El glucagón en el estrés y el
balance energético
Las respuestas fisiológicas y conductuales al estrés agudo resultan de la
activación de rutas neurales y
hormonales en reacción a la presencia de
una variedad de estímulos adversos. Los diferentes estresores físicos
desencadenan una serie común de repuestas fisiológicas adaptativas. Las hormonas
del estrés mejor conocidas son los glucocorticoides y las catecolaminas, porque
son liberadas en el contexto de estrés y median elementos de una respuesta
adaptativa a él. Sin embargo, el glucagón también encaja con esta definición, además de su papel protector
contra la hipoglucemia, otra importante forma de estrés. La liberación de
glucagón aumenta considerablemente en muchas formas fisiológicas de estrés en
las que la hipoglucemia no es una característica. La hiperglucagonemia produce
respuestas fisiológicas y conductuales como el incremento en la
disponibilidad de sustratos y mejorías
en el rendimiento cardiovascular que son características de la respuesta al
estrés.
Grandes elevaciones en el glucagón plasmático se han observado en modelos
animales inmediatamente después de la
aplicación aguda de un estresor. La hiperglucagonemia también ha sido
reconocida en pacientes bajo diferentes
estados de estrés como trauma,
quemaduras, cirugía, sepsis, hemorragia, infarto del miocardio, paro cardiaco e
hipoxia. En todos estos escenarios patológicos, sorprendentemente, la
hipoglucemia no es el disparador primario
de la secreción de glucagón. Los receptores adrenérgicos α1 y
β están presentes en las células α del páncreas y, cuando son estimulados,
inducen la secreción de glucagón. Este efecto ocurre con concentraciones
plasmáticas de glucosa que ordinariamente podrían inhibir la liberación de
glucagón. Esta ruta podría ser activada durante el estrés por la inervación
simpática de los islotes pancreáticos o
a través de una respuesta a las catecolaminas circulantes. La evidencia
disponible sugiere que la regulación neural
puede ser la responsable. Así, por ejemplo, la hiperglucagonemia que resulta de la estimulación del nervio esplácnico en animales adrenalectomizados es atenuada
significativamente por la desnervación selectiva del páncreas. Por otra
parte, existen proyecciones directas
entre los núcleos hipotalámicos sensores del estrés y el páncreas. La
estimulación del núcleo ventromedial del hipotálamo en el estrés provoca la
liberación de glucagón, mientras que las lesiones de la misma área la inhiben,
y el efecto persiste después de la adrenalectomía. La implicación es que
la inervación simpática de los islotes es la influencia primaria que controla
la liberación de glucagón. Sin embargo,
a pesar de esta base anatómica y fisiológica de la liberación de glucagón a través de la
activación simpática generalizada durante el estrés, son muy pocos los estudios realizados bajo
condiciones de estrés no hipoglucémico para examinar esta hipótesis. En perros,
los nervios autónomos pancreáticos son responsables de la liberación de glucagón en el estrés
neuroglucopénico pero no en el estrés hipotensivo o hipóxico. Por otro lado, el
estrés inducido por el ejercicio provoca secreción persistente de glucagón en
ratas adrenalectomizadas pero no en las ratas simpatectomizadas. Por tanto,
actualmente no está definitivamente demostrado si los mecanismos neurales o sistémicos son los responsables primarios
de la liberación de glucagón en el estrés agudo.
Ahora bien, así como las catecolaminas estimulan la secreción
de glucagón, éste también estimula la
secreción de catecolaminas. El glucagón además tiene la capacidad de estimular
la liberación de cortisol inducida por la ACTH. Entonces, independientemente de
cualquier efecto directo, el glucagón es capaz de aumentar indirectamente la
respuesta al estrés agudo a través de otras hormonas del estrés. Sin embargo,
la amplia expresión del receptor de glucagón en hígado, riñón, tejido adiposo,
páncreas, corazón, cerebro, tracto gastrointestinal y glándulas suprarrenales
sugiere que la hormona es más que un intermediario en una respuesta dominada
por las catecolaminas.
