Nuevas fronteras en el sistema
renina-angiotensina intrarrenal
El sistema renina-angiotensina (RAS) es
conocido como uno de los más importantes reguladores de la presión arterial, la función cardiovascular
y la función renal. En los últimos años se han reportados numerosos hallazgos
relacionados especialmente con el descubrimiento de nuevas enzimas y/o
receptores, nuevos roles y mecanismos de
señalización del RAS. Actualmente, se
reconoce que el clásico eje angiotensinógeno (AGT)/renina/enzima convertidora
de angiotensina I (ACE)/angiotensina II (ANG II)/receptores AT1 y AT2 no es el único efector ni la única ruta de señalización del RAS. Recientemente se han descrito tres
nuevo ejes: ACE2/ANG 1-7/receptor Mas; prorrenina/PRR/MAP kinasa ERK ½ y ANG IV/AT4/IRAP (aminopeptidasa
regulada por insulina). Cada uno de estos ejes tiene sus propias enzimas,
sustratos, agonistas (o ligandos), receptores y mecanismos de señalización. La
ANG II puede ser hidrolizada por varias angiotensinasas, ACE2 y neprilisina
para generar ANG 1-7, ANG III, ANG IV y ANG A. La prorrenina y los fragmentos
más pequeños de la ANG II (ANG 1-7, ANG III Y ANG IV) se pueden unir a sus
respectivos receptores o actuar como agonistas para los receptores de ANG II e
inducir un efecto fisiológico. Por ora parte, además de los receptores AT1
y AT2 que median los efectos conocidos de la ANG en riñón y otros tejidos, se han identificado
nuevos receptores para prorrenina (PRR), ANG 1-7 (receptor Mas) y ANG IV
(receptor AT4). Dependiendo del receptor activado, los pequeños
péptidos de la ANG pueden actuar como agonistas o antagonistas de la ANG II. Por ejemplo, concentraciones
apropiadas de ANG 1-7, ANG III y ANG IV pueden activar sus respectivos
receptores (Mas, AT2 o AT4) para oponerse a los efectos
conocidos de la ANG II. Por el contrario, altas concentraciones de esos mismos
péptidos pueden activar al receptor AT1 e inducir los efectos de la ANG II. Más aún,
el receptor de renina/prorrenina, PRR, no sólo cataliza la conversión de la
prorrenina en ANG II, sino que también induce respuestas intracelulares de una manera independiente de la ANG II. La ANG
II y los péptidos más pequeños de la ANG II pueden actuar de manera endocrina, paracrina y autocrina y
estimular receptores de membrana, citoplasmáticos y nucleares para ejercer sus efectos.
El eje ACE/ANG II/receptores AT1 y AT2 puede actuar
como sistema endocrino o paracrino para
regular las funciones cardiovasculares, neurales, adrenales y renales
que contribuyen a la homeostasia de la presión arterial. Sin embargo, continúa
siendo un debate el rol específico que juegan y la extensión en la que intervienen el eje intrarrenal y su
contraparte sanguínea en el control de
la presión sanguínea normal y el desarrollo de hipertensión. Actualmente, hay
consenso general que los principales componentes del sistema RAS necesarios
para la generación de ANG II son
expresados o están presentes en el riñón y que los niveles renales de ANG II son mucho más altos que en el
plasma. Altos niveles de ANG II han sido detectados en el líquido intersticial
y en el líquido tubular proximal del riñón y en el compartimento endosomal
intracelular. Los mecanismos que subyacen los altos niveles de ANG II en el
riñón no son bien conocidos. Además de la expresión de los componentes del sistema RAS en el
riñón, dos mecanismos pueden jugar un rol crítico bajo condiciones fisiológicas
y durante el desarrollo de hipertensión
dependiente de ANG II. En primer lugar, los receptores AT1
son abundantemente expresados en el
riñón, donde el receptor AT1a
media la captación de ANG II, especialmente en el túbulo proximal, lo cual
contribuye a los altos niveles de ANG II en el riñón. En segundo
lugar, según el dogma clásico, la expresión y actividad del RAS es
estrictamente regulado por un mecanismo de retroalimentación negativo por parte de la ANG II. Un incremento de ANG
II en sangre y tejidos suprime la
liberación de renina por la células yutaglomerulares y por consiguiente
la producción de ANG II en el riñón. Sin embargo, hay evidencia de la
existencia de un asa de retroalimentación positiva en el riñón durante la
hipertensión dependiente de ANG II.
