Acción de la hormona de
crecimiento sobre la función del músculo esquelético
Los músculos esqueléticos son tejidos contráctiles especializados, con un
importante papel en el metabolismo energético y además controlan la postura y
la actividad física. Su función depende
de la composición y la fuerza de las fibras musculares, las cuales
requieren energía para manejar y sostener el trabajo contráctil. La función del
músculo es regulada por muchos factores
incluyendo genes, nutrición, estilo de vida y hormonas. Entre las hormonas con
efectos importantes en el crecimiento y la función del músculo esquelético están la hormona de
crecimiento (HC), las hormonas tiroideas, la testosterona y los
glucocorticoides. La función del músculo generalmente es abordada como fuerza y potencia. La fuerza
depende del tamaño del músculo, y de los
tipos y la calidad de las proteínas contráctiles. La potencia del músculo es
una medida del trabajo desarrollado por unidad de tiempo y es expresada en
joules por segundo o watts. La energía requerida para el trabajo muscular proviene
de depósitos preformados o puede ser generada a partir del metabolismo,
anaeróbico o aeróbico, de sustratos. La potencia del músculo depende de la disponibilidad –o tipo- de
energía.
La HC regula el anabolismo proteico a través de mecanismos endocrinos y
paracrinos. De acuerdo con la hipótesis somatomedina, la acción anabólica de la
HC es mediada por el factor de crecimiento insulinosimil1 (IGF1) circulante, el
cual deriva principalmente del hígado. Sin embargo, se reconoce que el IGF1
producido localmente bajo estimulación de la HC en los tejidos también
interviene en algunas de las acciones de la HC promotoras del crecimiento. La
magnitud de la contribución del IGF1,
circulante y local, en el crecimiento
tisular es aun un tema controversial. Los
estudios en humanos con IGF1 recombinante
señalan que el IGF1 circulante tiene
acciones anabólicas. El IGF1 aumenta el anabolismo proteico reduciendo la tasa de proteólisis, una acción
similar a la de la insulina. Cuando el
IGF1 es infundido en ratas se produce
una reducción en la degradación –sin
cambios en la síntesis- de proteínas. Entonces, los efectos anabólicos del IGF1
sistémico son similares a los de la insulina y diferentes a los de la HC, la
cual regula el metabolismo de aminoácidos a partir de rutas de síntesis. Estas observaciones
indican que los efectos de la HC sobre
los flujos de aminoácidos son mediados por mecanismos adicionales a los del
IGF1.
El músculo esquelético está compuesto por fibras que contienen proteínas
con distintas propiedades. La actina y la miosina son proteínas funcionales
responsables de la función contráctil
del músculo, mientras que la tropomiosina y la troponina son proteínas estructurales que
mantienen a las proteínas contráctiles
alineadas y proporcionan a las fibras musculares elasticidad y extensibilidad.
La miosina tiene dos cadenas pesadas y
cuatro cadenas ligeras. Las fibras
musculares se clasifican según las isoformas
de la cadena pesada de miosina en dos tipos: las fibras tipo I, también
conocidas como fibras de sacudida lenta y las fibras tipo II, también conocidas
como fibras de sacudida rápida. Las fibras tipo I contienen abundantes mitocondrias, utilizan rutas aeróbicas u oxidativas para la
producción de energía y determinan la capacidad de resistencia del músculo. Por el contrario,
las fibras tipo II, debido a su bajo contenido de mitocondrias, generan
energía a partir de rutas anaeróbicas o
glucolíticas, desarrollan una alta
fuerza contráctil pero se fatigan fácilmente.
Varios
factores determinan la distribución de los tipos de fibras en el musculo
esquelético. Estos factores incluyen la
edad, el ejercicio, el uso funcional, la inervación y las hormonas. Por
ejemplo, el envejecimiento está asociado con una reducción de fibras tipo II
mientras que el exceso de hormonas tiroideas produce una reducción de fibras
tipo I.
