Diferencias
sexuales en la biología regulada por canabinoides
De los 60 o más compuestos canabinoides que se encuentran
en la planta marihuana (cannabis sativa, cannabis indica), el
constituyente psicotrópico primario es el ∆9-tetrahidrocanabinol (THC).
EL THC se une a dos receptores acoplados a proteína G, CB1 y CB2, aunque
recientemente se ha demostrado que
también activa al GPR55, un receptor involucrado en la
regulación de la motilidad gastrointestinal, la secreción de insulina y la
adiposidad. El canabidiol (CBD), otro
canabinoide relativamente abundante en la cannabis sativa, se une a los
receptores CB1 Y CB2 con menor afinidad que el THC y es un antagonista del receptor GPR55. Los dos principales canabinoides endógenos,
N-araquidonoiletanolamina (anandamida, AEA) y 2-araquidonoil glicerol (2-AG)
derivan del ácido araquidónico y actúan
como agonistas del receptor CB1. Hay también evidencia que el t-α-lisofosfatidilinositol actúa como
agonista endógeno del receptor GPR55. Los procesos biológicos regulados por el
sistema endocanabinoide son diversos, varían desde la regulación del dolor
hasta el balance energético y la inflamación. Una característica notable de la
biología regulada por canabinoides es el grado
de disparidad sexual entre varones y hembras.
Los canabinoides exógenos como el THC son metabolizados
primariamente en el hígado en ratas machos. El THC es transformado por
hidroxilación en las posiciones 11, 8 y
3 del dibenzopirano, en orden de prevalencia.
EL 11-OH-THC es también el metabolito predominante en ratas hembras, seguido en menor
cantidad por el ácido THC-11-oico y el
8α, 11-diOH-THC. Adicionalmente, las preparaciones de microsomas hepáticos de
ratas hembras revelaron la existencia de
un metabolito con grupo metilo oxidado
en la posición 9 conocido como 9α, 10α-epoxihexahidrocanabinol, segundo
en abundancia después del 11-OH-THC, pero componente menor del perfil
metabólico del THC en ratas machos. Con
respecto a los canabinoides endógenos, las ratas hembras adolescentes, en
comparación con su contraparte de ratas machos, exhiben mayores niveles de hidrolasa de amida de ácido graso (FAAH)
responsable de la degradación de AEA, en la corteza frontal del cerebro y
niveles bajos de la lipasa de
monoglicerol (MAGL), responsable de la degradación de 2-AG, en el cuerpo estriado y la amígdala.
Los niveles de estas enzimas son influenciados de una manera sexualmente
diferenciada por eventos disruptores en
la vida temprana. Por ejemplo, la privación de cuidado materno incrementa su
expresión en la corteza frontal de ratas machos adolescentes, mientras en la
contraparte de ratas hembras adolescentes, aumenta la expresión en el hipocampo.
Los estudios clínicos en humanos indican que los hombres consumen cannabis en una tasa más rápida que las mujeres. Este patrón de consumo
resulta en mayores niveles de THC en
hombres que en mujeres. Sin embargo, los efectos psicológicos subjetivos reportados
por hombres y mujeres son casi idénticos, lo cual es atribuido a que los
hombres tienen un mayor volumen de distribución
que las mujeres. Por otra parte, está demostrado que los hombres son más
sensibles a los efectos cardiovasculares
de la inhalación de cannabis (ej: incremento de la frecuencia cardiaca).
Un estudio realizado en Francia reporta
que en un período de dos años (2009-2011), más hombres que mujeres fueron
atendidos por disturbios mentales y conductuales relacionados con intoxicación
con canabinoides. Más aún, en los Estados Unidos, los hombres usan más la formulación
canabinoide sintética K2 que las mujeres. No obstante, las mujeres actualmente
exhiben una progresión más rápida hacia desordenes por uso de canabinoides. Más
aún, mientras los hombres exhiben mayor estabilidad en la duración de los episodios de
dependencia a través de la vida adulta, las mujeres adquieren más rápidamente
un consumo estable. Con relación al estatus endocrino, el estradiol produce
efectos conductuales que sugieren una mayor vulnerabilidad a la adicción a cannabis en ratas hembras, también reduce la unión al receptor CB1 en la corteza
prefrontal y la amígdala, áreas involucradas en las secuelas fisiopatológicas de la adicción.
