La endocrinología del parto
El trabajo de parto es el proceso fisiológico por el cual un feto es
expulsado del útero Este proceso requiere contracciones uterinas regulares que
progresivamente incrementan en frecuencia, intensidad y duración. En los
humanos, la duración promedio del
embarazo es de 280 días (40 semanas) a
partir del primer día del último ciclo menstrual. El denominado embarazo “a
término” tiene una duración de 37 a 42 semanas; el nacimiento pretérmino es definido como el parto antes de las 37
semanas y el nacimiento post-término es definido como un embarazo que continúa
después de las 42 semanas. En la mayoría de animales, el parto resulta de
cambios en los niveles de hormonas en las circulaciones materna y fetal al
final del embarazo (eventos endocrinos), pero en los humanos es el resultado de
un complejo dialogo bioquímico entre la unidad feto-placentaria y la madre
(eventos paracrinos y autocrinos).
En el embarazo hay un balance dinámico entre las fuerzas que mantienen en “quietud” al útero y las fuerzas que
producen la contractilidad uterina coordinada. Hay también un balance entre las fuerzas que mantienen
cerrado el cuello del útero y las fuerzas que lo ablandan y dilatan. Para que ocurra el parto, deben ocurrir dos cambios
en el tracto reproductivo de la mujer. (1) El útero debe pasar de una estructura “quiesciente” con
contracciones desincronizadas a un órgano activo con contracciones fásicas y regulares. Esto
requiere la formación de uniones “gap” entre las células miometriales que
permitan la transmisión de la señal contráctil. El feto puede coordinar este
cambio en la actividad miometrial a través de: (a) su influencia en la
producción de esteroides placentarios, (b) la distensión mecánica del útero y (c) la secreción
de hormonas y otros factores estimuladores de la síntesis de
prostaglandinas en el útero. (2) El tejido conectivo y el músculo liso del cuello del útero deben
ser capaces de dilatarse para permitir
el paso del feto. Estos cambios son acompañados por una mayor respuesta a la
oxitocina en las células miometriales, un incremento en la entrada de Ca2+
en los miocitos, un aumento de la
actividad de la endotelina para un mayor flujo sanguíneo uterino y una
disminución de la actividad del óxido nítrico. La ruta final hacia el trabajo
de parto parece ser la activación del
eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA) fetal. Los cambios complementarios en el
cérvix uterino involucran una disminución
de la dominancia de la progesterona y
acciones de prostaglandinas
y relaxina, vía alteraciones del tejido
conectivo, colagenolisis y disminución
de la estabilización del colágeno, que
permitan el ablandamiento y la dilatación cervical.
La transformación del miometrio uterino de un estado de “quiesciencia” a
otro de contracción muscular coordinada involucra cambios en la densidad y
actividad de canales y bombas iónicas y
de las uniones gap, los cuales facilitan la actividad de las células musculares en la pared uterina. Este proceso, conocido
como activación, es activado por hormonas locales y circulantes. La
contractilidad del miometrio es disparada por potenciales de acción y su
propagación entre las fibras musculares. Los potenciales de acción pueden ser
espigas simples o formas complejas. Las espigas simples en el miometrio humano son atribuidas a canales de Ca2+
tipo L, canales transitorios de Na+ y canales de Ca2+
rápidamente activantes e inactivantes. La PGF2α y la oxitocina
incrementan la apertura de canales de Ca2+ tipo L en respuesta a la
despolarización. Los potenciales de acción complejos consisten en espigas
simples seguidos por un “plateau”
sostenido de despolarización. Esta forma de potenciales de acción es más común en la capa interna y en el segmento superior (fundus) del útero
y ocurre en el tercer trimestre del embarazo y en el trabajo de parto. Los
estrógenos están involucrados en el
cambio de potenciales de acción simples
a las formas complejas. La duración del “plateau” determina la duración de la
contracción. La oxitocina aumenta el
“plateau” de los potenciales de acción
complejos permitiendo un incremento gradual en la duración de las
contracciones uterinas hacia el final del embarazo. La propagación rápida de
los potenciales de acción a través del útero es explicada por la hipótesis
“potencial de acción-onda de calcio”. Los elementos claves de esta hipótesis
son: (1) Los potenciales de acción se propagan a través del útero e inician ondas intracelulares de Ca2+.
Esta etapa sincroniza el inicio de la contracción a través del grosor de la
pared y entre todas las regiones del útero. (2) El inicio de la contracción es seguido por una onda intercelular
de Ca2+ que se propaga a
través de cada haz de fibras musculares
y los miocitos individuales se contraen a medida que pasa la onda. Las ondas de
Ca2+ no cruzan los límites entre los haces. Uniones “gap”
funcionales o señales paracrinas son
requeridas para la propagación de las ondas intercelulares de Ca2+.
(3) El reclutamiento directo de miocitos para la contracción no requiere
actividad eléctrica; sin embargo, la función de la unión “gap” es esencial para que el potencial de acción se propague a
través de cada haz de fibras en el
útero. (4) Cada miocito permanecerá contraído mientras la concentración
intracelular de Ca2+ se
mantenga elevada, cuya duración está
determinada por el metabolismo de Ca2+ de cada célula individual.