La
función contráctil del músculo esquelético requiere de un aporte constante de energía química. Durante la contracción muscular, la energía química es convertida en energía mecánica para
permitir el movimiento. En los humanos, la energía química está disponible en
forma de ATP, el cual es generado por
dos sistemas de energía: anaeróbico y aeróbico. En el sistema anaeróbico el ATP es
producido en la glucolisis o preformado
como fosfocreatina. El sistema aeróbico genera ATP a partir de la oxidación de combustibles metabólicos como carbohidratos, lípidos y proteínas. En
el citoplasma de la célula muscular, la glucolisis genera piruvato, el cual en
ausencia de oxigeno es reducido a
lactato que pasa a la circulación y es convertido en glucosa en el hígado. En los tejidos con un adecuado aporte de
oxigeno, el piruvato y los ácidos grasos son convertidos en acetil CoA en las mitocondrias. La acetil
CoA, vía ciclo de Krebs y cadena respiratoria, produce ATP. La cantidad de ATP
preformado presente en las células musculares es suficiente para sostener la
actividad física solamente durante 5-10
segundos; la glucolisis anaeróbica proporciona energía para otros 30-40
segundos y el metabolismo aeróbico proporciona la energía para sostener la
actividad prolongada. La síntesis de energía a partir de la utilización de
sustratos durante el ejercicio es regulada por factores nutricionales,
genéticos, hormonales y también por el entrenamiento físico. La HC puede
aumentar la función del músculo a través del incremento en la disponibilidad de
ácidos grasos y piruvato como combustibles metabólicos para la producción de
energía. La HC estimula la lipolisis durante la condición de reposo y en el
ejercicio, lo cual produce un incremento
en los niveles plasmáticos de ácidos grasos. La HC también incrementa la
concentración plasmática de glucosa por varios mecanismos incluyendo el aumento
de la glucogenolisis.
Es
bien conocido que la HC estimula la oxidación de los lípidos y reduce la utilización
de carbohidratos en el organismo. Dado que el tejido muscular comprende casi el 50% de la masa
corporal magra, tradicionalmente se asume que un incremento en la oxidación de
los lípidos en el cuerpo entero es un
reflejo de la acción de la HC sobre el
músculo esquelético. Sin embargo, estudios en roedores y humanos sugieren que la acción de la HC es
bastante tejido-específica. Estudios recientes reportan que la HC inhibe la
expresión de los genes involucrados en la oxidación de lípidos en el músculo
esquelético de la rata. Estos hallazgos sugieren que la HC inhibe el
metabolismo oxidativo de sustratos y puede favorecer rutas no oxidativas
(anaeróbicas) para la síntesis de ATP en el músculo esquelético. Esto es
apoyado por un estudio en ciclistas entrenados, en el cual el uso de HC, en
comparación con placebo, incrementó los niveles plasmáticos de lactato durante el
ejercicio moderado o intenso. En suma: los efectos de la HC sobre el
metabolismo de sustratos son tejido-específicos. La evidencia reciente sugiere
que la HC promueve el metabolismo no oxidativo o anaeróbico para la síntesis de
ATP en el músculo esquelético, hallazgos contrarios a sus efectos sobre el
metabolismo a nivel de cuerpo entero.
La
potencia muscular es descrita en términos
de potencia aeróbica y potencia
anaeróbica, dependiendo de la fuente de energía predominantemente utilizada
para hacer el trabajo. Por lo tanto, la potencia muscular puede ser medida como
la capacidad de ejercicio aeróbica o anaeróbica. La capacidad aeróbica es una
medida de resistencia, es decir, de la capacidad del musculo para sostener el
trabajo durante períodos prolongados con energía proporcionada
principalmente por la oxidación de
carbohidratos o lípidos en las mitocondrias. En el mundo atlético, determina el
rendimiento en deportes como maratón, futbol, tenis, etc, mientras que en la
vida diaria se refiere a actividades como el caminar. Los estudios en sujetos
con deficiencia de HC han proporcionado evidencia que la HC es un regulador
positivo de la capacidad aeróbica de
ejercicio. Los mecanismos responsables del mejoramiento del rendimiento
aeróbico durante el reemplazo de HC son multifactoriales. El aporte de oxígeno
para los músculos en ejercicio depende de la función cardiaca, la capacidad
pulmonar y la capacidad de transportar oxigeno de la sangre. En adultos con
deficiencia de HC, la terapia de reemplazo incrementa (i) el gasto cardiaco a
través del aumento de la frecuencia cardiaca y del volumen latido; (ii) la
capacidad pulmonar mediante el incremento de la fuerza de los músculos
respiratorios y los volúmenes pulmonares; y (iii) la masa de eritrocitos que
determina la capacidad de la sangre para transportar oxígeno. Estos estudios
también demostraron que la HC no aumenta la capacidad aeróbica de ejercicio en
adultos sanos. En resumen, la HC aumenta
la capacidad aeróbica de ejercicio en sujetos con deficiencia de HC,
pero no en sujetos sanos. Este aumento puede ser explicado por efectos de la HC
sobre la masa muscular, la función cardiorespiratoria y los parámetros
hematológicos.
