La oxitocina y la regulación
del balance energético
El efecto fisiológico de la oxitocina sobre la contracción uterina ha sido
reconocido desde inicios del siglo XX. Como
hormona neurohipofisiaria, su rol clásico se extiende a otras funciones como la lactancia y la
osmorregulación, y, con el descubrimiento de acciones locales en el sistema
nervioso central, ha sido involucrada en las conductas social y reproductiva; también
participa en la regulación del balance energético, un área de rápido crecimiento
en la fisiología de la oxitocina que ha generado
mucho interés en los últimos años. La oxitocina es capaz de alterar el balance
energético a través de varios mecanismos incluyendo la ingesta de alimentos, el
gasto de energía y los niveles de adiposidad.
La secreción de oxitocina por la neurohipófisis a la circulación es bien
conocida, pero su liberación central, originada en las células parvocelulares
del núcleo paraventricular del hipotálamo y en las somatodendritas de las células magnocelulares de los núcleos
paraventricular y supraóptico, sugiere funciones adicionales. En este sentido,
diversos estudios han asociado las alteraciones en la señal oxitocina con
cambios en el balance energético. Por ejemplo, los picos de los niveles
circulantes de oxitocina en un período de 24 horas generalmente corresponden a los patrones típicos de la
ingesta de alimentos en ratones y la expresión
de ARNm de oxitocina en el hipotálamo es reducida durante el ayuno y
restaurada con la ingesta de alimentos. Por otro lado, en pacientes con
síndrome de Prader-Willi, una enfermedad que se caracteriza por hiperfagia extrema y obesidad, el número
y el tamaño de las neuronas oxitocinérgicas del
núcleo paraventricular son reducidos.
La capacidad de la oxitocina para reducir la ingesta de alimentos está bien
establecida, pero los mecanismos que
subyacen a estas acciones no están bien
definidos. Los estudios en roedores indican que la oxitocina regula la ingesta de alimentos limitando el tamaño de la comida,
particularmente a través de interacciones con procesos reguladores en el
cerebro anterior. En condiciones normales, la oxitocina inhibe la ingesta
adicional de comida que podría resultar en el consumo de grandes comidas.
Adicionalmente, los datos funcionales y anatómicos sugieren una interacción
entre la oxitocina y los procesos del cerebro anterior que regulan el tamaño de
la comida. Las fibras oxitocinérgicas comprenden aproximadamente 6% de las
proyecciones del núcleo paraventricular al complejo dorsal del vago, el cual incluye al núcleo del tracto solitario, una
región que integra señales de saciedad como colecistoquinina y distensión
gástrica, generadas por la presencia de
alimento en el tracto gastrointestinal para limitar el tamaño de la comida. Los
niveles plasmáticos de oxitocina son elevados en respuesta a estas señales y la
liberación de oxitocina por las
proyecciones descendentes del núcleo paraventricular aumenta la transmisión
aferente al núcleo del tracto solitario. Estos hallazgos sugieren que la
regulación de la ingesta de alimentos por la oxitocina es mediada, al menos en
parte, a través de reducciones en el
tamaño de la comida, aumentando la efectividad de las señales de saciedad. Es importante hacer notar que la oxitocina no
necesariamente requiere de la ingesta de alimentos para inducir la saciedad. En efecto, la hiperfagia materna durante el
embarazo ha sido atribuida, en parte, a
la reducción de la liberación dendrítica
y de la excitabilidad de las neuronas oxitocinérgicas en la mitad del
embarazo. La señal tónica de la
oxitocina mantiene normales los niveles
de ingesta de alimentos. Dado el rol modulador
en las conductas motivadas, la oxitocina puede también alterar el
incentivo para ingerir alimentos.