Los agonistas de los receptores de canabinoides producen antinocicepción alterando la neurotransmisión en los circuitos espinales y
supraespinales que procesan las señales
del dolor. Estos agonistas son efectivos y bien tolerados cuando son usados para tratar el dolor de diversas etiologías, Las ratas hembras son
más sensibles a esos agonistas que las ratas machos. Esta diferencia
sexual involucra una mayor conversión de
THC a metabolitos bioactivos como el
11-OH-THC en las hembras. Otro factor que contribuye a esta diferencia
sexual es la activación de receptores CB1 y CB2 en las hembras, mientras en los machos
solamente se activan receptores CB1. La mayor respuesta que se observa en las
hembras se extiende al desarrollo de
tolerancia antinociceptiva con el tratamiento crónico con THC. La diferencia
sexual en la antinocicepción inducida
por canabinoides persiste después de la
gonadectomía, pero también es susceptible a los efectos activacionales de los esteroides gonadales. Por ejemplo, el
estradiol potencia el incremento inducido por THC en la latencia de la reacción a estímulos mecánicos nocivos. Por
otra parte, los niveles de endocanabinoides en la rata hembra fluctúan en el
curso del ciclo estral en varias regiones del cerebro (hipotálamo, hipocampo) y
la hipófisis, con los mayores cambios alrededor del tiempo de la ovulación. Por
el contrario, la ovariectomía aumenta la antinocicepción inducida por
canabinoides en ratones, la cual es revertida completamente por el tratamiento
con estradiol. Esta discrepancia es indicativa
de una diferencia entre las especies de la regulación del dolor por los
canabinoides que tiene implicaciones en
cuanto al traslado de los datos
experimentales a los humanos.
La regulación del balance energético por los canabinoides
involucra interacciones coordinadas entre el intestino, el hígado, el páncreas,
el tejido adiposo y el cerebro. Los canabinoides regulan la motilidad
gastrointestinal y en los humanos, el dronabinol reduce el vaciamiento gástrico
en mayor extensión en las mujeres que en los hombres. En el hipotálamo,
hay sustratos neuroanatómicos a través de los cuales los canabinoides pueden
actuar sobre el circuito de la alimentación. El circuito de la
alimentación comprende componentes
orexigénicos y anorexigénicos en diferentes núcleos del hipotálamo. Los
componentes orexigénicos se pueden encontrar en la forma de orexinas y hormona
concentradora de melanina (MCH) en el área hipotalámica lateral así como neuropéptido Y (NPY)/péptido
relacionado con el agouti (AgRP) en el núcleo arcuato. Los elementos anorexigénicos
incluyen a las neuronas que contienen
factor esteroidogénico (SF)-1 en el
núcleo ventromedial (VMN) y a las neuronas proopiomelanocortina (POMC) en el núcleo arcuato. La POMC es un
péptido precursor de dos neuropéptidos
involucrados en la regulación del balance energético, la hormona estimulante de
melanocitos (MSH)-α y la β-endorfina. La
gran mayoría de neuronas POMC co-expresan otro neuropéptido anorexigénico
llamado transcripto regulado por anfetamina y cocaína (CART). Todos estos elementos
aferentes del circuito de la alimentación
se proyectan a –y hacen contacto sináptico con- neuronas que producen
hormona liberadora de corticotropina (CRH) en el núcleo paraventricular (PVN).