La
capacidad anaeróbica de ejercicio es definida como la cantidad total de trabajo
durante un ejercicio extenuante de corta
duración. Este trabajo es ejecutado por fibras musculares tipo II y la
principal fuente de energía es el ATP anaeróbico. Las actividades deportivas que involucran
actividad física de alta intensidad y de corta duración incluyen la gimnasia,
el baseball y el “sprinting”. El sistema de energía anaeróbico proporciona la
energía para el inicio de todas las
actividades biológicas, incluyendo actividades de la vida diaria. La HC
estimula la producción de ATP en la glucólisis, lo cual incrementa la capacidad
anaeróbica de ejercicio en el músculo esquelético. Por lo tanto, el hallazgo de
que la HC puede regular el sistema anaeróbico
de energía tiene potenciales implicaciones terapéuticas no solo en la población deficiente de HC sino también
para acelerar la rehabilitación física.
La
fuerza de un músculo es determinada por fibras tipo II y requiere ATP
preformado para energía. Es significativamente reducida en adultos con
deficiencia de HC por disminución de la masa muscular más que por disminución de
la función contráctil. Los estudios sobre los efectos del reemplazo de HC sobre
la fuerza muscular han proporcionado resultados contradictorios. Algunos estudios reportan que la fuerza
muscular no cambia significativamente después de cuatro meses de tratamiento.
Otros estudios reportan mejoría
significativa después de 12 meses de tratamiento.
Los estudios que reportan incremento de la fuerza muscular también reportan
incremento en la masa muscular después de un tratamiento de larga duración. En
resumen, la evidencia acumulada indica que la HC incrementa la fuerza
muscular a través del incremento de la
masa muscular.
En
los estudios de la HC y la fuerza muscular está implícito el rol mediador del IGF1, el cual estimula la
proliferación y la diferenciación de las
células satélites en mioblatos y la formación de nuevas miofibras. Los ratones
con deficiencia de IGF1 exhiben
hipoplasia muscular, mientras que la sobre expresión de IGF1 produce
hipertrofia muscular y aceleración de la regeneración después de la atrofia por
desuso. Estos estudios indican que las acciones de la HC sobre el crecimiento y
la fuerza del músculo son mediadas vía IGF1.
En
conclusión, la HC es una hormona anabólica que regula positivamente la función
del músculo. La función contráctil del músculo esquelético depende del tamaño
muscular, los tipos de fibras y la disponibilidad de energía. Los músculos
utilizan diferentes formas de energía para llevar a cabo una función
específica. La HC regula la bioenergética del músculo que aumenta el
rendimiento anaeróbico. La HC incrementa la fuerza muscular en adultos con deficiencia de HC a través del aumento de la masa muscular, un
efecto que es mediado por el IGF1. Esta acción de la HC no afecta la fuerza
contráctil ni la composición de fibras del músculo. La terapia con HC de corta duración no aumenta la fuerza muscular en adultos
sanos. Al presente, no hay evidencia que
apoye un rol de la HC en el aumento de la función contráctil del músculo
esquelético.
Fuente:
Chilcani V y Ho K (2014). Action of GH on
skeletal muscle function: molecular and metabolic mechanisms. Journal of
Molecular Endocrinology 52: R107-R121.
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