La oxitocina también reduce la masa corporal, pero no necesariamente a
través de suprimir la ingesta de alimentos, sino a través de otros
mecanismos cómo cambios en el gasto de energía. Varias líneas de
investigación han demostrado que la oxitocina aumenta la frecuencia cardiaca,
la temperatura corporal y el consumo de oxígeno. Estos hallazgos conjuntamente
con la existencia de proyecciones oxitocinérgicas directas del núcleo
paraventricular a la médula espinal y de conexiones polisinápticas en el tejido
adiposo marrón y el ganglio estrellado sugieren un rol de la oxitocina en la
regulación simpática de la actividad cardiaca y la termogénesis. Por otra
parte, las interacciones de la oxitocina
con el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal y los esteroides gonadales
durante la gestación y la lactancia contribuyen considerablemente al
metabolismo materno.
¿En qué extensión los efectos de la oxitocina sobre el balance energético
son mediados en el sistema nerviosos central? La oxitocina afecta la motilidad
gástrica, pero hay evidencias de mediación central y periférica. El gasto de
energía puede también ser regulado por la activación de receptores de oxitocina
centrales y periféricos. Por otro lado, la oxitocina regula negativamente la
adipogénesis e incrementa la expresión de proteínas involucradas en la
lipogénesis y la oxidación de ácidos grasos. Estos datos indican que los
efectos sobre la adiposidad son independientes de cambios en la ingesta de
alimentos y mediados en parte por un mecanismo periférico. Adicionalmente, hay
datos que apoyan un rol de la oxitocina circulante en la regulación de la
glucosa. Ratones que carecen de oxitocina exhiben disminución de la sensibilidad a la insulina y tolerancia a
la glucosa alterada. Aunque la oxitocina puede promover la secreción de
insulina vía neuronas vagales
colinérgicas también puede estimular
directamente la liberación de insulina y glucagón de los islotes pancreáticos,
un punto más a favor de la contribución de
la oxitocina periférica a la regulación de la glucosa. Ciertamente, la
oxitocina disminuye la ingesta de alimentos y la masa corporal cuando es
administrada periféricamente, pero no está claro si los sitios relevantes de
acción para estos efectos están en el cerebro, en la periferia o en ambos. Responder a esta pregunta es complicado por
el hecho de que la oxitocina es una de las pocas hormonas que actúan a
través de un mecanismo de retroalimentación positiva para estimular su propia liberación. La
oxitocina circulante puede disparar la
liberación de la neurohipófisis, pero esto no excluye la estimulación de la
liberación local en el cerebro y la oxitocina central puede a su vez autoestimularse. Hay evidencia que apoya cada
una de estas posibilidades.
Un componente sustancial de los efectos de la oxitocina es mediado centralmente, las proyecciones
oxitocinérgicas del núcleo
paraventricular al núcleo del tracto solitario constituyen la única fuente de oxitocina en esta región. La señal central de oxitocina también
contribuye a los efectos de otras hormonas anorexigénicas. La leptina, una
citoquina que entre otras funciones regula el balance energético, activa las
neuronas oxitocinérgicas parvocelulares del núcleo paraventricular a través de
lo que parece ser un mecanismo dependiente de melanocortina. Aunque la oxitocina liberada centralmente
parece ser crítica para sus efectos anorexigénicos, la oxitocina administrada
sistemáticamente también es capaz de
reducir la ingesta de alimentos. Esto, sumado a la observación que la
distensión gástrica o la administración de colecistoquinina elevan los niveles
plasmáticos de oxitocina, indica que la oxitocina circulante está relacionada
con el cese de la ingesta de alimentos. El incremento en la oxitocina
plasmática puede ser requerido para la ejecución de sus acciones periféricas o
para la estimulación de las rutas
centrales. Dado que las concentraciones de oxitocina son tres veces mayores en
el hipotálamo que en el corazón y el
útero, la fuente primaria de la oxitocina circulante parece ser la neurohipófisis.
Aunque la oxitocina circulante puede
tener restringida la entrada en el cerebro, algunos estudios indican que la
oxitocina cruza la barrera hemato-encefálica
y las regiones donde ésta es débil o ausente (eminencia media y área postrema,
por ejemplo) pueden servir como sitios
de captación de oxitocina.
Fuente:
Ho JM y Blevins JE (2013). Coming full
circle: contributions of central and peripheral oxytocin actions to energy
balance. Endocrinology 154: 589-596.