Esto indica que las neuronas CRH representan
un punto de convergencia e integración importante para la generación de una respuesta eferente. La administración
local de agonistas del receptor CB1 en
el PVN o el VMN incrementa la ingesta de energía. Por otra parte, los niveles
de endocanabinoides en el hipotálamo son
influenciados por hormonas periféricas que regulan el apetito. Por ejemplo, la
leptina disminuye las cantidades de AEA y 2-AG, mientras la grelina los
incrementa.
La primera demostración
de diferencias sexuales en la regulación del balance energético por los
canabinoides deriva de un estudio que reporta que la administración en el cuarto ventrículo de agonistas del receptor CB1 estimula el consumo de leche condensada azucarada
en ratas machos con dosis 10 veces menores
que las administradas a las ratas hembras. Este resultado fue corroborado
posteriormente en cobayos. Estos hallazgos fueron asociados con cambios disparados sexualmente en el patrón de alimentación, con las ratas
machos exhibiendo incrementos en el
tamaño, la frecuencia y la duración de las comidas, y las ratas hembras
exhibiendo incrementos solamente en la frecuencia de las comidas. Los
canabinoides inhiben la excitabilidad de las neuronas POMC de manera
sexualmente diferente en cobayos, aumentan el tono inhibidor sobre las neuronas
POMC en mayor extensión en los machos que en las hembras. . Los canabinoides
también ejercen efectos presinápticos
sobre los impulsos excitadores e inhibidores en las neuronas POMC,
inhiben impulsos glutamatérgicos en machos y hembras, pero inhiben los impulsos
GABAérgicos con menor potencia en los machos que en las hembras.
Las diferencias sexuales en la regulación del balance
energético por los canabinoides persisten
en ausencia de esteroides gonadales y son moduladas por los efectos activacionales
de estas hormonas. Tanto los estrógenos como los andrógenos ejercen influencias
sobre varios sustratos neuroanatómicos del circuito de la alimentación. Por
ejemplo,, el estradiol incrementa la expresión de genes POMC y la secreción de
β-endorfina en roedores y primates, al tiempo que disminuye la expresión y
secreción de NPY. El estradiol también disminuye
rápidamente la inhibición retrograda mediada por endocanabinoides de los
impulsos glutamatérgicos en las neuronas
POMC a través de la supresión de la excitación. La disrupción estrogénica de la
señal endocanabinoide es mediada por la activación del receptor de estrógenos
(ER) y el ER de membrana (mER) acoplado a proteína G. La activación de estos
receptores por el estradiol desencadena una cascada de transducción de señal que involucra a las
proteínas fosfatidilinositol-3-quinasa
(PI3K), proteína quinasa C (PKC),
proteína quinasa A (PKA) y sintetasa de óxido nítrico neuronal (nNOS) para
alterar el acople de los receptores CB1
presinápticos con sus sistemas efectores. La PI3K es una molécula de
señalización que es activada por la
estimulación de ERα, ERβ y por otras hormonas anorexigénicas como la
leptina y la insulina. En las neuronas POMC de roedores, la PI3K
juega un rol importante en la regulación del apetito mediada por ERα y en la sensibilidad a la insulina. PKC y PKA están involucradas en el
desacoplamiento mediado por mER de otros
receptores metabotrópicos como μ-opiode y GABAB en las neuronas
POMC. Por su parte, la nNOS es una molécula de señalización que es activada por
la leptina y es responsable, al menos en parte, de los efectos del adipostato
sobre la homeostasis energética.