El inicio del trabajo de parto comprende una cascada endocrina que involucra al eje HHA fetal. Esta cascada
endocrina permite la activación (expresión
de proteínas asociada a la contracción, CAP) y la estimulación del miometrio (a
través de la producción de agonistas
uterotónicos como oxitocina y prostaglandinas). La activación está asociada con
el incremento en la expresión de uniones
“gap”, conexina-43 y los receptores de oxitocina y prostaglandinas. La
expresión de estas CAP es regulada positivamente por los estrógenos y negativamente por la progesterona. La
expresión de otras CAP como canales de
Na+ y Ca2+ también aumenta hacia el final del
embarazo. Otras potenciales CAP que se
expresan en el útero incluyen las enzimas que regulan los niveles de los
uterotónicos (oxitocina endopeptidasa y ciclooxigenasa), las proteínas que
interactúan con actina/miosina (MLCK, calmodulina), y los receptores de otros
uterotónicos (endotelina, tromboxano A2, α adrenérgicos y canales de K+).
La hormona liberadora de corticotropina (CRH) es una hormona peptídica liberada por el hipotálamo, pero también es expresada por las membranas fetales
y las células trofoblásticas y deciduales. A partir de la semana 16 de
gestación, la placenta constituye la principal fuente de secreción de CRH. La CRH estimula la secreción de adrenocorticotropina
(ACTH) en la hipófisis que a su vez estimula la producción de cortisol en la
corteza suprarrenal. En la madre, el cortisol inhibe la liberación de CRH y
ACTH mediante un asa de retroalimentación negativa. Por el contrario, el
cortisol estimula la liberación de CRH por las membranas fetales y las células
troblásticas y deciduales. La CRH, a su vez,
activa los ejes HHA de la madre y el feto, estableciendo una potente asa
de retroalimentación positiva. En el embarazo normal, el incremento en la
producción de CRH por la decidua, el trofoblasto y las membranas fetales
permite un aumento de cortisol circulante a partir de la mitad del embarazo. La
activación del eje HHA fetal aumenta la liberación de ACTH por la hipófisis
fetal que, a su vez, produce la liberación del precursor de estrógenos, sulfato
de dehidroepiandrostenediona (DHEAS),
por las adrenales fetales. El DHEAS
es convertido en el hígado fetal
a 16OH-DHEAS el cual viaja a la
placenta donde es metabolizado en
estradiol, estrona y estriol. Además de DHEAS, las suprarrenales fetales
producen copiosas cantidades de cortisol que actúa preparando los órganos
fetales para la vida extrauterina a la
vez que promueve la expresión de los genes placentarios que codifican CRH,
oxitocina y prostaglandinas (especialmente PGE2). La CRH también
aumenta la producción de prostaglandinas por las células amnióticas, coriónicas
y deciduales. Las prostaglandinas a su
vez estimulan la liberación de CRH por las células deciduales y las membranas
fetales. El incremento de prostaglandinas
ultimadamente resulta en el parto. La CRH puede también afectar
directamente la contractilidad miometrial. Otras acciones de la CRH son: dilatación de vasos uterinos, estimulación de la contracción
del músculo liso, dilatación de vasos placentarios (vía activación de la
sintetasa de óxido nítrico) y estimulación de la producción de las
prostaglandinas F2α y E2 por la decidua y las membranas
fetales. Todas estas acciones conducen a la iniciación del trabajo de parto.
El embarazo es un estado hiperestrogénico. La placenta es la fuente
primaria de estrógenos cuya concentración aumenta en la medida que avanza el
embarazo. Los estrógenos promueven una serie
de cambios miometriales que incluyen el incremento en la producción de
PGE2 y PGF2α, aumento en la expresión de los receptores
de PG, oxitocina, y agonistas α-adrenérgicos, estimulación de la
síntesis de conexinas y de la formación de uniones “gap” y de la actividad de
proteínas responsables de la contracción muscular como la calmodulina y la quinasa de la cadena ligera de la
miosina. Todos estos cambios permiten contracciones uterinas coordinadas.
Las prostaglandinas son producidas en la placenta y en las membranas
fetales, están involucradas en la ruta final de la contractilidad uterina y el
parto. Las prostaciclinas, prostaglandinas inhibitorias, contribuyen a la
“quiesciencia” uterina durante el embarazo. Los niveles de prostaglandinas
aumentan antes y durante el trabajo de parto en el útero y las membranas. La PGF2α
es producida primariamente por la decidua materna y actúa sobre el miometrio
incrementando el número de receptores de oxitocina y uniones “gap”,
promoviendo, por tanto, las contracciones uterinas. La PGE2 es
primariamente de origen fetoplacentaria y es
importante en la maduración cervical asociada con la degradación de
colágeno y la dilatación de pequeños vasos sanguíneos del cérvix uterino y la
ruptura espontanea de las membranas fetales.
La oxitocina circulante aumenta en el trabajo de parto después de la
dilatación completa del cérvix uterino. La oxitocina induce las contracciones
uterinas de dos maneras: (1) estimula la
liberación de PGE2 PGF2α en las membranas fetales; (2) también puede inducir las contracciones miometriales a
través de la fosfolipasa C que, a su vez, activa canales de Ca2+ y
la liberación de Ca2+ de los depósitos intracelulares.
Fuente:
Kota SK et al (2013). Endocrinology of parturition. Indian Journal of
Endocrinology and Metabolism 17:50-58.
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