El efecto mejor caracterizado del glucagón es el incremento de la salida de
glucosa en el hígado a través de la estimulación de la glucogenolisis, lo cual
es crítico en la protección contra la
hipoglucemia. El incremento en la disponibilidad de glucosa es también una
respuesta adaptativa. El mecanismo celular involucra la unión del glucagón a su
receptor acoplado a proteína G en los hepatocitos lo que conlleva a la
activación de la adenil ciclasa y a la inhibición de la fofodiesterasa,
produciéndose un aumento del AMPc intracelular y consecuentemente un incremento
en la actividad de la fosforilasa de glucógeno a través de la activación de la
proteína quinasa A. El efecto hiperglucémico del glucagón es independiente de
las otras hormonas del estrés. Sin embargo, es posible la sinergia del glucagón
con las otras hormonas del estrés. Por ejemplo, el glucagón en dosis bajas
puede potenciar la salida de glucosa en el hígado en respuesta a la adrenalina
o facilitar un incremento en la gluconeogénesis inducida por el cortisol.
El glucagón tiene efectos inotrópico y cronotrópico positivos en el
miocardio. El efecto se nota a los pocos minutos de la administración de glucagón y no es
abolido por el bloqueo de la inervación simpática, lo que sugiere una acción
específica del glucagón sobre el corazón independiente de la inervación
simpática. El receptor de glucagón es expresado en los miocitos cardiacos,
donde facilita un incremento en la contractilidad a través del aumento de la
producción de AMPc y la consiguiente liberación de Ca2+. Los
elevados niveles de glucagón requeridos ha
sido usado como argumento para proponer que los efectos cardiacos podrían ser farmacológicos más que
fisiológicos. Sin embargo, el estrés agudo
puede producir concentraciones plasmáticas de glucagón considerablemente
mayores que las observadas durante el
ayuno (500 pmol/l) y aproximadamente similares a las usadas experimentalmente
para examinar el efecto del glucagón sobre el corazón perfundido (1000 pmol/l).
Por otro lado, los niveles fisiológicos de glucagón (100 pmol/l) facilitan la
captación de glucosa en el miocardio, lo que
sugiere que el glucagón tiene un papel clave en la regulación de la función cardiaca.
El glucagón genera un balance energético negativo neto a través de una
reducción en la ingesta de alimentos y
un incremento en el gasto de energía. Tales respuestas podrían parecer una mala
adaptación tomando en cuenta que el rol primario del glucagón es aumentar
la glucosa sanguínea. Sin embargo,
pueden ser vistas como respuestas adaptativas en el contexto de ciertas situaciones
estresantes como la exposición al frío extremo o las infecciones en las que la generación de calor podría ser
beneficiosa. El glucagón inhibe la ingesta de alimentos debido primariamente a
un efecto sobre la saciedad pero no se pueden descartar otros aspectos de la
conducta alimenticia como la frecuencia de las comidas y la tasa de ingestión
de los alimentos. El mecanismo por el cual el glucagón reduce la ingesta de
alimentos es aún incompletamente
entendido. Un efecto podría ser el
retardo del vaciamiento gástrico o a
través de un mecanismo mediado centralmente.
La secreción de glucagón es provocada por la aclimatación al frío. En este
punto, el rol adaptativo del glucagón ha
sido sugerido por las observaciones
repetidas de que el glucagón es termogénico e incrementa el consumo de
oxígeno cuando es administrado exógenamente. El proceso fisiológico que subyace
a estos cambios no ha sido establecido de una manera concluyente. No obstante,
se ha propuesto que podrían ocurrir por
un incremento en la termogénesis por el tejido adiposo marrón. Los receptores
de glucagón están presente en el tejido adiposo marrón y
la evidencia disponible incluye incrementos en la temperatura y el flujo
sanguíneo del tejido adiposo marrón en el contexto de un incremento de la tasa
metabólica después de la administración de glucagón. Por el contrario, otros
datos sugieren que los efectos observados
son mediados indirectamente a
través de las catecolaminas.
Fuente: Jones BJ et al (2012). Glucagon
in stress and energy homeostasis. Endocrinology 153: 1049-1054.
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