultado final es la acumulación de proteínas y la hipertrofia
de las miofibras. Los nutrientes y los factores de crecimiento son los
reguladores primarios del balance de
proteínas y la hipertrofia de las
miofibras. Sin embargo, el estiramiento y la carga del músculo también pueden
regular la masa muscular y la síntesis de proteínas, aún durante la vida fetal. Los
nutrientes y los factores de crecimiento coordinan la acumulación de proteínas
en el músculo esquelético a través del
blanco de rapamicina de los mamíferos (mTOR), el cual tiene dos complejos:
mTORC1 y mTORC2. El complejo mTORC1
funciona como sensor de factores
de crecimiento, aminoácidos, el estatus energético y la disponibilidad de
oxígeno para estimular o inhibir el crecimiento celular. En condiciones de
suficiencia de nutrientes, los factores de crecimiento como la insulina y el
IGF 1 se unen a sus respectivos receptores para estimular al mTORC1. Los
aminoácidos como la leucina pueden
estimular al mTORC1 de manera independiente
de la insulina o el IGF1. El mTORC1 activa dos proteínas ribosomales, S6
kinasa y proteína de unión al 4E al tiempo que fosforila al represor del inicio
de la traslación con lo cual se libera el factor de iniciación 4E para formar
el complejo de inicio de la traslación. En condiciones de restricción de nutrientes y energía, la tasa
de síntesis de proteínas disminuye por la activación del complejo de esclerosis
tuberosa y la supresión de la actividad del mTORC1. En los estados catabólicos
como ayuno, cáncer o quemaduras, las rutas proteolíticas son
activadas con el propósito de suplir aminoácidos a órganos como el corazón, el
hígado y el cerebro.
El
crecimiento del músculo esquelético es regulado
por varios factores de crecimiento, incluyendo al IGF1, la insulina, el
factor de crecimiento básico (bFGF) y el factor de crecimiento transformante β
(TGFβ). Varios estudios en humanos han demostrado que el IGF1 regula la proliferación de los mioblastos y
la hipertrofia de las miofibras. En los miotubos diferenciados, el IGF1
promueve la síntesis de proteínas. Las mutaciones en los genes IGF1 e IGF1R
causan restricción del crecimiento postnatal. Por otra parte, el exceso de IGF1
resulta en incremento de la masa muscular e hipertrofia en la vida postnatal.
La insulina también funciona como un
potente factor de crecimiento del músculo esquelético fetal. La carencia de insulina
es la causa de la restricción del crecimiento en los casos de agenesia
pancreática en humanos. La insulina estimula la síntesis de proteínas
específicas del músculo al tiempo que suprime su degradación. Los otros
factores de crecimiento, bFGF y TGFβ, incrementan los niveles de ciclina D1 en
los mioblastos, lo cual estimula su proliferación y la miogénesis. La miostatina, un
miembro de la familia TGFβ, es un
potente inhibidor de la miogénesis. Los ratones que carecen de miostatina
tienen mayor masa muscular que los ratones normales. Estos animales exhiben
menos resistencia a la insulina y depósitos de grasa, lo que demuestra el
importante papel del músculo en la regulación del tejido adiposo y la
sensibilidad a la insulina. La
folistatina es un inhibidor de la miostatina y trabaja a través
de la activación del IGF1R. Los ratones que sobre expresan folistatina
tiene el diámetro de las miofibras tres veces mayor que los ratones que sobre
expresan folistatina pero con IGF1R no funcional. Los aminoácidos son
esenciales para la síntesis de proteínas
musculares. Adicionalmente, los aminoácidos tienen importantes efectos
reguladores sobre la activación del mTORC1. Los aminoácidos incrementan la
síntesis de proteínas del músculo en
adultos normales, tanto en condiciones postprandiales como durante estados
catabólicos como trauma y sepsis. Los estudios sobre los efectos de los
aminoácidos sobre el músculo esquelético durante la vida fetal son escasos. En
un estudio reciente se demuestra que la infusión de una mezcla de aminoácidos
activa al mTORC1 en músculo esquelético de feto de carnero pero solamente con
una elevada concentración de insulina concurrente.
Los
estudios en ratones han demostrado que el número de miofibras es estable
alrededor del nacimiento. Patrones de crecimiento similares han sido observados
en los humanos, el contenido de ADN en el gastronemio incrementa
exponencialmente entre las semanas 15 y 25 de gestación y alcanza un “plateau”
al término del embarazo. Entonces, las condiciones que privan al feto de
nutrientes y factores de crecimiento durante la formación de las miofibras
pueden tener un gran impacto sobre el número de éstas. Los estudios de la restricción de nutrientes durante el
embarazo en una variedad de modelos de animales han demostrado efectos
dramáticos sobre el número de miofibras en el feto, siendo las miofibras
secundarias más vulnerables a la
restricción de nutrientes que las miofibras primarias. Los mecanismos para la
disminución del número de fibras musculares en la desnutrición fetal son
desconocidos, aunque hay evidencia de una supresión del ciclo celular en los
mioblastos fetales. Los estudios de los
efectos de la restricción dietética en la madre sobre la hipertrofia de las miofibras fetales son más limitado.
Unos pocos estudios indican disminución de proteínas e hipertrofia de las
miofibras como resultado de la
desnutrición fetal pero con una incompleta capacidad para compensar el crecimiento
muscular durante la vida postnatal. Por otra parte, la insuficiencia
placentaria es una condición que restringe el aporte de nutrientes al feto, si
la insuficiencia placentaria comienza tempranamente en el embarazo, el
crecimiento del músculo esquelético fetal
es particularmente vulnerable porque la sangre, el oxígeno y los
nutrientes son desviados preferencialmente hacia los órganos vitales.
En
suma: en condiciones de desnutrición
fetal ya sea por restricción dietética de la madre o por insuficiencia
placentaria, tanto el aporte de nutrientes (aminoácidos, glucosa y oxígeno)
como de
factores de crecimiento (insulina e IGF1) circulantes estarán restringidos para el feto. La combinación de disminución en el aporte de
nutrientes y de factores de crecimiento producirá disminuciones en las tasas de proliferación
de mioblastos y de la hipertrofia de miofibras, las cuales llevarán a una reducción
en la masa de músculo esquelético fetal. La cantidad de masa muscular tiene un
gran impacto sobre los depósitos de grasa, la sensibilidad
a la insulina, la fuerza y la locomoción. Diversos estudios han demostrado las
interacciones entre masa muscular, masa grasa y distribución de la grasa
(visceral vs subcutánea) y apoyan el concepto de que una reducida capacidad del
músculo para crecer favorece y acelera los depósitos de grasa y la obesidad.
Estos hallazgos implican a las deficiencias estructurales y funcionales en el
músculo como factores que contribuyen a un mayor riesgo de desarrollo de
enfermedades metabólicas y cardiovasculares en la vida postnatal.
Fuente: Brown LD (2014). Endocrine regulation of fetal
skeletal muscle growth: impact on future metabolic health. Journal of
Endocrinology 221: R13-R29.
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