La
testosterona produce hiperfagia, un efecto que es bloqueado por antagonistas
del receptor CB1, Este efecto puede ser
atribuido a un incremento inducido por
testosterona en los impulsos GABAérgicos en las neuronas POMC, así como una
potenciación de la inhibición retrograda
mediada por endocanabinoides de los impulsos glutamatérgicos. En el núcleo
arcuato, la testosterona incrementa la fosforilación de la quinasa activada por
AMP (AMPK), una molécula de señalización en la regulación androgénica de la inhibición retrógrada mediada por
endocanabinoides. La AMPK es un sensor de energía celular cuya actividad es
incrementada por la fosforilación del residuo treonina en la posición 172 de la subunidad catalítica
α que ocurre en respuesta al incremento del calcio intracelular y de la
relación AMP/ATP. Esto, a su vez, provoca un incremento en el tono
endocanabinoide por aumento de la síntesis, inhibición de la degradación o disminución de la recaptación y la remoción
de la hendidura sináptica. Como resultado se disparan procesos bioquímicos y
conductuales que producen un incremento en la producción de ATP. La actividad
de la AMPK en el hipotálamo es estimulada por hormonas orexigénicas como la
grelina e inhibida por hormonas anorexigénicas como la leptina. Entonces, la testosterona, en virtud de la activación de la AMPK en el circuito de
la alimentación, incrementa el consumo de
sustratos energéticos en el organismo.
Hay
diferencias entre las especies con
respecto a la regulación por endocanabinoides del balance energético disparada
sexualmente. El estradiol modula negativamente la función de receptores
metabotrópicos acoplados a proteína G en cobayos, ratas y ratones. Sin embargo, hay una gran variabilidad en
cómo los endocanabinoides influyen en la
excitabilidad de las neuronas POMC para provocar cambios en la ingesta de
energía en ratones. Por ejemplo, agonistas del receptor canabinoide administrados exógenamente inhiben
presinápticamente la descarga glutamatérgica en las neuronas POMC pero no la
inhibición retrograda. Por otra parte, en ratones POMC-cre, la activación del
receptor CB1 excita directamente las neuronas POMC y estimula la expresión de
proteasas que incrementan la producción de β-endorfinas durante procesos posttranslacionales. Entonces, no solamente hay diferencias entre
las especies en la regulación del balance energético por los endocanabinoides,
sino que también hay diferencias entre las líneas de ratones transgénicos. Los efectos moduladores negativos del
estradiol sobre la regulación por canabinoides
de la homeostasis energética sugieren
que la sensibilidad a los canabinoides fluctúa durante el ciclo reproductivo.
En efecto, la respuesta canabinoide es
más baja durante las fases folicular y preovulatoria del ciclo reproductivo
dominadas por el estradiol. Asimismo, es posible que en los estados hipoestrogénicos acompañados por
amenorrea primaria (ej: anorexia nervosa) o amenorrea secundaria (ej:
menopausia) la señal mediada por el receptor CB1 podría ocurrir en la mayor
extensión posible.
El
balance energético está inexorablemente relacionado con el estatus reproductivo.
Por lo tanto, no es sorprendente que existan diferencias sexuales en la manera
cómo los canabinoides afectan la conducta reproductiva. Por ejemplo, las mujeres incrementan su deseo
sexual después de consumir cantidades bajas o moderadas de cannabis, mientras los hombres
experimentan decrementos en el rendimiento sexual debido a la supresión del eje reproductivo y disfunción eréctil. Estos hallazgos se
corresponden con los resultados de los estudios con animales, en los cuales el
THC facilita la receptividad sexual en
ratas ovariectomizadas tratadas con estradiol, mientras disminuye la conducta
copulatoria y bloquea la descarga de catecolaminas
asociada en el hipotálamo mediobasal de
ratas machos.
En
conclusión, a partir de las
investigaciones de los últimos veinte años está claro que hay diferencias
sexuales en la biología regulada por canabinoides. La evidencia acumulada
demuestra que estas diferencias sexuales persisten en ausencia de esteroides
gonadales y son moduladas por los
efectos activacionales agudos de estas
hormonas. Las diferencias sexuales en el
abuso de canabinoides, la antinocicepción inducida por canabinoides, la
influencia de los esteroides gonadales en regulación por canabinoides del
circuito de la alimentación y cómo esto impacta los cambios inducidos por
canabinoides en el balance energético han sido documentadas en humanos y modelos animales.
Fuente: Wagner EJ (2016). Sex differences in
cannabinoid-regulated biology: a focus on energy homeostasis. Frontiers in
Neuroendocrinology 40: 101-109.
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