En la
actualidad es motivo de debate si el
AGT, la ACE y el receptor AT1 del riñón contribuyen a la regulación
de la presión sanguínea normal y al desarrollo de hipertensión. El dogma
clásico es que ese rol, más que al RAS intrarrenal, corresponde al RAS
circulante a través de la renina derivada del riñón, el AGT derivado del hígado
y la ACE del endotelio vascular. Sin embargo, existe evidencia que la ACE endotelial no es requerida para el mantenimiento normal
de la presión sanguínea y la función renal. En este contexto, la evidencia
acumulada sugiere que la ACE unida a tejido, más que la ACE circulante, es importante
para el mantenimiento de la presión arterial normal y que la ACE del túbulo proximal puede no ser necesaria
para el mantenimiento de la reabsorción
del fluido proximal. Por otra
parte, estudios recientes han confirmado que los receptores AT1 del
riñón son absolutamente requeridos para
el desarrollo de la hipertensión dependiente de ANG II y que los receptores AT1
sistémicos no son suficientes para
inducir hipertensión o hipertrofia cardiaca.
La
ANG 1-7 es el péptido más estudiado de la ANG II en el RAS. Los primeros estudios demostraron que la alteración estructural de la fenilalanina (posición 8) o del dipéptido Pro-Fen (posiciones 7 y 8) de la
ANG II elimina completamente su acción vasoconstrictora, la acción presora central o la estimulación de
la sed. Los estudios posteriores demostraron que la ANG 1-7 tiene acciones
vasodepresora y anti-hipertensiva significativas en animales o humanos y puede
oponerse, directamente o indirectamente, a las acciones de la ANG II
a través de la estimulación de prostaglandinas y óxido nítrico. La
importancia de este heptapéptido en el control de la presión arterial y de la
función cardiovascular y renal adquirió mayor valor con la caracterización del
receptor Mas, un receptor acoplado a proteína G. El riñón es uno de los tejidos
en los cuales la ANG 1-7 es generada a
partir del metabolismo de la ANG I por
la ruta dependiente de endopeptidasa y del metabolismo de la ANG II por la ruta
dependiente de ACE2, especialmente en el túbulo proximal. La ANG 1-7 es detectada en el túbulo proximal
y en la orina y puede ser rápidamente hidrolizada
a ANG 1-5 y ANG 1-4 por la ACE y la neprilisina. Las acciones de la ANG 1-7 están
primariamente dirigidas para
oponerse a los efectos cardiovasculares y renales de la ANG II que incrementa
la presión sanguínea, induce vasoconstricción renal para disminuir el flujo
sanguíneo renal y la tasa de filtración
glomerular e induce antidiuresis y antinatriuresis. El efecto
diurético/natriurético de la ANG 1-7 puede ser debido a vasodilatación renal
así como también a inhibición de la reabsorción
de Na+ y agua en los
segmentos de la nefrona. Diversos
estudios han demostrado que la ANG 1-7 es un potente inhibidor de la ATPasa Na+-K+
en el túbulo proximal. Adicionalmente, la ANG 1-7, vía receptor Mas, tiene
propiedades proinflamatorias en el riñón tan potentes como las de la ANG II.
Otra
nueva frontera en el conocimiento del RAS tiene que ver con el eje
prorrenina/PRR/MAP kinasa ERK ½. De acuerdo con el dogma clásico, la prorrenina
es sintetizada principalmente en las células yuxtaglomerulares de la corteza
renal y es biológicamente inactiva. La prorrenina se vuelve activa cuando es
convertida en renina en las células yuxtaglomerulares y es liberada en repuesta
a una disminución en la presión sanguínea, a la activación de los nervios
simpáticos renales y a la depleción de Na+. La renina liberada
inicia la activación del RAS mediante la hidrolización del AGT circulante y
tisular para generar ANG I. Sin embargo, hay evidencia que la prorrenina puede
también ser secretada por el riñón y en
menor extensión por tejidos extrarrenales como el ojo y la glándula suprarrenal. El receptor prorrenina/renina (PRR) es
expresado en las células mesangiales glomerulares, en el subendotelio de las arterias renales y
en la membrana apical de las células
intercaladas de los conductos colectores. El PRR tiene un sitio de unión no
sólo para la prorrenina sino también para la renina y se ha demostrado que la
prorrenina tiene una región con mayor afinidad por el PRR que la renina, y por
medio de ella se une al PRR para iniciar su actividad
catalítica y por lo tanto la actividad del eje prorrenina/PRR/MAP kinasa ERK ½.
La activación del PRR por la prorrenina, vía MAP kinasa ERK ½, estimula
prostaglandinas, incrementa la actividad
V-ATPasa (vacuolar-type H+-ATPase) y mantiene la estructura y
función de los podocitos. Sin embargo, algunas
sino todas las respuestas cardiovasculares y renales inducidas por la prorrenina siguen siendo
dependientes de la acción ANG II/receptor AT1.
