En los testículos, como ocurre en otros tejidos, la aromatasa es la enzima
que transforma irreversiblemente los andrógenos (esteroides de 19C) en
estrógenos (esteroides de 18C). Es bien conocido que en el testículo adulto la
aromatasa está localizada en las células de Leydig. Sin embargo, la evidencia acumulada en los últimos años en
diversas especies animales adultas indica que en los túbulos seminíferos las
células germinales también participan en la producción de estrógenos. En
efecto, en la rata inmadura, las células de Sertoli son la principal fuente de
estrógenos, mientras que en el animal adulto son las células germinales y las células de
Leydig, lo que sugiere un desvío
relacionado con la edad en la expresión de la aromatasa. Por otro lado, la
actividad aromatasa es más importante en
las células germinales haploides que en las células más jóvenes aunque la
cantidad de transcripto de aromatasa es
mayor en los espermatocitos que en las espermatides. Por lo tanto, todas las
células testiculares, excepto las células miodeas peritubulares, expresan
aomatasa.
La espermatogénesis tiene lugar en los túbulos seminíferos y puede ser
dividida en tres etapas. (1) La primera etapa corresponde a la fase de proliferación por mitosis de las
espermatogonias, (2) la última división permite la formación de espermatocitos
preleptotene los cuales dan origen a las
espermátides redondas vía meiosis, (3) finalmente, la espermiogénesis permite
la maduración de las espermátides en espermatozoides maduros. Esta etapa es un
largo período que puede ser dividido en
varias etapas (6 en el humano, 19 en la rata). Durante esta etapa, las
espermátides experimentan algunas
modificaciones morfológicas como el establecimiento del flagelo, la formación
del acrosoma y la elongación del núcleo. Una gran parte del citoplasma es
eliminada y progresivamente la cromatina se va condensando con los cambios de
histonas por proteínas de transición y luego por protaminas. La espermatogénesis es un proceso altamente regulado por factores endocrinos,
paracrinos o autocrinos. Además de las gonadotropinas y los andrógenos, los
estrógenos son reconocidos como
reguladores de la espermatogénesis en numerosas especies, incluyendo los
humanos.
Los estrógenos, para ejercer un efecto biológico, deben interactuar con
receptores de estrógenos de alta afinidad (REα y REβ) los cuales a su vez
modulan la transcripción de genes (efecto genómico) y/o activan diferentes rutas
de señalización a través de receptores GPR30 transmembrana acoplados a proteína G (efecto no genómico). En
contraste con el receptor de andrógenos localizado principalmente en células
somáticas, los receptores de estrógenos han sido descritos en todas las células
testiculares de la rata. Los estrógenos se unen
a receptores de membrana y se
activan diferentes rutas de
señalización: Ca2+, AMPc, óxido nítrico y la activación de
receptores tirosina quinasa (EGFR, IGF-IR), quinasa proteína/lípidos (PI3K,
Akt) o quinasas Src, PKA, PKC. Datos recientes han demostrado que los GPR30
están involucrados en los efectos
proliferativos de los estrógenos en las células testiculares. Los estrógenos a
través de receptores GPR30 y de efectos genómicos son capaces de activar
cascadas de señalización, que a su vez disparan una ruta apoptótica
mitocondrial (a través de un incremento en la expresión de Bax, un marcador
apoptótico) y una disminución concomitante
de la expresión de los genes de las ciclinas A1 y B1 en espermatocitos,
así como también de controlar la apoptosis y la maduración/diferenciación de
las espermátides redondas.
En los humanos, la presencia de una aromatasa biológicamente activa y de
receptores de estrógenos (REα y REβ) ha sido reportada en las células de
Leydig, en las células germinales inmaduras y en los espermatozoides
eyaculados. Los espermatozoides humanos
también expresan el receptor GPR30. Si bien el rol de los estrógenos en la
espermatogénesis es aún materia de debate, las observaciones de disminución en el número y la motilidad de
los espermatozoides en hombres
genéticamente deficientes en aromatasa y
los datos reportados en la literatura sugieren un rol para los estrógenos no
sólo durante el desarrollo y mantenimiento de la espermatogénesis sino también
en la maduración final de los
espermatozoides.
En conclusión, el rol de los estrógenos (intracrino, paracrino o autocrino)
en la espermatogénesis (proliferación, apoptosis, supervivencia y maduración)
es ahora obvio tomando en cuenta la presencia simultánea de una aromataa biológicamente activa y la
amplia distribución de los receptores de
estrógenos, especialmente durante la
espermiogénesis.
Fuente:
Carreau S et al. (2012). Estrogen, a female
hormone involved in spermatogenesis. Advances in Medical Sciences 57: 31-36.
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