Muchos
tejidos pueden sintetizar ANG II la cual puede unirse a receptores
intracelulares o nucleares, activar rutas de señalización e inducir repuestas celulares y/o nucleares
independientes de receptores de la superficie celular. Alternativamente, en el
riñón, especialmente en el túbulo proximal, la ANG II circulante, paracrina y
autocrina puede entrar a las células vía captación mediada por receptor AT1a o por internalización. Hay evidencia que no toda la ANG II internalizada es
degradada en los lisosomas. El nuevo paradigma de la ANG II intracelular señala
que puede interactuar con receptores AT1/AT2 en las células renales e inducir efectos
biológicos y fisiológicos. En el riñón, la endocitosis de la ANG II mediada por
receptor AT1a es requerida
para el transporte tubular de Na+ y para la inhibición de la señal AMPc. La ANG II estimula
directamente receptores AT1a
nucleares de células renales para
incrementar la transcripción de factores importantes en la proliferación e
hipertrofia celular, la fibrosis tisular y el transporte de Na+. En
suma: la ANG II intracelular puede estimular receptores AT1 e
incrementar la reabsorción de Na+ y fluido en el túbulo proximal, lo
cual a su vez contribuye a la regulación de la presión sanguínea.
Con
relación a los otros péptidos derivados
de la ANG II, esto es, ANG III, ANG IV y ANG A se ha demostrado que tienen efectos
significativos sobre la presión arterial y la función renal. La ANG III (o ANG
2-8) es producida por la acción de la aminopeptidasa A sobre la ANG II. Hasta
la fecha no se conoce un receptor específico de ANG III en el riñón.
Normalmente, en el riñón, la ANG III se une a receptores AT1 y AT2
y produce efectos natriuréticos o antinatriuréticos, según sea el receptor
activado. Cuando la ANG III es
administrada en el cerebro aumenta la liberación de vasopresina, la sed y la presión sanguínea. A nivel intrarrenal intersticial,
la ANG III induce natriuresis por medio de la
ruta receptor AT2/óxido
nítrico/GMPc. La ANG III puede ser hidrolizada por la aminopeptidasa N para
generar ANG IV (o ANG 3-8). El receptor para ANG IV, AT4, ha sido
identificado como una IRAP asociada con la familia M1 de aminopeptidasas y los
GLUT4 en las células que responden a la insulina. El receptor AT4 ha
sido localizado en diferentes tejidos como cerebro, corazón, vasos sanguíneos y
riñón. La ANG IV también estimula
receptores AT1. La ANG IV está implicada en la regulación del
aprendizaje y la memoria. Por otra parte, vía receptores AT1, la ANG
IV incrementa la presión arterial e induce vasoconstricción renal. Estudios
recientes describen la presencia del fragmento de la ANG II llamado ANG A en el
plasma de humanos sanos y con
concentraciones aumentadas en pacientes
con insuficiencia renal. La ANG A puede ser generada a partir de la descarboxilación
de la ANG II y tiene la misma afinidad por el receptor AT1 que la ANG II,
pero con mayor afinidad por el receptor AT2. En ratas, ANG A y ANG
II tiene similares efectos hipertensivos, pero la ANG A posee un mayor efecto
proliferativo sobre las células de músculo liso vascular que la ANG II.
En
resumen, en los últimos años han surgido nuevas fronteras en el RAS. (1) Dos
nuevos miembros del RAS: el receptor PRR y la enzima ACE2. Los estudios
recientes sugieren que la prorrenina puede actuar sobre el PRR de manera
independiente del clásico eje ACE/ANG II/receptor AT1, mientras que
la ACE2 puede degradar la ANG II para generar ANG 1-7, la cual activa al
receptor Mas. (2) La evidencia acumulada indica que la ANG II puede funcionar
como un péptido intracelular para activar receptores intracelulares y/o
nucleares. (3) Actualmente es
motivo de debate las contribuciones reelativas del RAS sistémico y el RAS intrarrenal en la
regulación fisiológica de la presión sanguínea y el desarrollo de hipertensión.
(4) El desbalance de acciones inducido por la ANG II y sus metabolitos ANG 1-7,
ANG III y ANG IV en favor de un incremento en la formación de ANG II en los
tejidos y la activación del eje ACE/ANG II/receptor AT1 puede
conducir al desarrollo de hipertensión y
enfermedades inducidas por la ANG II.
Fuente:
Zhuo JL et al (2013). New frontiers in
the intrarenal renin-angiotensin system: a critical review of classical and new
paradigms. Frontiers in Endocrinology 4:
Article 166.